ROCÍO - Hermandad del Rocío de Gines

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con sello propio
Bodas de plata
con el camino
Emilio Tornos
Antes de empezar, tengo
que agradecer de corazón,
a Martina y a Teresa,
las dos alegrías más grandes
de todos mis Caminos.
Este año ha venido con la
Estrella de la Mañana una amiga,
que antes lo era, pero ahora
después de caminar juntos
se ha convertido en una
Amiga del Alma. He de
confesar que tenía miedo
a su reacción, porque el
Camino es de todo menos
cómodo. Todas mis dudas
desaparecieron con sus
primeras lágrimas en la
Misa de Romeros.
La verdad es que en
Gines, con su nombre,
nada podía salir mal. Se
llama Belén. En el Quema
la bautizamos como Flor
de Romero.
Cuando el primer día
me preguntó que cuantos
kilómetros llevábamos y le
dije que dieciséis, no se lo
creía. Me confeso que su
record estaba en cuatro.
Ha hecho un Camino
fenomenal. Sin ser una
mujer de Iglesia, no se ha
perdido ni un rosario ni
una misa.
Espero que el próximo Rocío,
este con nosotros.
Ahora os cuento el motivo de
mi agradecimiento.
Primera alegría:
La Noche de Palacio estábamos
esperando para cenar
ROCÍO
DE GINES
y Ignacio no venía. Me decían
que estaba en la carriola de
un amigo y no podía tardar.
Yo dije que cenábamos sin él
y todos se negaron. De pronto
lo vi aparecer con una niña de
la mano, que en la penumbra
de la parada, pensé que era la
hija de su amigo. De pronto la
niña se soltó de la mano y se tiro
sobre mí a la voz de ABUELO.
Me quede sin poder articular
palabra, abrazado a mi nieta.
Yo preocupado, porque no
sabia como íbamos a dormir.
Habían venido también el marido
y la hija de Belén.
Resulta que todo estaba previsto
y media Hermandad, incluido
D. Juan, estaban al tanto de
lo sucedido.
Verme con mi nieta en la
Ermita delante de la Virgen fue
muy emocionante.
Segunda alegría:
Fue el sábado antes de la
Presentación.
Era imposible que Teresa
pudiera venir porque el viernes
tenía una boda por la tarde, con
su cena, sobremesa y baile. Pues
bien, a las seis de la mañana se
monto en el AVE y de Sevilla, mi
compadre la llevó al Rocío.
Cuando yo llegué,
le tenían hecho un corro
para que no la viera, y
al abrirse, allí estaba
con su traje de flamenca
y su flor en la cabeza.
El amor había vencido
al cansancio.
Como de felicidad
también se llora, los
abrazos y las lágrimas
fueron abundantes.
Tercera alegría:
Dije que eran dos
alegrías. Pero hay una
tercera.
La celebración por
la tarde.
Mari Carmen y yo
por nuestras Bodas de
Plata con el Rocío y
Antonio por coincidir su
Santo con la Virgen en
la calle el lunes.
Nos vimos rodeados
y arropados por el cariño
de todos. Desde aquí os doy
las gracias.
Espero, con la ayuda de Dios,
caminar muchos años con Gines,
pero sin duda, este pasado Camino,
será muy difícil superar.
Tal vez el año que mi nieta,
Martina y Teresa nos acompañen
a Ignacio y a mí.