- Comandnte Don José Maria Mercado, Retrato enviado por el Sr ...

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sonido majestuoso de la campana mayor de la parroquia,
al niisino tiempo que apareció frente a Ia casa una multitud
de hombres armados que se acercaban violentamente
gritando de una manera desaforada. En esos
momentos angustiosos e inesperados. Romero, Matema,
La y aun el misino Leonardo, trataban tie obligar a Iercado
a que se pusicra en salvo inientras ellos resistlan a
Ia multitud, alegándole con -razones poderosas que su
vida era may interesante y que, si perecia, Ia revolución
perderfa a uno de sus más esforzados caudilios.
Fueron inátiles las razones de éstos. y al fin se dispusieron
a vender caras sus vidas.
- A los primeros clisparos de los conjurados cayeron
n-iuertos los valientes Don Joaquin Romero y el indio
Leonardo, siendo recibidos en los brazos del Cura Mercado,
quien, después de estrecharlos amotosamerite contra
su seno, siguiO combatiendo con denuedo.
Derr jbada una de las puertas, cayO en poder de la
chusma el Comandante Matemala, quien IuchO hasta
morir como hoinbre lea] y pundonoroso.
Quedaba solo el denodado Cura, pero qué podia hacer
contra una multitud de traidores desalmados que a Ia
voz de Verdin gritaban furiosos: jNo matéis a Mercado;
cojámosle vivo para ahorcarlo!"
Mercado escuchO esa terrible sentencia, y procurando
cerrar violentamente todas las puertas. se dirigió a una
ventana que daba a un profundo abismo y se precipitó
en la oscura sima.
Asi, por no caer en poder del vencedor y ser el ludibrio
de éste, se arrojó en Ia hoguera que fornió ci incendio
del templo de Esculapio, en la torna de Cartago, la
mujer de Asdrdbal con sus tiernos hijos: asI también una
griega que combatia en ci puerto de Rodas contra los
turcos y pereció después de su niarido, echo a las llamas