Cap.38 - Bicentenario

V
LEVENDAS HISTORICAS. 549
habio con alguna persona. jQué triste Cs la soledad;
pero qué triste es, sobre todo, estr uno come muerto
para todo ci mundo, y por consiguiente, olvidadode
todos! Si yo no saliera jamás del fondo de ests
bosques, si ilegari a sr devarado por una fiera como
tantas otras vecs ha estado a punto de sucederme,
con segirilid que nir1ie voiveria a pronunciar mi
nombre; q ie nadie se tornaria el trab3jo ni de buscarme,
ni d preguntar por el fin que habia teniclo,.
Se perdió, no apireció mas, ha de haber muerto dina
uno que otro de buena mmoria, en caso que to hubiera
despues de tantos sucesos que han causado tan
grandes trastornos, y de todis maneras me iria a flgrar
al lado de los demas desaparecidos, es decir, de los
eternamente olvidados. V to peor es que esta tristezase
aumenta y estasoledid parec mas horrible, cuanEo
no se sabe nada, cuando Se ignora todo to que ha
rrido en la sociedad hace dos meses. Porque hace dos
meses fué cuando supe por Ia postrera vez, que ya los
iltirnos insurgentes que quedaban se habian indultado.
Y que el senor Apodaca habia manclado decir -
sas de gracias en tod2s las iglesias celebranclo la pay.;
que Bravo y todos los prisioneros habian salido en
libertad a co.isecuenci i de una ley de amnistfa venida
de Es ? aiIa; qe la Constitucion del aIo 12 estab3.
ctra vez ob;ervándase con mucho empeño y que la
prensa era tan crnpktaniente libr que hasta ya Se
discutia en ella la forma mas conveniente en que p0dna
lievarse a bucu tértnino la in.dpendencia sin etsion
de sangre, como por ejemplo, consiniend. eI'