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Nos 374-375 - Diócesis de San Juan de los Lagos

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CUARESMA - PASCUA 2013<br />

4. ¿Po<strong>de</strong>mos confiar en Dios, aunque no lo vemos?<br />

5. ¿De qué maneras nos po<strong>de</strong>mos dar cuenta <strong>de</strong> la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios entre nosotros?<br />

ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA<br />

En este momento presentamos algunos<br />

textos para iniciar un análisis <strong>de</strong><br />

nuestra realidad…<br />

Para lanzarnos al vacío, empren<strong>de</strong>r cualquier<br />

aventura, resolver un conflicto, ¿qué es necesario<br />

tener?<br />

Una firmeza <strong>de</strong> corazón que nos impida<br />

fracturarnos en la primera adversidad o reto, pero<br />

para alcanzarlo, no sólo basta con tener el firme<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> lograrlo; es <strong>de</strong>cir, no basta con <strong>de</strong>searlo,<br />

también se vuelve indispensable creerlo, y haciéndose<br />

esa creencia viva, po<strong>de</strong>r vivirla, llevándonos a<br />

don<strong>de</strong> queramos dirigirnos.<br />

Si <strong>de</strong> esta manera, funciona nuestra vida concreta,<br />

no será la excepción en nuestra experiencia<br />

personal con Dios. Asumiéndolo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la palabra<br />

«fe».<br />

La única respuesta que po<strong>de</strong>mos dar a Dios, es<br />

creer en él. Quien quiera hacerlo, necesita «un<br />

corazón atento». Dios busca establecer contacto<br />

con nosotros <strong>de</strong> muchas maneras. En cada encuentro<br />

humano, en cada experiencia conmovedora en<br />

la naturaleza, en cada aparente casualidad, en cada<br />

reto, en cada dolor, está escondido un mensaje <strong>de</strong><br />

Dios para nosotros, como lo estaba con aquél alpinista<br />

<strong>de</strong> la historia. De manera más clara aún nos<br />

habla cuando se dirige a nosotros en su palabra o en<br />

la voz <strong>de</strong> la conciencia. <strong>Nos</strong> habla como a sus<br />

amigos. Por ello, saberle respon<strong>de</strong>r como amigos y<br />

creer en él, aceptar sin reservas su voluntad, es<br />

esencial (YOUCAT 20).<br />

Caminamos en «la fe y no en la visión» y<br />

conocemos a Dios «como en un espejo, <strong>de</strong> una<br />

manera confusa… imperfecta». Luminosa por<br />

Aquél en quien cree, la fe es vivida con frecuencia<br />

en la oscuridad. La fe pue<strong>de</strong> ser puesta a prueba. El<br />

mundo con frecuencia muy lejos <strong>de</strong> lo que la fe nos<br />

asegura, las experiencias <strong>de</strong>l mal y <strong>de</strong>l sufrimiento,<br />

<strong>de</strong> las injusticias y <strong>de</strong> la muerte parecen contra<strong>de</strong>cir<br />

la Buena Nueva; pue<strong>de</strong>n estremecer la fe y llegar a<br />

ser para ella una tentación. (CEC 164)<br />

VALORACIÓN CRISTIANA<br />

En este momento presentamos<br />

textos reflexivos vistos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Sagrada<br />

Escritura y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el magisterio<br />

<strong>de</strong> la Iglesia, para que <strong>los</strong> coordinadores<br />

puedan elegir las i<strong>de</strong>as y texto más a<strong>de</strong>cuados<br />

a la realidad <strong>de</strong> sus comunida<strong>de</strong>s.<br />

Cita Bíblica: Lc 12, 29-32 «Dios es un Padre<br />

amoroso que cuida <strong>de</strong> nosotros»<br />

Veneramos a Dios como Padre por el hecho <strong>de</strong><br />

que es el Creador y cuida con amor <strong>de</strong> sus criaturas.<br />

Jesús, el Hijo <strong>de</strong> Dios, nos ha enseñado a<strong>de</strong>más a<br />

consi<strong>de</strong>rar a su Padre como nuestro Padre y a dirigirnos<br />

a él como «Padre nuestro». (CEC 238-240).<br />

La memoria <strong>de</strong> este Padre ilumina la i<strong>de</strong>ntidad más<br />

profunda <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres: <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venimos, quiénes<br />

somos y cuán gran<strong>de</strong> es nuestra dignidad. Venimos<br />

ciertamente <strong>de</strong> nuestros padres y somos sus hijos, pero<br />

también venimos <strong>de</strong> Dios, que nos ha creado a su<br />

imagen y nos ha llamado a ser sus hijos. Por eso, en<br />

el origen <strong>de</strong> todo ser humano no existe el azar o la<br />

casualidad, sino un proyecto <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios. Es lo<br />

que nos ha revelado Jesucristo, verda<strong>de</strong>ro Hijo <strong>de</strong><br />

Dios y hombre perfecto. Él conocía <strong>de</strong> quién venía y<br />

<strong>de</strong> quién venimos todos: el amor <strong>de</strong> su Padre y Padre<br />

nuestro. (Benedicto XVI, 09-07-2006).<br />

Muchas religiones anteriores al cristianismo<br />

conocen ya el trato a Dios como «Padre». Ya antes<br />

<strong>de</strong> Jesús se hablaba en Israel <strong>de</strong> Dios como Padre y<br />

se sabía que es también como una madre (Is 66, 13).<br />

El padre y la madre son en la experiencia humana la<br />

representación <strong>de</strong>l origen y la autoridad, <strong>de</strong> aquello<br />

que protege y sostiene. Jesús nos muestra <strong>de</strong> qué<br />

modo es Dios realmente Padre: «Quien me ha visto<br />

a mí, ha visto al Padre» (Jn 14, 9). En la parábola <strong>de</strong>l<br />

hijo pródigo, Jesús respon<strong>de</strong> al <strong>de</strong>seo más hondo<br />

que el ser humano tiene <strong>de</strong> un Padre misericordioso.<br />

(YOUCAT 37).<br />

« Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el<br />

único Dios verda<strong>de</strong>ro, y al que tú has enviado,<br />

Jesucristo » (Jn 17, 3). Toda la vida cristiana es<br />

como una gran peregrinación hacia la casa <strong>de</strong>l<br />

Padre, <strong>de</strong>l cual se <strong>de</strong>scubre cada día su amor<br />

incondicionado por toda criatura humana, y en<br />

particular por el « hijo pródigo » (cf. Lc 15, 11-32).<br />

Esta peregrinación afecta a lo íntimo <strong>de</strong> la persona,<br />

prolongándose <strong>de</strong>spués a la comunidad creyente<br />

para alcanzar la humanidad entera. (<strong>Juan</strong> Pablo II,<br />

Tertio milenio adveniente 49).<br />

Cita Bíblica: Gn 1, 31; 2, 1-4 «Vio entonces Dios<br />

todo lo que había hecho, y todo era muy bueno»<br />

pág. 46 Bol-<strong>374</strong>

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