Las virtudes cristianas - P. Benjamín Martín Sánchez
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Magno lo dice así: “La verdadera penitencia consiste<br />
en llorar o detestar los pecados cometidos, y estos no<br />
volverlos a cometer”...<br />
216<br />
La penitencia “externa” consiste en las obras penosas,<br />
con las cuales satisfacemos por nuestros pecados,<br />
tales son: ayunos, vigilias, cilicios, cualquiera mortificación<br />
corporal... Además de éstas hay otras que nos<br />
vienen sin buscarlas, como el frío, el calor, la enfermedad...,<br />
y sobre todo están las del vencimiento propio<br />
como el sufrir las contrariedades con ánimo tranquilo,<br />
despegarse de ciertas personas, etc.<br />
217<br />
De todos los puntos de la moral cristiana, ninguno<br />
es tan recomendado en el Evangelio como el precepto<br />
de la mortificación, es decir, de trabajar por medio de<br />
la privación, del sufrimiento y la violencia contra sí<br />
mismo, en combatir nuestra mala naturaleza o tendencias<br />
pecaminosas. Estas palabras de Jesucristo: “El<br />
que quiera venir en pos de Mi, niéguese a si mismo,<br />
tome su cruz y sígame”. (Mt. 16, 24) no significan<br />
otra cosa, sino que es necesario mortificarse, y son<br />
una máxima que compendia en cierto modo la perfección<br />
cristiana.<br />
218<br />
Sin mortificación no hay virtud posible, y así vemos,<br />
que para ser humilde, hay que mortificar el amor