Podemos hacer las paces - Desclée De Brouwer

Vicent Martínez Guzmán
Director Cátedra UNESCO Filosofía Paz. Universitat Jaume I
Centro Internacional Bancaja para la Paz y el Desarrollo. Castellón
Podemos hacer las paces
Reflexiones éticas tras el
11-S y el 11-M
Colección
Desclée De Brouwer

Índice
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Capítulo 1. Mirar la paz con filosofía . . . . . . . . . . . . . . 27
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2. Amor al saber y a las paces para afrontar el miedo a la
27
alteridad: filosofar desde la fragilidad . . . . . . . . . . . . . . . 29
2.1. Amor por medios pacíficos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
2.2. Razones y sentimientos: el valor del cuerpo . . . . . . . 32
2.3. Admiración y miedo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
3. Pedirnos cuentas por lo que nos hacemos y hacer las paces
4. Culturas y paces en un mundo pluricultural: la sabiduría
36
que amamos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Capítulo 2. Investigación y Estudios para la paz . . . . . 43
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
2. La herencia de las nociones de guerra y el impacto de las
dos guerras mundiales como precedente de la investigación
para la paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
3. El surgimiento de la Investigación y los Estudios para
la Paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

10
Podemos hacer las paces
4. El final de la guerra fría y el 11 de septiembre de 2001:
dos hitos que no son hitos. La nueva Investigación para
la paz y el 11 de marzo de 2004 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Capítulo 3. Educación filosófica para la paz desde las
experiencias cotidianas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
2. Cambiar la forma en que decimos que sabemos que
podemos hacer las paces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
3. Consideraciones educativas desde estas nuevas formas
de saber que podemos hacer las paces . . . . . . . . . . . . . . 66
3.1. El aula como comunidad de comunicación:
la competencia imaginativa de educadoras y
educadores para la paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
3.2. El reconocimiento y la reconstrucción en la Filosofía
y la Educación para la Paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
4. Prácticas filosóficas de Educación para la Paz desde la
fenomenología de la experiencia cotidiana . . . . . . . . . . . 69
4.1. Fenomenología comunicativa de las experiencias
del mundo de la vida para abordar los conflictos
interpersonales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
4.2. Somos causa de nuestras acciones. Ejercicios de
reconstrucción de nuestra responsabilidad por lo
que nos hacemos unos a otros: la solidaridad
comunicativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
4.3. Ejercicios de cambio de perspectiva o de cómo nos
percibimos unos a otros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
4.4. Ejercicios de reconstrucción de formas de reconocimiento
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.5. Ejercicios de desarrollo de la imaginación en la
reconstrucción de la normatividad de la experiencia
cotidiana: la filosofía para hacer las paces es
impertinente y subversiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78

Índice 11
4.6. Ejercicios de comentario de textos filosóficos para
discutir el carácter conflictivo, la insociable
sociabilidad, de las relaciones humanas . . . . . . . . . 82
Capítulo 4. Desaprender las culturas de la violencia . 85
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
2. Educación en la violencia no para la violencia . . . . . . . . 86
3. La Declaración de Sevilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
4. Desconstruir la guerra, reconstruir la paz . . . . . . . . . . . . 96
4.1. La fantástica contra la lógica de la guerra . . . . . . . .
4.2. Reconstrucciones de las hipótesis sobre el estado
de naturaleza en las relaciones humanas: la paz
96
como ideal regulativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
4.3. Desaprender la cultura de la guerra . . . . . . . . . . . . 102
Capítulo 5. Podemos transformar los conflictos . . . . . . 105
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
2. El conflicto y la «insociable sociabilidad humana» . . . . . . 106
3. Conflicto, cooperación, percepción y poder . . . . . . . . . .
3.1. El conflicto y la cooperación son dos caras de la
110
misma moneda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
3.2. Conflicto y poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4. Más allá de la resolución y la gestión: la transformación
112
de conflictos y la comunicación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
4.1. Resolución y gestión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
4.2. «Provención» de conflictos y Filosofía Política . . . . . . 120
4.3. Transformación y comunicación . . . . . . . . . . . . . . .
4.4. Ampliación de la red conceptual relativa a los
124
conflictos interpersonales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5. Transformación de conflictos: empoderamiento y reco-
131
nocimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
5.1. Empoderamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
5.2. El reconocimiento y la transformación de los conflictos 135

