numero 22.qxp - Seminario Conciliar de Madrid
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C E M E N T E R I O<br />
D E L A A L M U D E N A<br />
Este verano la Iglesia a través <strong>de</strong>l <strong>Seminario</strong> me envió<br />
a realizar el servicio apostólico al Cementerio <strong>de</strong> la<br />
Almu<strong>de</strong>na. A primera vista, todo parece venirse<br />
encima cuando uno se "enfrenta" a la realidad <strong>de</strong> la<br />
muerte <strong>de</strong> las personas, y atisba la responsabilidad<br />
que supone este testimoniar la fe en Cristo muerto y<br />
resucitado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el servicio litúrgico que la Madre<br />
Iglesia ofrece a los hombres, como <strong>de</strong>recho y como<br />
<strong>de</strong>ber religioso.<br />
La alegría en Cristo es lo que queda al acabar el camino<br />
S A N T I A G O<br />
D E C O M P O S T E L A<br />
La experiencia <strong>de</strong> peregrinar a Santiago con los<br />
jóvenes <strong>de</strong> la Archidiócesis <strong>de</strong> <strong>Madrid</strong>, ha sido única<br />
en su género. No sólo por ser la primera en la que<br />
participo, sino porque en ella pu<strong>de</strong> percibir<br />
brevemente parte <strong>de</strong> la vida que hay en nuestra<br />
diócesis. Ciertamente no eran todos los que<br />
estábamos ni los que estábamos éramos todos los que<br />
somos, como suele suce<strong>de</strong>r siempre, somos pequeños<br />
grupos representantes, y es ello lo que nos remite a<br />
vivir el momento con alegría y esperanza <strong>de</strong> que en<br />
algún momento estaremos todos juntos y unidos<br />
verda<strong>de</strong>ramente.<br />
El camino ha supuesto un conocimiento entre las<br />
personas <strong>de</strong> distintas parroquias, arciprestazgos,<br />
movimientos, y asociaciones que intentan vivir en la<br />
diócesis, aportando cada uno su carisma y su<br />
entusiasmo al servicio <strong>de</strong> un plan común: la presencia<br />
<strong>de</strong> Cristo entre nosotros y con nosotros. Esta<br />
experiencia ha estado cargada <strong>de</strong> muchas alegrías, <strong>de</strong><br />
dolor, <strong>de</strong> mucho esfuerzo y sobretodo <strong>de</strong> la afloración<br />
<strong>de</strong> nuestras limitaciones a la hora <strong>de</strong> caminar a un<br />
ritmo que no es el nuestro, a pensar y velar por el bien<br />
<strong>de</strong> otros, antes que el nuestro y eso, en una<br />
perspectiva religiosa nos <strong>de</strong>ja ante hermanos que no<br />
son capaces <strong>de</strong> seguir nuestro ritmo ni <strong>de</strong> asimilar<br />
nuestras prácticas cotidianas por muy buenas que<br />
sean, por lo que la invitación e interpelación <strong>de</strong> estos<br />
días no ha sido otra, que pedir al Señor, su espíritu <strong>de</strong><br />
amor y discernimiento para compren<strong>de</strong>r, amar y<br />
aceptar al otro en su realidad y respetar el camino<br />
personal <strong>de</strong> cada uno. Que a la luz <strong>de</strong>l Sínodo que se<br />
prepara en <strong>Madrid</strong>, podamos juntos respon<strong>de</strong>r a la<br />
realidad que nos apremia en la Diócesis.<br />
Carlos Rodríguez<br />
Para mí ha supuesto un antes y un <strong>de</strong>spués en la<br />
vivencia <strong>de</strong> la fe... pues esta experiencia se hace más<br />
palpable cuando tú, portador en el servicio litúrgico<br />
por medio <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios, consuelo y<br />
fortaleza para los familiares y seres queridos <strong>de</strong>l<br />
difunto, eres el primero que se siente interpelado<br />
por ella y "arrastrado" a respon<strong>de</strong>r con fe viva al<br />
misterio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la contemplación <strong>de</strong>l<br />
Misterio Pascual <strong>de</strong> Cristo. La realidad <strong>de</strong> la muerte<br />
que, se me hizo muy cercana, me enseñaba su<br />
pálido rostro cuando veía en las personas que<br />
participaban en la celebración la angustia que<br />
provoca la búsqueda <strong>de</strong> sentido, y que no sólo se<br />
muestra en el dolor por la "pérdida" <strong>de</strong>l ser querido,<br />
sino también en un combate espiritual, que yo veía<br />
fraguarse en el corazón <strong>de</strong> los hombres concretos<br />
que mis ojos veían y a los cuales exhortaba en<br />
nombre <strong>de</strong> la Iglesia a la fe en Jesucristo.<br />
El mismo Jesucristo, revelándose en esta experiencia<br />
apostólica <strong>de</strong> quince días, nos <strong>de</strong>scubría a todos a<br />
través <strong>de</strong> la Liturgia <strong>de</strong> la Iglesia la riqueza <strong>de</strong> su<br />
Presencia, <strong>de</strong> su Espíritu. Des<strong>de</strong> luego, la experiencia<br />
ha sido un don maravilloso que intentaré custodiar<br />
en mi corazón <strong>de</strong> seminarista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong><br />
la fragilidad y la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l ministerio sacerdotal,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong> llevar el tesoro que es Cristo<br />
en mi vaso <strong>de</strong> barro.<br />
Lorenzo Saavedra<br />
Panorámica <strong>de</strong> <strong>Madrid</strong> al amanecer <strong>de</strong>l 11-M<br />
<strong>Seminario</strong> 9<br />
<strong>de</strong> <strong>Madrid</strong>