Nota completa - Revista Palermo
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El martes se cumplieron 73 años de la muerte de Carlos Gardel<br />
El Zorzal Criollo se “despidió”<br />
cantando en el stud Yeruá<br />
El historiador y escritor Rodlfo Zatti cuenta detalles de<br />
la última presentación pública del Morocho del Abasto<br />
en el stud Yeruá, de Francisco Maschio.<br />
Por HECTOR TORRES<br />
El 24 de junio de 1935 quedará en el inconsciente<br />
colectivo de los argentinos<br />
como el día que murió Carlos Gardel. En<br />
efecto, un accidente aéreo en Medellín, Colombia,<br />
acallaba para siempre la voz de Carlos Gardel.<br />
Y el Zorzal Criollo se convertía así en el<br />
mito, en ese cantante inigualable que, desde la<br />
radio, todavía nos sigue cantando “cada día<br />
mejor”. Eso en cuanto a la triste noticia de la<br />
desaparición física del “Morocho del Abasto”.<br />
Porque, un tiempo antes al trágico desenlace, los<br />
amantes del turf fueron protagonistas de un privilegio:<br />
que el cantante se despidiera, sin saberlo<br />
obviamente, en un stud de San Isidro.<br />
En efecto, la última presentación en público de<br />
Carlos Gardel fue la nublada noche del domingo<br />
5 de noviembre de 1933 en Von Wernicke 3022,<br />
en Martínez, nada menos que en el stud Yeruá,<br />
propiedad de Francisco Maschio, entrenador y<br />
gran amigo del cantante.<br />
El escritor e investigador Rodolfo Zatti, es quien<br />
da cuenta de ese encuentro: “Dos días después<br />
de esa reunión, Gardel partía hacia una gira internacional<br />
que incluía, entre otros destinos, los<br />
Estados Unidos. Por ese motivo sus allegados le<br />
organizaron la velada”, cuenta el autor de cinco<br />
libros sobre el cantante.<br />
Ese día Francisco Maschio tenía anotado en <strong>Palermo</strong><br />
a su pupilo Richmond, pero prefirió borrarlo<br />
para estar en todos los detalles de la<br />
Carlos Gardel<br />
sentado a la<br />
cabecera de la<br />
mesa junto a<br />
los músicos<br />
de la orquesta<br />
de Edgardo<br />
Donato.
organización de la fiesta para su amigo. Gardel<br />
llegó al stud a las 21 junto a su novia Isabel del<br />
Valle. La bienvenida fue en medio de<br />
un cerrado aplauso, lo que alertó a los<br />
vecinos que vivían en los alrededores<br />
que se acercaron a la carpa levantada<br />
para la ocasión. Entre los que se encontraban<br />
varias chicas que se arrimaron<br />
al alambrado para pedirle al<br />
cantor que les cantara un tango. A lo<br />
que el artista accedió entonando uno<br />
de sus clásicos: “Mano a Mano”.<br />
El menú elegido para el festejo fue<br />
asado y puchero, una “mezcla” muy<br />
común en las mesas de esa época. La<br />
noche fue consumiéndose entre platos<br />
bien regados, charlas y obviamente<br />
tangos. Ese día Gardel se dio el gusto<br />
de cantar con la orquesta de Edgardo<br />
Donato, una formación muy popular de<br />
El Zorzal canta, vaso en mano, “Tomo y<br />
obligo”. Lo acompañan Vivas, Barbieri,<br />
Pettorossi y Riverol.<br />
la época que llegó al encuentro<br />
luego de varios shows, pasada<br />
la medianoche.<br />
A Carlos Gardel se lo vio muy feliz<br />
junto a sus amigos Irineo Leguisamo<br />
y Francisco Maschio, y obviamente<br />
cantó varios tangos para las concurrencia<br />
e hizo bromas con los músicos.<br />
En síntesis, el hombre que le<br />
cantó al turf como nadie con temas:<br />
“Por una cabeza” o “Leguisamo<br />
Solo”, se sintió a gusto con la gente<br />
de la actividad. Sus amigos.<br />
Ayer, al recordarse los 73 años del fallecimiento<br />
de Carlos Gardel, miembros del Centro Cultural<br />
Entre sus dos amigos del turf: Francisco Maschio, a la derecha, e<br />
Irineo Leguisamo.<br />
del tango Zona Norte, descubrieron<br />
una placa que<br />
recuerda el lugar de su<br />
última actuación en la Argentina,<br />
en Von Wernicke<br />
3022. Hoy el stud Yeruá ya<br />
no está, pero el recuerdo<br />
de la última actuación del<br />
Zorzal Criollo, perdurará<br />
por siempre.<br />
Fotos gentileza de:<br />
Rodolfo Zatti.<br />
De buen humor, Carlos<br />
Gardel e Irineo Leguisamo<br />
simulan un duelo de<br />
bandoneones.