19 No. 1 - Universidad Iberoamericana
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Psicología <strong>Iberoamericana</strong> vol. <strong>19</strong> <strong>No</strong>. 1, enero-junio 2011 es una publicación semestral de la <strong>Universidad</strong> <strong>Iberoamericana</strong>, A.C., Ciudad de México.<br />
Prol. Paseo de la Reforma 880, Col. Lomas de Santa Fe. C.P. 012<strong>19</strong>, México, D.F. Tel. 5950-4000 ext. 49<strong>19</strong>. www.uia.mx, publica@uia.mx. Editor<br />
Responsable: Dra. Angélica Ojeda García. Número de Certificado de Reserva al Uso Exclusivo otorgado por el Instituto Nacional del Derecho<br />
de Autor: 04-2008-093012453500-102, ISSN: 1405-0943 Número de Certificado de Licitud de Título 74<strong>19</strong>, Número de Certificado de Licitud de<br />
Contenido 5335, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Domicilio<br />
de la Publicación: Departamento de Psicología, <strong>Universidad</strong> <strong>Iberoamericana</strong>, A.C. Prol. Paseo de la Reforma 880, Col. Lomas de Santa Fe. C.P. 012<strong>19</strong>,<br />
México, D.F. Tel. 5950-4000 ext. 7005. Impreso en: Tipográfica, S.A de C.V. Cerrada de la Imagen 26. Col. Lomas de San Ángel Inn. C.P. 01790, México,<br />
D.F. Tel. 5683-0606. Distribución: <strong>Universidad</strong> <strong>Iberoamericana</strong>, A.C. Prol. Paseo de la Reforma 880, col. Lomas de Santa Fe, C.P. 012<strong>19</strong>, México, D.F.<br />
Tel. 5950-4000 ext. 7600. Todo artículo firmado es responsabilidad de su autor. Se prohíbe la reproducción de los artículos sin consentimiento del<br />
editor. psicologiaiberoamericana@uia.mx; publica@uia.mx<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> vol. <strong>19</strong> <strong>No</strong>. 1, enero-junio 2011, se terminó de imprimir el mes de junio de 2011 en los talleres de Tipográfica, S.A de<br />
C.V. ubicados en Cerrada de la Imagen 26. Col. Lomas de San Ángel Inn. C.P. 01790, México, D.F. Tel. 5683-0606 con un tiraje de 150 ejemplares.
Contenido<br />
Content<br />
5<br />
8<br />
<strong>19</strong><br />
27<br />
39<br />
Editorial<br />
Las Redes de Trabajo: Una Estrategia para Fortalecer la Productividad en<br />
Tiempos Modernos<br />
Employment Networks: A Strategy for Enhancing Productivity in Modern<br />
Times<br />
Angélica Ojeda García<br />
Sentido de Comunidad Virtual: Un Estudio Teórico Empírico<br />
Sense of Virtual Community: A Theoretical and Empirical Study<br />
María del Rocío Méndez Lara, Agris Galvanovskis Kasparane<br />
Cambios en la Orientación Personal mediante la Intervención Grupal con<br />
Alumnos de Bajo Rendimiento Escolar<br />
Changes in Personal Orientation of Low Academic Performance Students<br />
by Means of Group Intervention<br />
Gloria Margarita Gurrola Peña, Patricia Balcázar Nava, Martha Patricia Bonilla<br />
Muñoz, Enrique Navarrete Sánchez, Ma. Del Carmen Farfán García, Aristeo<br />
Santos López<br />
Procedimientos para disminuir los Bajos Promedios e Irregularidad<br />
Estudiantil en Universitarios<br />
Procedures to Diminish the Student Irregularity as Incipient Element of<br />
the Low Terminal Efficiency<br />
Elvira Ivone González Jaimes, Ma. de Lourdes Hernández Prieto, Roberto<br />
Sanromán Aranda<br />
Percepción de Tareas de Crianza en Niños con Discapacidad Intelectual<br />
Perception of Rearing Tasks in Children with Intellectual Disabilities<br />
Luis Antonio Hernández Hernández, Hans Oudhof Van Barneveld, <strong>No</strong>rma<br />
Ivonne González Arratia López Fuentes, Erika Robles Estrada, Susana Silvia<br />
Zarza Villegas
47<br />
58<br />
72<br />
80<br />
Análisis Comparativo de las Repercusiones de la Migración Paterna en un<br />
Grupo de Estudiantes de Quito<br />
Comparative Analysis of the Impact of Parental Migration in a Group of<br />
Students from Quito<br />
Natalio Carrasco García<br />
Bullying entre Pares y el Escalamiento de Agresión en la Relación<br />
Profesor-Alumno<br />
Peer Bullying and Aggressive Escalations in the Student-Teacher<br />
Relationship<br />
Brenda Mendoza González<br />
Locus de Control y Tradicionalismo en el Estado de Guanajuato, México<br />
Locus of Control and Traditionalism in the State of Guanajuato, México<br />
Tonatiuh García-Campos, Luis Felipe García-y-Barragán<br />
Validación de la Escala Mexicana de Homofobia EHF-6<br />
Validation of the Mexican Homophobia Scale EFH-6<br />
José Moral de la Rubia, Adrián Valle de la O
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. 5-7 ISSN 1405-0943<br />
