El Grupo Falck

,
“Podemos ofrecer a los pacientes gran
variedad de tratamientos. Si me toca un
paciente con un problema que yo no puedo
solucionar, es muy probable que pueda uno
de mis colegas. Por ejemplo, no puedo
ayudar a un paciente que tiene las vértebras
inmovilizadas, pero sí puedo remitirlo a
uno de nuestros quiroprácticos para que sea
tratado con prontitud, quizás en combinación
con el tratamiento que yo le doy”, dice.
“Así, nunca me veo obligada a despachar al
paciente sin antes brindarle una solución
alternativa. Es muy bueno saber que
siempre puedo dejar el problema del
paciente en manos de otro profesional”.
Los pacientes confían en que yo les puedo ayudar.
Por eso, están contentos cuando me saludan. Y aún
más contentos cuando se despiden, porque ahora
se encuentran mejor. Es un trabajo fabuloso: es un
privilegio poder hacer algo por los demás.
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