Chávez: No vamos a permitir que el imperio se apodere de Haití

ETHOS
Douglas g
Bolívar
douglasbolivar@gmail.com
LA L TRAGEDIA
DEL CARAQUISTA
HENRY BLANCO
La final de la temporada de béisbol
1993-1994 la comenzó ganando
Caracas dos juegos por cero, pero
Magallanes fue capaz de remontar y
llevarse el Campeonato, con todo y la
carga de Omar Vizquel instalado en el
campocorto de los Leones.
La segunda base turca estaba
intachablemente custodiada por Carlos
García, actual mánager de los Piratas.
La tercera base caraquista la había
heredado Henry Blanco nada menos
que de Leonardo Hernández y sobre
todo del casi mítico Jesús Alfaro.
De esa electrizante y casi épica
batalla, recuerdo casi nada: a un
pitcher gringo del Magallanes,
especialista en silenciar al Caracas
cuando salía a relevar, la soberbia
de Álvaro Espinoza en el short, la
seguridad de Edgar Naveda en la
esquina caliente magallanera... y el
desmoronamiento de Henry Blanco
luego de cometer un error en la
antesala caraquista que precipitó la
ganancia magallanera.
Mientras en el estadio José Bernardo
Pérez estallaron en un jolgorio de
dimensiones sobrenaturales, mis
retinas se concentraron en el llanto a
moco suelto de Henry, quien pareció
expirar y tuvo que ser sacado del
terreno en hombros de sus amigos.
Iba deshecho e inconsolable, lapidado
por ese instante que lo llevaría a las
esquinas oscuras de la historia. Con el
tiempo, Henry pudo salir de ese foso,
acaso porque cambió de posición y,
con el tiempo, de equipo.
Esa tragedia tan personal y
conmovedora de Henry es la
evocación que tengo de esa final. A los
pocos años volvieron a enfrentarse,
pero era obvia la superioridad del
Magallanes y creo que eso limitó las
expectativas.
Como limitadas están en este 2009-
2010: la inspiración de Carlos García
y la presencia del Kid Rodríguez
son suficientes para liquidar esta
final. Es muy difícil que llegue a los
cinco juegos y no me extrañaría que
concluya en cuatro encuentros. Hoy
es lunes y a pesar de que escribo
adelantado, los titulares deben estar
dando cuenta de que la serie va 3 a 0.
|10| No OPINIÓN LIBRE
Caracas
SOBERANÍA DE GOBIERNO
DE ESTADO (1/ 3) Judith Valencia
El reimpulso productivo no es más que un dame
que te doyy en tiempos de hoy.
En el siglo XXI por las redes tecnológicas de
la comunicación fluye el poder de exterminio
del ejército capitalista invasor de almas y territorios.
La perversidad de esa tecnología de fuego,
ante el avance multitudinario de los pobladores
de pueblos rebeldes, viene diseñando un campo
de guerra en el que la capacidad de fuego y la
perversidad de la intensión del enemigo conn
trarrevolucionario, le exige a la humanidad en
revolución actuar con inteligencia, haciendo uso
de las armas de la vida, creando colectivos protaa
gonistas de Poder Popular.
La Revolución Bolivariana y los procesos
constituyentes populares de Nuestra América
combaten y se desenvuelven en ese tiempo, en
ese territorio, en las entrañas de esa guerra. Aquí
estamos.
La economía venezolana se desenvolvió en el
siglo XX como un clásico enclave petrolero. Esto
quiere decir, que el sujeto social que gobernó diss
tribuyó la renta petrolera entre los suyos, entre
sus socios partidarios: capitalistas extranjeros y
nativos y políticos aliados. Una de las características
más relevantes de la economía venezolana
desde Gómez/1908 hasta Caldera/1998 fue la
de empresarios y políticos ricos junto a fábricas
quebradas, pueblos paupérrimos y Estado enn deudado.
El Gobierno Revolucionario/1999 decidió
aprender a usar la renta petrolera. Con voluntad
política invierte el gasto social en herramientas
que tejen el poder del pueblo. Los hilos del tejido
social revolucionario se alimentan y crecen
en espíritu, cuerpo e intelecto. Las demandas
del bienvivir del tejido social revolucionario no
pueden ser satisfechas por un aparato productivo
ensamblador, comercializador de importaciones,
acoplado a la obtención de ganancias
especulativas. Un aparato productivo privado y
estatal gestionado para no-producir para el consumo
productivo industrial endógeno, ni para
quienes no tienen dinero en efectivo; proyectado
por funcionarios políticos de oficio, capitalistas
nacionales y extranjeros y profesionales
corporativos de filiales / sucursales de intereses
monopólicos mundiales.
La voluntad política revolucionaria de darle
un uso emancipatorio a la renta petrolera,
interrumpe la relación formal entre oferta y
demanda. Es allí donde se crece la intervención
inteligente del Gobierno. Las decisiones
de política económica anunciadas por el presidente
camarada Hugo Chávez, el día viernes
8 de enero de 2010, manteniendo el Régimen
Administrado de Divisas / control de cambio
y sin introducir variaciones en el concierto de
las Misiones / revolución social, invita a muy
diversas lecturas. Seguiremos con el tema.
Caracas
EL RESUELLO DEL ESNÚ
Gino
González
ginoesnu@hotmail.com
g
¿CUÁL ES
NUE NUESTRA T MISERIA?
Quien posee grandes riquezas,
la vida le queda corta para el disfrute,
quien no tiene nada le queda
larga para la espera.
Ambos morirán insaciados.
Un profesor, el cual por cierto
ocupa un cargo importante en
una Zona Educativa del país en
nuestra Revolución Bolivariana,
recordando su niñez comentaba:
“Yo viví en la miseria, en la casa
a veces lo que se comía era arepa
con sardina”.
Otro profesor amigo le replicó:
“¿Y eso es miseria, chico? Miseria
es una sopa de pura concha de
arepa quemá sin manteca, ni aliño
ni verdura”.
De miseria en miseria hemos
vivido, no hay diferencia entre el
rancho del caserío al del barrio de
la ciudad, a no ser por las enfermedades
que se distinguen según
el espacio junto a los hábitos de
vida y de consumo.
El progreso capitalista nos
plantea la paradoja de que si anteriormente
la gente moría a consecuencia
de epidemias que en la
actualidad cualquiera se cura por
sí mismo adquiriendo el remedio
en la farmacia, hoy igual morimos,
(a pesar de los avances médicos,
los cuales se han convertido en el
negocio del siglo) agobiados por
el cáncer, trastornos cardiovasculares,
asesinatos y accidentes de
tránsito; secuelas de una sociedad
a la que lo que le interesa es vender
y no la salud de nadie.
La carencia enferma y el exceso
también, pero nuestra miseria la
medimos en relación a la opulencia
del otro.
Nadie puede consumir más
allá de lo que necesita y nadie puede
dar más allá de su capacidad,
pero no es fácil exigir conformidad
ante la acumulación extrema del
burgués.
El Socorro / Edo. Guárico