ROCÍO - Hermandad del Rocío de Gines

colaboración
y gracia de Juan del Enzina y
Fray Fernando Jesús de Larrea
en los siglos XVII y XVIII.
Gines, pueblo increíble donde
los haya, marcaba entonces
su tiempo de Navidad pués hasta
después de La Pureza nada de
Campanilleros ni artículos navideños,
aunque su particular Adviento
lo empezaba al finalizar
el verano cuando muchísimas
familias iban depositando pequeños
ahorros en las cartillas
que tenían en las diversas tiendas
existentes entonces, para canjear
días antes de la Nochebuena por
harina fina, levadura, aceite,
mantequilla, carnes, chocolate,
huevos, matalauva, ajolí, azúcar,
coñac, anis y otros ingredientes
para las comidas extras y hacer
los dulces más exquisitos en las
panaderías de Herrera o Castañito,
impregnando las calles del
pueblo de unos aromas y olores
que para sí quisiera la mejor
destilería de perfumes.
De estas tiendas y por razones
de afinidad me quedo con
las de Pepe en la calle El Buey
frente a la Calleja, Casa Angeliano
en La Plaza y sobre todo
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ROCÍO
DE GINES
«Esos sentimientos
y emociones
encontrados que en
estos días navideños
invaden nuestro
ser como medicina
regenerativa del
espíritu, es la que
hemos de mantener
durante todo el año»
con La Panilla donde toda mi
familia fue acogida como parte
de ellos y algo más.
Pepe, Angeliano, Silvio (querido
Silvito)… fuisteis verdaderos
Ángeles de nuestras navidades,
de generosidad infinita ante
tanta escasez dando más de lo
recibido y a sabiendas de que el
cobro sería casi imposible, ¡Ay
si las libretas hablaran! Maná
perpetuo para familias anteras
hasta que por vuestras razones
o circunstancias un día dijisteis
se acabó. A buen seguro que el
Niño Dios que cada año nos
enviáis para que le adoremos,
os está premiando con creces lo
que vuestros paisanos no hemos
sabido reconoceros.
El tiempo de Adviento culmina
con la llamada “Novena de
Aguinaldos” que nuestro pueblo
reinventó de forma primorosa y
única en sus “JORNADITAS”,
donde las distintas paradas de
José y María hacia Belén son
un deleite para los sentidos
provocando la admiración de
quienes las contemplan, hasta
la explosión final de alegría y
Buena Nueva en la Misa del
Gallo con el Nacimiento del Hijo
de Dios que tan generosamente
se nos entregó.
Esos sentimientos y emociones
encontrados que en estos
días navideños invaden nuestro
ser como medicina regenerativa
del espíritu, es la que hemos de
mantener durante todo el año
proyectándola hacia los más
necesitados y débiles de espíritu,
para que sientan que somos
capaces de hacer de cada día
una nueva Navidad, aunque alguna
vez hayamos oído decir a
nuestros mayores que para Navidad…
las de antes, rodeados
de sus seres queridos que ya no
están con ellos, sin reparar que
cuando ellos eran niños con toda
la felicidad que ahora añoran,
sus padres o abuelos dirían lo
mismo pués también les faltarían
algún ser querido.
Mi madre decía que para lo
único que se debe ser egoísta
es para dar y hacer el bien y
quizás tuviera razón. Hagamos
que el Nacimiento de El Mesías
esté siempre presente en nuestras
vidas. A todos, Felices Pascuas
y Próspero Año Nuevo.