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Las bocas <strong>de</strong> tiempo.<br />
Temporalidad y margen en la obra cuentística <strong>de</strong> Raúl Novau<br />
Presente: temporalidad fronteriza<br />
Mauro Figueredo<br />
Universidad Nacional <strong>de</strong> Misiones<br />
Acaso sería realizar análisis epidérmicos o lindar con la obsecuencia manifestar que la<br />
marginalidad narrativa <strong>de</strong>l territorio Novau i emerge en sus medios <strong>de</strong> producción y<br />
movilizaciones editoriales, sin indagar los dispositivos culturales que operan <strong>de</strong> manera pocoortodoxa<br />
en el territorio misionero. Pero más allá <strong>de</strong> esto, <strong>de</strong> lo cual no nos ocuparemos en<br />
esta oportunidad, a la vez la marginalidad en Novau cobra relieve en sus maquinarias<br />
literarias, esto es, configuraciones narrativas <strong>de</strong> lo periférico: espacios d<strong>este</strong>rritorializados<br />
temporalmente, los cuales abortan <strong>de</strong> antemano la noción <strong>de</strong>l tiempo como una flecha<br />
apuntando hacia futuro promisorio; personajes fracasados, patéticos y azarosos; tópicos como:<br />
miseria, hambre, abusos, etc.<br />
Sería, en <strong>este</strong> sentido, que las temporalida<strong>de</strong>s se encarnan estancándose en un presente<br />
casi perpetuo: sin visos <strong>de</strong> mejoramientos, con resistencias con<strong>de</strong>nadas al fracaso, con<br />
templos elevados a pretextos mo<strong>de</strong>rnizantes. Todo lo cual haría posible vislumbrar en Novau<br />
su inscripción en el campo intelectual como un discurso político que se ubica en la frontera <strong>de</strong><br />
los mecanismos discursivos centrales. Por tanto, más que remitirnos a las temporalida<strong>de</strong>s<br />
estructurales <strong>de</strong>l relato, en <strong>este</strong> trabajo nos proponemos conectar éstas con la cultura. Tratar<br />
<strong>de</strong> ubicarnos en ese difuso e irregular intersticio entre el texto y el mundo.<br />
1 serie: Territorio Novau<br />
El «territorio literario» <strong>de</strong> Novau, como ya hemos anticipado, se traza en el margen:<br />
en la ruralidad, en la escasez, en la falta <strong>de</strong> contacto con la metrópolis y con los centros<br />
culturales, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sconexión con los medios masivos <strong>de</strong> comunicación. Des<strong>de</strong><br />
nuestra perspectiva, sin embargo, esto no respon<strong>de</strong>ría al pintoresquismo vaciado <strong>de</strong> sentido<br />
que ha nutrido las antologías y los anales <strong>de</strong> la «literatura misionera». Tampoco tendría que<br />
1
ver con el espacio una y otra vez repetido <strong>de</strong> su imaginario social: la inocencia <strong>de</strong>l jardín <strong>de</strong>l<br />
Edén, la mirada <strong>de</strong>l recienvenido o una ruralidad trivializada por iterativa, y, menos aún, con<br />
una cierta impronta <strong>de</strong> discursos colonizantes.<br />
Su territorio literario opera en permanente dialéctica <strong>de</strong> la mostración <strong>de</strong>l reverso <strong>de</strong>l<br />
pintoresquismo selvático: la miseria ii , la precariedad, la sexualidad indisolublemente unida al<br />
hambre, el aborto al progreso, los caseríos y los suburbios. No importa, <strong>para</strong> esta ocasión, si<br />
las dicotomías siguen siendo irreductibles o rediscutir si entre opresores y oprimidos se abre<br />
un abismo. Lo significativo aquí sería intentar apreciar el otro lado <strong>de</strong> la abundancia y <strong>de</strong> lo<br />
abigarrado, algo así como un embudo que empuja a la narración hacia el margen, a la<br />
