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POR MAL CAMINO ... 21<br />
3.2. El euf6nico nombre de Valparaiso por alguna raz6n le he dado a nues-<br />
tro principal puerto, el inefable “Pancho” de 10s marinos. Por su fron-<br />
dosa vegetaci6n y bulc6licos contornos, semejantes a la de su villa natal, cerca<br />
de Cuenca, asl lo bautiz6 su fundador, Juan de Saavedra, la mano derecha de<br />
Diego de Almagro. La descripci6n que hace Benjamin Vicufia Mackenna, con su<br />
vivaz imaginacibn, basada en antiguas cr6nicas de Mariano de Lovera, hunde a1<br />
lector en profundas afioranzas: “El mar, no contenido por toscos pretiles, penetra-<br />
ba con las mareas hasta besar el pie de 10s quillayes y 10s boldos, drboles que<br />
todavia predominan a lo largo de nuestro litoral desde el Maipd a1 norte,” mien-<br />
tras que en las desnudas y rojizas colinas, como un ejCrcito de gigantes puestos<br />
en atalaya, mecian sus esbeltas copas agitadas pot el viento, las palmas reales,<br />
emblemas legitimos de un clima sin igual. En el fondo de aquellas selvdticas<br />
laderas brotaban entre las grietas del granito, fuentes vivas de esa agua perenne<br />
todavia y que no han agotado en tres siglos todos 10s errores y todas las desi-<br />
dias humanas asociadas, alcanzando s610 a fabricar cloacas donde antes aquella<br />
regara vergeles. Los hdmedos canelos, 10s elegantes maitenes y algI5n aromdtico<br />
culCn (hoy regalo de jardines) hacian b6veda a 10s manantiales que bajaban a<br />
la arena, mientras que 10s bellotos y 10s peumos y algI5n malCfico litre revestfan<br />
con su sombrlo follaje sus declives”?<br />
4, PROVINCIAS CENTRALES<br />
4.1 Despejadas las provincias centrales de sus espinales, paralelamente se<br />
“limpiaban” las roblerias de la montafia de VichuquCn, donde era fama,<br />
estaban las mejores maderas de construcci6n del pais, segdn algunos historiadores.<br />
Per0 siquiera de esos valiosos a’rboles se sac6 bastante buen provecho porque de<br />
sus maderas se construy6 un buen ndmero de viviendas, rodrigones, postes, dur-<br />
mientes de ferracarril, puentes, etc. TambiCn 10s drboles que cubrian la cordillera<br />
de la costa desde Curanipe al Itata fueron volteados sin mayores precauciones<br />
dejando esas tierras desnudas y erosionadas. No escaparon a la masacre del hacha<br />
y del fuego 10s tupidos bosques de la precordillera andina que protegian las hoyas<br />
hidrogrdficas de todos 10s rios desde el Mataquito a1 Maule. Hoy toda la cordillera<br />
de la costa, especialmente, es una desolaci6n.<br />
5. EL BIosfo<br />
5.1 Uno de 10s hombres ma’s cultos del pals, don AndrCs Bello, hacia versos<br />
a 10s bosques del Bioblo en estas palabras:<br />
iQuich pudiera Biobio,<br />
pasar la existencia entera<br />
en un bosque sombrio<br />
de tu encantada ribera!<br />
Donde, en vez de nzovimiento<br />
de politicos vaivenes<br />
susurrar oyese el viento<br />
entre robles y mafitenes.<br />
Seria cosa sorprendente hallar hoy una ribera encantada de robles y maite-<br />
nes en algdn recodo oculto del Bioblo. Si lo hubiera, el verso serla adn de actua-<br />
lidad, per0 sino, serviria de epitafio para aquellos Brboles tan ‘chilenos que ago-<br />
nizan.<br />
4“Historia de Valparaiso”, Vol. 1. Imprenta Albi6n de Cox y Taylor, 1869, Valparafso.<br />
JNota del autor: Vicuiia Mackenna escribi6 este libro hace exactamente un siglo. que-<br />
darh &ora rastros de quillayes y boldos a lo largo de nuestro litoral central?