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PÉREZ HERRANZ, F. M. /SANTACREU , J. M.: “La «cuestión de España»”<br />

la Monarquía Hispánica tenía que transformarse en Monarquía Española para que<br />

naciera el Reino de España. En 1868 empezó el proceso y en 1878 Alfonso XII aceptó<br />

la Constitución que decía que era Rey de España. Igualmente, la Academia de Historia<br />

elaboró un informe sobre el escudo de armas y atributos de carácter nacional y los<br />

historiadores buscaron las raíces históricas de la Nación española y de su Estado. Pi y<br />

Margall, uno de los muchos historiadores que reunían la condición de político en el<br />

siglo XIX, decía que una de las principales misiones de la Historia era rastrear dichos<br />

antecedentes, los de la Nación Española y su Estado. 28<br />

Pero la unidad territorial de las provincias sufrió una desmembración en 1898:<br />

las provincias de Ultramar. Es muy significativo el título de un artículo de Carlos<br />

Serrano publicado en la revista Estudios de Historia Social nº 44-47: “1898. España en<br />

cuestión”. Según el profesor Borja de Riquer, 29 la guerra de Cuba fue vista por las elites<br />

liberales españolas más como una guerra civil, interior, de insurgentes separatistas, que<br />

como una guerra exterior, imperialista. Los cubanos cuestionaban y rompieron la unidad<br />

nacional española. La tibia autonomía que concedió a los cubanos el primer Consejo de<br />

Ministros del gobierno liberal de Sagasta el 6 de octubre de 1897, que debía entrar en<br />

vigor el 1 de enero de 1898, fue un antecedente de la futura descentralización<br />

administrativa. Cuando España perdió la guerra en 1898 ya era evidente la existencia de<br />

una crisis de la conciencia nacional centralista y unitaria española. Para el profesor<br />

Borja de Riquer el problema no era España, como decían los regeneracionistas, sino el<br />

nacionalismo español de las elites políticas del siglo XIX que habían confundido<br />

uniformar y centralizar con nacionalizar. Articularon un estado unitario y centralista<br />

pero no habían consolidado la nación.<br />

* * *<br />

¿Qué modelos podían desarrollarse para consolidar esa nueva nación española<br />

después de 1898? Si volvemos la mirada al Cuadro 2, entonces podremos suponer que<br />

hay, al menos, cuatro modelos genuinos, sin perjuicio de que cada uno de ellos pretenda<br />

absorber a los restantes. Mas, debido a la complejidad de fines y proyectos cruzados a<br />

partir de la derrota del Imperio católico universal tienden a reducirse a dos modelos —<br />

las dos Españas de Machado— al establecerse las alianzas de unos contra los otros, y de<br />

ahí que se presenten como figuras de la falsa conciencia.<br />

28 PI Y MARGALL, Francisco: “La Historia”, en La ilustración Ibérica, 7, I, pp. 3.4.<br />

29 RIQUER, Borja de: “Aproximacó al nacionalisme espanyol cotemporani”, en IIIes. Jonades de debat,<br />

orígens i formació dels nacionalismes a Espanya, Reus, Centre de Lectura. 1994, pp. 255-256.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, 3 (Marzo, 2006).<br />

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