vaciedad, a la frontera y a la colectivización.<br />
Ahora bien, en cuanto a espacios y estados <strong>de</strong> cosas, éste plantearía, a priori, cierta<br />
hibridación y, por consiguiente, cierta multidimensionalidad temporal al poner en diálogo<br />
elementos <strong>de</strong> períodos históricos alejados unos con otros. El entorno semiótico, en efecto, al<br />
ligar plagios <strong>de</strong> objetos <strong>de</strong> lujo capitalinos, fragmentos obsoletos, antiguos, imágenes <strong>de</strong><br />
antaño, etc., con otros <strong>de</strong> mayor contemporaneidad; o bien al poner en relación caseríos al<br />
lado <strong>de</strong> vetustos edificios <strong>de</strong> un barroco elemental (cfr. “El sustituto”), precarias<br />
construcciones con fachadas <strong>de</strong> pomposos carteles (“El yerro <strong>de</strong> Antolín, 1985, 29), etc.,<br />
hibridiza las relaciones temporeo/espaciales. No obstante, nos apresuramos a <strong>de</strong>cir, aquellos<br />
elementos casi escenográficos, que en apariencia no incidirían directamente en la<br />
temporalidad <strong>de</strong>l relato, le otorgan carnadura a la marginalidad iii y <strong>de</strong>jan entrever un flujo<br />
temporal heterogéneo que se obtura en la frontera, y que a la vez se encuentra en situación <strong>de</strong><br />
disloque con respecto a los flujos temporales macroeconómicos.<br />
2 serie: <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tenido progreso<br />
La narrativa <strong>de</strong> Novau se entreteje con una temporalidad que podríamos llamar<br />
<strong>de</strong>tenida, pues los personajes aparecen asediados por imposibilida<strong>de</strong>s tanto económicas como<br />
socioculturales. Toda línea fuga que le permitiría sustraerse, aunque sea por un instante, <strong>de</strong> la<br />
abulia, <strong>de</strong> la rutina, <strong>de</strong> la esclerosis múltiple, etc., aparece vedada o si llegara a manifestarse lo<br />
haría <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> lo más tenue: todo es carencia. Las miradas se aglutinan en un<br />
horizonte sin futuro, que nos remite una y otra vez al más acá <strong>de</strong> la supervivencia. Seamos<br />
más precisos: las narraciones avanzan <strong>de</strong>jando a su paso cierta <strong>este</strong>la que <strong>de</strong>scompone las<br />
2
potencialida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ruptura, el viraje situacional, etc.; el relato hace <strong>de</strong> los cronotopos<br />
minusválidos su materia prima.<br />
Por otra parte, ciertos acontecimientos narrativos se quedarían en una suerte <strong>de</strong><br />
parentética, que nos remitiría permanentemente a dos dimensiones: <strong>de</strong> un lado, un territorio <strong>de</strong><br />
cruces, <strong>de</strong> inmigraciones tanto exógenas como endógenas, don<strong>de</strong> tahúres burgueses -y <strong>de</strong> los<br />
otros- se juegan sus cartas <strong>de</strong> porvenir y, <strong>de</strong>l otro, los que se han quedado. De un lado <strong>de</strong><br />
aquellos que llegaron con el afán <strong>de</strong> obtener algunos réditos: aserra<strong>de</strong>ros (“Los minusválidos”<br />
y “Juan <strong>de</strong>do rojo”) y otras corporaciones que cuando han terminado sus tareas <strong>de</strong> explotación<br />
abandonan el territorio, y, <strong>de</strong>l otro: poblaciones ancladas, apáticas <strong>de</strong> tanta miseria,<br />
polvorientas, plagadas <strong>de</strong>l óxido <strong>de</strong>l olvido y la indiferencia macroeconómica. En esta<br />
dimensión la lógica <strong>de</strong> la memoria sería otra; la memoria se esparce por andariveles en<strong>de</strong>bles<br />