12
Podemos hacer las paces
Capítulo 6. Transformación de conflictos y educación
de los sentimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
1. Introducción: hacia una gramática de los sentimientos . . . 139
2. La solidaridad inherente a las relaciones humanas . . . . . . 141
3. La paz positiva y la filosofía para hacer las paces . . . . . .
4. Los sentimientos los tenemos unos y unas con otros
143
y otras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5. El descubrimiento de la diversidad y los conflictos:
146
políticas violentas desde el miedo . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6. Políticas para el miedo desde la asunción de la fragilidad
149
humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
7. Amor, temor y noviolencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
8. Conclusiones para seguir investigando . . . . . . . . . . . . . . 155
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

Agradecimientos
Este libro es uno más de los resultados de la docencia e investigación
que durante más de 10 años venimos realizando en el marco
de la Cátedra UNESCO de Filosofía de la Paz. Esta Cátedra desarrolla
sus actividades por convenio entre la UNESCO, la Fundación Caja
Castellón-Bancaja y la Universitat Jaume I de Castellón. Quiero manifestar
mi agradecimiento a las tres instituciones
La Fundación Caja Castellón-Bancaja ha creado el Centro Internacional
Bancaja para la Paz y el Desarrollo que entre sus múltiples
actividades cuenta con una biblioteca y hemeroteca especializadas
en paz, conflictos, cooperación al desarrollo, derecho internacional
y temas afines, cuya documentación aparece en el catálogo de la
Biblioteca de nuestra Universidad. Quiero mostrar mi gratitud por el
fácil acceso a todo el material internacional necesario para la docencia
e investigación de estos temas que ha podido ser usado para la
redacción de estas reflexiones y por los investigadores, investigadoras,
doctorandos y doctorandas de la Cátedra UNESCO.
Además el material que presentamos ha sido discutido en inglés
y en español con los y las estudiantes de todo el mundo del Máster
Internacional de Estudios para la Paz y el Desarrollo en sus sedes de
Castellón, Innsbruck (Austria), Toluca (México) y Aracaju (Brasil); del
Doctorado en Paz, Conflictos y Democracia que impartimos por con-

14
Podemos hacer las paces
venio con el Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de
Granada; de la asignatura de Filosofía de la Paz ofrecida como libre
configuración para todos los alumnos de nuestra universidad y con
los maestros y profesores de todos los niveles educativos, así como
ONGs y ONGDs con quienes hemos compartido cursos de Educación
para la paz, la transformación de conflictos y la cooperación
al desarrollo. Una especial mención merecen también los estudiantes
de L’Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autònoma de
Barcelona y algún curso virtual realizado en el Campus for Peace de
la Universitat Oberta de Catalunya. A todos y todas mi agradecimiento
por la riqueza de sus sugerencias y diálogos.
Finalmente las investigaciones previas que han dado lugar a los
diferentes capítulos, se han realizado en el marco de los siguientes
proyectos de investigación de los que el autor forma parte:
«Campañas de sensibilización y publicidad con fines sociales.
Los problemas de integración, de maltrato y los conflictos violentos»
financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología con el código
BSO2001-3218.
«Desarrollo, Dialogo y Responsabilidad Corporativa», Proyecto
I+D+I del Ministerio de Educación y Ciencia cofinanciado por fondos
FEDER. Ref. HUM2004-06633-C02-02/FISO
Grupo I+D+I «Éticas aplicadas y democracia» (GRUPOS03/179)
de la Generalitat Valenciana.

