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En la recomendación sistémica se solicita a las autoridades fiscales que cumplan con
las medidas propuestas, como una ratificación del compromiso de la PRODECON con
los contribuyentes, al llevar a cabo acciones encaminadas a la protección de sus
derechos fundamentales.
El licenciado Roa Jacobo añadió que la promoción en las empresas que conforman el
sector farmacéutico se realiza directamente ante el médico, mediante recordatorios de
marca y sufragando gastos relacionados con convenciones, en las cuales se dan a
conocer los medicamentos, para que posteriormente éstos puedan ser prescritos a la
población.
“Como puede apreciarse, las empresas del sector tienen que promocionar sus
medicamentos de manera poco convencional, no directamente ante el cliente, sino ante
los profesionales de la salud, y ello es así porque legalmente no está permitido efectuar
promoción por vías tradicionales, lo cual es entendible, a fin de evitar riesgos de
automedicación que pueden poner en riesgo la vida o salud del consumidor”, enfatizó.
A pesar de todo lo anterior, el Administrador General Jurídico y el Administrador
General de Grandes Contribuyentes del SAT, rechazaron la Recomendación porque —
a su juicio— los contribuyentes no cuentan con el derecho a deducir dichos conceptos,
por no cumplir los requisitos que establece la Ley del Impuesto sobre la Renta ISR para
la deducción de viáticos y obsequios.
En este contexto, sostienen que no afectan los derechos de los contribuyentes y que se
limitan a aplicar la Ley de manera estricta, indicó el funcionario.
El subprocurador Juan Carlos Roa calificó la respuesta de la autoridad fiscal como
preocupante, ya que pone de manifiesto lo que se viene comentando en torno al poco
conocimiento o entendimiento de los causantes que administra, porque pasa por alto
que lo que erogan las empresas del sector son gastos de promoción, y no el simple
pago de regalos o viajes sin vinculación con su actividad.
“Si el SAT no puede distinguir, por un lado, la entrega de obsequios —no deducible, por
lo que ni las empresas y menos la PRODECON pretenden su autorización—, de la
realización de actividades de promoción de los productos, por el otro, como concepto
estrictamente indispensable para la obtención de ingresos —llevadas a cabo al
absorber el costo de viajes, hospedaje, o mediante la entrega de recordatorios de
marca—, se deja al descubierto un conocimiento precario de la forma en la que opera el
sector farmacéutico, a la luz de las restricciones legales que enfrenta para la difusión de
los productos que fabrica.
Boletín Actualidad – Septiembre 2012
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