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Ud_09 - adistanciaginer

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UNIDAD<br />

LA RELIGIÓN<br />

9<br />

La religión romana, al igual que la griega, incorporó elementos procedentes de dos creencias bien diferenciadas:<br />

Las de los pueblos mediterráneos, fundamentalmente dedicados a la agricultura y organizados matriarcalmente.<br />

Las de los indoeuropeos, principalmente guerreros y con una organización patriarcal.<br />

Las primeras, acordes con las características de esos pueblos, rindieron culto a divinidades que representaban la fertilidad<br />

de la tierra. Las segundas, en consonancia con las peculiaridades de los indoeuropeos, a dioses celestiales y guerreros.<br />

Cuando los romanos se adueñaron de la Península Itálica y del mundo conocido, incorporaron a esas creencias<br />

primitivas las de los pueblos sometidos, sobre todo, las de los griegos, dando lugar a una mezcolanza de divinidades,<br />

ceremonias y ritos que se convirtió en una constante que se mantuvo hasta la desaparición de su Imperio.<br />

De este modo, desde sus orígenes hasta su final, el sentimiento religioso desempeñó un papel fundamental y<br />

aglutinó dos actitudes típicas de los romanos que, aunque aparentemente antagónicas, convivieron a lo largo de los<br />

siglos, la conservadora, capaz de mantener de principio a fin los mismos ritos, y la innovadora, propensa a admitir<br />

las nuevas creencias provenientes de los pueblos conquistados.<br />

Sin duda, ese protagonismo de la religión se vio favorecido por la peculiar concepción mencionada anteriormente<br />

que consistió en entenderla como un contrato entre el hombre y la divinidad. Esta idea, fruto de su sentido práctico,<br />

se plasmó en la frase do ut des, doy para que des.<br />

Así pues, en virtud de ese contrato, los romanos se comprometieron a rendir culto a los dioses, que, en pago,<br />

debían concederles lo que les habían pedido. Por tanto, la relación establecida entre las dos partes se desarrollaba<br />

en un plano de igualdad, no de sometimiento.<br />

En una palabra, la religión no fue una norma de conducta, sino un conjunto de ritos y plegarias necesario para que<br />

los dioses se mostrasen favorables.<br />

No obstante, los muchos siglos transcurridos hasta la caída del Imperio romano propiciaron en este campo, al igual<br />

que en otros ya tratados, numerosos y profundos cambios.<br />

Por eso, en el presente tema se plasmará la evolución sufrida por la religión en las distintas etapas de la historia<br />

de Roma, desde su organización hasta su decadencia. En cada una de estas etapas, se detallarán los cultos existentes,<br />

y se explicará a qué dioses iban dirigidos, en qué consistían sus ritos y quiénes los realizaban.<br />

1.1. La religión romana en la Monarquía y la República<br />

Puesto que los romanos consideraron la religión como un contrato que perseguía atraerse el favor de la divinidad,<br />

parece lógico que pretendiesen ganarse a los dioses para que mostraran una buena disposición en todos los ámbitos<br />

de la vida. Por eso, desde el primer momento, la religión estuvo presente en los acontecimientos privados y públicos,<br />

particulares y estatales, hasta el punto de convivir varios cultos: el familiar, el popular y el estatal, según se comprobará<br />

seguidamente.<br />

El culto familiar<br />

Como indica su nombre, se celebraba en la familia. En principio, estaba reservado únicamente a los patricios. En<br />

él el pater familias, en calidad de sacerdote, rendía culto a diversas divinidades:<br />

Al Lar familiar, el dios protector de la casa, que ocupaba un lugar destacado dentro de la domus, pues se le<br />

representaba en una especie de hornacina, lararium, que estaba situada en el atrium.<br />

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