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Sobre la Mujer y su Envidia “Natural”
Si para el Psicoanálisis la envidia fálica constituye una marca distintiva en el
desarrollo psicosexual de la niña, el único camino que nos queda en nuestra
practica clínica con pacientes de sexo femenino es el de interpretar como un
“acto de soberbia” cualquier manifestación de deseo propio que la visibilice
como sujeto.
¿Cómo construye el Psicoanálisis la lógica de la diferencia sexual?
Con la Modernidad se abre la problemática de la subjetividad. Surgen las
Ciencias Humanas. El Hombre es pensado y construído desde diferentes
saberes. Dichos campos del saber, abordarán tres pares antitéticos:
Individuo/Sociedad; Naturaleza/Cultura; Identidad/Diferencia, y la tensión
conflictiva entre los polos se resolverá subsumiendo la lógica específica de uno
de ellos al polo contrario. El Hombre se constituirá en medida de todas las
cosas, la Identidad, lo visible. La Mujer, lo Otro, lo diferente, sólo se visibilizará
como inferior, negativo o complemento, por comparación. Desde una lógica
binaria, el psicoanálisis se remitirá al par antitético fálico-castrado para
establecer la diferencia sexual entre varones y niñas y delinear sus destinos
en función de su anatomía. Al recaer en la niña “la castración”, sentir envidia
será para ella una experiencia ineludible, inaugurando, a partir de su doloroso
reconocimiento de dicha diferencia, el comienzo de un dificultoso transito hacia
la conquista de su feminidad.
Con la aparición de los Estudios de Género en los 80 en EEUU, Europa y
Canadá, comienza a ponerse la mirada en la “dialéctica de los sexos” con un
enfoque más integral que el que tenían los Estudios de la Mujer, aparecidos en
los 60, cuyo objeto de investigación era “la opresión de las mujeres en la
cultura patriarcal”. Desde este enfoque, no sólo se visibiliza a las mujeres
como sujetos con historia y siendo parte de la historia, sino que también se da
surgimiento a un nuevo concepto de masculinidad, haciendo la distinción entre
masculinidad y machismo. Comienzan a considerarse variables que
trascienden lo puramente intrapsíquico y se atiende a lo particular de cada
momento histórico, político y social, en relación a la constitución de las
subjetividades de hombres y mujeres y a las creencias, valores y actitudes que
determinan, según las épocas, cómo los hombres y las mujeres “deben ser”.

Los Estudios de Género cuestionan principios esencialistas, biologistas, a-
históricos e individualistas. Desde esta nueva perspectiva, hoy podemos
interrogarnos acerca de “esa envidia tan natural” en la niña, volviendo la mirada
a los diferentes discursos de donde provienen dichas creencias. Vírgenes o
pecadoras; Brujas o locas; Histéricas; la Psiquiatría, la Medicina, la Religión, la
Política, han intentado, por repetición insistente de sus respectivos discursos,
hacerle entender a la mujer que “lo natural en ella” es no desear, estar al
servicio de otros por amor, moverse en ámbitos privados, saber lo menos
posible, y sentirse cómoda en la dependencia. De la mano de estos nuevos
aportes, nuestra lente psicoanalítica enfoca otras realidades, y ahí, donde
parece reinar la Envidia, se visibiliza la Violencia de Genero. Desde esta nueva
mirada nos preguntamos entonces, cuándo podemos hablar de envidia y
cuándo, por ejemplo, de una lucha por defender el derecho a la conquista y
sostenimiento de la autonomía, actuando en consecuencia. Ateniéndonos a
esta lógica de la diferencia sexual, y revisándola, vemos que, no sólo la
valoración narcisista otorgada desde la cultura a uno y otro sexo parece estar
mal repartida. También la envidia parece recaer, como por inercia, -¿destino?-
del lado femenino de la balanza, condenando a la mujer a la idealización y a la
búsqueda de la valoración, “fuera de sí”.
Camille Claudel y el deseo de reconocimiento:
Camille nace el 8 de Diciembre de 1864, dieciséis meses después del
fallecimiento de su hermano Charles Henri, ocurrido 15 días después del
nacimiento. La muerte del primogénito sume a la madre en depresión, estado
que se profundiza cuando de su segundo embarazo nace “una niña”. El padre,
por el contrario, se fascina con la pequeña, con su vitalidad y belleza , y
deposita en ella sus sueños e ideales. Luego nace Louise, dos años menor, la
que llevará el nombre de su madre y será bien acogida por ella. Paul nace dos
años después.
La familia Claudel solía pasar sus vacaciones en su Villa de Villeneuve ubicada
frente al cementerio. Las tumbas fueron las primeras esculturas que vio
Camille. Allí estaba en contacto con la naturaleza, Se refugiaba en el bosque y
tenía una intimidad muy particular con los árboles, el barro y las piedras, a las
que ponía nombres.

