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(Largo silencio. BULGÁKOV no replica.)<br />
BULGÁKOVA.- Ya, ya sé que todos parecen haber cambiado, que éste ya no es el país en<br />
que nacimos, pero aquí, en esta casa... Ocurra lo que ocurra ahí fuera, nosotros, tú y yo, podemos<br />
ser felices aquí, juntos.<br />
(Largo silencio. BULGÁKOV no replica.)<br />
BULGÁKOVA.- Lo importante es que estemos juntos. Donde sea, Mijail, donde tú quieras,<br />
con tal de que estemos juntos.<br />
(Lo toca con amor. Él besa las manos de ella.)<br />
BULGÁKOV.- «Firmado: Mijail Bulgákov. Moscú, julio de 1929».<br />
BULGÁKOVA.- ¿A quién la diriges?<br />
BULGÁKOV.- A Stalin.<br />
(Pausa.)<br />
(Pausa.) [215]<br />
2<br />
BULGÁKOV lee una carta a su mujer. Con poca pericia, ella le remienda una camisa.<br />
BULGÁKOV.- «Estimado camarada: Durante los últimos años, he contabilizado trescientos<br />
un artículos aparecidos sobre mí en la prensa soviética. Tres eran laudatorios; doscientos noventa<br />
y ocho, injuriosos. «Bulgákov es un perro que rebusca en la basura», así me ha caracterizado el<br />
número ocho de Izvestia. En el número catorce del Komsomolskaia se me llama «burgués que<br />
lanza escupitajos empozoñados pero impotentes sobre la clase trabajadora». Todas mis obras han<br />
recibido comentarios corrosivos por parte del diario Pravda. Incluso en la Enciclopedia<br />
Soviética he sido insultado. (Pausa.) Toda la prensa soviética, y junto a ella todas las<br />
instituciones encargadas del control del teatro, se esfuerzan en demostrar que un escritor como<br />
Mijail Bulgákov no puede vivir en la Unión Soviética. Probablemente, tienen toda la razón».<br />
(Interrumpe la lectura, irritado.) ¿Puedes dejar eso? ¿Puedes tomarte esto en serio?
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