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Taller para nuevos editores por Miguel Ángel Bastenier - Portales

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Relatoría del taller <strong>para</strong> <strong>nuevos</strong> <strong>editores</strong> dictado <strong>por</strong> <strong>Miguel</strong> <strong>Ángel</strong> <strong>Bastenier</strong> en la<br />

Fundación Nuevo Periodismo. Cartagena. 29 de marzo a 2 de abril de 2004.<br />

Relator: Mauricio Gaviria.<br />

mgaviria@fnpi.org<br />

Reconociéndose acusado de ser tremendista, <strong>Miguel</strong> <strong>Ángel</strong><br />

<strong>Bastenier</strong> enciende el primero de los 60 cigarrillos que inundarán<br />

durante cinco días las sesiones del taller <strong>para</strong> <strong>nuevos</strong> <strong>editores</strong>, y<br />

empieza afirmando que este es el peor momento en la historia del<br />

periodismo de papel: “Hace 25 años éramos los príncipes de la<br />

información, lo que no se publicaba en los diarios simplemente no<br />

existía”.<br />

1. Los diarios de papel.<br />

“Con tal de vender, la información<br />

nos persigue hasta debajo de la cama”<br />

M.A.B<br />

El periodismo de papel enfrenta hoy una amenaza distinta a la que superó en los años 20<br />

con la radio y en los 50 con la televisión: Los PC’s e Internet están ocasionando que se<br />

pierda el hábito de comprar y leer diarios; el acto suntuario de entregar unas monedas y<br />

recibir a cambio un fajo de papel que nos informa sobre nuestro entornoestá<br />

desapareciendo.<br />

En los años veinte se creyó que la radio era un golpe mortal contra el periodismo pues<br />

no requería una inversión grande de tiempo como la de los diarios <strong>para</strong> pre<strong>para</strong>r una<br />

edición y la transmisión de información era más rápida. Pero eso no sucedió, al<br />

contrario, la radio contribuyó al desarrollo de la prensa. Treinta años después, con la<br />

aparición de la televisión y el aplastante peso de sus imágenes, se ponía de nuevo en<br />

peligro el futuro de los periódicos. Esta vez el periodismo de papel tampoco tuvo que<br />

temer.<br />

El periodismo, el bueno, fue y es perfectamente capaz de sobrevivir a la televisión: la<br />

prensa es aquella que se toma el tiempo <strong>para</strong> la difícil tarea de explicar el mundo al<br />

mundo.<br />

El 13 de septiembre de 1993 se firmó en los jardines de la Casa Blanca el presunto<br />

acuerdo de paz entre palestinos e israelíes. La re transmisión mostraba con zoom y<br />

primeros planos los abrazos y apretones de manos de los dirigentes; parecía no haber<br />

forma de superar informativamente el cubrimiento de ese hecho. Pero se hizo una<br />

encuesta a los televidentes preguntándoles <strong>por</strong> lo que habían visto. El resultado: nadie<br />

había entendido nada de lo que estaba sucediendo.<br />

1


Un periódico capaz de responder preguntas, de enterar a la gente de las cuestiones<br />

mínimas que le atañen a su vida, de decir cosas como cuánto cuesta y <strong>para</strong> qué sirve<br />

algo, es un periódico que puede sobrevivir al reto de la televisión instantánea.<br />

Pero la amenaza de los PC’s e Internet es distinta. Desde la década de los ochenta el<br />

mundo tiene la posibilidad de comunicarse con el mundo en tiempo real y hoy los<br />

periódicos están siendo víctimas de una explosión informativa; los avances tecnológicos<br />

han permitido que la información nos persiga a todas partes. Son muchas las formas en<br />

que en todo momento se nos presenta información constantemente y la capacidad de las<br />

personas <strong>para</strong> absorberla <strong>por</strong> medio de la lectura de los diarios está siendo desplazada.<br />

Desde 1995 no aumenta el número de diarios en activo en Europa y Estados Unidos. La<br />

cifra del número de ejemplares vendidos se encuentra estancada (Asia es el único<br />

continente en donde aumenta). Cada año se venden menos diarios, cada vez nacen<br />

menos diarios, cada vez son menos necesarios.<br />

Cualquiera se puede comunicar fácilmente al margen de la prensa. Nos encontramos<br />

ante una realidad que acecha: no somos imprescindibles, tal como se publican hoy, los<br />

diarios podrían dejar de existir. Todo muestra que ya no somos necesarios. Entonces<br />

¿Qué hacer <strong>para</strong> sobrevivir en un mundo que no nos necesita <strong>para</strong> sobrevivir?<br />

Para los diarios de América Latina, donde la democracia, la educación y el desarrollo es<br />

menor que en Europa, hay que hacerse unas preguntas más: ¿Tendrá tiempo la prensa de<br />

desarrollarse <strong>para</strong> oponer resistencia al fenómeno de globalización? ¿está en<br />

condiciones de hacer un periodismo que pueda sobrevivir?<br />

La prensa de nuestros países tiene poca capacidad de atracción social y su credibilidad<br />

es mínima: influida <strong>por</strong> los poderes locales, no tiene autonomía. Los diarios de América<br />

