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(Pausa.)<br />
BULGÁKOVA.- ¿Estás seguro de que volverá a llamar?<br />
BULGÁKOV.- ¿No te he dicho que estaba a punto de fijar un día y una hora? Acababa de<br />
decir: «Tendríamos que reunimos para charlar».<br />
BULGÁKOVA.- ¿Por qué no le llamas tú?<br />
(Pausa.)<br />
BULGÁKOV.- ¿A Stalin? ¿Te has vuelto loca?<br />
(Pausa. BULGÁKOV toma papel y pluma.)<br />
BULGÁKOV.- Le escribiré recordándole mi disposición para acudir a esa cita. (Silencio.)<br />
¿Preparada?<br />
(No sin dudarlo, ella acepta ser Stalin. BULGÁKOV escribe.)<br />
BULGÁKOV.- Estimado camarada... [222]<br />
4<br />
Junto al teléfono, BULGÁKOV intenta escribir. Pero no puede hacerlo solo. Al rato entra<br />
su mujer, que viene de la calle. BULGÁKOV está contrariado por su retraso.<br />
BULGÁKOVA.- (Quitándose la ropa de la calle.) Una cola espantosa. Todos los<br />
diciembres son igual, la gente se vuelve loca por enviar regalos a sus familias. Pero ya está,<br />
certificada, como querías. En seguida estará en manos de Stalin.<br />
BULGÁKOV.- He pensado que, en lo sucesivo, deberías llevar personalmente las cartas al<br />
Kremlin. No podemos seguir confiando en el correo. (Se dispone a escribir.) ¿Preparada?<br />
BULGÁKOVA.- ¿A quién dirás que me he encontrado en la estafeta?<br />
(A BULGÁKOV no le importa. Está impaciente por escribir.)