esgrimiendo sus argumentos. No porque sucedieran hechos <strong>de</strong>lictivos o epi<strong>de</strong>mias mortales,<br />
sino justamente por ese transcurrir sin visos <strong>de</strong> trastoque <strong>de</strong> las condiciones imperantes<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempos sin memoria (“El giboso”, 1988, 84-5).<br />
Sea como fuere, se produce un <strong>de</strong>sacople dual: con la memoria contemporánea, pues<br />
ésta es incapaz <strong>de</strong> manifestarse, no encuentra bases sólidas en las cuales apoyarse, no pue<strong>de</strong><br />
narrar. Y, por otro lado, con los mundos posibles al quedar negadas todas las nociones <strong>de</strong>l<br />
cambio o los estados afectivos <strong>de</strong> lo porvenir. La intratemporalidad, a la que se refiere<br />
Ricoeur, se exacerba <strong>de</strong> modo tal que la misma no permitiría siquiera reflexionar sino es en<br />
relación a puntos <strong>de</strong> referencia mundanos. De hecho, en algunos cuentos <strong>de</strong> Novau (“La<br />
lombriz”, “Amarga mandrágora” iv , etc.) se hace hasta inconcebible pensar en la historicidad<br />
<strong>de</strong> los personajes, esto es, el hincapié en «lo sido», que permite la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la<br />
extensión existente entre la vida y la muerte (cfr. Ricoeur: 1999, 200). De hecho, en algunos<br />
relatos, los personajes se animalizan y pier<strong>de</strong>n, <strong>de</strong> a poco, ese vínculo que los conecta<br />
existencialmente con el mundo. Tiempo impotente; tiempo vano y tedioso; tiempo cuya única<br />
salida es la muerte.<br />
3 serie: <strong>de</strong> Resistencias<br />
El boliche “El Triunfo” congrega a dos resistentes, dos inmigrantes polacos, uno el<br />
enloquecido y amotinado anti-autopista: Sruk, y el otro el inventor-vengador –sin querer<br />
serlo- <strong>de</strong> la comunidad: Siemprever<strong>de</strong>. Los dos se resisten a su modo, los dos luchan por<br />
causas perdidas. Siemprever<strong>de</strong>, alcohólico y utopista, fabulador balbuceante <strong>de</strong> planes<br />
3
fantásticos en un espacio cuyos habitantes no compren<strong>de</strong>n bien su simbología lingüística, con<br />
un globo aerostático aleja a su opresor, al usurero ruso Nicolás, quien le ha robado todo: su<br />
invento, su familia, su capacidad <strong>de</strong> creer aún en algo. Victoria colectiva que es a la vez<br />
<strong>de</strong>rrota, ya que se traduce en una gloria vacía: el núcleo familiar <strong>de</strong>struido. Sruk, por su parte,<br />
también termina suicidándose, arrojándose en una suerte <strong>de</strong> arca <strong>de</strong> Noé rural con todos sus<br />
animales a un barranco.<br />
Ambos resisten al capanga político, a los capitales foráneos, a la <strong>de</strong>sigualdad en la<br />
distribución <strong>de</strong> la riqueza, a aquellos que preten<strong>de</strong>r robarle todo, inclusive el «sentido» <strong>de</strong> sus<br />
vidas. Uno se aferra a la venganza y el otro se resiste a que lo relocalicen en algún centro<br />
urbano don<strong>de</strong> la miseria se hace inminente. Cabe preguntarse: si, como <strong>de</strong>cíamos<br />
anteriormente, la única salida posible es la muerte ¿Para qué luchar entonces? ¿A riesgo <strong>de</strong><br />
qué enfrentarse a fuerzas tan dispares? La respuesta tal vez la tenga Sruk:<br />
Resistiré esta vez Ren. La existencia se <strong>de</strong>splaza con los mismos<br />
movimientos que nuestro planeta, repitiéndose infinitamente. Nos colocamos<br />
en situaciones semejantes, justamente <strong>para</strong> quebrar la traslación, que sea<br />
