orientaciones publicísticas» del proceso civil - EGACAL
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EL ACTUAL DEBATE SOBRE LAS “ORIENTACIONES PUBLICÍSTAS”…<br />
179<br />
Así ha ocurrido punto por punto también en Italia y también en<br />
contra de quien escribe, como lo testimonia, sin perjuicio de otras, la<br />
vicisitud aquí descrita.<br />
Aclarado esto, parece paradójico e inaceptable por su evidente falta<br />
de fundamento la pretensión de acusar precisamente a los revisionistas de<br />
haber politizado la disputa sobre el <strong>proceso</strong> <strong>civil</strong>, de cultivar ideologías<br />
extremistas y de descalificar personalmente a quien no comparte sus<br />
mismas ideas7 . Es realmente el colmo querer invertir los papeles, transformando<br />
a los acusados y perseguidos en perseguidores y extremistas<br />
políticos: ¡parece que estamos releyendo la versión procesal de la antigua<br />
fábula <strong>del</strong> lobo y <strong>del</strong> cordero! Por lo demás, también los números deponen<br />
en el sentido aquí expuesto: no puede seriamente pensarse que unos<br />
pocos procesalistas en el mundo entero puedan marginar al nutrido grupo<br />
de adoradores <strong>del</strong> <strong>proceso</strong> <strong>civil</strong> autoritario. La historia y la evidencia<br />
enseñan que ha ocurrido, y ocurre, precisamente lo contrario.<br />
observaba el precepto evangélico, que impone amar al prójimo, en particular si es<br />
un adversario, y no, en cambio, odiarlo con todas las fuerzas y cubrirlo de insultos.<br />
Lo que dice mucho de ciertas ostentaciones de fe.<br />
Se llega al colmo cuando Lanfranchi atribuye a Robespierre la paternidad <strong>del</strong><br />
Tribunal de cassation, aprobado el 27-11-1790 por la Asamblea constituyente<br />
francesa (p. 605-606). El único tribunal querido por aquél, con la sola finalidad de<br />
suprimir a los adversarios políticos, fue el especial revolucionario, aprobado por<br />
decreto de la Convención Nacional de 10-3-1793. Del mismo fueron víctimas, el<br />
propio Robespierre y sus cómplices, como lo fue antes Danton. Sobre el tribunal<br />
revolucionario y el papel criminal desplegado por Robespierre, cfr. la clásica obra<br />
de G. LENOTRE, Le tribunal révolutionnaire (1793-1795), 38ª ed., París, 1932, p. 61<br />
y ss. En el mismo sentido, si bien con tonos más tenues, adde, CHIARLONI, Il presente<br />
come storia, cit., p. 446-471, el cual habla de ordalía modernizada e invoca a menudo<br />
a su favor la opinión de la comunidad jurídica. Ergo, quien no comparta en todo<br />
o en parte aquella opinión es relegado al círculo infernal de los excluidos, culpables<br />
de revisionismo vetusto-liberal.<br />
7 Cfr. PICÓ I JUNOY, op. cit., p. 56.