Más del 90 % de los pobres en El Salvador no gozan de seguro ...

13 Diario Co Latino Jueves 7 de febrero de 2008
978 Jueves 7 de febrero de 2008 / Email: nmartinez@diariocolatino.com
Sobreviviendo Guazapa o la necedad del hombre imaginario
Por Miguel Ángel Chinchilla
Hablar de cine producido por
salvadoreños o salvadoreñas era hasta
hace poco reducir la charla a tres o cuatro
nombres: Alejandro Coto, José David
Calderón, Baltazar Polío, Guillermo
Escalón y Manuel Sorto, este último ex
colaborador del director chileno Miguel
Littin.
No obstante, hogaño en la era digital, se
reconocen públicamente otros nombres
que se unen a la lista: Noé Valladares,
Jorge Dalton, Paula Heredia, Carlos
Consalvi, Ricardo Barahona, Rolando
Medina, Daniel Flores, Felipe Vargas, y
por supuesto Roberto Dávila, unos con
más trayectoria que otros, sin olvidar a
Oscar Torres con cuyo guión Luis
Mandoki produjo Voces Inocentes, que
precisamente hace tres años yo
comentaba en las páginas de Colatino y
El Mundo; sin dejar de reconocer también
el trabajo de cine que realiza en Canadá el
joven Juan Carlos Velis.
Además hay que ponderar el buen
precedente que marcó el programa La
Urbe en Canal 12, un excelente esfuerzo
pero fallido del grupo Omega, en el cual
tuve el gusto de participar como
guionista.
Antes de continuar deseo aclarar que
conozco bien las diferencias técnicas
entre cine y TV, sin embargo para efectos
de este comentario dichas diferencias no
son relevantes.
Quiero decir primeramente que
Sobreviviendo Guazapa de Roberto
Dávila, realmente me entretuvo, o sea que
la película clasificada como de acción,
cumple a cabalidad con dos de las
funciones principales del lenguaje, según
Jakobson: función emotiva y función
estética. Esa es una primera fortaleza, a
pesar de los pequeños gazapos de luz o
las escenas demasiado largas como la del
enfrentamiento en el inicio. A propósito,
es aquí donde la película o mejor dicho el
drama pierde seriedad, debido a los
efectos digitales de los disparos. Por un
momento pareciera que se trata de un
juego como el paintbol o algo así, lo cual
produce un distanciamiento (o
distendimiento según se vea), sobre el
tema del reciente conflicto en El
Salvador.
Dicho alejamiento del concepto clásico de
tragedia, es notorio en los diálogos de los
personajes (Julio el soldado y Pablo el
guerrillero) que son dos jóvenes que
hablan como hablan los jalvadoreños, con
un léxico no mayor de tres docenas de
palabras. Eso precisamente provoca la
hilaridad del público, presenciar cómo se
tratan ambos personajes: pendejo, mierda,
chucho, terengo; en el contexto de
acciones cómicas o hasta bayuncas que no
permiten que el público se duerma.
Los esposos Dávila escribieron un guión
en lengua salvadoreña interpretado por
actores salvadoreños, aunque los cipotes
no tuvieran escuela ni trayectoria como
en la película de Mandoki, por ejemplo.
Pero es que, “Cada lengua –anota
Umberto Eco en su libro Signo- no
solamente refleja la historia de un
pueblo, sino que condiciona su
mentalidad y sus costumbres”.
Por eso es que el público se desternilla de
la risa y de veras que la goza a carcajada
limpia, con esta parodia casi idílica en la
cual al final el guerrillero cae abatido
como su hermano, pero el soldado
sobrevive y cumple con el cometido de
llevar a la niñita perdida hasta su casa, en
un epílogo técnica y actoralmente
El lunes 28 de enero del año que
transcurre, el Proyecto José Martí El
Salvador, realizó con éxito la “Noche
Martiana”, en conmemoración del
155° natalicio del gran humanista,
poeta, periodista, ensayista y apóstol
cubano, José Julíán Martí Pérez,
conocido universalmente como José
Martí, quien naciera en la Habana un
28 de enero de 1853.
Cuarenta y dos años después de una
vida intensa al servicio de la Patria,
cae Martí abatido en Dos Ríos, un
19 de mayo de 1895.
La “Noche Martiana” como se había
anunciado fue un evento emotivo,
con música, poesía y la presencia de
unas ochenta personas, todas y todos
reunidos muy cálidamente en el
pequeño local donde antes
funcionaba El Aire, en la esquina
entre calle Londres y avenida
Florencia de Colonia Miralvalle.
Entre los asistentes había diputados
del FMLN, también se contó con la
forzado, que desentona
desafortunadamente con el buen ritmo
que había traído la película. Yo diría que
esta es la principal debilidad de Dávila, la
falta de un buen final, un buen epílogo.
