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la tribuna de
Luis Arnáiz
Un empate, sí,
¿y qué?
A medida que transcurría
el sorteo de la fase europea
de clasificación para el Mundial
2014 se acrecentaba entre
quienes asistimos a él en la
Marina de Río de Janeiro la
sensación de que el gran rival
de nuestro grupo podría acabar
siendo un adversario que
nadie quería tener enfrente:
Francia. El destino quiso que
las posibilidades de que nos
tocara otro fueran diluyéndose
con cada una de las extracciones
de bolas. Al final ocurrió
lo que muchos (yo entre
ellos) no deseábamos. Francia
quedó encasillada en el grupo
de España junto a tres rivales
menores, Finlandia, Bielorrusia
y Georgia.
La mañana siguiente al sorteo
coincidí con Laurent Blanc,
seleccionador francés, en la
terraza del hotel. Copacabana
empezaba a llenarse de bañistas.
De mi conversación con
Blanc obtuve la certeza, como no podía
ser de otra manera, de que el objetivo
a batir por todos era España. “Sin duda
alguna”, confesó Laurent, que advirtió,
sin embargo, sobre la mejoría de Bielorrusia,
que poco antes acababa de empatar
sin goles con Francia en un amistoso.
“Han subido mucho”, me advirtió.
Seis meses después de la charla Laurent
Blanca era destituido como selecciona-
Revista de la RFEF
De un equipo que ha ganado desde septiembre de 2007
a domicilio los 12 últimos partidos de fase de clasificación
que ha disputado cabe esperarlo todo. ¿Por qué no va
a empatar o sumar una victoria más en París?
dor francés, precisamente tras haber perdido
su equipo, Francia, con España con
toda claridad en la Eurocopa 2012, en la
localidad ucraniana de Donetsk.
Blanc fue sustituido por Didier Deschamps,
uno de los hombres más felices
en el Vicente Calderón el pasado día
16. Su selección había empatado, y no
diré yo que inmerecidamente, frente al
doble campeón de Europa y del mundo
cuando el partido estaba a punto de
expirar. Más allá de ese punto incluso. Un
gol de Giroud, que acababa de saltar al
campo, puso la igualada en el marcador,
tras una enésima y feliz galopada de
Ribery. Si Giroud no hubiese aparecido
sobre el terreno de juego para sustituir
al lesionado Benzema es posible que la
diana francesa no se hubiera producido,
porque, especulando, es de suponer que
éste no habría estado en el mismo sitio
exacto que pisó Giroud para cabecear el
gran centro de Ribery. Pero el fútbol vive
de momentos puntuales y eso es lo que
sucedió.
El empate de Francia y cómo se produjo
cayó como un jarro de agua fría
sobre los aficionados españoles, acostumbrados
a ver ganar a la selección
un partido, otro, otro y otro más, lo
que, por cierto, tuvo asegurado hasta
los últimos cinco toques del balón, que
lo llevaron desde el córner izquierdo de
su campo hasta la cabeza del “nueve”
francés. Aunque Francia llevaba
mucho tiempo acosando, y acosando
con peligro, con enorme peligro, a qué
engañarnos, el área de Casillas, que
vio pasar por delante de él no menos
de media docena de acciones de sumo
riesgo, aunque todos teníamos el corazón
en un puño y los nervios a flor de
piel, aunque todo eso fuera producto de
lo que lo fue, el mejor segundo tiempo de
la tricolor, a pesar de eso, todos dábamos
por hecho que el duelo finalizaría con
el 1-0 que campeaba en el marcador y
que tampoco era injusto. Medio minuto
más tarde, pasados los 93 con los que el
árbitro anunció que acabaría el partido,
entró Ribery, llegó Giroud…y empate.
Bueno, ¿y qué?