Introducción
En las reflexiones que siguen voy tratar de explicar de manera
sencilla algunas de las propuestas en que venimos trabajando en la
Cátedra UNESCO de Filosofía para la Paz de la Universitat Jaume I
de Castellón. Los dos objetivos fundamentales que recorrerán estas
páginas podrían ser los siguientes:
En primer lugar, como reza el título, mostrar que los seres humanos,
si queremos, podemos hacer las paces, podemos organizar nuestra
convivencia de manera pacífica. Es cierto que podemos también
marginarnos, excluirnos, hacer que otros y otras mueran de hambre,
hacer la guerra, declarada o no, y sembrar el terror. La clave estará
en usar, en mi caso, instrumentos filosóficos, para fundamentar
la afirmación de que entre todas las cosas que podemos hacer también
podemos hacer las paces.
Como mi formación filosófica partía de la Filosofía del lenguaje
y la Fenomenologia, específicamente de la teoría de los actos de
habla, aplicaré estos instrumentos para fundamentar teóricamente la
tesis que pretendo mantener e incitar a llevar a la práctica: la propuesta
de que podemos hacer las paces. El núcleo filosófico de la
tesis será la consideración de que los seres humanos configuramos
o «performamos» nuestras relaciones de muchas maneras diferentes
y siempre podemos pedirnos cuentas por cómo nos hacemos, deci-

16
Podemos hacer las paces
mos y callamos lo que nos hacemos, decimos y callamos. Esa performatividad,
que será reiteradamente mencionada, irá ligada al reconocimiento
de que los seres humanos tenemos una multiplicidad
de capacidades o competencias entre las que también está poder
hacer las paces de muchas maneras diferentes; desde el punto de
vista interpersonal al estructural e institucional, político, estatal y global;
desde las relaciones personales al llamado Orden mundial. La
filosofía para hacer las paces en que venimos trabajando, como tendremos
ocasión de profundizar, será la reconstrucción normativa de
nuestras competencias para hacer las paces y la deconstrucción y
desaprendizaje de todas las otras competencias que también tenemos
que nos llevan a todos los tipos de violencia.
El segundo objetivo será defender, como venimos haciendo en
distintos foros, que estas propuestas no son las de unos ingenuos
trabajadores y trabajadoras para la paz llenos de buenas intenciones,
pero que la realidad es otra. Precisamente en los días que estoy
escribiendo esta introducción (septiembre de 2004) se está produciendo
la Asamblea de la ONU sobre la que en los medios de comunicación
se ha planteado el debate de si los planteamientos que llevan
hacia caminos de paz eran ingenuos e idealistas y los realistas
eran los de la guerra preventiva y los bombardeos e invasiones «por
si acaso». En nuestros trabajos, y así lo haremos en este libro, venimos
defendiendo que los que se llaman a sí mismos realistas defendiendo
la violencia estructural que ahonda cada vez más la división
entre ricos y pobres y usando las guerras para dominar los recursos
económicos del mundo y produciendo terror contra el terrorismo
global, son en realidad los idealistas en el peor de los sentidos. Los llamados
realistas que promueven ese tipo de acciones son idealistasideólogos
que encubren con sus argumentos la posibilidad de alternativas;
y lo que es peor, generando mayor sufrimiento diciendo que
ellos mismos lo van a aliviar. Así siguen dentro de la espiral de la
violencia y del círculo de la venganza. Evidentemente no son ingenuos,
pero sí cínicos y provocadores de daños que nunca se acaban,

