1847. WALLIS, Severn Teackle . Págs - Diputación Provincial de ...

1847
Moritz WILLKOMM
LA FIEBRE MINERA
Hace tan sólo 20 años Cuevas era un lugar de
mala muerte hasta que se descubrieron las minas de
plata de la vecina sierra Almagrera. Al principio eran
tan ricas que se creyó haber dado con un nuevo Potosí.
Pronto comenzaron a llegar gentes de toda España y
del extranjero. Algunos amasaron grandes fortunas y
se asentaron definitivamente aquí. Este súbito enriquecimiento
produjo entre las compañías mineras una
enorme competencia. Miles de personas de toda clase
y condición, incluso humildes cabreros, invirtieron
cuanto tenían, mucho o poco, con tal de participar
en el negocio de las minas. Y la mayoría de ellos lo
perdieron todo. Algunos, por culpa de empresarios
poco duchos, que, sin contar con los conocimientos
técnicos necesarios, se dedicaron a excavar en el primer
lugar que encontraban, o donde les dejaban; otros fueron
víctimas de la falta de escrúpulos de algunos ingleses
y franceses que prometieron inmensas ganancias a
los pobres incautos, les cobraron exorbitantes honorarios
durante años enteros, engañaron a los accionistas
con falsas promesas y, cuando la estafa estaba a punto
de ser descubierta, se fueron con el dinero.
Es sabido que en España la minería no es privilegio
exclusivo de la Corona, ni siquiera la extracción
de metales nobles 137 , de forma que quienquiera que
encuentre un filón en terreno de su propiedad puede
explotarlo a placer, con la única condición de donar
a la Corona el cinco por ciento de la producción. Tan
conveniente como pudiera parecer este sistema, que
permite incluso a los más pobres beneficiarse de las
riquezas minerales del país y quizá con suerte enriquecerse,
es, sin embargo, muy pernicioso, pues deja
vía libre a la estafa y la ociosidad. Así, quienes poseen
acciones en una mina creen que necesariamente van
a hacerse ricos y prefieren endeudarse para cubrir los
costes de la maquinaria antes que trabajar. Otros, en
cuanto ven algo que reluce, creen haber hallado oro y
plata. Y tampoco faltan los aventureros aprovechados
que, fingiéndose ingenieros de minas o mostrando certificados
falsos, engañan a los simples y les convencen
para excavar en lugares donde nunca hallarán nada.
En la actualidad, la “fiebre del oro” ha llegado a tal
extremo en España que alguna gente incluso se enfada
cuando se le pretende sacar del error. Una vez un arriero
Acción minera.
me amenazó con golpearme si seguía diciendo que lo
que él y algunos otros afirmaban ser diamantes no eran
sino trozos de cristal de roca. En otra ocasión, habiendo
corrido el rumor de que yo entendía de minerales, me
vi en la tesitura de tener que examinar una mina de carbón.
Ante el cariz que llegó a tomar la situación no tuve
más remedio, por mi propia integridad personal, que
admitir que la pirita de las paredes era oro puro. ¡Qué le
vamos a hacer! No hay peor sordo que quien no quiere
oír... Ésta es la situación que aprovechan los estafadores
y especuladores, obteniendo pingües beneficios. En
realidad, esta obsesión española no es nueva, data de la
época del descubrimiento de América, pero se ha vuelto
a reproducir ahora, con el descubrimiento de las minas
de plata de la sierra Almagrera.
Las minas se cuentan entre las más productivas de
Europa, y aún lo serían más si desde un principio no
hubiesen sido expoliadas y, sobre todo, si no hubiesen
sido explotadas de forma tan inexperta. Ahora hay
partes de la veta principal que no se pueden aprovechar,
al menos sin correr riesgo de derrumbe. Poco a
poco, la situación en sierra Almagrera ha ido volviendo
a la normalidad y los aventureros ya no campan a
sus anchas. Las minas son administradas por la Real
Oficina de Minas de Lorca, y solamente los ingenieros
oficiales, miembros de la Real Escuela de Minas de
Madrid, pueden hacerse cargo de las obras.
137
N.A. Solamente algunas minas son propiedad de la Corona, por ejemplo las minas de plomo de la Sierra de Gádor, en Almería; las de cobre de Río Tinto,
en Sierra Morena, y las de estaño de Almadén y Almadenejos, en la Mancha; todas ellas, de extraordinaria productividad.
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