Podemos hacer las paces - Desclée De Brouwer
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Introducción 25<br />
naria y básica de <strong>las</strong> relaciones humanas que hemos defendido en<br />
todo el libro y que nos hace concebir la violencia como ruptura de<br />
esa solidaridad intersubjetiva. <strong>De</strong> forma paralela a la solidaridad básica,<br />
reforzaremos la educación de los sentimientos e instituciones de<br />
paz que reconocemos a lo largo de la historia personal y colectiva.<br />
Asumimos, como en otras partes del libro, que son esos momentos<br />
de paz imperfecta los que sugieren que <strong>hacer</strong> <strong>las</strong> <strong>paces</strong> sea lo positivo<br />
de <strong>las</strong> relaciones interpersonales y <strong>las</strong> instituciones humanas, y los<br />
diferentes tipos de violencia los que niegan esas capacidades humanas<br />
de <strong>hacer</strong> <strong>las</strong> <strong>paces</strong>. <strong>De</strong>sde el punto de vista de la gramática de<br />
los sentimientos como complementos a la potenciación de los sentimientos<br />
de solidaridad básica u originaria, nos educaremos en el<br />
reconocimiento y vivencia de los momentos de paz positiva. Recordando<br />
el capítulo primero, la filosofía para <strong>hacer</strong> <strong>las</strong> <strong>paces</strong> consistirá<br />
en educarnos en la pasión por saber que podemos vivir en paz.<br />
Además, la gramática de los sentimientos nos llevará por una<br />
parte a la racionalidad sentimental o a los sentimientos racionales que<br />
defendendemos desde el primer capítulo; no a la dicotomía entre<br />
sentimientos y razones. Por otra parte, tratará de superar aquella concepción<br />
egocéntrica y solipsista de los sentimientos que hacía que la<br />
vida espiritual fuera algo interno en la que los otros y <strong>las</strong> otras no<br />
tendrían nada que ver. Recordando a Austin, propondremos que los<br />
sentimientos no se pueden reducir a «actos espirituales internos» porque<br />
aprendo a sentir intersubjetivamente, con los otros y <strong>las</strong> otras.<br />
Tampoco pueden ser reducidos a su substrato neurofisiológico, como<br />
los actos de habla no se pueden reducir a movimientos con la lengua.<br />
Sentimos unos y unas con otras y otros como nos damos razones<br />
unos y unas a otros y otras, y siempre podemos pedirnos cuentas<br />
por <strong>las</strong> razones que nos damos y los sentimientos que expresamos.<br />
Tendremos así una nueva manera de concebir la vida espiritual<br />
en la que «en mi interioridad más honda» me encontraré con el sufrimiento<br />
del otro, la otra y la propia naturaleza, pero también con el<br />
cariño, la ternura y el cuidado recíproco de los otros <strong>las</strong> otras y la