A los seis años ya modelaba. A los 13 crea “David y Goliat”. El padre invita a
Alfred Boucher a ver la obra de su hija para que dé su opinión. Quiere que
Camille estudie y sea reconocida. A tal efecto, decide trasladarse con la familia
a París. Aquí comienza para Camille la odisea de estar atrapada entre las
acusaciones de la madre por las dificultades financieras de la familia, y las
elevadas expectativas de un padre que la confunde con sus actitudes
seductoras. A los 17 años Camille toma clases con Alfred Boucher. En Mayo
de 1882 expone en el Salón de las Artes “La Vieja Helena”, obra inspirada en la
empleada de su madre, quien sentía gran afecto hacia ella y a veces mediaba
entre las dos. Obtiene la primera crítica en un diario: “Obra de la Señorita
Camille Claudel: Obra profunda, hecha con reflexión”. Luego Boucher debe
trasladarse a Roma y confía sus alumnas a Rodin.
A sus 18 años, Camille comienza a trabajar en el atellier de Rodin: “un lugar de
hombres”. Se convierte en “su mejor operaria”. Mucho más preparada
intelectualmente que su maestro, se ocupa de las investigaciones históricas y
de los perfiles de las personalidades a esculpir. En ese entonces, Rodin tiene
41 años, muchos problemas financieros y muy poco reconocimiento. Vive con
Rose, una mujer sumisa y sin ambiciones. La creadora de “David y Goliat” y de
“La Vieja Helena” se transforma en “la operaria-discípula de Rodin” y luego en
“la amante de Rodin”, perdiendo autonomía.
En las etapas tempranas de su desarrollo, Camille no tiene el reconocimiento
de su madre, que esperaba otro varón para sustituir su pérdida. En ese vínculo
temprano, falla el contacto afectivo vivo, y con él, la posibilidad de construir una
cierta mutualidad.
“Hay siempre algo de ausente que me atormenta” (Frase de Camille en una de
sus cartas a Rodin).
¿De qué trata esta ausencia? ¿Es el hijo muerto de esa madre que no se
resigna a aceptar la pérdida, y con el que Camille es comparada
negativamente? ¿Qué es lo que más la atormenta , la ausencia de una mirada
amorosa en su madre o la presencia de esa mirada materna a la que presiente
envidiosa y malvada?..
J. Benjamin sostiene que cuando falla el amor y la mutualidad no se logra, no
hay reconocimiento posible en la dependencia y no se alcanza la
autoafirmación. Sin embargo, la búsqueda de reconocimiento persiste por la

