Nos 374-375 - Diócesis de San Juan de los Lagos

CUARESMA - PASCUA 2013
11. El dios «fama»: No importa a quien tengo
qué pisar, pero caminaré sobre la alfombra roja.
Se hace de la fama un ídolo, de ella se espera el valor
personal, el reconocimiento, etc. y se olvida de las
personas de su alrededor. Dios nos reconoce como
famosos en cuanto somos sus hijos amados.
12. El dios «poder»: Del poder se espera reconocimiento,
seguridad, la aceptación, dinero, adulación,
se está dispuesto a hacer lo que sea por
obtenerlo. ¿Cómo llega un gusano a la cima de una
montaña? Arrastrándose. Dios nos ha dado el poder
sobre las cosas creadas, pero usándolas como un
medio para llegar con El.
13. El Dios «tener»: Con dinero baila en perro,
sin dinero se baila como perro. Del dinero se
espera seguridad, sentido del valer personal, múltiples
satisfacciones, poder para lograr sus fines,
sentido de libertad respecto de otros, superioridad y
poder sobre ellos, aceptación, admiración (y hasta
envidia), y adulación de muchos. Se vive para ganar
dinero -»hacer feria»- y «gozar la vida»; todo el
resto se subordina a estos fines. La mentira fundamental
del dinero es que, siendo siempre y necesariamente
un simple medio, es tomado como si fuera
un fin en sí mismo. Dios quiere que tengamos
siempre lo necesario, pero también la solidaridad
con los más necesitados, teniendo los bienes como
medio.
14. El Dios «belleza»: Qué bonito estoy, como
me quiero, sin mi me muero. Antes muerto que
sencillo. Se hace de la belleza exterior y la figura
corporal un ídolo: Dorian Gray, Narciso… Aunque
la belleza es algo que nos agrada, le damos demasiada
y extrema importancia en la sociedad: cremas
para estar joven, píldoras para la potencia sexual,
caída del cabello, arrugas, secretas dietas, cirugías
(a costa de la salud). Resultados: anorexia, baja
auto estima, desórdenes alimenticios, desprecio
por lo que no nos parece bellos, etc. Debemos
eliminar este ídolo aceptándonos y cuidando nuestro
cuerpo, vivir cultivando nuestra vida con sensatez
y buen juicio, sin exagerar el tema de la apariencia.
A Dios le gusta la belleza, y nos ha creado
bellos, a su imagen y semejanza.
15. El dios «placer»: Dale a tu cuerpo alegría
macarena q tu cuerpo es pa´ darle alegría y cosa
buena. Del placer se espera la sensación de sentirse
bien, de sentirse vivir intensamente. Y, en el caso de
placeres peligrosos o prohibidos, cierta satisfacción
de ir más allá de los límites. La mentira
fundamental del placer de los sentidos es que se le
identifique con la felicidad. Además, el placer con
suma facilidad envicia y esclaviza, y al final deja a
quien vive para él vacío y aislado de todo lo demás.
Cuando llega a ser un ídolo el placer, miente y
degrada. Lo que antes gustaba, harta y aburre, y uno
se ve arrastrado a buscar sensaciones cada vez más
fuertes. A Dios le gusta que disfrutemos, pero que
el deleite lleve a lo espiritual, que nos lleve a Él. La
vida en Cristo incluye el entusiasmo por progresar,
el gusto de trabajar, de servir a quien lo necesite, el
placer de una sexualidad vivida según el evangelio
y todas las cosas que el Padre nos regala como
signos de su amor sincero (Cf DP 356).
LA IGLESIA NOS ENSEÑA
Nos encontramos en un momento histórico de
grandes cambios y tensiones, de pérdida de equilibrio
y de puntos de referencia. Esta época nos lleva
a vivir cada vez más sumergidos en el presente y en
lo provisional, haciendo siempre más difícil la
escucha y la transmisión de la memoria histórica.
Esta época de profunda secularización, ha perdido
la capacidad de escuchar y de comprender la palabra
evangélica como un mensaje vivo y vivificador.
(Cfr. Lineamenta sobre la Nueva Evangelización y
la Transmisión de la fe 4-6). Necesitamos una
autoverificación y purificación para reconocer los
vestigios de temor, de cansancio, de aturdimiento,
de repliegue sobre sí mismo, que la cultura en la
cual vivimos haya podido generar en nosotros.
La ciencia y la tecnología corren el riesgo de
transformarse en los nuevos ídolos del presente. Es
fácil en un contexto digitalizado y globalizado
hacer de la ciencia nuestra nueva religión, a la cual
dirigir nuestras preguntas sobre la verdad y el
sentido de la esperanza, sabiendo que solo recibiremos
respuestas parciales e inadecuadas (Cf. Sínodo
de los obispos, XIII asamblea general ordinaria,
La nueva evangelización para la transmisión de la
fe cristiana, Instrumentum laboris, 58).
Nunca ha tenido el hombre un sentido tan agudo
de su libertad, y entretanto surgen nuevas formas de
esclavitud social y psicológica. Afectados por tan
compleja situación, muchos contemporáneos difícilmente
llegan a conocer los valores permanentes
y a compaginarlos con exactitud al mismo tiempo
pág. 14 Bol-374