LAS SIETE PALABRAS. Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía ...

QUINTA PALABRA
El Amor como justicia.
Tener hambre y sed es experimentar las necesidades vitales de toda
persona. Comida y bebida son la respuesta inmediata. Pero, cuando la
existencia humana se mira más allá de la mera supervivencia, la respuesta ha
de incluir el afecto y el respeto con el prójimo y el encuentro con Dios. Pan,
Amor y Fe, son el trípode inseparable en la búsqueda de la satisfacción
humana, fundada no solamente en la necesidad sino, primordialmente, en
la dignidad de las personas. Sólo atendiendo a los tres simultáneamente,
garantizaremos una cultura humana básica. Carecer del pan, es decir, de
comida, vestido, vivienda digna, agua potable, aire limpio, salubridad,
seguridad, privacidad, cobijo para el frío y cobertura para los tiempos
improductivos, descanso y acceso a las oportunidades del bien, de la verdad
y de la belleza, es estar excluido o empobrecido. La injusticia que acumula
estos bienes en los bancos del poder adquisitivo, en las riquezas y
propiedades sin límites, improductivas o dedicadas a la explotación de
personas y depredación de la naturaleza, o al comercio de los males que
deberían erradicarse de la humanidad como las armas, los narcóticos y la
degradación sexual, entre tantos otros, es la matriz de la frustración y el
fracaso en la solución de las necesidades humanas. Avaricia, consumismo,
violencia, narcotráfico, corrupción y hedonismo, representan los rostros de
humanos que arrebatan a muchos lo que les falta. Nos volvemos inhumanos
por vía de miseria o por la vía de la opulencia. Ambas son el grave y
doloroso panorama de la injusticia sobre la tierra, del horror del hambre y
de la sed, del grito universal de los excluidos.
La quinta Palabra de Jesús en la Cruz hemos de escucharla, ante todo, como
llamado y grito de Jesús por la justicia. Jesús abre un camino de esperanza y
de ordenamiento humano elemental: las personas no somos solamente seres
necesitados de cosas que correspondan a nuestro bienestar y supervivencia.
Aún en el colmo de la injusticia, del despojo, de la crueldad, todo ser humano
se tiene a sí mismo, tiene la conciencia de lo que es y aquello que nadie ni