irrepetible. Si no lo conseguimos, el suicidio es inminente. (“El <strong>de</strong>sertor”,<br />
1988, 82)<br />
Don<strong>de</strong> hay po<strong>de</strong>r, hay resistencia, <strong>de</strong>cía Foucault; luchar contra lo inevitable: el eterno<br />
retorno <strong>de</strong> lo idéntico, <strong>de</strong>cía Nietzsche… Resistir, entonces, <strong>para</strong> intentar «suspen<strong>de</strong>r» la<br />
pesada carga <strong>de</strong> las fuerzas hegemónicas, <strong>de</strong> las fuerzas en apariencia inmutables, <strong>de</strong>tener,<br />
aunque sea por un instante su flui<strong>de</strong>z. En todo caso, en la narrativa <strong>de</strong> Novau, toda<br />
temporalidad <strong>de</strong> resistencia es como una represa en<strong>de</strong>ble que trata <strong>de</strong> contener el discurso <strong>de</strong>l<br />
po<strong>de</strong>r, o pue<strong>de</strong> llegar a <strong>de</strong>shacer, como Siemprever<strong>de</strong>, un po<strong>de</strong>r hegemónico, pero <strong>de</strong>jando<br />
cierta brecha abierta a otra implantación dominante en un período no muy lejano v .<br />
4 serie: <strong>de</strong> la Sexualidad<br />
Si el futuro parece morir antes <strong>de</strong> nacer, si los acontecimientos narrativos se disuelven<br />
en una nada tibia, si las únicas esferas don<strong>de</strong> la libertad parece manifestarse fuera <strong>de</strong> la cota<br />
<strong>de</strong> maya opresiva es el sueño, si hasta la alucinación aparece ligada a las obsesiones (“La<br />
revancha <strong>de</strong> Siempre ver<strong>de</strong>”, “La lombriz”, “Los sueños <strong>de</strong> Tchaké”, etc.), podríamos no<br />
esperar <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong> la sexualidad en el territorio Novau y sus mecanismos <strong>de</strong> rupturas <strong>de</strong><br />
4
temporalida<strong>de</strong>s abstractas: códigos, tabúes, normas. En efecto, la sexualidad se materializa en<br />
su estrecha ligación a la procreación, es <strong>de</strong>cir, al vientre. Borra casi por completo su vínculo<br />
con el <strong>de</strong>seo y la extrema-unción <strong>de</strong> la carne: …ahí, entre los muslos, me da placer, doy<br />
placer con quejidos y, <strong>de</strong> vez en cuando, dolor sangrante al asomarse las cabecitas <strong>de</strong> mis<br />
bebés muertos <strong>de</strong> hambre… (“La lombriz”, 2004, 41) vi .<br />
Podríamos hablar <strong>de</strong> la acentuación <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> la natalidad, la maquinaria <strong>de</strong><br />
reproducción que arrastra consigo el arrojar al mundo. En consecuencia, la sexualidad se<br />
<strong>de</strong>sacopla <strong>de</strong> la línea <strong>de</strong> fuga y hace referencia al rosario <strong>de</strong> pesadillas diarias y al hambre.<br />
Hambre y Sexualidad estarían vinculadas: el vientre en toda su dimensión. Las<br />
temporalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l vientre son las que están en juego, puesto que el tiempo <strong>de</strong>l día a día, <strong>de</strong> la<br />
supervivencia neutraliza los dos polos <strong>de</strong> la profundización existenciaria: historicidad y<br />
temporalidad (cfr. Ricoeur). Pero acaso lo más interesante sería la ligación <strong>de</strong> dos espacios: el<br />
imaginario social <strong>de</strong>óntico <strong>de</strong> la literatura misionera, y el costado, la parte lateral <strong>de</strong> la<br />
exuberancia: lo opresivo y lo subordinado. Acaso la sexualidad se presenta siempre –<br />
exceptuando algún que otro caso aislado- como violencia, abuso, procreación, o como rito <strong>de</strong><br />
pasaje vii .<br />