Latina no han podido generar un mercado propio y ese es su gran problema, que no<br />

tienen lectores. Un periódico debe tener un mercado firme que lo sostenga y le de<br />

credibilidad.<br />

Son pocos los diarios latinoamericanos que se pueden señalar como el gran órgano de<br />

información representativo de su país, es decir, un diario capaz de explicarle su país al<br />

mundo y el mundo a su país.<br />

El número de ejemplares de prensa vendidos <strong>por</strong> cada mil habitantes, valor que habla de<br />

su penetración en la sociedad, es muy bajo. Incluso antes de la crisis, Argentina, uno de<br />

los más desarrollados, vendía como mucho 80. <strong>Miguel</strong> <strong>Ángel</strong> <strong>Bastenier</strong> habla de lo<br />

dudosas que son las cifras en este continente y da la cifra de que, siendo generosos en el<br />

cálculo, en Colombia tan solo 20 de cada mil habitantes compran un diario. El<br />

panorama de ventas de diarios en el resto del continente es también muy bajo.<br />

Lo anterior en contraste con países como Inglaterra, con 270 periódicos vendidos <strong>por</strong><br />

cada mil habitantes o Escandinavia, con 500, lo que significa que en cada familia tienen<br />

de a dos o tres diarios.<br />

No <strong>por</strong> casualidad se dice que Internet es la autopista de la información. Autopista que<br />

además parece haber sido construida sobre el terreno que había sido destinado al<br />

periódico de papel. Los lectores se han volcado a las pantallas; la negra realidad que<br />

2


amenaza al periodismo de papel -y no distingue entre periódicos europeos,<br />

latinoamericanos o estadounidenses- son los diarios en Internet.<br />

Estar en Internet es un mal necesario que da pérdidas a los periódicos. Es simple, es<br />

mercado, es competencia: mientras el ABC de Madrid esté en Internet, tendrá que hacer<br />

lo mismo El País. La <strong>para</strong>doja del Internet gratuito es que se muere de éxito: cuanto más<br />

se tenga, más dinero se pierde. Cuanto más se tengan que ampliar los servicios<br />

electrónicos, más plata se pierde. De manera que nos estamos comiendo a nosotros<br />

mismos y sin embargo sabemos que no podemos librarnos de Internet.<br />

A pesar de eso, los diarios digitales tienen unas características desfavorables que<br />

todavía nos permiten defendernos. Por ejemplo, parece suficientemente comprobado<br />

que se lee mejor en papel que en una pantalla. La pantalla cansa la vista y el cuerpo, en<br />

cambio un periódico permite ser leído sentados de cualquier manera o, si se quiere,<br />

acostados. El diario es un objeto físico que podemos doblar y leer como queramos. Dos<br />

folios de literatura política de calidad en un diario de papel se leen de corrido, en<br />

cambio la pantalla nos agota sin hacer mayor esfuerzo.<br />

Y después de todo esto, más preguntas: ¿qué hacer <strong>para</strong> sobrevivir en un mundo que no<br />

nos necesita <strong>para</strong> sobrevivir?, ¿tendrá tiempo la prensa de desarrollarse <strong>para</strong> oponer<br />

resistencia al fenómeno de globalización?, ¿está en condiciones de hacer un periodismo<br />

que pueda sobrevivir?<br />

La respuesta está en la utilidad: los periódicos deben hacerse tan necesarios como un<br />

electrodoméstico. Hacer parte del día a día, de la cotidianidad, que sigan estando en el<br />

desayuno, en el carro, en el lugar de trabajo antes de iniciar la jornada, en fin, que sean<br />

de una utilidad mecánica y esencial.<br />

Hay dos posibles modelos que sobrevivirán: los diarios perspectivistas y los diarios de<br />

proximidad. Los primeros son aquellos que tienen el propósito de contar el mundo al<br />

mundo. Ejemplos son Le Monde y New York Times, que tienden a dejar de lado la<br />

actualidad y la noticia y se concentran en hacer análisis, en explicar con profundidad y<br />

contexto las cosas que suceden. Se han adaptado a ese espacio, es algo que se reconoce<br />

desde sus titulares, que no siempre son noticiosos. Los perspectivistas son diarios que<br />

necesitan muchos más periodistas en la redacción.<br />

Para los de proximidad, el mundo prácticamente no existe <strong>por</strong>que su razón de ser es<br />

informar acerca de todo aquello que no se sale de las fronteras de la ciudad o el lugar<br />

donde son publicados. Deben estar tan especializados como <strong>para</strong> lograr encarnar su<br />

propia localidad en forma de diario. Esto en respuesta a que la globalización ejerce una<br />

presión sobre la prensa y la conduce a mirar sólo su inmediato alrededor; si el<br />

crecimiento de los periódicos se ha estancado, si las ventas ya no suben, los diarios<br />

deben darle a la gente información cercana a su realidad y que le ayude a vivir mejor.<br />

Los diarios de proximidad tienen que diferenciarse de los demás, tienen que derrotar la<br />

competencia o cubrir un espacio que no ha sido alcanzado antes <strong>por</strong> otro medio. Para<br />

<strong>Bastenier</strong>, El Espectador fracasó <strong>por</strong> que “era El Tiempo bis”. Tubo un intento <strong>por</strong><br />

convertirse en el periódico de proximidad de Bogotá pero no funcionó.<br />

3


Ya sea <strong>para</strong> dibujar el paisaje del mundo <strong>para</strong> el mundo (perspectivista), o <strong>para</strong> advertir<br />

con lupa lo que im<strong>por</strong>ta a los vecinos del barrio (proximidad), cada diario tiene que<br />

diferenciarse de los otros, apropiarse de un nicho del mercado y hacer mejor que nadie<br />

lo que se propone. Y sobre todo, tiene que volver a ser necesario.<br />

2. Ser periodista.<br />

“El periodista es un baúl permanente<br />

de cosas que no sirven <strong>para</strong> nada,<br />

hasta que un día lo hacen”<br />

M.A.B<br />

El periodista es una suma de todo aquello que no es. Es un poco historiador, un poco<br />