Editorial<br />
Las Redes de Trabajo: Una Estrategia<br />
para Fortalecer la Productividad en<br />
Tiempos Modernos<br />
Employment Networks: A Strategy for Enhancing Productivity<br />
in Modern Times<br />
Angélica Ojeda García *<br />
<strong>Universidad</strong> <strong>Iberoamericana</strong>, México<br />
En la actualidad, las posibilidades de impactar desde el trabajo que cada quien desempeña, son<br />
enormes. <strong>No</strong> obstante, muchas empresas han adoptado también la filosofía de internacionalizarse<br />
y sumar sus esfuerzos para alcanzar dicho objetivo. Parte de esta filosofía consiste en observar resultados<br />
a través de los llamados “productos terminados,” generados en tiempo y forma. Un medio<br />
para hacerlo es creando grupos de trabajo.<br />
Estos grupos, con el uso de medios electrónicos, pueden hacerse desde una oficina de cuatro<br />
paredes y contar con el apoyo de personas desde de cualquier parte del mundo. Una ventaja es<br />
que son el medio para desarrollar ciertas competencias: comunicación clara y concreta, solución<br />
de problemas, análisis y síntesis, relaciones estratégicas, manejo en habilidades sociales, diseño<br />
e implementación de ideas, planteamiento de objetivos, focalización de la energía hacia un fin<br />
común, relaciones asentadas sobre valores compartidos, entre otros.<br />
Otro aspecto positivo es que no sólo pueden ser aplicables y beneficiar a la persona en el ámbito<br />
laboral, sino también proporcionan habilidades para la vida diaria. En ese sentido, creo que<br />
sería mejor llamarles equipo de trabajo, pues equipo es un término que implica un proceso de involucramiento<br />
de los participantes, un interés personal de establecer metas, mayor confianza entre<br />
los interesados, crecimiento mutuo, desarrollo en mayor número de ámbitos de la vida cotidiana,<br />
beneficios personales y no sólo laborales.<br />
Desafortunadamente, algunas personas, sobre todo en el ámbito profesional, prefieren reservarse<br />
el derecho de compartir, suelen trabajar sin un equipo y fuera de este “sistema estratégico”<br />
que les facilite su labor y les refuerce su impacto en el servicio que prestan.<br />
Los equipos de trabajo permiten fortalecer los fuerzas y recursos para alcanzar logros, pero<br />
con ello, también la filosofía de que el compartir ideas, proyectos, metas hacia un fin común,<br />
permite llegar más lejos que a la inversa. Es decir, lo contrario limita más, pues el avance hacia un<br />
trabajo de impacto y relación internacional es muy lento.<br />
Ahora bien, incrementar la productividad no sólo beneficia a la empresa y a la persona, sino<br />
que permite hacer un mejor manejo del tiempo dedicado al trabajo y a la vida diaria, reditúa en la<br />
calidad de vida que se puede fortalecer en otros ámbitos no considerados productivos (la vida familiar,<br />
social y recreativa), pero que tiene igual de importancia que la que se le proyecta a la laboral. En<br />
otras palabras, la modernidad de hoy exige ser “productivos,” pero en todas las áreas y roles en las<br />
*Para correspondencia: Prolongación Paseo de la Reforma 880, edificio J segundo piso, Lomas de Santa Fe, C.P. 012<strong>19</strong>, México D.F.<br />
Tel.: (52) (55) 59 50 40 00, ext. 7005, angelica.ojeda@uia.mx.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | EDITORIAL. Las Redes de Trabajo: Una Estrategia para Fortalecer la Productividad... | 5
que se desenvuelve una persona, por lo que el término equipo de trabajo debe extenderse a dichas<br />
áreas y, volvernos expertos en el manejo de relaciones personales, para “estar mejor haciendo más<br />
desde un producir, crear y actuar estratégico,” y “si tú creces, yo crezco.” Esta pequeña reflexión es<br />
una invitación para que usted, amigo lector, pueda ponerlo en práctica.<br />
El presente número incluye diversos artículos que aunque no resaltan, precisamente, el valor<br />
agregado de los equipos de trabajo, me permito reflexionar al respecto desde su contenido. Hablar<br />
de un sentido de comunidad virtual puede ser en un inicio una manera de comenzar con esta<br />
filosofía. Buscar hacer intervención grupal para favorecer tanto el bajo rendimiento escolar, los<br />
bajos promedios y la irregularidad estudiantil, se dice fácil, pero se requiere de un equipo de colaboradores<br />
entre alumnos, capacitadores, tutores y padres de familia. De ahí que sólo a través de<br />
