Biblia

HISTORIAS DE VIDA
haberse relacionado conyugalmente,
otro bebé llegó a
su vida. Pero el infortunio
se cruzó nuevamente en su
camino porque apenas pudo
conocer a su hija. El encuentro
fue tan breve como un
abrir y cerrar de ojos. Dos
mujeres la interceptaron y
le dijeron que le iban a dar
trabajo en una casa. Ella acudió
entusiasmada, recibió el
desayuno que contenía una
droga llamada escopolamina.
Después dejó a la bebe al
cuidado de una de ellas para
ir a comprar la leche, cuando
volvió todos habían desaparecido.
Casi enloquece, fue
algo terrible.
Después de este aterrador
desenlace, sus días se convirtieron
en una película terrorífica
continuada donde la
droga, el alcohol y la prostitución
cobraron vida otra vez
y se apoderaron de ella. La
constante búsqueda de su hija
raptada en la segunda ciudad
más poblada de Colombia, la
llevó a la indigencia y casi a la
demencia.
DE LA LOCURA A LA CORDURA
En año 1995, Lisbey Fernández
Alzate ya no tenía las
fuerzas suficientes para creer
en algo o en alguien, sentía
una amarga soledad y la depresión
la carcomía a pedazos.
En esos instantes su alma
se puso en contacto con Dios
que acudió en su ayuda.
- Le dije al Señor que si existía
tuviera misericordia de mí,
que me ayudara a afrontar el
secuestro de mi hija. Además le
pedí que me cambiara, me transformara
y me alejara de la droga
y de la prostitución… Después
que hice esa oración, fui libre de
esa vida y de la depresión.
Como vaso nuevo en las
manos del Alfarero, el Señor
acudió en su amparo. La sacó
de la indigencia y la guió hacia
una de las congregaciones
evangélicas en Medellín, Colombia.
Las prédicas de los
pastores le hicieron encontrar
el camino de la salvación. Apenas
escuchó la Palabra una
sensación de alivio la invadió.
Parecía que había vuelto a nacer.
De ese modo se convirtió
al cristianismo.
Ahora, a sus 48 años de
edad, Lisbey y su esposo fueron
recompensados con dos
hijos más, los cuales sirven al
Señor y a otros que alcanzaron
similar redención, y dice:
- Los mejores años de mi vida,
los he vivido en el Evangelio. Dios
es poderoso y misericordioso...
Vivo agradecida del Señor por haber
tenido misericordia de mí. Por
haberme libertado de las cadenas
que me ataban y por haberle conocido
y servirle u
octubre 2013 39