sociólogo, un poco antropólogo, un poco novelista, un poco político. Acude a las<br />

hemerotecas y a todo tipo de archivos <strong>para</strong> rescatar datos y reconstruir la historia, pero<br />

no es un historiador; tiene algo de sociólogo <strong>por</strong>que todo el material en bruto con que<br />

trabaja no tiene otra naturaleza que las problemáticas sociales; es antropólogo cuando<br />

recorre las calles y se fija en las caras, en las formas de hablar, en los acentos, en los<br />

estilos, todo eso sirve a los periodistas y los buenos lo absorben y le otorgan la<br />

im<strong>por</strong>tancia necesaria a la hora de escribir una noticia. El periodista también es un<br />

novelista: utiliza elementos de técnica narrativa, cuenta las historias con la<br />

aproximación que corresponde, muestra escenarios, personajes, protagonistas, y relata la<br />

evolución de los acontecimientos. Tiene bastante de político cuando se funde en ese<br />

ambiente próximo al poder, cuando va y viene <strong>por</strong> sus corredores. Si resulta que es todo<br />

eso sin serlo, entonces ¿Qué es el periodista?<br />

El verdadero periodista es quien logra pensar una maquinaria de representación de la<br />

realidad llamada periódico. Periodista es quien, a través de ello, se convierte en un<br />

agente social im<strong>por</strong>tante, en el estadio en que la sociedad encuentra facilidades <strong>para</strong><br />

hablar consigo misma. Pero después de hacer una minuciosa evaluación de cada uno de<br />

los periódicos latinoamericanos se encontró que la mayoría están desarticulados y no<br />

tienen coherencia interna. Erradamente se impone la concepción de que <strong>para</strong> ser<br />

periodista basta con publicar periódicamente una columna en cierto espacio del<br />

periódico.<br />

La complicada labor del periodista consiste en hacerle saber a la sociedad qué y quién<br />

es. Decírselo, sin buscar agradarle, sin estar de un lado o de otro, es periodismo de<br />

calidad. Adelantemos decir que la escritura periodística prescinde de inyecciones de<br />

bondad; ante una situación de guerra, el periodista no se puede proponer hacer la paz, él<br />

no da de beber al sediento ni reemplaza al ministerio de obras públicas.<br />

La palabra escrita es el instrumento que periodista tiene <strong>para</strong> contar la sociedad a la<br />

sociedad. Lo único que puede hacer es representar la realidad, jamás reproducirla. Nadie<br />

puede decir “yo he contado las cosas como pasaron”. Lo anterior <strong>por</strong>que los hechos<br />

existen desde el momento en que se escriben. Pensemos en un asesinato con arma<br />

blanca: ¿Cuándo comienza ese hecho? ¿En el momento en que le clavan el cuchillo a la<br />

4


víctima? ¿en el momento en que el asesino brilla la hoja del cuchillo planeando<br />

escrupulosamente el asesinato? ¿en el momento en que la víctima hace contacto visual<br />

con su homicida? ¿cuando el cuchillo se ensucia de sangre? El periodista decide donde<br />

comienza y donde termina un hecho. Hablar de representación de los hechos conduce<br />

siempre a una discusión bizantina sobre la objetividad. De una vez tengámoslo claro: no<br />

existe la objetividad, existe el fair play. La representación de los hechos y el trabajo<br />

periodístico en general siempre tiene una dosis de subjetividad inevitable, los mensajes<br />

cambian incluso dependiendo de algo tan elemental como la foto que los acompaña o la<br />

sección en que son publicados.<br />

Teniendo esto en cuenta, lo que queda <strong>por</strong> hacer es un trabajo con subjetividad<br />

controlada y con buena fe. Un periodista trabaja apasionadamente pero sin preferir nada.<br />

Si su cometido es representar los hechos sin asomar calificaciones de bueno o malo, lo<br />

mejor <strong>por</strong> hacer es ser honrado, <strong>por</strong> que tampoco existe una ética específica <strong>para</strong><br />

periodistas. Trabajar éticamente es lo mismo que trabajar profesionalmente. Si hay<br />

valores <strong>para</strong> ser buen periodista, son los mismos de cualquier buena persona<br />

comprometida con su trabajo. Reconocer los errores y hacerlo público en el periódico,<br />

<strong>por</strong> ejemplo rectificando una información que afecta el buen nombre de alguien, habla<br />

de profesionalismo. Y profesionalismo acompañando cada decisión, no sólo la de<br />

establecer el inicio y el final de un hecho.<br />

Volviendo a la idea de ser necesarios, antes de escribir, el periodista tiene que entender<br />

en su totalidad lo que va a contar, y antes de publicarlo, además de dar fe de su<br />

veracidad, debe estar seguro de que hacerlo es de utilidad <strong>para</strong> el lector. Es que antes un<br />

periodista salía como con una cestita a recolectar información <strong>para</strong> publicar una noticia<br />

al día siguiente y le tomaba buen tiempo y dedicación hacerlo, en cambio hoy tiene que<br />

ser meticuloso: casi no tiene que salir del periódico <strong>por</strong>que abundan las personas que se<br />

pelean <strong>por</strong> llenarle la agenda con la información que les interesa sea publicada. Lo más<br />

cómodo sería publicar lo primero que nos envíen, pero el buen periodista recicla sólo<br />