equipos de trabajo se pueda impactar, socialmente hablando, en temas como niños con discapacidad<br />
intelectual, homofobia, migración o bullying entre pares y/o relación profesor-alumno.<br />
De tal suerte que más ampliamente, en primer lugar, Méndez Lara y Galvanovskis Kasparan,<br />
nos presentan un estudio cualitativo en el que muestran los conceptos relacionados con el Sentido<br />
de Comunidad Virtual (SCV), el cual definieron como el conjunto de características que la integran:<br />
el reconocimiento, identificación, relación, membresía, realización de necesidades e influencia,<br />
integración, conexión compartida, apoyo y funcionamiento de la interfaz dentro de una comunidad<br />
virtual; para ello, proponen estas características como indicadores para constituir una<br />
futura escala al respecto, que permita evaluar dichas comunidades virtuales o no, con la finalidad<br />
de preservarlas como unidades de reforzamiento .<br />
En la segunda posición, en el artículo de Gurrola Peña, Balcázar Nava, Bonilla Muñoz,<br />
Navarrete Sánchez, Farfán García y Santos López, se plantea que mediante un programa de intervención<br />
basado en la búsqueda del autoconocimiento y fortalecimiento de la autoestima, lograron<br />
una mejoría significativa en tres escalas clínicas: Espontaneidad, Autoestima (propiamente dicho)<br />
y Capacidad de Contacto Íntimo que repercutió en incrementar su estatus académico en un grupo<br />
de alumnos del sexo masculino.<br />
En el tercer artículo, González Jaimes, Hernández Prieto y Sanromán Aranda presentan un<br />
estudio cuasi-experimental con dos procedimientos, el primero fue mediante estrategias de aprendizaje,<br />
y el segundo, con un método psicoterapéutico, encontraron que la estabilidad emocional de<br />
las personas repercute de manera importante en el rendimiento académico.<br />
En la cuarta intervención, y con el fin de dar cuenta de la relevancia que tiene la percepción<br />
de las tareas de crianza basadas en la educación de niños con discapacidad intelectual, Hernández<br />
Hernández, Hans Oudhof Van Barneveld, González Arratia López Fuentes, Robles Estrada y Zarza<br />
Villegas emplean la entrevista semi-estructurada y concluyen que el afecto, la disciplina y el control<br />
que los padres expresan a través de satisfacerles sus necesidades materiales, biológicas y emocionales<br />
y que lo hacen a través de la comunicación que mantienen entre ellos, tiene igual incidencia en<br />
actividades de contacto físico y emocional de estos niños, los cuales se perciben aceptados por sus<br />
padres; resalta en particular la importancia de la figura paterna en el control de la conducta del niño.<br />
En la quinta intervención, Carrasco García presenta otro estudio en el cual la participación de<br />
los padres en la educación de los hijos es de crucial importancia. Realiza un estudio ex post facto<br />
prospectivo con el fin de encontrar posibles repercusiones psicosociales y educativas que pueden<br />
presentar los menores, cuyos padres han migrado. Sin embargo, se puede observar que el proceso<br />
de migración per se no necesariamente es perjudicial en el desarrollo de los niños, sino que hay que<br />
estudiar las condiciones en que ésta se presenta, es decir, la cultura de la migración.<br />
En la sexta intervención Mendoza González explora la relación del bullying entre pares, y entre<br />
alumnado y profesorado, ambos medidos con la percepción de los alumnos (757 adolescentes),<br />
6 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Angélica Ojeda García
estudiantes de secundaria, de escuelas públicas de Madrid. Se describen los tipos de adolescentes<br />
que participan en episodios de bullying entre pares (bullies, víctimas y no involucrados), y bullying<br />
entre profesorado (desafección, acoso, neutro), quienes además se involucran desde un escalamiento<br />
agresivo, tanto con sus compañeros como con el profesorado.<br />
En el séptimo artículo, García-Campos y García-y-Barragán, en un intento por demostrar<br />
que la interiorización de la cultura tradicional, realizan un estudio para conocer el efecto del proceso<br />
de atribución bajo los términos culturales de Locus de Control y Tradicionalismo que los guanajuatenses<br />
refieren, como dos formas de observar su sociocultura y personalidad; ya que éstas<br />
han sido reportadas en estudios con mexicanos, cuya tendencia es la interiorización de las normas<br />
