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Madre Teresa. Ven, sé mi Luz. Las cartas privadas de la

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Puedo pedirle que haga una so<strong>la</strong> cosa por mí.—Por favor<br />

ponga por escrito todo lo que usted me dice—<strong>de</strong><br />

modo que lo pueda releer.—Escriba como yo escribí—a<br />

Jesús—y no necesita firmar tampoco. Creo que me ayudará—pero<br />

si usted piensa que a Él no le gustará—no lo<br />

haga. Sé que usted reza por mí." 56<br />

El<strong>la</strong> apreciaba enormemente <strong>la</strong> asistencia que le proporcionaba<br />

el padre Picachy:<br />

Le estoy muy agra<strong>de</strong>cida por toda <strong>la</strong> amabilidad y <strong>la</strong><br />

ayuda que usted da a <strong>mi</strong>s Hermanas y a mí. Mi oración,<br />

aunque <strong>mi</strong>serablemente seca y he<strong>la</strong>da, es ofrecida a menudo<br />

por usted y su trabajo por <strong>la</strong>s almas. El conflicto<br />

en <strong>mi</strong> alma está creciendo—qué in<strong>de</strong>cible dolor— Rece<br />

por mí 37 [...]<br />

Uno <strong>de</strong> los motivos <strong>de</strong> este conflicto era el temor <strong>de</strong><br />

que su dolor pudiera condicionar su respuesta a Dios<br />

y que, en un momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad, sin quererlo realmente,<br />

pudiera echarse atrás <strong>de</strong> su promesa <strong>de</strong> no negarle<br />

nunca nada. Escribió al padre Picachy:<br />

Rece por mí, Padre—<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí hay muchísimo sufri<strong>mi</strong>ento.<br />

—Rece por mí para que no niegue nada a Dios<br />

en esta hora.—No quiero hacerlo, pero temo que lo pueda<br />

hacer.' 8<br />

<strong>Madre</strong> <strong>Teresa</strong> siguió <strong>de</strong>sempeñando su aposto<strong>la</strong>do<br />

con gran interés y celo, y aunque no obtuvo ningún consuelo<br />

<strong>de</strong> ello, se alegraba en <strong>la</strong> alegría <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, tal<br />

como le escribía al padre Picachy:<br />

244<br />

Gracias a Dios estuvo todo bien ayer, <strong>la</strong>s Hermanas, los<br />

niños, los leprosos, los enfermos y nuestras fa<strong>mi</strong>lias po-

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