Imprimir Maquetación 1 - Spend In
Imprimir Maquetación 1 - Spend In
Imprimir Maquetación 1 - Spend In
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
arte<br />
PASADOS DOS AÑOS DE LA DESAPARICIÓN<br />
DE JORGE OTEIZA, SU TERRITORIO CREATIVO<br />
SE MANTIENE COMO UNA DE LAS MÁS<br />
PENETRANTES RESPUESTAS A LA CONTINUA<br />
INCERTIDUMBRE DEL ARTE UNIVERSAL. SUS<br />
INVESTIGACIONES SIGUEN SIENDO UNA<br />
CULMINACIÓN, UNA REFLEXIÓN FINAL SOBRE<br />
LO QUE SE HA DADO EN LLAMAR<br />
“EL OCASO DEL ARTE”<br />
Texto por Luis Malo<br />
el perpetuo retorno<br />
102 spend IN
arte<br />
“MI CONCLUSIÓN<br />
EN 1958 FUE<br />
ENCONTRARME CON<br />
UN ESPACIO VACÍO<br />
PURAMENTE RECEPTIVO<br />
QUE ME DEJÓ<br />
SIN ESCULTURA EN<br />
LAS MANOS”<br />
Oteiza fue en su esencia un hombre<br />
religioso y profundamente moral.<br />
Desde muy al principio, el hecho<br />
religioso ya empapa su ideario:<br />
“Necesito para mí mismo –dice<br />
Oteiza–, en mi escultura, un sitio espiritual<br />
libre, a mi lado, vacío, inmóvil, lejano, duro,<br />
desnudo, protestante, insoluble y trascendental.<br />
Por esto puedo decir ahora que mi escultura<br />
abstracta es arte religioso.” Lo tenemos ya<br />
en 1933, a los 25 años, presentando su obra<br />
“Jesús en el Jordán”, o esculpiendo en la década<br />
de los ’50 el friso de la portada de la Basílica<br />
de Aranzazu, en Oñate. Proyecta una Capilla<br />
para el Camino de Santiago, publica el poemario<br />
“Existe Dios al noroeste”.<br />
Percibe los objetos como prolongaciones del<br />
pasado. El eterno retorno es en Oteiza mucho<br />
más que un asunto teórico. Sitúa su obra en la<br />
esfera del tiempo abolido. El tiempo no es pasado;<br />
el tiempo no existe. Es siempre el mismo instante.<br />
El gesto hecho hoy es el mismo que se hizo<br />
en el principio de los tiempos. Nada se repite,<br />
todo es siempre lo mismo. Desea abrazar la prehistoria,<br />
el origen de todo, y sus exploraciones<br />
persiguen ese lugar mítico: “El arte comienza con<br />
la prehistoria europea cuando el hombre apoya<br />
su mano herida en el muro: descubre estéticamente<br />
la pared, el poder mágico de la pared.<br />
Todo lo que pone en la pared se hace invulnerable,<br />
sagrado”. En el espacio sagrado que crea en<br />
torno suyo, en ese espacio desocupado, callado,<br />
del que tanto habla en sus escritos, Oteiza percibe<br />
cómo las formas se vacían natural y sabiamente<br />
hasta crear un desierto propio, un espacio<br />
de soledad. “El arte está entrando en una zona de<br />
silencio, en un espacio solo y vacío.”<br />
Se ve a sí mismo concluyendo lo iniciado por<br />
Malevich, Mondrian, Van Doesburg, la Bauhaus,<br />
Alberto Sánchez, Henry Moore… Durante los años<br />
‘50, su década más floreciente, pone en marcha<br />
el llamado “Propósito Experimental”. Tras haber<br />
obtenido el prestigioso Gran Premio <strong>In</strong>ternacional<br />
de Escultura de la IV Bienal de Sao Paulo, y exponer<br />
en la Tate Gallery de Londres, sus reflexiones<br />
le llevan al abandono de la actividad escultórica:<br />
“mi conclusión en 1958 fue encontrarme con un<br />
espacio vacío puramente receptivo que me dejó<br />
sin escultura en las manos.”<br />
En 1973 volvió a la piedra, pero ya sin el peso<br />
que suponía estar al límite de todo. Esa liberación,<br />
que entendió como una vuelta a la<br />
vida, le permitió explorar otras formas de<br />
expresión. Se acercó al cine, a los estudios<br />
antropológicos y filológicos de tema vasco, y<br />
sobre todo a la poesía. Veía el papel en blanco<br />
como un espacio tratable, perfecto para<br />
sus intervenciones en el vacío. Y sobre esa<br />
nada Oteiza fue trazando serenamente, hasta<br />
su final, una de las obras más completas de la<br />
historia del arte.<br />
spend IN 103