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36<br />
nuestro homenaje<br />
Juan Antonio<br />
Hurtado Díaz<br />
Jose Manuel Hurtado Oria<br />
Ya se agolpan las palabras en su cabeza como los romeros en<br />
la plaza, la rima se hace simpecado subido a una carreta <strong>de</strong><br />
plata, nace un estribillo como el repicar <strong>de</strong> campanas, ya los<br />
versos se alinean como una hilera <strong>de</strong> carretas blancas, que poco<br />
a poco, se acercan a un corazón rociero, que en su latir <strong>de</strong> lenta<br />
ca<strong>de</strong>ncia, le pone música a unos sentimientos hechos palabras para<br />
que comience un alegre peregrinar hasta la garganta <strong>de</strong> nuestro<br />
hermano Juan Antonio Hurtado Díaz, cantado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>Gines</strong> al mundo<br />
entero, que “Para ser buen rociero primero hay que ser cristiano”.<br />
1936, “Antes <strong>de</strong> llevarle flores, antes <strong>de</strong> encen<strong>de</strong>rle velas, haz<br />
las paces con tu hermano que eso es lo que quiere Ella”. La Virgen<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Rocío</strong> llora <strong>de</strong>sconsolada en su ermita, por que estalla en nuestro<br />
país una tormenta que divi<strong>de</strong> a padres, hijos y hermanos, llanto que<br />
hace que una <strong>de</strong> sus lagrimas, caiga sobre sus ráfagas para lanzar<br />
un <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> vida y en octubre <strong>de</strong> ese año, haga nacer en la calle<br />
Nueva <strong>de</strong> <strong>Gines</strong> a Juan Antonio, hijo <strong>de</strong> Gabriel y Rosario.<br />
Para este niño <strong>de</strong> la postguerra, su escuela fue el campo, cuidando<br />
el ganado, <strong>de</strong>scubriendo: los colores <strong>de</strong> la primavera que inspiraban<br />
los adornos <strong>de</strong> unas carretas, aprendiendo los acor<strong>de</strong>s <strong><strong>de</strong>l</strong> sonido <strong>de</strong><br />
la soledad campera, leyendo en las nubes, que lentamente escribían<br />
sobre un cielo celeste marismeño, historias <strong>de</strong> caminos rocieros,<br />
aprendiendo la melodía <strong>de</strong> amanecida <strong><strong>de</strong>l</strong> cantar <strong>de</strong> los pajarillos,<br />
cuando el r mañanero hume<strong>de</strong>cía sus pasos y daba olor al campo.<br />
1949, “Cuando yo era chiquitillo fui al <strong>Rocío</strong> con mi madre y en<br />
la ermita <strong>de</strong> la Virgen ella me enseñó a rezarle”. La Virgen es trasladada<br />
Almonte, Juan Antonio tiene treces años, su madre, Rosario, lo<br />
<strong>ROCÍO</strong><br />
DE GINES<br />
lleva a verla, el había vivido <strong>de</strong><br />
niño muchas salidas <strong>de</strong> nuestra<br />
hermandad, revoloteando tras<br />
una banda <strong>de</strong> música como<br />
tantos niños <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo en ese<br />
día festivo, pero solo conocía a<br />
la Virgen <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Rocío</strong> en la estampa<br />
<strong>de</strong> nuestro bendito simpecado, ni<br />
que <strong>de</strong>cir tenia, que <strong>de</strong> Ella, se<br />
hablara en casa como <strong>de</strong> otro<br />
miembro más <strong>de</strong> la familia. Su<br />
impresión fue gran<strong>de</strong> al entrar en<br />
la iglesia <strong>de</strong> la Asunción y tener<br />
por primera vez cara a cara a<br />
la Virgen <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Rocío</strong>, vestida <strong>de</strong><br />
Pastora, pero esa emoción se<br />
convirtió en sentimientos, al escuchar<br />
como su madre le hablaba,<br />
arrodillada <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> Ella con<br />
lagrimas en los ojos.<br />
Recuerda que en 1957, cumpliendo<br />
con aquella tradición<br />
<strong>de</strong> la época, <strong>de</strong> que los quintos<br />
<strong>de</strong>bían peregrinar al roció<br />
antes <strong>de</strong> marchar a realizar el<br />
servicio militar, hace su primer<br />
camino con nuestra <strong>Hermandad</strong><br />
y con aquella agrupación rociera<br />
llamada “Los Garcia”, don<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>scubre todas esas vivencias,<br />
que había oído tantas veces a los<br />
primeros rocieros <strong>de</strong> <strong>Gines</strong> tras la<br />
vuelta <strong><strong>de</strong>l</strong> camino.<br />
De muchacho, entre tertulias<br />
futbolísticas, taurinas y culturales<br />
locales, <strong>de</strong>scubre una pasión<br />
oculta, que por vergüenza no<br />
expresa, que es la poesía, tanto<br />
es, que con sus escasos ahorros,<br />
consigue comprar ese libro tan<br />
entrañable <strong>de</strong> Juan Ramón Jiménez<br />
“Platero y yo”, que hace<br />
crecer en el con más fuerza,<br />
la inspiración <strong>de</strong> jugar con las<br />
palabra que dispuestas en versos<br />
expresen sus sentimientos.<br />
La alondra <strong>de</strong> los trigales<br />
y la liebre <strong><strong>de</strong>l</strong> sen<strong>de</strong>ro<br />
se paran por ve´a mi <strong>Gines</strong><br />
cruzar coto Raya a<strong>de</strong>ntro<br />
Así empezaba su primera sevillana,<br />
que entregaba ilusionado