Esta ausencia de cierre contundente es
notoria también en un corto suyo titulado
En el Bus, en donde tampoco Dávila logra
impactar con un cierre pertinente y esa
básicamente es una debilidad que ya
viene planteada desde el libreto.
Con todo, producir un largometraje en El
Salvador es hoy por hoy como tocarle las
chiches a la Ciguanaba o como jalarle la
cola al Cadejo, es decir, significa una
proeza que viene a romper con el viejo
paradigma de que “aquí no se puede”, y
claro que se puede sobre todo cuando se
cuenta con el apoyo de la Fuerza Armada,
Concultura y Pollo Campero, que
oportunamente apoyaron el esfuerzo de
Fundacine para llevar a feliz termino este
proyecto cinematográfico de enorme
trascendencia histórica y estética para
nuestro país.
Porque el cine es un espejo “que nos hace
imaginar lo que somos, lo que no somos y
lo que queremos ser”, según anota Edgar
Morin en su obra El cine o el hombre
imaginario.
Guazapa (río de los guaces), se ha
convertido entonces en un emblema
nacional, en un icono de la guerra pasada,
donde el horror del fósforo lanzado por
las naves gringas de la Fuerza Aérea
salvadoreña, es ahora cosa del pasado,
motivo de películas y hasta de turismo,
convertido Guazapa en un símbolo, un
signo arbitrario para decir como los
semiólogos.
Recordamos aquí el libro Guazapa del
médico norteamericano Charles Clement,
que narra con lujo de detalles las
atrocidades cometidas por el ejército en
Noche martiana presencia de la licenciada Ibis Alvisa
González, Primera Secretaria de la
Embajada de Cuba en Guatemala;
asimismo se hicieron presentes la
embajadora de Nicaragua en El Salvador,
Gilda Bolt; el firmante de los Acuerdos de
Paz, Roberto Cañas y el ex alcalde de San
Salvador, Carlos Rivas Zamora, entre
otros y otras.
Destacada participación tuvo el poeta
Ricardo Castrorrivas, Secretario de
Documentación del colectivo martiano y
antiguo secretario de Roque Dalton en
Cuba, quien hizo una semblanza
etopéyica del humanista cubano.
También la abogada y escritora, Gloria
Amelia Martínez, declamó el famoso
poema “La Niña de Guatemala”, dedicado
por Martí a la hija del entonces presidente
de Guatemala, Miguel García Granados.
Dentro del programa, el escritor Miguel
Ángel Chinchilla, de la Secretaría de
Comunicaciones del Proyecto Martí, hizo
entrega pública del disco que contiene la
producción radiofónica del cuento
MEÑIQUE, que se transmitió a través de
YSUCA, el jueves 31 de enero en el
contra de la población.
Cuenta Dávila en una entrevista la serie
de dificultades que el equipo de
producción tuvo que enfrentar en el
proceso de filmación, desde los
consabidos problemas económicos hasta
enfermedades y adversidades técnicas y
climáticas, las cuales en ningún momento
arredraron el espíritu aguerrido de esta
gente que luchó y no desmayó hasta ver
su producto terminado y puesto en las
salas de cine.
Queda demostrado entonces que hacer
cine en El Salvador no es cosa del otro
mundo y Sobreviviendo Guazapa es una
muestra palpable de ello. Ojala se sigan
produciendo otras películas en este
mismo orden, hace algunos días Noé
Valladares nos mostraba el trailer de un
filme suyo sobre las maras, muy bueno
por cierto. El esfuerzo tendría que
implicar además regionalizar el producto
para ampliar el mercado y asimismo crear
estrategias creativas para hacerle frente a
la piratería. En este campo todo está
inédito, pero lo importante es que hay un
proceso que se ha iniciado para
enhorabuena de los cineastas. Yo por mi
parte estoy escribiendo un guión titulado
“güeveyo en plena plenaria” que trata de
un grupo Daniel de diputados Flores sinvergüenzas y Ascencio y
canallas. Al concluirlo se lo voy a enviar
a Oliver Stone y a Mel Gibson, ya que
ambos me han prometido producir la
película; mientras tanto vamos entonces,
silencio, cámaras, acción y ¡Abur!
programa “Clásicos de Chinchilla”.
Asimismo se repartió al público
asistente, el suplemento literario Tres
Mil de Diario Colatino, correspendiente
al sábado 26 de enero dedicado a José
Martí.
La trova no podía faltar en un evento
dedicado a José Martí, y así con do de
pecho cantaron Franklin Quezada,
Romeo Reyes, Victor Flores, Tania
Molina y el público que también
coreaba las rolas de Silvio Rodríguez,
además de la Guantanamera y nuestro
Poema de Amor.
Fue una noche cultural en la que
recordamos con cariño y
agradecimiento a ese gran americanista
llamado José Martí, y reafirmamos
nuestros votos martianos con el objetivo
de promover y fomentar su pensamiento
en función de una América sin yugo
imperialista.