Introducción 17
como señores de la guerra y de la creación de desigualdades o de
acciones terroristas desesperadas. Como todos los seres humanos,
saben que pueden, que podemos hacernos las cosas de otras maneras
diferentes. Nadie es parte del «eje del mal ni del bien» en términos
absolutos. Todos los seres humanos, como veremos, tenemos las
posibilidades de hacer las cosas de muchas maneras diferentes.
De acuerdo con este segundo objetivo vamos a tratar de mostrar
que nosotros los pacifistas somos los realistas. Precisamente partiendo
del marco conceptual de la teoría de la performatividad, es
decir del reconocimiento de que las relaciones humanas las podemos
configurar o conformar de muchas formas diferentes y de que
siempre nos podemos pedir cuentas por cómo las «performamos»,
admitimos que los seres humanos nos marginamos, excluimos y
hacemos la guerra. Eso es una primera parte de nuestra afirmación
que compartiríamos con los pseudorealistas señores de la guerra,
creadores de las desigualdades mundiales o de las reacciones asesinas
indiscriminadas. Pero terminar ahí la argumentación no es ser
realista, sino ideólogo encubridor de la posibilidad de alternativas.
Esa no es toda la realidad que es más compleja. También es real que
los seres humanos somos capaces de «performar» o configurar nuestras
relaciones personales potenciando el cariño, el cuidado y la ternura,
afrontando por medios pacíficos los conflictos humanos, transformando
la posibilidad de redistribución de recursos para evitar la
marginación, la exclusión y la miseria, crear instituciones pacíficas
y hacer políticas para la paz. Si no lo hacemos, los movimientos
sociales podemos pedir cuentas a quienes tienen capacidad de decisión
porque sí que es posible hacer las cosas de otras maneras diferentes.
Estas alternativas y más de las que hablaremos en este libro,
son reales y dependen de qué relaciones interpersonales configuremos
y de qué políticas promovamos.
Además, la reivindicación de que nosotros los pacifistas somos
los realistas, no es simplemente una supuesta ingeniosa afirmación,
sino la reivindicación y clarificación de que los conflictos inherentes

18
Podemos hacer las paces
a las relaciones humanas se pueden transformar por medios pacíficos.
Tampoco es un mero eslogan para una pancarta (aunque por
cierto, podría serlo), ni una mera reflexión teórica, sino la expresión
de un compromiso práctico de trabajadores y trabajadoras para la
paz, en nuestro caso desde la filosofía, que más que ser ingeniosos
o hacer buena teoría, lo que más nos preocupa es la transformación
por medios pacíficos del sufrimiento humano generado por seres
humanos a nosotros mismos y a la naturaleza. Evidentemente una
buena dosis de ingenio y de imaginación, y un marco conceptual
teórico como el que estamos intentando desarrollar, pueden ser unos
buenos indicadores para la práctica y el compromiso activo por
transformar ese sufrimiento.
Para cumplir esos objetivos hemos organizado el libro en los
siguientes capítulos:
En el primer capítulo intentaré revisar la noción de filosofía para
transformar su sentido etimológico de amor al saber, en un querer
saber cómo podemos hacer las paces: del amor al saber en general,
al amor de los saberes para hacer las paces. Será un amor y un querer
que no sólo será phileo - , como mera afición o amistad, sino que,
en la medida en que estamos comprometidos en la transformación
por medios pacíficos del sufrimiento humano que generamos los
seres humanos a nosotros mismos y a la naturaleza tendrá que ser
también agápe - : amor diligente y caritativo que presupondrá la justicia
y servirá para la ruptura de la espiral de violencia introduciendo
medios pacíficos que no se basen en devolver mal por mal porque,
de lo contrario, nunca saldremos del círculo del mal.
También será ero - s porque a pesar de la ligazón de la filosofía
con la posibilidad de darnos y pedirnos razones, no será únicamente
«racional» sino también «sentimental»: una racionalidad sentimental
o una expresión racional de los sentimientos en donde se recupere
el papel del cuerpo, incluyendo la perspectiva de género. De hecho,
la propia capacidad de admiración o extrañeza que está en el mismo
origen del filosofar, es ella misma una pasión, afecto o sentimiento

