La isla – Aldous Huxley - Daniel Melero
La isla – Aldous Huxley - Daniel Melero
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<strong>–</strong>Usted sabe, esos gusanitos pálidos de cabezas negras que se ven en la carne podrida. Nada<br />
había cambiado, por supuesto; los rostros de la gente eran los mismos, sus ropas las mismas, y sin<br />
embargo eran todos gusanos. Y ni siquiera gusanos reales... nada más que fantasmas de gusanos, la<br />
ilusión de gusanos. Y yo era la ilusión de un espectador de gusanos. Viví en ese mundo de gusanos<br />
durante meses. Viví en él, trabajé en él, fui a almorzar y a cenar en él... sin el menor interés en lo<br />
que hacía. Sin el menor goce o placer, completamente carente de deseos y, como descubrí cuando<br />
traté de hacer el amor a una joven con la que me había divertido de vez en cuando en el pasado,<br />
totalmente impotente.<br />
<strong>–</strong> ¿Qué esperaba? Precisamente eso.<br />
<strong>–</strong>¿Y entonces, por qué...?<br />
Will le dedicó una de sus sonrisas castigadas y se encogió de hombros.<br />
<strong>–</strong>Por interés científico. Yo era un entomólogo que estudiaba la vida sexual del gusano fantasma.<br />
<strong>–</strong>Tras lo cual, supongo, todo pareció más irreal aquí.<br />
<strong>–</strong>Más aun <strong>–</strong>convino él<strong>–</strong>, si eso era posible.<br />
<strong>–</strong>¿Pero cómo aparecieron los gusanos?<br />
<strong>–</strong>Bien, por empezar <strong>–</strong>respondió él<strong>–</strong> yo era padre de mis hijos. Engendrado por el Bravucón<br />
Borrachín en la Mártir Cristiana. Y además de ser el padre de mis hijos <strong>–</strong>continuó luego de una<br />
pequeña pausa<strong>–</strong>, era el sobrino de mi tía Mary.<br />
<strong>–</strong>¿Qué tenía que ver su tía Mary con eso?<br />
<strong>–</strong>Fue la única persona que jamás amé, y cuando yo tenía dieciséis años ella enfermó de cáncer.<br />
Le extirparon el pecho derecho; luego, un año después, el izquierdo. Después de eso, nueve meses<br />
de rayos X y de enfermedad de la radiación. Luego le llegó al hígado y eso fue el final. Yo estuve<br />
allí desde el principio hasta el fin. Para un chico de menos de veinte años, fue una educación<br />
liberal... pero liberal de veras.<br />
<strong>–</strong>¿En qué sentido? <strong>–</strong>preguntó Susila.<br />
<strong>–</strong>En Sensatez Pura y Aplicada. Y unas semanas después del término del curso privado en la<br />
materia, llegó la gran inauguración del curso público. <strong>La</strong> Segunda Guerra Mundial. Seguida por el<br />
curso de repaso, sin interrupciones, de la Primera Guerra Fría. Y durante todo este tiempo yo quería<br />
ser poeta, y descubría que sencillamente no tenía lo necesario para ello. Y luego, después de la<br />
guerra, tuve que dedicarme al periodismo para ganar dinero. Cuando lo que en realidad deseaba era<br />
pasar hambre, si era necesario, pero tratar de escribir algo decente... por lo menos una buena prosa,<br />
ya que no podía ser una buena poesía. Pero no había tenido en cuenta a mis queridos padres. Para<br />
cuando murió, en enero del cuarenta y tres, mi padre había terminado con el poco dinero que<br />
nuestra familia heredó, y para cuando mi madre quedó afortunadamente viuda, estaba tullida por la<br />
artritis y tenía que ser mantenida. Y entonces, heme ahí en la calle Fleet, manteniéndola con una<br />
facilidad y un éxito absolutamente humillantes.<br />
<strong>–</strong>¿Por qué humillantes?<br />
<strong>–</strong>¿No se sentiría usted humillada si se descubriese ganando dinero mediante la producción de los<br />
fraudes literarios más baratos y más flagrantes? Triunfé porque era tan irremediablemente de<br />
segunda fila.<br />
<strong>–</strong>¿Y el resultado neto de todo ello fue los gusanos?<br />
El asintió.<br />
<strong>–</strong>Ni siquiera verdaderos gusanos; gusanos fantasmas. Y aquí fue donde apareció Molly. <strong>La</strong><br />
conocí en una fiesta de gusanos de primera clase, en Bloomsbury. Nos presentaron, conversamos<br />
cortés y superficialmente sobre la pintura no objetiva. Como no quería ver más gusanos, no la miré;<br />
pero ella debe de haber estado mirándome. Molly tenía ojos color azul grisáceo muy pálido <strong>–</strong><br />
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