Por otro lado, hay un ritual más inquietante con respecto a la sexualidad: el ritual <strong>de</strong> la<br />
araña viii , el cual sí podría leerse como línea <strong>de</strong> fuga. En el relato “La prueba” Einacio ocupa<br />
un lugar privilegiado en la estancia <strong>de</strong>bido a los abusos que sufre por don Hant. De hecho,<br />
cuando se da la posibilidad <strong>de</strong> la fuga –rito anual que ponía en juego las potencialida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
emancipación <strong>de</strong> la estancia y sus mitologías- sus padres se oponen a que Einacio participe<br />
<strong>de</strong>l rito. Más allá <strong>de</strong> esto, la persecución por la selva alu<strong>de</strong> a varias cuestiones y no<br />
precisamente a una mostración <strong>de</strong> la “peculariedad” selvática. Alu<strong>de</strong> a la emancipación <strong>de</strong> las<br />
manos <strong>de</strong>l patrón y <strong>de</strong> los padres a esclerosarse en ese mismo terruño ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> vegetación.<br />
Pero, lo más inquietante tal vez, alu<strong>de</strong> al túnel lóbrego <strong>de</strong>l abuso infantil a la que es sometido<br />
Einacio por don Hant. De <strong>este</strong> modo, el correr en la selva adquiere algo así como un cono<br />
existencial y no operaría únicamente <strong>para</strong> <strong>de</strong>scribir los estados <strong>de</strong> ánimo <strong>de</strong>l personaje en<br />
estrecha relación con el paisaje, o, en todo caso, <strong>para</strong> <strong>de</strong>slumbrar con la exuberante región<br />
selvática. La «huída», <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> una micropolítica, también opera como una<br />
línea <strong>de</strong> fuga <strong>de</strong> la máquina sobrecodificante <strong>de</strong> la estancia ix : La huída es flui<strong>de</strong>z, es filtración<br />
<strong>de</strong> aquella maquinaria repetitiva <strong>de</strong> sobrecodificación, la cual ejerce un peso sustancial sobre<br />
los habitantes <strong>de</strong> ese territorio. Si en la estancia todo está estratificado, todo tien<strong>de</strong> a un centro<br />
<strong>de</strong> resonancia –los caprichos y las or<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> don Hant- la selva, por el contrario, es ese<br />
espacio informal y anamórfico, ya que entraña las diferentes tipos <strong>de</strong> entradas y la<br />
5
heterogeneidad (cfr. Deleuze-Guattari 485). En esta caso en particular, sí se conectan los<br />
abusos sexuales y la fuga, sí pue<strong>de</strong> haber revancha.<br />
A modo <strong>de</strong> conclusión<br />
Si bien, la narrativa <strong>de</strong> Novau se manifiesta –la más <strong>de</strong> las veces- como retículas<br />
aisladas, atomizadas, incomunicadas, lo cual pone <strong>de</strong> relieve el tiempo <strong>de</strong>l estancamiento y <strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>rrota, <strong>de</strong>beríamos señalar que en ciertas ocasiones <strong>de</strong>ja entrever ciertos hilos <strong>de</strong> luz que<br />
se escapan <strong>de</strong> la sobrecodificación. De esta manera, configura un «espacio» -muy borgeano y<br />
onettiano, por cierto- que es todos los espacios misioneros. Hace <strong>de</strong> sus sentidos semióticos,<br />
sus umbrales <strong>para</strong>dójicos, sus entornos lingüísticos un terreno sugestivo <strong>para</strong> que aflore la<br />
crítica.<br />
En <strong>de</strong>finitiva, podríamos ver en <strong>este</strong> territorio literario un punto neurálgico que se<br />
podría relacionar con diversos textos <strong>de</strong> a narrativa Latinoamericana: con sus héroes venidos a<br />