que es de utilidad <strong>para</strong> el lector.<br />

3. El editor y el periódico<br />

“Si su señora está contenta en casa,<br />

es que el editor no lo está haciendo<br />

bien en el periódico”.<br />

M.A.B<br />

Cada periódico es independiente y se plantea a sí mismo como quiere: establece su lugar<br />

en la sociedad, su punto de vista, los límites de interpretación y de pensamiento que va<br />

admitir a sus redactores, su concepción de los géneros de escritura periodística. Un<br />

periódico, cualquiera que sea, es algo pensado. No im<strong>por</strong>ta cómo ha sido concebida esa<br />

política editorial que el editor está llamado a hacer cumplir, lo im<strong>por</strong>tante es que sea<br />

coherente con su propio proyecto. Y como responsable de los contenidos publicados, el<br />

editor debe garantizar que se cumpla con todo aquello que el periódico ha establecido<br />

como su política editorial.<br />

5


El colectivo de <strong>editores</strong> piensa permanentemente el periódico, los <strong>editores</strong> de cada<br />

sección forman un bloque que atraviesa todas las salas de redacción, cada uno conoce<br />

los temas de las diferentes secciones pero sobre todo conoce su materia como nadie. Un<br />

editor sabe más de los temas de su sección que todos sus redactores juntos y el ideal<br />

imposible es que domine la totalidad de su esfera de información.<br />

El periódico, interiormente, funciona como una asamblea de debates en donde se llega a<br />

un consenso luego de persuadir tanto a <strong>editores</strong> como a redactores. El editor funciona<br />

como un mediador entre los superiores y los redactores: logra que el periódico deposite<br />

confianza en estos últimos proponiéndoles temas y buenos enfoques <strong>para</strong> que se luzcan<br />

con buenas historias ante los directores y el resto del equipo periodístico. Ser este<br />

mediador y persuasor requiere de una autoridad legítima que sólo se obtiene con<br />

experiencia profesional.<br />

El editor es un individuo que no puede trabajar solo, requiere un alto grado de<br />

interdisciplinariedad <strong>por</strong>que siempre está buscando más posibilidades de iluminar lo<br />

que sabe: toma ventaja de su variada agenda telefónica, de los teletipos de las agencias<br />

de noticias, de las ruedas de prensa, de lo que escucha en las conversaciones con sus<br />

colegas y con personajes públicos. El editor es un gran seleccionador, ya su olfato le<br />

dirá si vale la pena enviar gente a algún lugar <strong>para</strong> conseguir información propia<br />

Agenda propia y obligada<br />

En América Latina el 90 % de la agenda es obligada, sólo el 10 <strong>por</strong> ciento es propia.<br />

Los medios temen dejar de publicar esas noticias que se supone todos deben publicar.<br />

Agenda obligada es, <strong>por</strong> ejemplo, una conferencia de prensa del Presidente de la<br />

República, eso es algo im<strong>por</strong>tante, todos los medios tienen que informar sobre aquello,<br />

pero también hay que encontrar lo propio; la labor de los <strong>editores</strong> es pro activa. Un<br />

editor requiere iniciativa, tiene que salir a la calle y dirigirse a las fuentes <strong>para</strong><br />

encontrar más ideas y datos <strong>para</strong> abordar mejor los temas.<br />

Las ruedas de prensa son un vicio de los periódicos latinoamericanos: la mayoría de<br />

estas no ofrecen nada, no se convocan <strong>para</strong> dar noticias y quienes las convocan tienen<br />

intereses de <strong>por</strong> medio. Vivir de las ruedas de prensa reduce el potencial de agenda,<br />

hace que todos los periódicos sean iguales y se convierte en un pacto de comodidad y<br />

complicidad poco profesional entre los poderes y el periodista. Algo parecido puede<br />

ocurrir con las noticias de agencias: un diario con agenda propia no las usa <strong>para</strong><br />

publicarlas inmediatamente sino como una forma <strong>para</strong> saber qué ha pasado y <strong>para</strong> tener<br />

información de orientación.<br />

Así construye una buena agenda propia que diferencia su periódico de la competencia.<br />

Todo va en procura de una agenda propia que elimine progresivamente lo que se puede<br />

quitar de una obligada. Sólo así le puede decir al lector: yo tengo algo que a usted le<br />

im<strong>por</strong>ta y no va a encontrar en ningún otro diario.<br />

El editor usa todo lo que esté a su alcance pero no se casa con ninguna de sus<br />

posibilidades. Debe tener una agenda informativa propia y otra obligada, y saber<br />

diferenciarlas.<br />

6


Las secciones<br />

En la conmemoración del 50 aniversario de Le Monde un redactor emérito dijo que un<br />

periódico es como una ciudad artificial creada <strong>para</strong> que el lector pueda recorrerla sin<br />

tener que abrir los ojos. Así como un ciudadano sabe dónde termina su ciudad y dónde<br />

está todo lo que necesita, el lector debe saber donde quedan en el periódico las plazas<br />

públicas, los escenarios de cultura, los campos de fútbol, los centros comerciales, los<br />

bancos, los negocios, los políticos, los servicios de salud. El lector, como el ciudadano,<br />

debe tener la facilidad de reconocer claramente dónde empieza y dónde termina la<br />

sección judicial, la cultural, la económica, etc.<br />

Lo primero que tiene que hacer un cuerpo de <strong>editores</strong> es resolver cómo va a dividir la<br />

realidad. Es vital definir qué información va en qué lugar del periódico <strong>para</strong> que este<br />

sepa siempre con qué se va a encontrar, de tal manera que pueda <strong>por</strong> ejemplo hacerle<br />

seguimiento a una noticia. Si tiene que hacer esfuerzo <strong>para</strong> ubicar información, pierde<br />

fidelidad y el periódico mercado y, <strong>por</strong> tanto, independencia.<br />

