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g o u r m e t<br />

g o u r m e t<br />

1<br />

Todo un Dom<br />

Página anterior: Botella de Dom Pérignon Rosé Oenothéque<br />

1992, añada de reciente comercialización. 1. Abadía de<br />

Saint-Pierre d’Hautvillers. 2. Uno de los muchos viñedos que<br />

tiene Dom Pérignon en la región de Champagne.<br />

Si ya de por sí, Dom Pérignon representa el lujo por haber<br />

sido el primer champagne y por su alta calidad, para muchos<br />

la esencia es su Rosé Oenothèque. Hemos sido testigos de<br />

por qué es la marca por excelencia brindando con un 1992.<br />

Cuando buscas sinónimos de “lujo”, casi ninguno refleja<br />

la verdadera filosofía que realmente representa la palabra,<br />

una definición nada oficial pero muy fiable sería<br />

“aquellos pequeños detalles que marcan la diferencia<br />

y hacen que las cosas tengan otra dimensión”, aunque<br />

también “lujo” podría ser igual a Dom Pérignon.<br />

No se trata de dar envidia y sí de homenajear un producto artesano<br />

de la más alta calidad, aunque tiene un valor establecido, la vida<br />

nos ofrece cosas buenas que son imposibles de calcular porque nacen<br />

del alma y van directas al alma, y ésta no sabe de matemáticas.<br />

Algunos productos de excelencia surgen de una medio leyenda, Dom<br />

Pérignon lleva su nombre asociado al Champagne, hasta el punto<br />

que es considerado el “padre espiritual” de este vino. Hoy en día,<br />

la marca continúa siendo uno de los iconos indiscutibles del lujo.<br />

Dom Pierre Pérignon (1638), el monje ciego que no pudo ver la fórmula<br />

magistral, es parte de la leyenda que fuera ciego pero desde luego sí fue<br />

visionario, desarrolló su vida en la Abadía de Hautvillers (en la Montaña<br />

de Reims), dónde consiguió llegar muy joven al cargo de chef de cave.<br />

Se dice que quería “hacer el mejor vino del mundo”, de manera<br />

que se dedicó a investigar todos los pasos del proceso de vinificación<br />

y creó un tratado muy extenso que cubría todos los<br />

aspectos, desde el cuidado de las viñas hasta la fermentación.<br />

Hasta la llegada de Dom Pérignon, el vino de champagne se consumía<br />

en el año ya que era imposible conservar las botellas más tiempo porque<br />

explotaban a causa de la concentración de gas carbónico, causa por la<br />

que el propio Rey de Francia prohibió su traslado por los caminos siendo<br />

sólo posible en barriles con la pérdida de burbujas que eso conllevaba.<br />

Dom Pierre creó la segunda fermentación directamente en la botella,<br />

lo que permitía controlar la cantidad de gas carbónico que se generaba.<br />

2<br />

Dom Pérignon lleva su<br />

nombre asociado al<br />

Champagne, hasta el<br />

punto que es el “padre<br />

espiritual” de este vino<br />

54•<br />

texto POR gonzalo de león • FOTOGRAFÍA POR DOM PÉRIGNON<br />

www.spend-in.com www.spend-in.com<br />

•55


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Lo único que le faltaba para redondear su descubrimiento<br />