menos, con sus breviarios <strong>de</strong> vencidos, con sus manuales <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores, con sus máximas <strong>de</strong>l<br />
absurdo, con sus suburbios suburbanos…Porque hace <strong>de</strong> la cartografía <strong>de</strong>l margen su<br />
cartografía. No obstante, como dice Eduardo Galeano “A la corta o la larga, ya se sabe, los<br />
vientos <strong>de</strong>l tiempo borrarán las huellas”.<br />
i Novau, Raúl: (1945). Escritor, veterinario. Nacido en Corrientes y radicado en Posadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy temprana<br />
edad. Ex - Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la SADEM (1988-90); Ex - Director Municipal <strong>de</strong> Cultura; funcionario <strong>de</strong> Salud<br />
Pública en la Municipalidad <strong>de</strong> Posadas; participante <strong>de</strong> conferencias, paneles y exposiciones <strong>de</strong>l campo cultural.<br />
Obras publicadas: Cuentos culpables (1985), La espera bajo los naranjos en flor (1988), Dia<strong>de</strong>ma <strong>de</strong><br />
metacarpos (1994), Cuentos animalarios (1999). En teatro, se <strong>de</strong>stacan sus obras Réquiem <strong>para</strong> una luna <strong>de</strong> miel<br />
(1989), Bastión dorado (1990) y Zumbando el ADN (2006). Co-guionista <strong>de</strong>l cortometraje Los mensú (1987).<br />
También integra antologías <strong>de</strong> autores regionales como Doce cuentistas <strong>de</strong> Misiones (1982) y 10 cuentistas <strong>de</strong> la<br />
Mesopotamia (1987).<br />
ii En “El día <strong>de</strong> los <strong>para</strong>guas”, precisamente, el contraste entre urbanidad y los guaraníes excluidos, vendiendo<br />
sus cosas no Edén sino problemática social.<br />
iii “Ahora todo me pertenece: un bacín sin fondo, una muñeca <strong>de</strong>stripada, una roldada herrumbrosa. Me alimento<br />
<strong>de</strong> ranas y algunos yuyos. He perdido la noción <strong>de</strong>l tiempo al acallarse el pito <strong>de</strong>l aserra<strong>de</strong>ro. Quedé con<br />
historias que trato <strong>de</strong> retener, mis libros y sus cartas amarillentas” (“Los minusválidos”, 1988, 72)<br />
iv “Tampoco el buey estaba en venta. Él pertenecía al terruño como ella sin memoria tal cual es ahora: gran<strong>de</strong>,<br />
capado y somnoliento.<br />
Era ella misma transformada en cuadrúpedo” (“Amarga mandrágora”, 2004, 11)<br />
v Estalló el pueblo como jamás se recordaba. Las campanas repicaban al vuelo, saquearon la mansión,<br />
largándole a la patrona y al capanga <strong>de</strong>snudos por la calles. Los altoparlantes atronaban el ambiente. Bailaron en<br />
el fango hasta <strong>de</strong>sfallecer. (“La revancha <strong>de</strong> siempre ver<strong>de</strong>”, 1985, 27)<br />
6
vi Löic Wacquant <strong>de</strong>nomina como los “síntomas <strong>de</strong> una marginalidad avanzada” a los síntomas que a través <strong>de</strong>l<br />
régimen <strong>de</strong> <strong>de</strong>sregulación <strong>de</strong> los flujos financieros y la <strong>de</strong>construcción <strong>de</strong> las industrias se ha accedido a un<br />
nuevo régimen <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad y marginalidad urbanas. Hete aquí, dice Wacquant, que mientras que en la época<br />
<strong>de</strong>l Estado Benefactor la “miseria” era residual o cíclica, es <strong>de</strong>cir, se la consi<strong>de</strong>raba como algo en cierta medida<br />
remediable y, por otro lado, geográficamente difusa. Hoy día, la subsanación <strong>de</strong> la miseria parece ser un<br />
proyecto cada vez a más largo plazo o bien un mal permanente y está completamente <strong>de</strong>sconectada <strong>de</strong>l nivel<br />