El lector es fiel cuando conoce esa ciudad que lee en miniatura; las secciones deben<br />

tener un corte limpio <strong>para</strong> saber hasta donde puede ir cada tema. No se puede permitir<br />

que la información deambule de sección en sección, si se hace seguimiento de una<br />

noticia debe ser siempre a lo largo de la misma sección. A ese lector-ciudadano no se le<br />

puede cambiar el horario del cine <strong>por</strong>que sí, ni se le puede cambiar el banco, la iglesia y<br />

el gimnasio de lugar de la noche a la mañana.<br />

Puede que la estructura de un periódico cambie, ya se ha dicho que cada periódico tiene<br />

independencia <strong>para</strong> definirlo según sus características, lo que no se puede admitir es una<br />

noticia en una sección y al día siguiente en otra. Es mejor equivocarse todos los días de<br />

la misma manera que acertar todos los día de manera distinta.<br />

A parte de las secciones, el periódico debe tener una política de publicidad estricta <strong>para</strong><br />

que nunca se impongan los intereses de los anunciantes sobre los espacios que ha<br />

establecido <strong>para</strong> anuncios. Páginas tan im<strong>por</strong>tantes como la primera y la tercera no<br />

pueden estar invadidas de publicidad, eso es una falta de respeto contra el lector.<br />

El mercado define la autonomía de un periódico. El carácter comercial de los periódicos<br />

no debe avergonzarnos pues generar ganancia es nuestra garantía real de independencia.<br />

Sin mercado no hay lectores y sin lectores no hay nada que defienda la autonomía del<br />

periódico de la publicidad y los poderes políticos. Un periódico vende en arreglo a los<br />

espacios que él mismo define, nunca de manera distinta.<br />

7


4. Géneros.<br />

“Los géneros son nuestro mapa de navegación”<br />

M.A.B<br />

Así como el periódico debe tener bien definidas sus secciones, su política editorial y de<br />

publicidad, también debe tener un mapa distintivo en cuanto a los géneros de<br />

periodismo informativo. Existen tres géneros básicos <strong>para</strong> informar: la nota seca, la<br />

crónica, y el re<strong>por</strong>taje. Esencialmente, el periodismo es una tarea informativa, aunque<br />

algunas veces será más interpretativa, explicativa, analítica, o investigativa que otras.<br />

Aunque aquí se da una aproximación a cada uno de ellos, la escritura del periodista es<br />

híbrida. No existe un consenso sobre lo que es cada género, en todas partes los conciben<br />

y los llaman de maneras distintas. La propuesta que se expone a continuación es acorde<br />

con la concepción de géneros de la Escuela de Periodismo de El País.<br />

El mapa de los géneros se establece de acuerdo a la distancia y el grado de<br />

personalización de la información que tiene el periodista a la hora de escribir. La<br />

distancia que toma el periodista del objeto define los elementos esenciales <strong>para</strong> que la<br />

información logre representar siempre una totalidad, sin im<strong>por</strong>tar qué tan distante al<br />

objeto se esté. El mínimo grado de intervención del autor en el texto es la nota seca, y el<br />

grado máximo de apropiación de la información y de personalización es el re<strong>por</strong>taje.<br />

Existe un nivel intermedio que es el de la crónica. Del re<strong>por</strong>taje se desprenden dos<br />

subgéneros: la entrevista y el perfil. Y de la crónica, otro: el análisis.<br />

La nota seca<br />

Pensemos en un astronauta que observa la Tierra a miles de kilómetros de distancia.<br />

¿Qué puede ver? Una superficie más o menos redonda, un movimiento de traslación y<br />

otro de rotación; distingue un color azul, el del mar; y otro marrón, el de los continentes.<br />

La nota seca sobre el Planeta Tierra no puede contener más que la totalidad de esos<br />

elementos que se alcanzan a distinguir desde tal distancia.<br />

La nota seca tiene la mayor distancia del hecho, <strong>por</strong> eso tiene el grado mínimo de<br />

interpretación posible <strong>por</strong> parte del autor. Tiene los elementos suficientes <strong>para</strong> que el<br />

lector tenga una idea clara de lo que está sucediendo. La materia prima de la nota seca<br />

son el teletipo, las circulares, los boletines, las notas de prensa. A partir de ello se<br />

construye una información en la que el autor no tiene derecho a interpretar nada <strong>por</strong>que<br />

no ha visto nada ni ha estado en el lugar de los hechos, cualquier intención de cambiar<br />

la información es antiético. No se puede tocar ni influir un material del que no se ha<br />

participado y <strong>por</strong> eso la nota seca no se firma.<br />

La crónica<br />

Es la prosa de los diarios, el género <strong>por</strong> excelencia del corresponsal. Este se nutre de<br />

diversas informaciones que va recopilando sobre lo que va a escribir, toma hilos de<br />

información de diversas fuentes: ve noticieros, escucha radio, lee los diarios, hace<br />

llamadas telefónicas, relaciona informaciones que ya conocía con el tema que está<br />

tratando. No toda la información se ha conseguido de primera mano, tampoco se ha<br />

estado necesariamente en el lugar de los hechos.<br />

8


La crónica admite un cierto grado de interpretación, se cuenta lo que sucede y explica<br />

<strong>por</strong> qué pasan las cosas que pasan, pero nunca llega a opinar, es decir, a calificar algo de<br />

bueno o malo. Aunque todavía es un estadio de información indirecta, tiene ese grado<br />

de interpretación que no tiene la nota seca: la crónica ya ilumina hechos, contextualiza.<br />

