Descargar - Nodo 50

intranquilidad a la gente –el terrorismo, las drogas, los desastres
naturales, las cifras económicas negativas…-, de una auténtica
basura narcótica que entretenga a la gente y les impida pensar y
tomar decisiones; invadiendo con periódicos que cuentan todos lo
mismo, sean del color que sean; cargando contra profesionales
independientes y alternativos, cuyo único delito es pensar o
actuar de forma diferente a lo que se lleva, obligándoles a dejar
sus puestos de trabajo, presionándoles para que se callen, para
que se “integren” o para que se larguen… Pero aún así, no dan la
cara. Controlan el sistema económico, político y social, pero se
escudan detrás de toda esa mierda de dinero, de nombres de
instituciones que todos saben que están dirigidas por
testaferros, por monigotes, por hombres de paja, como los llamó
el cantante Lou Reed… Se esconden cuando saben que han jodido
todo el sistema, su sistema, cuando han enviado al paro, a la
ruina, a una vida de infierno a millones de personas… Se esconden
y no son capaces ni tan siquiera de ayudar a mejorar las cosas,
cuando parece ser que son los únicos con dinero, poder e
influencia para hacerlo. Se esconden cobardemente observando
la mierda sobre la que flotan: desastres ecológicos, paro,
corrupción, precariedad laboral, miseria, hambre…
A muchos de vosotros os digo: estáis cargando contra los
que nada saben o nada hicieron. El enemigo es otro, tiene
nombres y apellidos, controlan vuestras vidas y les importa una
mierda vuestra situación. ¿Realmente creéis que el enemigo es
una prostituta, un indigente, un rumano, un gitano, un marroquí,
un homosexual, un anarquista, un enfermo mental? ¿Tanta mierda
tenéis en la cabeza para no ver que el enemigo es el Capital, el
Sistema actual de socialdemocracia, de capitalismo, de
consumismo, de corrupción, de clientelismo, de picaresca? Estáis
ciegos si pensáis lo contrario. Todas nuestras vidas dependen de
unos cuantos cientos o miles de personas poderosas en todo el
mundo, que se ríen de vuestros patéticos pataleos. A salvo tras
sus muros, chapotean sobre la mierda de millones de personas: se
muestran cómodos porque tienen un colchón de cientos de miles