macroeconómico y, a<strong>de</strong>más, está geográficamente fijada en lo que Wacquant <strong>de</strong>nomina ghettos.<br />
Por otro lado, la ecuación <strong>de</strong> mayor natalidad en áreas <strong>de</strong> pobreza; arrastra consigo, por <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong> algún modo,<br />
un discurso político que apunta una problemática todavía sin resolución <strong>de</strong> los países periféricos. Al respecto hay<br />
un interesante estudio <strong>de</strong> la Mgter. en Antropología Lidia Schiavoni sobre la salud reproductiva en áreas rurales<br />
pobres. Las conclusiones que saca nos ubican en otros ámbitos <strong>de</strong> reflexión, pues no nos habla <strong>de</strong> civilización<br />
versus barbarie o <strong>de</strong> las inversiones <strong>de</strong>l Banco Mundial en métodos anticonceptivos, sino como todo un<br />
constructo <strong>de</strong> un imaginario social arraigado en esas áreas.<br />
vii como, por ejemplo, en “Las bordadas memorias <strong>de</strong> Pacha”, en la que Pacha, la menor <strong>de</strong> 14 hermanos, es<br />
entregada a un excombatiente por sus virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cocina y bordado, pero, in<strong>de</strong>fectiblemente, por sus ca<strong>de</strong>ras<br />
anchas y pechos firmes que auguraban la procreación (cfr. “Las bordadas memorias <strong>de</strong> Pacha”, p. 65).<br />
viii La contemplación plena <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación <strong>de</strong>l macho, que intuye el final, produce en don Hant una<br />
excitación frenética, palpando la proximidad <strong>de</strong>l muchachón, quien siente el roce <strong>de</strong> las manos ajenas y<br />
respetadas sobre su piel (“La prueba”, 1985, 11).<br />
ix …una sociedad se <strong>de</strong>fine por sus líneas <strong>de</strong> fuga, que son moleculares. Siempre fluye o huye <strong>de</strong> algo, que<br />
escapa a las organizaciones binarias, al a<strong>para</strong>to <strong>de</strong> resonancia, a la máquina <strong>de</strong> sobrecodificación: todo lo que se<br />
incluye <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que se <strong>de</strong>nomina “evolución <strong>de</strong> las costumbres” (Deleuze-Guattari, 2002, 220).<br />
Bibliografía:<br />
Deleuze, G. : Deseo y placer<br />
Deleuze, G.-Guattari, F. (1980): “I. Rizoma”, “6. ¿Cómo hacer un cuerpo sin órganos?”, “9.<br />
Micropolítica y segmentaridad”, “14. Lo lizo y lo estriado” en Mil mesetas: Capitalismo y<br />
esquizofrenia. Valencia, Pre-textos, 2002.<br />
García Canclini, N. (1990): Culturas híbridas (estrategias <strong>para</strong> entrar y salir <strong>de</strong> la<br />
mo<strong>de</strong>rnidad). Buenos Aires, Paidós, 2005.<br />
Novau, R. (1985): Cuentos culpables. Bs. As., Ediciones SADEM.<br />
---------------------: Cuentos breves (concurso premio fe<strong>de</strong>ral 2004: cuento breve, tercer<br />
premio). Bs. As., Altura impresores, 2006.<br />
---------------------: La espera bajo los naranjos en flor (teatro y Cuentos misioneros).<br />
Posadas-Misiones, Skanata Industria gráfica, 1988.<br />
Ricoeur, P.: Historia y narratividad. Barcelona, Paidós, 1999. pp. 183-230<br />
7
Schiavoni, L.: “Informe <strong>de</strong> grupos focales Misiones” en La salud reproductiva en áreas<br />
rurales pobres en las provincias <strong>de</strong> Salta, Misiones y Santiago <strong>de</strong>l Estero. Material <strong>de</strong><br />
próxima edición.<br />
Wacquant, L.: “4. Marginalidad urbana en el próximo milenio” en Parias urbanos. Bs. As.,<br />
Manantial, 2001.<br />
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