Debido al nivel de interpretación que tiene, la crónica debe ir firmada siempre.<br />

Siguiendo con el ejemplo, la distancia <strong>para</strong> escribir una crónica sobre el Planeta Tierra<br />

no es tanto de astronauta, sino más bien de pasajero de avión: el periodista se da cuenta<br />

de más cosas, puede ver relieves, variedad de tierras, lagos, ríos, ciudades y, aunque del<br />

tamaños de una hormiga, ve personas.<br />

El re<strong>por</strong>taje<br />

Es cuando el periodista está de tú a tú con los hechos. El re<strong>por</strong>taje no lo escribe un<br />

astronauta ni un pasajero de avión, lo escribe un re<strong>por</strong>tero que tiene los pies puestos en<br />

el mismo suelo de los protagonistas de la historia. Busca lograr la mayor cercanía a los<br />

hechos. El re<strong>por</strong>tero está siendo testigo, habla con la gente, capta todo con todos los<br />

sentidos. En el re<strong>por</strong>taje se abandona el campo de lo indirecto, no hay nada más directo<br />

que ver, tocar y oír la realidad en movimiento. Si en la crónica obtenemos la<br />

información <strong>por</strong> diversos medios externos, aquí la apropiación la hace directamente el<br />

periodista.<br />

Se necesita tiempo antes de escribirlos, los temas de los re<strong>por</strong>tajes son amplios y<br />

merecen toda la extensión que el tema demande; es mucha y muy variada la<br />

información que se debe recopilar, se requiere consultar más materiales (de hemeroteca<br />

<strong>por</strong> ejemplo). La narración en este género es más desarrollada y hay inclusión de<br />

personajes, el autor tiene más libertad en los títulos, puede asomar un poco de ironía.<br />

Hay dos tipos de re<strong>por</strong>taje: el de escenario, que se construye a partir de lo que se ve<br />

directamente, y el virtual, construido a partir de fuentes, tantas como <strong>para</strong> lograr incluso<br />

reconstruir escenas.<br />

Siempre debe ir firmado, la firma es una forma de responder y de autentificar que lo<br />

dicho es cierto.<br />

La entrevista<br />

Es un subgénero del re<strong>por</strong>taje. El entrevistador debe llegar con la idea de que va a<br />

ejecutar al entrevistado; durante la entrevista se inquieta al personaje, se le crean<br />

dificultades, el entrevistador no debe tener ni un momento de debilidad. La entrevista se<br />

trata de provocar la conversación en que todas las preguntas del periodista, incluso las<br />

no formuladas directamente, se respondan. Se trata de crear la situación ideal <strong>para</strong> que<br />

el personaje hable y entregue oro.<br />

En el periódico el lector debe reconocer visualmente que se trata de una entrevista, <strong>por</strong><br />

eso debe ir acompañada con una foto del entrevistado. Debe tener una introducción<br />

corta, el título puede ser una frase significativa que reúna lo más im<strong>por</strong>tante que ha<br />

dicho el entrevistado. Debe darse el nombre y el cargo del personaje en el antetítulo.<br />

9


-Entrevista temática. Se pregunta <strong>por</strong> temas al entrevistado y se presenta la<br />

información en el periódico de la misma manera. Es una manera de construcción<br />

práctica pero se torna fría y distante.<br />

-Pregunta-Respuesta. Aparentemente es la más objetiva pero en realidad es totalmente<br />

construida <strong>por</strong> el autor. Lo que se publica en realidad no ha ocurrido nunca <strong>por</strong>que todo<br />

lo hablado, <strong>para</strong> que sea entendido en un texto sobre papel, necesita reescritura, corte y<br />

confección. El periodista agrupa las preguntas y las respuestas según los temas y lo<br />

dicho <strong>por</strong> el entrevistado. Las preguntas se hacen después de las respuestas, las<br />

preguntas no existen, durante la entrevista se han estimulado declaraciones y después se<br />

decide qué pregunta corresponde a lo que se dijo.<br />

En este tipo de entrevista, el periodista decide qué sale y qué no sale, que se diga algo<br />

no quiere decir que se tenga que publicar. Claro que debe ir firmada.<br />

-Romanceada: Un 95% es producto de lo que escribe el periodista fruto de la<br />

información que recopiló durante la entrevista y un 5% son entrecomillados del<br />

entrevistado. Hay mucha intervención del periodista, que da su propia versión de las<br />

cosas y de su encuentro con el personaje. También debe ir firmada.<br />

El análisis<br />

Es un subgénero de la crónica. Ahonda en un hecho, lo contextualiza, le da una<br />

explicación suficiente <strong>para</strong> que el lector entienda muy bien lo que tiene que ver con ese<br />

tema. Es aposteriori a una información de la que el lector ya tiene cierto conocimiento.<br />

Basta con retomar un mínimo de información a manera de recordación <strong>para</strong> que éste<br />

sepa lo que se está explicando.<br />

Retrato<br />

Es otro subgénero, está a medio camino entre la crónica y el re<strong>por</strong>taje que se hace sobre<br />

una persona. Para hacerlo hay que conocer mucho de la persona, conocer su carrera, su<br />

trayectoria. Requiere hablar con sus amigos y con sus contrarios.<br />

5. Edición y escritura<br />

“Si el último párrafo no es bueno,<br />

<strong>para</strong> qué leer el resto.”<br />

M.A.B<br />

La edición es respeto al lector y respeto a la lengua. Un texto de calidad se empieza<br />

mucho antes de la revisión de la nota escrita; los buenos textos se conciben desde que se<br />

propone el tema. En una sala de redacción el enemigo es la improvisación.Antes de<br />

escribir el periodista sabe lo que quiere y conoce mejor que nadie el tema.<br />