Introducción 19
frente al descubrimiento de la alteridad o diversidad que nos puede
producir asombro e incluso miedo.
La filosofía para hacer las paces tendrá que afrontar, en este
capítulo y en otros del libro hasta el final, cómo gestionamos ese
miedo fruto del descubrimiento de la alteridad. Tal como es denunciado
por algunas feministas, podemos convertir las relaciones humanas
en situaciones de dominación, exclusión y marginación de los
otros y las otras diferentes, especialmente de las otras en la dominación
masculina que llamamos sexismo, como ejemplo de la dominación
de las otras culturas, los otros pueblos o los otros saberes. Sin
embargo, desde la experiencia originaria del filosofar como admiración,
también podemos tomar conciencia de nuestra fragilidad y
abrirnos a la diferencia y a la diversidad que enriquezca la pluralidad
de maneras de ser humanos con una filosofía para hacer las
paces desde una perspectiva intercultural.
Nuestro análisis desde el primer capítulo de los atentados del 11
de septiembre de 2001 en EEUU y del 11 de marzo de 2004 en
Madrid, estará en la línea de la mala gestión del miedo (revestida de
heroísmo suicida por ambas partes: la del terrorismo global y la de
la guerra contra el terrorismo); la falta de asunción de políticas para
la fragilidad y vulnerabilidad de aquel 11 de septiembre no sólo no
evitó sino que estimuló el 11 de marzo de Madrid. Es cierto que
alguien ha podido retrotraer los dolorosos atentados de Madrid a la
tradicional enemistad de ochocientos años con los «moros». En nuestros
trabajos, esos ochocientos años no sólo han traído enemistad
sino indicadores positivos de convivencia en muchos momentos de,
al menos, las tres culturas monoteístas: islámica, judía y cristiana.
Tenemos mucho que desaprender de la «tradicional enemistad» y
mucho que aprender de los momentos de convivencia que también
los hubo. Nuestra alternativa estará en la línea de la performatividad
que permite pedir cuentas de lo que nos hacemos, de qué instituciones
creamos (si más bombardeos e invasiones o reforma de
la ONU, redistribución de la riqueza y diálogo de civilizaciones y

20
Podemos hacer las paces
creencias) y exigir que nos hagamos las cosas desde nuestras capacidades
o competencias para hacer las paces.
Precisamente, desde el primer capítulo, entenderemos la violencia
como la ruptura de la configuración solidaria de las relaciones
humanas. Consideraremos así la solidaridad como característica básica
originaria para que cualquier tipo de relación humana funcione y
la violencia como su negatividad y ruptura. Instituciones globales
promotoras del llamado por Kant derecho público de la humanidad
o derecho cosmopolita, son las que nos harán sentir que la violación
del derecho en una parte del mundo afecta a toda la humanidad,
porque rompen la solidaridad originaria constitutiva de las relaciones
humanas. El derecho a la hospitalidad será nuestra alternativa a
la noción de extranjería. Si al mirar la paz con filosofía aparece la paz
perpetua no es porque refiera a la paz de los muertos sino a las formas
de hacer las paces que siempre nos podemos y debemos estar
pidiendo (per-petere).
En el segundo capítulo haremos una reconstrucción filosófica del
nuevo campo de estudios conocido como Investigación y Estudios
para la Paz. Previamente revisaremos las nociones de guerra que
hemos heredado en la tradición occidental, denunciaremos la noción
de guerra civil porque si es «civil», no es guerra; criticaremos la noción
de guerra justa y empezaremos a defender que la guerra no es ninguna
fatalidad biológica sino una institución creada por los seres
humanos que somos capaces de crear otro tipo de instituciones.
A continuación revisaremos las etapas por las que ha pasado la
Peace Research resaltando el esfuerzo por pasar de investigaciones
sobre la paz negativa entendida como mera ausencia de guerra o
violencia directa, a la paz positiva entendida como el trabajo por la
justicia y el desarrollo como satisfacción de las necesidades básicas
según Galtung, las aportaciones feministas y las primeras propuestas
de autores españoles.
Con estos nuevos instrumentos de la Investigación para la Paz,
en este capítulo retomaremos el análisis del impacto del terrorismo