vía del dominio o la sumisión, negando la dependencia, lo que lleva a que uno
y otro de los polos del vínculo, se alternen en una lucha de poderes sin salida.
La dialéctica del amo y el esclavo, base de la violencia.
Camille y Rodin: Polaridad genérica y el circuito de la dominación
De escultora a operaria. “El Ídolo Eterno”: Según Camille, el plagio de Rodin a
su obra “Sakuntala” expuesta en 1888 en el Salón de los Campos Elíseos y por
la que recibe Mención de honor, aunque no le da prestigio. La siguen viendo
como la alumna de Rodin. Por esa época, su ciudad natal se rehúsa a que ella
haga el monumento conmemorativo del Centenario de la Revolución de
Villeneuve. Aducen que podría ser visto como favoritismo.
Camille oscila entre la sumisión y la rebelión violenta, en una búsqueda
dramática de reconocimiento. Su período más productivo fue el de su primer
distanciamiento de Rodin, a los 26 años, período en el que también sostuvo un
romance con Claude Debussy durante el cual hizo su obra “El Vals”, obra de
gran expresividad, en la que la mujer se entrega a los brazos de su par, que la
sostiene, reflejando dos sujetos compenetrados en una danza armoniosa.
Durante este período, Camille cambia su estilo, pasando del realismo de los
músculos a la magia de los movimientos. Su vida social se intensifica .Se
relaciona con gente de su edad. Si bien en varias oportunidades recibe
excelentes críticas, hay, sin embargo un tipo de reconocimiento que nunca le
llegará. Camille necesitaba que le encarguen trabajos, debía ganar dinero para
autosustentarse. Los pocos encargos eran de bustos de Rodin: El Ídolo Eterno
al que se negaba seguir sosteniendo. Mientras Paul y Rodin lograban el
reconocimiento deseado, moviéndose en ese mundo de hombres con la
confianza que la valoración de su sexo y género le otorgaban, ella se negaba a
mostrarse y promoverse. Lo consideraba superficial e hipócrita. La desalentaba
que su nombre siempre fuera asociado al de su hermano, el poeta, o al de su
maestro y amante, el escultor, pero casi nunca al de ella misma en su plena y
propia subjetividad.
Nos dice Freud que el varón siente menosprecio hacia la niña cuando
descubre su castración. También siente horror. Desde la cultura, la polaridad
genérica se construye a través de la idealización del padre y la desvalorización
de la madre. ¿Cómo hace la niña para devenir mujer identificándose con una

madre carente de subjetividad ubicada en el lugar de objeto? ¿Cómo hace la
niña para devenir mujer buscando en el padre la valoración, siendo que el
padre fue entrenado, desde la cultura, a sentir desprecio por lo femenino?
Según Benjamin, el modelo intersubjetivo y el “deseo de reconocimiento
mutuo”, pueden ser una alternativa al modelo intrapsíquico y al “deseo de falo”,
y con ello también un camino alternativo a la envidia y la idealización, en el
caso de la mujer, a través del descubrimiento de su propio deseo. “Dos
sujetos”, valorados en su especificidad, haciendo, cada uno, significativos los
sentimientos y acciones del otro, transformándose, “los dos”, en un
intercambio en donde el amor, la consideración y el respeto por la diferencia
predominan. Esta comprensión del “deseo de reconocimiento” modifica
nuestra concepción de la experiencia erótica, situándola más allá del órgano y
visibilizando a la mujer como sujeto deseante.
Los Claudel: ¿Una familia violenta?...
Una organización familiar jerárquica, con una estructura de poder vertical,
delineada según criterios de género y edad. La autoridad es el padre: él
mantiene el hogar e impone su ley, la madre lo sigue, los hijos obedecen. El
poder de la madre está sobre los hijos. Ellos le deben respeto a sus mayores,
pero el respeto no es recíproco. La desobediencia se castiga. Louise Prosper
tiene ambiciones desmedidas respecto al futuro artístico de Camille. Su madre,
en cambio, la ve como la causa de todos sus males. Su mirada hacia Camille
es maliciosa. Es mujer. Tiene ambiciones y pretende “vivir como hombre”. Está
loca. La asusta su determinación avasallante y su belleza tan desenfadada. La
deshonra. La quiere lejos. Siente que le saca lugar. Su marido la desvaloriza y
le da a la hija el lugar equivocado. Camille sólo quiere ser escultora. Para
lograrlo, el único en quien puede apoyarse es su padre. Se culpabiliza. Paul
quiere irse de esa familia que lo obliga a guardar secretos. Tiene ambiciones,
ambiciones de hombre. Tiene derecho. La dócil Louise toca el piano, no trae
problemas, algún día se casará. Los esposos Claudel pelean, gritan. Los hijos
callan. La madre se lamenta:”Qué desgracia esta hija”. El padre sigue
adelante:”Serás una Claudel, la única e inigualable Camille Claudel”.