El editor como el periodista, es empírico. Así como no existe un libro que establezca<br />

una única definición de los géneros, no existe uno definitivo que atesore los<br />

conocimientos <strong>para</strong> ser un buen editor, todos son aproximaciones. Existen, eso sí,<br />

condiciones <strong>para</strong> lograrlo. Y en el caso latinoamericano es urgente resaltar una, tal vez<br />

la más im<strong>por</strong>tante: la lengua castellana.<br />

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La Real Academia de la Lengua no juzga la manera como se habla en cada país −es<br />

válido que cada uno escriba con las palabras de su país− su papel es detectar aquello que<br />

pone en peligro la identidad del idioma. Como la lengua castellana es una sola, el editor<br />

ha de tener un cuidado sagrado sobre todo con lo que no necesita, es decir, con las<br />

palabras de otros idiomas. La información debe presentarse de manera clara y sencilla;<br />

adoptar palabras de otros idiomas puede hacer que la lectura pierda fluidez.<br />

Como a un amigo en un bar<br />

Ser buen narrador de historias es condición de periodistas, corresponsales y re<strong>por</strong>teros.<br />

Hacerlo bien tiene que ver con la manera como contaríamos algo a un amigo en un bar:<br />

no lo impacientamos con preámbulos ni damos vueltas antes de contarle lo que<br />

queremos. Eso es el lead: le damos al lector de primero lo más im<strong>por</strong>tante de manera<br />

que podamos captar toda su atención. El lead es lo urgente, la parte de la historia en que<br />

no hay circunloquios ni largos exordios.<br />

Un buen inicio es como ganar “la batalla de las playas”: si no se gana esta primera, se<br />

pierden las demás. En el periódico no hay razón <strong>para</strong> esperar, no se puede tardar ocho<br />

líneas <strong>para</strong> llegar a la esencia de la noticia.<br />

Mientras transcurre el relato, podemos generar expectativa en nuestro interlocutor con<br />

cuidado de no dejar cabos sueltos: hay que responder todos los interrogantes que se<br />

crean. En secreto lo llevamos, lo trans<strong>por</strong>tamos, le hablamos en los términos en los que<br />

sabemos entenderá todo de manera sencilla, así no nos pedirá que nos detengamos <strong>para</strong><br />

aclararle algún detalle confuso. No hablamos como economistas o abogados y si usamos<br />

un término muy especializado lo hacemos entendible.<br />

En el bar y en el periódico llamamos las cosas <strong>por</strong> su nombre, no está mal usar un<br />

lenguaje popular si conviene a la intención del relato, en el texto escrito podemos incluir<br />

con mesura modismos y localismos, pero usando comillas.<br />

El periodista decide cómo contar la historia: como una batalla épica o como una obra de<br />

teatro, lo im<strong>por</strong>tante es lograr un tono acorde a la noticia y lograr mantenerlo hasta el<br />

final con párrafos bien articulados, no con una suerte de información a la deriva. La<br />

sociedad está viva y tiene colores y matices. La escritura, entonces, debe vibrar<br />

igualmente: cargar esa vida de la sociedad, tener hechos, personas, voces.<br />

La teoría del marciano<br />

Pensemos que el periódico llega a manos de un marciano que sólo entiende el español.<br />

No está enterado de nada, no ha hecho seguimiento de ninguna noticia en días pasados.<br />

Si toma el periódico, no tiene <strong>por</strong>qué adivinar nada, nuestra misión es que quede<br />

informado. El periodista debe asumir que el lector no está enterado pero no <strong>por</strong> eso<br />

puede pasar a subestimar su capacidad de entendimiento.<br />

Uno de los errores más graves en los diarios latinoamericanos es la sobreescritura: un<br />

lector no se siente recompensado cuando lee una cosa dos veces innecesariamente, ni<br />

cuando le dan tres párrafos en vez de uno bien escrito <strong>para</strong> enterarse de todo más fácil y<br />

mejor. Se admite repetición cuando se quiere lograr cierto efecto.<br />

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Editar un texto es hacerlo lo más sencillo, claro y exacto posible. De las notas de los<br />

periódicos revisados durante el taller, se podían quitar muchas palabras sin perder un<br />

gramo ni una sombra de información. La vacuna <strong>para</strong> el problema de la sobreescritura<br />

es releerse con ojos de lector, de marciano.<br />

Evitar esas palabras innecesarias, además, libera espacio que en los periódicos debe ser<br />

bien medido y cuidado. La obligación del redactor y del editor es acarrear el mayor<br />

grado de significado en el menor espacio posible. Las líneas liberadas darán cabida a<br />

informaciones relevantes que pueden estar siendo sacrificadas. Sobra todo aquello que,<br />

quitándose, no altera el significado de lo que se busca decir.<br />

Sobre el periodismo literario<br />

Es algo que se hace bien o no se hace. Un periodista sin mucha experiencia no debería<br />

incurrir en este terreno. Son muy frecuentes los intentos fallidos, los golpes contra el<br />

piso. Es algo delicado, quienes intentan hacerlo lo hacen de manera adornada y sin<br />