Introducción 21
global del 11 de septiembre de 2001 y del 11 de marzo de 2004, profundizando
en nuestras denuncias de las respuestas de bombardeos
e invasiones como un ejemplo de hybris, creerse de manera arrogante
que se es como los dioses, en lugar de proponer instituciones
políticas para afrontar por medios pacíficos nuestros miedos, fragilidad
y vulnerabilidad. Evidentemente la creación de estas instituciones
supondrá la transformación de las culturas de la guerra, marginación
y exclusión por culturas para hacer las paces. Llegaremos,
incluso, a deconstruir la noción de seguridad porque se ha reforzado
con la disminución de las libertades y los derechos humanos.
Además en la medida en que significa sine cura, sin cuidado o preocupación
de unos y unas por otros y otras, tiene una significación
etimológica egocéntrica tanto desde el punto de vista personal como
del de las civilizaciones: Hay que mantener con guerras preventivas
la seguridad de la civilización occidental, es lo que argumentan los
señores de la guerra. Mientras que nuestra propuesta sigue siendo la
de la promoción de instituciones de «confianza», no de seguridad;
esto es, de gobernabilidad global y local en el marco del derecho
público de la humanidad ya mencionado. Investigar estas relaciones
humanas e instituciones de confianza serían las tareas de investigadores
e investigadoras para la paz, en nuestro caso desde una perspectiva
filosófica, para demandarlas de quienes tienen capacidad de
tomar decisiones.
En el capítulo tercero, tratamos de aplicar estas reflexiones a la
reconstrucción de lo que nos hacemos unos seres humanos a otros
desde nuestras experiencias cotidianas. Para ello, en primer lugar,
añadiremos a las propuestas de una filosofía para hacer las paces en
el capítulo primero, la necesidad de un giro epistemológico: de un
cambio en lo que decimos cuando decimos que sabemos que
podemos hacer las paces. Uno de los problemas de la Investigación
para la Paz ha sido su falta de reconocimiento como «ciencia», porque
por ciencia se entendía la manera moderna occidental, realizada
por hombres blancos de la parte rica del mundo que han impues-

22
Podemos hacer las paces
to esa «ciencia» como saber dominante aniquilador de otros saberes
y pretendidamente basándose en la neutralidad y la objetividad.
Propondremos un giro epistemológico basado en la idea de performatividad
que preside nuestras investigaciones y este libro,
defendiendo una manera de entender la ciencia como la pluralidad
de saberes basada en la intersubjetividad, en la perspectiva de los
participantes y en las políticas de afectados y afectadas; comprometida
con valores como la paz y la justicia y no aparentemente neutral,
que incluye la perspectiva de género y asume la multiplicidad
de culturas. Las gentes, los pueblos tienen derechos epistemológicos,
tienen derecho a sus propios saberes. De ahí se seguirá que nosotros
los pacifistas somos los realistas como ya hemos dicho, pero
también los prácticos y que nuestro poder hacer las paces es cosa
de todos y todas y no sólo de expertos.
También se seguirá una educación para hacer las paces desde la
perspectiva de nuestras experiencias cotidianas que consideran el
aula y los lugares de aprendizaje de la paz, como comunidades de
comunicación en donde hay que reconstruir las competencias de
todos y todas las participantes para transformar los conflictos por
medios pacíficos. Para ello propondremos ejercicios en los que se
muestre que somos causa de nuestras propias acciones y siempre
podemos pedirnos cuentas por lo que nos hacemos, decimos y callamos,
una vez más desde la perspectiva de la performatividad.
También sugeriremos ejercicios de cambio de perspectiva para transformar
pacíficamente los conflictos, examinando cómo me siento
por lo que me hacen a mí, cómo me siento por lo que veo que una
persona hace a otra y cómo me siento por lo que yo mismo hago
(Strawson). Así mismo propondremos ejercicios de análisis de situaciones
en las que se ha producido algún tipo de menosprecio para
reconstruir tres formas de reconocimiento: el del propio cuerpo como
potenciación de la autoconfianza, el de los derechos para potenciar
el autorespeto y el de la pluralidad de formas de vida como potenciación
de la autoestima (Honneth).