La situación a la que se ve abocada
ahora España pasa por no perder en
París en el caso de que se den todos los
supuestos lógicos que tanto nos gusta
manejar. España ha ganado 0-4 en Bielorrusia,
a la que Francia ganó (3-1) con
dificultades en París, y en Georgia (0-1)
donde aún no han jugado los galos. A
su vez, éstos han vencido en Finlandia,
El fútbol se impone a las bombas
En una tierras minada por las bombas y el terror, donde
los hombres tienen que morir para ser libres y las mujeres
son perseguidas solo por pensar, en Afganistán, el fútbol
se ha impuesto a la tiranía. Dos equipos, el Tofan Harirad
de la provincia de Herat, y el Simorg Alburz, de Mazarel-
Sharif, disputaron la final de la primera Liga del país
en el repleto estadio de Kabul, donde se citaron cinco mil
aficionados. El fútbol fue prohibido por los talibanes, que
redujeron el citado recinto a lugar de ejecuciones públicas,
pero el fútbol ha podido con la barbarie.
donde no ha estado el campeón del
mundo. Dando por hecho que los dos
mejores del grupo hagan sus deberes
entonces todo se decidirá en Saint Den-
España no había sufrido
nunca tantas adversidades
en un duelo: lesiones de
Silva y Arbeloa, penalty no
transformado por Cesc y,
sobre todo, las desgracias
acumuladas en los últimos
segundos del juego.
nis, adonde España debería llegar en
cabeza del grupo y con más goles marcados.
Es la teoría, pero no deberíamos
ser nada confiados al respecto. En el
último partido jugado contra Finlandia
(amistoso con Luis allá por 2007),
España no pasó del 0-0 en una espléndida
noche del guardameta finés Nieminen.
Deschamps y sus jugadores deben
viajar a Minsk y ya están advertidos
sobre la resistencia bielorrusa, con la
que España acabó en un “pis, pas”.
El inesperado resultado del encuentro
del Vicente Calderón supuso una decepción
para los aficionados, especialmente
por la manera cruel con que se produjo.
Eso no entraba en el guión, pero cabe
recordar que en eso de ganar partidos
muy al final del tiempo reglamentado
España es toda una experta. Fue la sucesión
de acontecimientos la que causó el
rfef
desencanto, tras una serie de imprevistos
que dañaron sensiblemente el futuro del
equipo en el partido: las lesiones tempranas
de Silva y Arbeloa, el acierto de Lloris,
salvando el penalty lanzado por Cesc
y que pudo suponer el 2-0 cuando el
primer tiempo agonizaba y, esencialmente,
la sucesión de hechos que concluyeron
con el testarazo de Giroud
y que raramente se repetirán en otro
partido. Francia las aprovechó.
Dudar del equipo español, que
hasta ese preciso e infortunado partido,
había ganado consecutivamente
cuatro partidos de fase de clasificación
del Europeo 2008, diez de fase de
clasificación del Mundial 2010, ocho
de fase de clasificación del Europeo
2012 y dos de fase de clasificación del
Mundial 2014, no tiene ni sentido ni
está asentado en ningún fundamento
suficiente. Frente a Francia, uno de los
grandes europeos, ocurrirá lo que tenga
que ocurrir, pero de eso a sospechar que
estamos en el inicio de una fase decreciente
va un abismo. El solo hecho de
pensarlo hoy es un disparate, dadas las
circunstancias que se dieron en el Vicente
Calderón, al que la selección llegó tras
haber bordado el fútbol en Minsk, donde
liquidó de salida cualquier conato bielorruso
de competir.
El empate ante Francia fue menos de
lo que esperábamos, es cierto, pero no
cambia demasiado las cosas. Después
de haber ganado 12 de los últimos 24
partidos a domicilio, por qué no vamos
a hacerlo también en Saint Dennis? Un
equipo que logra aquella hazaña bien
puede añadir una muesca más a su
sobrecogedora racha de triunfos.
Españoles orgullosos de serlo
Cuatro jugadores españoles obligados a buscarse la vida
en otras tierras, como tantos otros trabajadores, fueron
noticia a mediados de octubre al posar al final del partido
que jugaba su equipo, el Swansea galés, con tres camisetas
en las que podía leerse Es pa ña. Chico, Pablo Hernández,
Rangel y Michu ofrecían así una muestra de amor por su
país, tras haber tenido que hacer las maletas para buscarse
los garbanzos. Un gesto que les honra y clasifica en una
época en la que demostrarlo a algunos les parece hasta
fuera de lugar.
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