éxito, cosa que se torna demasiado evidente logrando sólo opacar la calidad de la<br />

información, y su propio nombre.<br />

El titular<br />

Dependiendo del caso puede haber: lineal, fáctico, interpretativo, de opinión, o<br />

informativo. Debe llamar la atención pero guardando las dimensiones; el título de una<br />

nota seca, <strong>por</strong> ejemplo, no puede tener asomos de interpretación. Deben ser acordes a la<br />

información que se presenta en el cuerpo del texto, hay que evitar los títulos cabezudos:<br />

cabeza grande y cuerpo chico. No se engaña al lector.<br />

Es una convención bien adoptada escribir los títulos en presente de indicativo, que se<br />

refiere a lo que acaba de ocurrir. No está bien titular con condicionales, estos deben<br />

dejarse <strong>para</strong> el sumario cuya extensión permite desarrollados. Por ejemplo: No basta<br />

decir “Tres militares irían a prisión”. Es necesario completar: “Tres militares irían a<br />

prisión si se comprueba que tienen vínculos con las Autodefensas”.<br />

El título debe entenderse <strong>por</strong> sí solo. Lo mismo sucede con el sumario, la entradilla y el<br />

cuerpo del texto. Cada uno debe ser capaz de entenderse como una unidad<br />

independiente.<br />

Terminología<br />

Cada periódico debe definir la terminología que va a utilizar y que corresponde según el<br />

caso. “Matar” y “asesinar”; “terrorista” y “asesino”; “refutar” y “replicar” no son lo<br />

mismo, en periodismo los sinónimos no son un condimento de cocina, cada palabra<br />

tiene un matiz distinto. Si no tenemos la certeza de que alguien es el asesino, se deben<br />

usar términos como “sospechoso” o “acusado”.<br />

Comillas<br />

Usar comillas es renunciar a contarlo uno mismo, <strong>para</strong> hacerlo debe haber una buena<br />

justificación:<br />

12


-Vox populi: Cuando la voz es muy viva y no se quiere dejar escapar la fuerza de<br />

expresión oral propia de quien la dijo.<br />

-Declaración: Cuando lo que nos han dicho tiene gran relevancia y es puntual sobre un<br />

tema clave.<br />

-Testigo: Cuando no hay palabras <strong>para</strong> decirlo mejor que un testigo que lo vio.<br />

En los diferentes casos debemos presumir que el lector lo quiere leer así y no en<br />

nuestras palabras.<br />

No se debe empezar un párrafo con un entrecomillado. Antes de oír su voz, el lector<br />

debe saber quién es el que habla. Las citas y las fuentes son inse<strong>para</strong>bles. Los<br />

entrecomillados no deben ser muy extensos o terminan pareciendo rellenos, <strong>por</strong> eso hay<br />

que citar lo estrictamente necesario, sin que se repita lo ya dicho.<br />

La percha<br />

Va en primera página. Se usa <strong>para</strong> contarle al lector el carácter im<strong>por</strong>tante y exclusivo<br />

de una información. Justifica el <strong>por</strong>qué de esa noticia allí. Si es exclusiva del diario, la<br />

percha lo cuenta dándole crédito al periódico.<br />

Fotografía<br />

Pieza im<strong>por</strong>tantísima de un diario. El objetivo del fotógrafo es describir la realidad y su<br />

materia prima <strong>para</strong> dar información periodística es la imagen. Un buen fotógrafo está<br />

informado, sigue la noticia en el periódico, sabe mucho del tema que va a fotografiar.<br />

Las fotografías deben tener esmero en el manejo de planos, contraste, y fondo. El editor<br />

debe tener sensibilidad fotográfica. Las fotos deben ir firmadas, si son de archivo, el<br />

lector debe saberlo.<br />

Pies de fotos<br />

Son cortos. Relatan la fotografía, no hablan de lo que se ve sino que le dicen al lector<br />

algo sobre lo que no ve.<br />

Cuadros de información<br />

No deben estorbar donde se pongan (visualmente tampoco). Debe funcionar como una<br />

unidad <strong>para</strong>lela de información al resto que se ha dado en el texto central.<br />

Despiece<br />

Es información que se puede extraer sin afectar la información. Es como un apéndice,<br />

podemos vivir sin apéndice.<br />

Algunas recomendaciones<br />

-No usar sinónimos innecesarios a menos que sea <strong>para</strong> no repetir una palabra, o evitar<br />

una cacofonía.<br />

13


-Los conectores no son necesarios. Es muy común ver párrafos que inician con “<strong>por</strong><br />

otro lado”, “sin embargo”, “<strong>por</strong> su parte”. Basta quitarlos <strong>para</strong> darse cuenta de que el<br />

párrafo se entiende sin ellos.<br />

-El periodista cuenta lo que pasa, no lo que no ha pasado.<br />

-No se puede cambiar la secuencia tem<strong>por</strong>al: si hay un ayer, de ahí en adelante todo<br />

seguirá refiriéndose a ese ayer, hasta que algo lo cambie. Existe sólo ayer, hoy y<br />

mañana. Anteayer, pasado mañana y “hace unos días” se reemplazan <strong>por</strong> una fecha.<br />

-Allí donde haya interpretación siempre habrá firma.<br />

-Evitar la vos pasiva, decir “trajo” en vez de “había traído”.<br />

-Evitar latiguillos (lugares comunes). Cosas como “al cierre de esta edición” son<br />

obsoletas teniendo en cuenta la tecnología con que actualmente se cuenta.<br />

-Concisión. Evitar “algunos”, evitar “aproximadamente”. Cifras exactas.<br />

-No suprimir los artículos y las preposiciones, eso no es economía del lenguaje.<br />

-No es necesario decir “Actualmente”. Se asume que en un periódico todo es<br />

actualmente.<br />

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