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para justificar tanta ambición, estupidez y felonía. Verdad o<br />
mentira (poco importa), fueron declarados herejes, partícipes de<br />
prácticas homosexuales, adoradores de ídolos demoníacos y<br />
defensores de supersticiones y otras prácticas poco cristianas.<br />
Aquello fue tan vergonzoso que ningún monarca europeo accedió a<br />
proceder contra la Orden, fuera del francés y el romano. Pero<br />
bastó para que el Temple naufragara para siempre, camuflándose<br />
sus miembros en otras órdenes militares, en el destierro o Dios<br />
sabe dónde.<br />
Bien. Esa es la historia oficial, la que se cuenta en los libros<br />
de texto financiados por el Ministerio de Cultura. Pero, ¿qué se<br />
esconde tras el humo de la hoguera de Jacques de Molay? ¿Qué<br />
fue lo que hizo rodear al Temple de esa aureola de misterio que,<br />
aún hoy (más de 700 años después), le rodea? Es posible que las<br />
respuestas se encuentren en los archivos de las bibliotecas del<br />
Vaticano (informes de las declaraciones ante la Inquisición,<br />
documentos secretos de la Orden, etc…) y tan sólo podamos<br />
contar lo que pudo filtrarse y, sobre todo, lo que podemos<br />
deducir, intuir o, sencillamente, imaginar.<br />
Algo hay de cierto en todo ello: que la Orden se enriqueció,<br />
material y espiritualmente. El oro, la plata y los conocimientos<br />
que permitieron (entre otras cosas) la financiación y el diseño<br />
técnico de más de un centenar de catedrales por toda Europa,<br />
¿de dónde vinieron? Se apunta a descubrimientos bajo las ruinas<br />
del Templo de Salomón, en Jerusalén, donde instalaron su cuartel<br />
general, e incluso viajes a América mucho antes que Cristóbal<br />
Colón.<br />
Rumores, indicios; el secretismo era moneda corriente<br />
entre caballeros templarios y en cualquier organización<br />
clandestina que se precie. Pero, incluso el secreto mejor<br />
guardado sale a la superficie y la historia va desgranando<br />
verdades, atando cabos y poniendo a cada cuál en su sitio. Para<br />
todo lo demás sobran libros en las estanterías y basta una<br />
biblioteca para leer los miles de datos que el tema templario ha<br />
suscitado. Está al alcance de cualquiera.