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Biblia

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LITERATURA<br />

Denver, Colorado Sprinngs,<br />

Portland, San Francisco, Indianapolis,<br />

Phoenix y hasta<br />

la lejana Honolulú.<br />

“El Señor obraba en gran<br />

profundidad. En una ocasión<br />

varios hermanos cayeron bajo el<br />

poder y permanecieron así toda<br />

la noche. No había horario estricto<br />

para la finalización de las<br />

reuniones, como deben hacer los<br />

pastores ahora, para conservar<br />

a la gente. En esa época queríamos<br />

más de Dios. No teníamos<br />

mil cosas que deseáramos antes<br />

que a Él. Y Él no nos decepcionaba.<br />

Una hermana cantó<br />

y habló en “lenguas” durante<br />

cinco horas seguidas. Las almas<br />

eran salvadas. Los santos eran<br />

maravillosamente edificados<br />

y fortalecidos por la presencia<br />

del Señor. Muchos recibieron el<br />

“bautismo” y la obra misionera<br />

se inclinó decididamente hacia<br />

el “Pentecostés”.<br />

Azusa Street, la historia del avivamiento que cambió el mundo, presenta no<br />

sólo información documentada de los sucesos que rodearon la gran renovación<br />

espiritual producida a inicios del siglo veinte en Los Ángeles, sino también<br />

expone los viajes misioneros realizados por su autor a través del territorio<br />

norteamericano que lo llevaron a las ciudades de Conneaut, Salt Lake City,<br />

Denver, Chicago, Cleveland, Youngstown, Akron, Nueva York, Filadelfia,<br />

Peekskill, Cincinatti, Columbia, Washington, Pittsburgh, Topeka, Denver, (..)<br />

Indianapolis, Phoenix y hasta la lejana Honolulú.<br />

Convertido a la fe cristiana el<br />

15 de octubre de 1893, en el templo<br />

bautista de Filadelfia, Bartleman<br />

estudió en la universidad<br />

de Temple y desde su conversión<br />

siempre mostró su deseo de predicar<br />

la Palabra de Dios. En 1897<br />

abandonó el ministerio bautista<br />

y recaló en el movimiento de<br />

la Santidad. Más tarde viajó a<br />

Chicago para asistir al Instituto<br />

Bíblico Moody. Luego, el 12 de<br />

mayo de 1900, se casó con Anna<br />

Ladd, una mujer de origen búlgaro.<br />

Después inició la labor que se<br />

tros no puede confiar en Él, así<br />

que seguimos nuestro camino,<br />

nuestro propio llamado. Ser un<br />

verdadero siervo de Dios, obedecer<br />

implícitamente sus órdenes,<br />

sin tener planes propios, es un<br />

sendero que pocos se atreven a<br />

recorrer. Es demasiado alto”.<br />

Frank Bartleman, que hasta<br />

el fin de sus días sufrió de<br />

muy malas condiciones de<br />

salud, pasó los últimos años<br />

de su vida en Los Ángeles,<br />

dedicado a su primer amor: la<br />

obra misionera. Y murió como<br />

convirtió en la misión principal<br />

del resto de su vida: trabajar en<br />

los suburbios, entre alcohólicos y<br />

prostitutas, difundiendo el Evangelio.<br />

También se sintió llamado<br />

a escribir y distribuir tratados<br />

como parte de su ministerio. Además<br />

muchas veces pintó citas bíblicas<br />

en los puentes, en las rocas<br />

junto a las carreteras, o en otros<br />

lugares públicos.<br />

“Es difícil para los pastores<br />

recibir el “bautismo”. Deben<br />

morir a mucha actividad propia,<br />

capacidad propia, etcétera.<br />

Es algo que deja completamente<br />

fuera al “yo”. Es demasiado<br />

difícil para ellos convertirse en<br />

nada. Pueden perder su posición,<br />

su reputación, el apoyo que<br />

los demás les brindan, etcétera.<br />

Pero Dios siempre tiene algo<br />

mejor para nosotros. Cuando el<br />

Espíritu termine con nosotros,<br />

no nos quedará nada más que<br />

Dios. Pero la mayoría de nosohabía<br />

vivido: en independencia<br />

y lejos del amparo de cualquiera<br />

de las denominaciones<br />

pentecostales establecidas<br />

en suelo norteamericano. La<br />

muerte le llegó la mañana del<br />

23 de agosto de 1935 en el corazón<br />

de la segunda ciudad<br />

con más habitantes de Estados<br />

Unidos. La importancia<br />

de sus informes sobre cómo<br />

fue el principio del despertar<br />

religioso producido en la calle<br />

Azusa sigue vigente hasta la<br />

actualidad.<br />

“La obra en general había<br />

caído en un estado penoso<br />

cuando volvimos a Los Ángeles.<br />

Las iglesias habían peleado<br />

unas contra otras hasta cansarse.<br />

Quedaba poco amor. Había<br />

mucho gozo, pero en la “carne”.<br />

Un celo frío, de corazones duros,<br />

y entusiasmo humano, había<br />

reemplazado al lugar del amor<br />

divino y la ternura del Espíritu<br />

Santo, en la mayor parte. Sufrí<br />

mucho al estar en contacto con<br />

esta situación. El Señor continuó<br />

bendiciendo mi ministerio<br />

en Octava y Maple, y en Azusa.<br />

En algunas obras me encontraba<br />

con una gran oposición, particularmente<br />

de parte de los líderes.<br />

Pero yo mantenía mi mirada fija<br />

en Dios.<br />

Pertenecemos al uno y<br />

único cuerpo de Cristo, tanto<br />

en el cielo como en la Tierra.<br />

La Iglesia de Dios es una. Es<br />

algo terrible ir desmembrando<br />

el “cuerpo de Cristo”.<br />

Cuán necias y malvadas parecerán<br />

esas pequeñas diferencias<br />

entre los cristianos a<br />

la luz de la eternidad. Cristo<br />

es el “tema”. No una doctrina<br />

sobre Él. El evangelio nos<br />

lleva a Cristo. Lo exalta a Él,<br />

no a alguna doctrina en particular.<br />

“Conocer a Cristo” es<br />

el Alfa y Omega de la fe y la<br />

práctica cristianas”. u<br />

octubre 2013 27

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