Podemos hacer las paces - Desclée De Brouwer
Podemos hacer las paces - Desclée De Brouwer
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Introducción 19<br />
frente al descubrimiento de la alteridad o diversidad que nos puede<br />
producir asombro e incluso miedo.<br />
La filosofía para <strong>hacer</strong> <strong>las</strong> <strong>paces</strong> tendrá que afrontar, en este<br />
capítulo y en otros del libro hasta el final, cómo gestionamos ese<br />
miedo fruto del descubrimiento de la alteridad. Tal como es denunciado<br />
por algunas feministas, podemos convertir <strong>las</strong> relaciones humanas<br />
en situaciones de dominación, exclusión y marginación de los<br />
otros y <strong>las</strong> otras diferentes, especialmente de <strong>las</strong> otras en la dominación<br />
masculina que llamamos sexismo, como ejemplo de la dominación<br />
de <strong>las</strong> otras culturas, los otros pueblos o los otros saberes. Sin<br />
embargo, desde la experiencia originaria del filosofar como admiración,<br />
también podemos tomar conciencia de nuestra fragilidad y<br />
abrirnos a la diferencia y a la diversidad que enriquezca la pluralidad<br />
de maneras de ser humanos con una filosofía para <strong>hacer</strong> <strong>las</strong><br />
<strong>paces</strong> desde una perspectiva intercultural.<br />
Nuestro análisis desde el primer capítulo de los atentados del 11<br />
de septiembre de 2001 en EEUU y del 11 de marzo de 2004 en<br />
Madrid, estará en la línea de la mala gestión del miedo (revestida de<br />
heroísmo suicida por ambas partes: la del terrorismo global y la de<br />
la guerra contra el terrorismo); la falta de asunción de políticas para<br />
la fragilidad y vulnerabilidad de aquel 11 de septiembre no sólo no<br />
evitó sino que estimuló el 11 de marzo de Madrid. Es cierto que<br />
alguien ha podido retrotraer los dolorosos atentados de Madrid a la<br />
tradicional enemistad de ochocientos años con los «moros». En nuestros<br />
trabajos, esos ochocientos años no sólo han traído enemistad<br />
sino indicadores positivos de convivencia en muchos momentos de,<br />
al menos, <strong>las</strong> tres culturas monoteístas: islámica, judía y cristiana.<br />
Tenemos mucho que desaprender de la «tradicional enemistad» y<br />
mucho que aprender de los momentos de convivencia que también<br />
los hubo. Nuestra alternativa estará en la línea de la performatividad<br />
que permite pedir cuentas de lo que nos hacemos, de qué instituciones<br />
creamos (si más bombardeos e invasiones o reforma de<br />
la ONU, redistribución de la riqueza y diálogo de civilizaciones y