Introducción 23
Estos ejercicios irán acompañados de otros en los que ayudados
por el pedagogo Rodari revisaremos las experiencias de insociable
sociabilidad, en terminología kantiana, que den cuenta de nuestra
compleja condición humana: nuestra inclinación a entrar en sociedad
y a la vez a aislarnos porque los otros y las otras nos estorban.
Precisamente porque mantenemos que somos realistas, en el
capítulo cuarto aprenderemos a desaprender las culturas de la violencia.
Asumiremos que tenemos una educación en la violencia pero
no para la violencia. Revisaremos las nociones de violencia como
ruptura de la intersubjetividad y solidaridad humana básicas, su posible
masculinidad en la línea de las feministas ya mencionadas, la violencia
como expresión de la hybris o arrogancia también aludidas,
en lugar del fomento de las políticas para la fragilidad en la línea de
Arendt.
Nos ayudaremos de la revisión completa de la Declaración de
Sevilla de la UNESCO que ya estaba presente en nuestra negación a
que la guerra sea una fatalidad biológica en el capítulo segundo, usaremos
de nuevo la imaginación de Rodari utilizando un cuento que
transforma los cañones en campanas, insistiremos en la necesidad
kantiana de instaurar la paz y revisaremos con más detalle algunas
formas en que se ha entendido la guerra para desaprenderlas.
El capítulo quinto estará dedicado específicamente a la revisión
de los estudios de los conflictos que han ido apareciendo en otros
capítulos. Profundizaremos en la comparación de la propuesta de los
estudiosos de los conflictos que afirman que son inherentes a las
relaciones humanas, con nuestra propuesta filosófica de corte kantiana
de la insociable sociabilidad humana. Consideraremos el conflicto
y la cooperación como dos caras de la misma moneda y analizaremos
la relación entre conflicto, percepción y poder.
También revisaremos, como hicimos con las etapas de los estudios
de la paz, las tres denominaciones que en sucesivas etapas han
ido tomando los estudios de los conflictos: resolución, gestión y
transformación. En cualquier caso se trata de considerar el conflicto

24
Podemos hacer las paces
no sólo como inherente a las relaciones humanas sino, incluso,
como algo positivo que, bien regulado y transformado, puede ayudar
a crecer a las partes. Precisamente terminologías como las de Burton
que hablan de «provención» de conflictos entendidos como parte de
la filosofía política, nos llevarán a centrar sus posibilidades de transformación
en las condiciones pacíficas futuras, más que recrearse en
situaciones pasadas.
En la transformación de los conflictos será fundamental el cambio
en los patrones de comunicación, como veremos que apunta
Lederach. Muchas veces somos incapaces de transformar por medios
pacíficos nuestros conflictos porque no nos comunicamos suficientemente,
además de tener percepciones equivocadas de cómo nos
vemos unos y otros a otros y otras, tal como hemos visto en las tres
perspectivas de Strawson estudiadas desde las experiencias cotidianas
en el capítulo tercero. También coherentes con la doctrina del
reconocimiento de ese capítulo tercero que tomamos de Honneth, y
la propuesta general de nuestras investigaciones de considerar la
filosofía para hacer las paces como la reconstrucción normativa de
nuestras competencias, capacidades o poderes para hacer las paces,
consideraremos el reconocimiento y el empoderamiento como los
dos pilares básicos para la transformación pacífica de los conflictos
interpersonales.
Finalmente en el capítulo sexto trataremos de ser más explícitos
con algunos de los sentimientos que han ido apareciendo en los
diferentes tipos de análisis realizados en el resto del libro. Será como
una revisión desde la perspectiva de los sentimientos de las diferentes
propuestas que han ido apareciendo en el libro. Pretenderá ser
también un primer paso en el estudio de una gramática de los sentimientos
para transformar los conflictos por medios pacíficos, que
tenga incidencia estructural e institucional.
Para captar esa red de sentimientos necesitamos de una finura
especial en la línea del espíritu de fineza de Pascal. También necesitamos
potenciar los sentimientos que refuerzan la solidaridad origi-