era un tapón adecuado, aportación que, según cuentan,<br />

cabe atribuir a sus colegas monjes españoles. Así,<br />

el vino de Dom Pérignon se hizo rápidamente famoso<br />

entre la Corte de Luis XIV, hasta el punto que una botella<br />

de la firma era cuatro veces más cara que el resto.<br />

Dom Pérignon cuida cada paso del proceso, sólo se<br />

elabora con uvas de Grand Cru, es decir, con uvas que<br />

tienen 100 puntos sobre 100 puntos posibles de calidad,<br />

si la cosecha no cumple los requisitos exigidos, ese<br />

año no habrá añada y habrá que esperar al siguiente.<br />

Los mostos pasan primero siete años de crianza.<br />

Cuando este vino tiene todos los rasgos característicos<br />

exigidos y alcanza su primera plenitud sale al<br />

mercado bajo la denominación Vintage. No obstante,<br />

un número muy limitado de botellas se aparta y<br />

continúa envejeciendo. Pasarán entre 12 y 16 años<br />

antes de que alcance su nuevo momento de excelencia,<br />

su segunda plenitud. Estas pocas botellas<br />

aparecen en el mercado para unos pocos afortunados<br />

con el nombre de Dom Pérignon Oenothèque.<br />

Su complejidad hace que el vino pueda continuar enve-<br />

3<br />

5<br />

Dom Pérignon<br />

Oenotéque pasa en la<br />

bodega entre 12 y 16<br />

años alcanzando su<br />

momento de excelencia<br />

jeciendo hasta alcanzar una tercera plenitud hacia los<br />

30 o 35 años. Muy pocas botellas alcanzan este estado<br />

y para conseguirlas es necesario dirigirse a la Maison.<br />

Cuando el monje maestro abrió la primera botella de lo<br />

que hoy conocemos como Champagne, lo hizo en compañía<br />

de su amigo Dom Thierry Ruinart, y exclamó:<br />

“Amigo mío, estamos bebiendo estrellas”. Quizás por<br />

eso, muchas de las estrellas se han enamorado de él: “Es<br />

el más antiguo y al mismo tiempo el más moderno de los<br />

champagnes. Es eso lo que lo hace único”, Karl Lagerfeld.<br />

La primera personalidad en caer rendida fue la Marquesa<br />

de Pompadour: “Es el único que hace más<br />

hermosas a las mujeres después de beberlo”. Años<br />

después, Marilyn Monroe declararía: “Yo nunca bebo<br />

alcohol, sólo bebo Dom Pérignon”. Y Bond, James<br />

Bond, de todos sabido su preferencia por el Vintage de<br />

1952, en uno de sus filmes apuntaría: “Un hombre que<br />

bebe Dom Pérignon del 52 no puede ser del todo malo”.<br />

La capital del Champagne es Reims pero una de sus<br />

Mecas se llama Épernay, pueblecito ubicado en la región<br />

de miles de bodegas, algunas muy conocidas y otras<br />

simplemente familiares. El Celler y Maison de Dom Pérignon<br />

son un conjunto de edificios clásicos, verdaderas<br />

joyas y no sólo por lo que cobijan en sus corredores abovedados,<br />

frente a la bodega se encuentra un pequeño<br />

Versailles que llaman ‘Trianon’ con un “pequeño” invernadero<br />

botánico donde se encuentra la L´Orangerie,<br />

antes en Francia las naranjas eran símbolo de riqueza.<br />

4<br />

3 y 4. Dom Pérignon Champagne Cellars en Épernay. Espectacular bajada a las bodegas y uno de los pasillos donde<br />

reposan las botellas. 5. Château de Saran, residencia privada que la propiedad de la Maison tiene en Chovilly (Côte<br />

des Blancs). 6. Vincent Chaperon, enólogo de Dom Pérignon en plena cata del Rosé Oenothéque 1992 .<br />

El Château de Saran es un<br />

castillo palacio privado rodeado<br />

de bosques y de viñedos al que<br />

sólo se accede por invitación<br />

expresa de la propiedad<br />

6<br />

Trianon es una residencia privada, antigua casa de las familias propietarias<br />

y como tal se mantiene la tradición de recibir a los invitados con una<br />

suculenta comida siempre maridada para la ocasión entre el enólogo de<br />

la bodega y el chef Pascal Tingaud. No es de extrañar que suene de fondo<br />

Wagner, ya que en estos aposentos compuso parte de su Tannhäuser.<br />

La cuna de la firma es la Abadía de Saint-Pierre d’Hautvillers donde<br />

vivió y descansa Dom Pierre, allí aprovechamos para escuchar al<br />

enólogo Vincent Chaperon que nos ofreció una cata única, y me explico,<br />

única por ser los primeros en inaugurar la sala de catas en la<br />

abadía y única por los champagnes que probamos, algo que fue una<br />

experiencia verdaderamente inolvidable, caldos que han reposado<br />

años y años en las botellas. Como el viaje tenía como motivo conocer<br />

el nuevo producto Rosé, ensamblaje de uva tinta Pinot Noir con<br />

blanco y cuya primer añada fue en 1959 y se sirvió por vez primera<br />

y por exigencia del Shá de Persia en Maxim´s en 1971, la frescura<br />

del vino blanco con el corazón de un tinto, comenzamos la cata con<br />

un Rosé Vintage 2000, seguimos con un Rosé Oenothèque1992 que<br />

es el que este año sale al mercado, cambiaba el color y las emociones,<br />

un tercero Rosé Oenothèque 1990, y las sorpresas y el privilegio<br />

de poder probar un Oenothèque del 86 y otro del 82, ni qué decir<br />

tiene que casi se nos saltaron las lágrimas, digo casi porque esperamos<br />

a la noche donde nos habían prometido una cena espectacular.<br />

Para finalizar el viaje donde la sensibilidad de estas burbujas se<br />

vuelve verdadero lujo, nada mejor que una noche en el Château<br />

de Saran, un castillo palacio rodeado de bosques y de viñedos, lugar<br />

privado que ninguna fortuna podría abrir porque sólo se accede<br />

por invitación expresa de la propiedad de Dom Pérignon.<br />

La Maîtresse de la Maison, Mme. Hélène Feltin, nos recibió como<br />

quien recibe en su casa, así nos lo hizo saber y así nos sentimos.<br />

Cena ofrecida por el chef Bernard Dance que acertadamente maridaba<br />

cada plato con su correspondiente añada de Rosé Dom<br />

Pérignon, desde luego el protagonista fue el Rosé Oenothéque<br />

del 92. No se pierdan la oportunidad de disfrutarlo porque como<br />

007, tampoco creo que un hombre que lo beba puede ser malo.<br />

Este champagne es algo más complejo que una simple bebida espumosa,<br />

hay historia, trabajo, excelencia, esfuerzo e ilusión por las<br />

cosas bien hechas y por buscar siempre nuestra felicidad. ¡Salud!<br />

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