Taller para nuevos editores por Miguel Ángel Bastenier - Portales
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El colectivo de <strong>editores</strong> piensa permanentemente el periódico, los <strong>editores</strong> de cada<br />
sección forman un bloque que atraviesa todas las salas de redacción, cada uno conoce<br />
los temas de las diferentes secciones pero sobre todo conoce su materia como nadie. Un<br />
editor sabe más de los temas de su sección que todos sus redactores juntos y el ideal<br />
imposible es que domine la totalidad de su esfera de información.<br />
El periódico, interiormente, funciona como una asamblea de debates en donde se llega a<br />
un consenso luego de persuadir tanto a <strong>editores</strong> como a redactores. El editor funciona<br />
como un mediador entre los superiores y los redactores: logra que el periódico deposite<br />
confianza en estos últimos proponiéndoles temas y buenos enfoques <strong>para</strong> que se luzcan<br />
con buenas historias ante los directores y el resto del equipo periodístico. Ser este<br />
mediador y persuasor requiere de una autoridad legítima que sólo se obtiene con<br />
experiencia profesional.<br />
El editor es un individuo que no puede trabajar solo, requiere un alto grado de<br />
interdisciplinariedad <strong>por</strong>que siempre está buscando más posibilidades de iluminar lo<br />
que sabe: toma ventaja de su variada agenda telefónica, de los teletipos de las agencias<br />
de noticias, de las ruedas de prensa, de lo que escucha en las conversaciones con sus<br />
colegas y con personajes públicos. El editor es un gran seleccionador, ya su olfato le<br />
dirá si vale la pena enviar gente a algún lugar <strong>para</strong> conseguir información propia<br />
Agenda propia y obligada<br />
En América Latina el 90 % de la agenda es obligada, sólo el 10 <strong>por</strong> ciento es propia.<br />
Los medios temen dejar de publicar esas noticias que se supone todos deben publicar.<br />
Agenda obligada es, <strong>por</strong> ejemplo, una conferencia de prensa del Presidente de la<br />
República, eso es algo im<strong>por</strong>tante, todos los medios tienen que informar sobre aquello,<br />
pero también hay que encontrar lo propio; la labor de los <strong>editores</strong> es pro activa. Un<br />
editor requiere iniciativa, tiene que salir a la calle y dirigirse a las fuentes <strong>para</strong><br />
encontrar más ideas y datos <strong>para</strong> abordar mejor los temas.<br />
Las ruedas de prensa son un vicio de los periódicos latinoamericanos: la mayoría de<br />
estas no ofrecen nada, no se convocan <strong>para</strong> dar noticias y quienes las convocan tienen<br />
intereses de <strong>por</strong> medio. Vivir de las ruedas de prensa reduce el potencial de agenda,<br />
hace que todos los periódicos sean iguales y se convierte en un pacto de comodidad y<br />
complicidad poco profesional entre los poderes y el periodista. Algo parecido puede<br />
ocurrir con las noticias de agencias: un diario con agenda propia no las usa <strong>para</strong><br />
publicarlas inmediatamente sino como una forma <strong>para</strong> saber qué ha pasado y <strong>para</strong> tener<br />
información de orientación.<br />
Así construye una buena agenda propia que diferencia su periódico de la competencia.<br />
Todo va en procura de una agenda propia que elimine progresivamente lo que se puede<br />
quitar de una obligada. Sólo así le puede decir al lector: yo tengo algo que a usted le<br />
im<strong>por</strong>ta y no va a encontrar en ningún otro diario.<br />
El editor usa todo lo que esté a su alcance pero no se casa con ninguna de sus<br />
posibilidades. Debe tener una agenda informativa propia y otra obligada, y saber<br />
diferenciarlas.<br />
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