Introducción 25
naria y básica de las relaciones humanas que hemos defendido en
todo el libro y que nos hace concebir la violencia como ruptura de
esa solidaridad intersubjetiva. De forma paralela a la solidaridad básica,
reforzaremos la educación de los sentimientos e instituciones de
paz que reconocemos a lo largo de la historia personal y colectiva.
Asumimos, como en otras partes del libro, que son esos momentos
de paz imperfecta los que sugieren que hacer las paces sea lo positivo
de las relaciones interpersonales y las instituciones humanas, y los
diferentes tipos de violencia los que niegan esas capacidades humanas
de hacer las paces. Desde el punto de vista de la gramática de
los sentimientos como complementos a la potenciación de los sentimientos
de solidaridad básica u originaria, nos educaremos en el
reconocimiento y vivencia de los momentos de paz positiva. Recordando
el capítulo primero, la filosofía para hacer las paces consistirá
en educarnos en la pasión por saber que podemos vivir en paz.
Además, la gramática de los sentimientos nos llevará por una
parte a la racionalidad sentimental o a los sentimientos racionales que
defendendemos desde el primer capítulo; no a la dicotomía entre
sentimientos y razones. Por otra parte, tratará de superar aquella concepción
egocéntrica y solipsista de los sentimientos que hacía que la
vida espiritual fuera algo interno en la que los otros y las otras no
tendrían nada que ver. Recordando a Austin, propondremos que los
sentimientos no se pueden reducir a «actos espirituales internos» porque
aprendo a sentir intersubjetivamente, con los otros y las otras.
Tampoco pueden ser reducidos a su substrato neurofisiológico, como
los actos de habla no se pueden reducir a movimientos con la lengua.
Sentimos unos y unas con otras y otros como nos damos razones
unos y unas a otros y otras, y siempre podemos pedirnos cuentas
por las razones que nos damos y los sentimientos que expresamos.
Tendremos así una nueva manera de concebir la vida espiritual
en la que «en mi interioridad más honda» me encontraré con el sufrimiento
del otro, la otra y la propia naturaleza, pero también con el
cariño, la ternura y el cuidado recíproco de los otros las otras y la

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Podemos hacer las paces
propia naturaleza. También tendremos una nueva forma de entender
la corporalidad como elemento fundamental en la constitución de la
propia identidad y la necesidad de su reconocimiento para potenciar
la autoconfianza, como hemos visto en otros capítulos.
Terminaremos con las políticas para afrontar nuestros sentimientos
de fragilidad como alternativas a las políticas violentas que
se defienden del miedo, tal como empezamos a hacerlo desde el primer
capítulo. Los conflictos producidos por el descubrimiento de la
diversidad, se incluirán dentro del marco conceptual propuesto de
que los conflictos forman parte inherente de nuestras relaciones y
depende de cómo los regulemos y transformemos nos destruirán o
nos ayudarán a crecer. De nuevo retrotraeremos esta necesidad de
educación sentimental a su dimensión estructural y de orden mundial,
según nuestro análisis de la situación del mundo después del
11 de septiembre.
Finalmente, usaremos las propuestas noviolentas de Luther King,
quien propondrá aquel amor complejo con que empezamos definiendo
la filosofía para hacer las paces en el primer capítulo, como
antídoto para el temor. Evidentemente, las conclusiones no cerrarán
sino que serán pautas para seguir investigando y trabajando para
hacer las paces, porque sabemos que podemos hacerlas.