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Manos que curan (I y II) - Konozer

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vibraciones más altas <strong>que</strong> la precedente, de manera <strong>que</strong> la humanidad toda se desplaza en su plano<br />

evolutivo hacia vibraciones más altas y realidades expandidas. Muchos textos religiosos, como la<br />

Cábala, el Bhagavad Gita o los Upanishads, mencionan este principio de la progresión de la raza<br />

humana.<br />

El proceso de encarnación anterior a la concepción ha sido expuesto por Madame Blavatsky y, más<br />

recientemente, por Alice Bailey, Phoebe Bendit y Eva Pierrakos. Según esta última, el alma <strong>que</strong> se va<br />

a encarnar se reúne con sus guías espirituales para planificar la vida futura. En esta reunión, el alma y<br />

sus guías estudian las tareas <strong>que</strong> necesita la primera para lograr el crecimiento, el karma <strong>que</strong> debe<br />

encontrar para asociarse y los sistemas de creencias negativas <strong>que</strong> requiere para pasar por la<br />

experiencia. Este trabajo vital se conoce generalmente como la tarea personal.<br />

Así, por ejemplo, una persona tal vez necesite desarrollar la capacidad de liderazgo. Al entrar en la<br />

vida material, esa persona se encontrará en situaciones en las <strong>que</strong> el liderazgo será una cuestión<br />

clave. Las circunstancias serán totalmente distintas para cada cual, pero la atención se centrará en el<br />

liderazgo. Un individuo puede haber nacido en el seno de una familia con una rica herencia de<br />

liderazgo (por ejemplo, una larga sucesión de directores de empresa o de líderes políticos), mientras<br />

<strong>que</strong> otro quizá haya nacido en una familia en la <strong>que</strong> no hay liderazgo y en la <strong>que</strong> se considera a los<br />

líderes como autoridades negativas <strong>que</strong> deben ser derrotadas o contra las <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> rebelarse. La<br />

tarea de la persona consiste en aprender a aceptar la cuestión de forma equilibrada y cómoda.<br />

Según Eva Pierrakos, la cantidad de asesoramiento <strong>que</strong> recibe un alma de sus guías en la<br />

determinación de las circunstancias de su vida futura depende de su madurez. Se eligen padres <strong>que</strong><br />

aporten las experiencias ambiental y física necesarias. Estas elecciones determinan la mezcla de<br />

energías <strong>que</strong> fipalmente formará el vehículo físico en el <strong>que</strong> se encarnará el alma para realizar su<br />

tarea. Tales energías son muy precisas y equipan el alma con lo <strong>que</strong> necesita exactamente para dicha<br />

tarea. El alma se ocupa a la vez de una tarea personal de aprendizaje individual (como el liderazgo) y<br />

de una «tarea en el mundo» <strong>que</strong> implica un don para la vida en sociedad. El diseño es tan exclusivo<br />

<strong>que</strong> al cumplir la tarea personal se encuentra uno preparado para hacer lo propio con la tarea en el<br />

mundo. La tarea personal libera el alma dejando escapar las energías <strong>que</strong> se emplean para la tarea en<br />

el mundo.<br />

En el ejemplo mencionado anteriormente sobre el liderazgo, el individuo tendrá <strong>que</strong> aprender esa<br />

cualidad o habilidad antes de asumir el papel de líder en el campo de trabajo <strong>que</strong> haya elegido. Tal vez<br />

se haya sentido intimidado por una larga sucesión de antepasados <strong>que</strong> fueron brillantes líderes o se<br />

haya enfrentado a su herencia con plena inspiración para avanzar en su propio liderazgo. Cada caso<br />

es distinto y muy personal, de acuerdo con la exclusividad del alma <strong>que</strong> haya emprendido el<br />

aprendizaje.<br />

El plan vital contiene muchas realidades probables, lo <strong>que</strong> permite la libre elección entre numerosas<br />

opciones. Entretejida en este entramado vital está la acción de causa y efecto. Creamos nuestra propia<br />

realidad. Esta creación surge de muy distintas partes de nuestro ser. La creación no siempre es fácil<br />

de comprender desde un sencillo nivel de causa y efecto, aun<strong>que</strong> desde este punto de vista se puede<br />

entender gran parte de nuestra experiencia. Uno crea, literalmente, lo <strong>que</strong> desea. La conciencia, la<br />

inconsciencia, la superconciencia y la conciencia colectiva contienen los deseos individuales. Todas<br />

las fuerzas creativas se mezclan para crear experiencia en numerosos niveles de nuestro ser a medida<br />

<strong>que</strong> avanzamos por la vida. Para mí, lo <strong>que</strong> denominamos karma es causa y efecto a largo plazo,<br />

también desde muchos niveles distintos de nuestro ser. Por tanto, creamos desde la fuente personal y<br />

grupal y, naturalmente, hay grupos pe<strong>que</strong>ños dentro de otros más grandes, todos ellos sumándose<br />

para producir el gran tejido de la experiencia vital creativa. Desde este punto de vista es fácil<br />

contemplar la ri<strong>que</strong>za vital con el espíritu maravi llado de un niño.<br />

Después de la «planificación», el alma entra en un proceso en el <strong>que</strong> pierde poco a poco la conciencia<br />

del mundo espiritual. En el momento de la concepción se crea una relación energética entre el alma y<br />

el óvulo fertilizado. En este instante se forma, además, una matriz etérea <strong>que</strong> protege al alma de<br />

cualquier influencia <strong>que</strong> no sea la de la madre. A medida <strong>que</strong> el cuerpo crece dentro del vientre<br />

materno el alma empieza a sentir lentamente su «arrastre» y se va conectando de forma consciente y<br />

paulatina con el cuerpo. En un momento determinado, el alma cobra súbita conciencia de esta conexión;<br />

se produce un poderoso destello de energía consciente <strong>que</strong> desciende hasta el cuerpo en<br />

formación. Entonces el alma vuelve a perder su conciencia, para despertar de nuevo, poco a poco, al<br />

mundo físico. Este poderoso destello de conciencia corresponde al momento en <strong>que</strong> el feto empieza a<br />

dar señales de vida.<br />

Nacimiento<br />

El nacimiento se produce en un momento único para el alma <strong>que</strong> llega. En este punto, el alma pierde<br />

su útero etéreo protector y <strong>que</strong>da sujeto por primera vez a las influencias de su entorno. 'También por<br />

primera vez, se encuentra sola en el mar de energía <strong>que</strong> nos rodea. Es tocada por ese campo. Los<br />

campos más grandes y fuertes de los cuerpos celestes influyen además, por primera vez, sobre el<br />

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