En 1893, Camille se distancia de Rodin después de la pérdida de un embarazo
de seis meses a la que sigue una profunda depresión. De 1895 a 1897 su
producción es fecunda. Recibe buenas críticas. Es nombrada Miembro de la
Escuela Nacional de Bellas Artes. Expone su obra CLOTHO en el Museo de
Luxemburgo. En 1898 rompe definitivamente con Rodin. En 1904 Rodin se
apropia de CLOTHO tallada en mármol y no la devuelve al Museo. En 1905
hace su última gran exposición organizada por Eugene Blot. Su deterioro es
evidente. En 1906 Paul se casa y viaja a China, Rodin inaugura ”El Pensador”
en el Pantheón, Camille destruye sus obras y las entierra en el barro.
Carta desde Montdevergues:
Mi querida mamá:
“Demoré a escribirle porque aquí hace tanto frío que no podía ni siquiera estar
parada…Nada puede dar una idea del frío de Montdevergues…Usted no puede
imaginarse cuánto sufro en estas casas…Es curioso que ustedes nunca hayan
venido aquí…Si lo ve a Paul comuníquele mis apreciaciones ¿Usted tiene
noticias de él? ¿Sabe dónde está actualmente? ¿Cuáles son sus intenciones
para conmigo? ¿Será que pretende dejarme morir en estos asilos para
alienados? Usted es muy dura conmigo al negarme abrigo en Villeneuve. Yo no
haría ningún escándalo como usted piensa. Estaría demasiado feliz sólo por
retornar a la vida habitual para hacer cualquier cosa. No se me ocurriría
moverme nunca más de tanto que ya sufrí….Si usted me diese apenas el
cuarto de la señora Réfnier y la cocina, podría cerrar el resto de la casa. Yo no
haría absolutamente nada de reprochable, ya sufrí demasiado para conseguir
recuperarme”…
Al morir el padre, la madre y su hermano Paul decidieron internarla en
Montdevergues, donde permaneció treinta años hasta su muerte en 1943. A
pesar de la opinión de los médicos, que la consideraban apta para retomar su
vida normalmente, nadie hizo nada para que Camille pudiera recuperar su
libertad.
¿Envidia, maldad, indiferencia, abuso de poder, violencia…? : Menos amor,
cualquier opción es posible.
Lic. María Mabel Levi

BIBLIOGRAFIA:
Benjamin, Jessica: “Los lazos del amor. Psicoanálisis, Feminismo y el problema
de la dominación. Buenos Aires. Ed. Paidós (1996)
Bellucci, Mabel:”De los Estudios de la Mujer a los Estudios de Género: han
recorrido un largo camino…” En “Las Mujeres en la Imaginación Colectiva: una
historia de discriminación y resistencias”. Compiladora Ana María Fernández.
Buenos Aires. Ed. Paidós (1993)
Fernández, Ana María: “La diferencia en psicoanálisis: teoría o ilusión?” En
“Las Mujeres en la Imaginación Colectiva: una historia de discriminación y
resistencias”.Compiladora Ana María Fernández. Buenos Aires. Ed. Paidós.
(1993).
Freud, Sigmund: 33º Conferencia: La Feminidad: En “ Nuevas lecciones
introductorias al psicoanálisis” Buenos Aires. Ed. Amorrortu (1979)
Moura,Luiza- Outeiral,José: “Paixao e Criatividade. Estudos Psicoanalíticos
sobre Frida Khalo- Camille Claudel e Coco Chanel” Río de Janeiro.
Ed. Revinter (2002).

Resumen :
Desde la perspectiva de los Estudios de Género y de la Teoría de la
Intersubjetividad, me propongo hacer una revisión de la Teoría Freudiana de la
Sexualidad Femenina y del concepto de Envidia Fálica en la niña.
Siguiendo las ideas de Jessica Benjamin, quien propone el “deseo de
reconocimiento mutuo” como alternativa al “deseo de falo”, y los aportes de la
Teoría de Genero, que visibiliza a la Mujer como Sujeto deseante y con
historia, abordo la biografía de Camille Claudel en un intento de articular las
diferentes miradas.
Descriptores:
Psicoanálisis- Envidia- Género- Feminidad