culturales o el alejamiento de ellas. Aplicaron la versión corta de la Escala multifactorial de Locus<br />
de Control propuesta por García y Reyes (García, 2003) a 848 personas de cinco municipios del<br />
estado de Guanajuato, encontrando que el éste es característico de los mexicanos, incluyendo a los<br />
guanajuatenses. Así mismo, observaron que el tener mayores años de estudio afecta en el tipo de<br />
atribuciones que se realizan.<br />
Por último, Moral de la Rubia y Valle de la O presentan, en términos psicométricos, la fuerza<br />
de seis indicadores de la Escala de Homofobia (EHF) hacia lesbianas y hombres homosexuales<br />
propuesta por Moral y Martínez (2010) en una modalidad de estructura unidimensional. Se recomienda<br />
su uso en México, como medio de evaluación entre jóvenes de ambos sexos, pues no sólo<br />
permite observar prejuicios hacia este sector de la sociedad, sino la tendencia a ser un factor cada<br />
vez más presente dentro de comunidades estudiantiles.<br />
Así es que, si queremos cambios tanto a nivel social como favorecer el desarrollo y crecimiento<br />
individual para crear personas más humanas (en toda la extensión de la palabra), el trabajo en<br />
equipo es la mejor opción.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | EDITORIAL. Las Redes de Trabajo: Una Estrategia para Fortalecer la Productividad... | 7
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. 8-18 ISSN 1405-0943<br />
Sentido de Comunidad Virtual:<br />
Un Estudio Teórico Empírico<br />
Sense of Virtual Community: A Theoretical and Empirical Study<br />
María del Rocío Méndez Lara<br />
Agris Galvanovskis Kasparane*<br />
<strong>Universidad</strong> de las Américas, Puebla, México<br />
Resumen<br />
En los últimos años, las comunidades virtuales han tenido un fuerte desarrollo. La filosofía web 2.0 ha logrado contar<br />
con interfases más sofisticadas, enfocadas principalmente al intercambio de información, y la construcción y generación<br />
social del conocimiento; ejemplo de ello son las redes sociales y foros de discusión, entre otras. Para preservar este<br />
conocimiento es importante mantenerlas activas, y el sentido de comunidad virtual (SCV) juega un papel preponderante.<br />
Son pocas las investigaciones que se han realizado para identificar la estructura del SCV, y las existentes se han<br />
basado, casi todas, en el marco teórico de las comunidades físicas. Debido a esto, la presente investigación tiene como<br />
objetivo identificar y proponer los conceptos que miden SCV que nos permitan, a futuro, crear una escala para monitorear<br />
estas comunidades y lograr su permanencia y la preservación del conocimiento de las mismas.<br />
Descriptores: Sentido de comunidad virtual, Internet, comunidades virtuales, redes sociales, sentido de comunidad,<br />
sentido de pertenencia, comunidades web 2.0.<br />
Abstract<br />
In recent years, virtual communities have had a strong development. These communities are Web 2.0 based technologies<br />
and focused mainly on the exchange of information and the social construction of knowledge. An example of these technologies<br />
are social networks, forums, collaborative tagging systems and other applications that enable people to connect with<br />
friends, share information and knowledge, build relationships and collaborate with others. To preserve this knowledge, it is<br />
important to keep these communities active and in order to do so the sense of virtual community (SOVC) plays a leading<br />
role. Most researchers have adapted sense of community theories, to virtual groups. This work reviews the empirical studies<br />
on SOVC, examines and proposes a theoretical model and the dimensions of SOCV that allow us to develop a measure to<br />
monitor these communities and ensure their continuity and preservation of knowledge.<br />
Key words: Communities, Internet, Computer mediated communication, Community involvement, Community involvement,<br />
Motivation, Online social networks<br />
* Para correspondencia: María del Rocío Méndez Lara: Exhacienda Sta. Catarina Mártir, San Andrés. Cholula, Puebla. C.P. 72000. Tel. (222) 229-2124,<br />
rocio.mendez@udlap.mx. Agris Galvanovskis Kasparane: Exhacienda Sta. Catarina Mártir, San Andrés. Cholula, Puebla. C.P. 72000. Tel. (222) 229-<br />
2486, agris.galvanovskis@udlap.mx.<br />
8 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | María del Rocío Méndez Lara • Agris Galvanovskis Kasparane
INTRODUCCIÓN<br />
Internet, llamada comúnmente “red de redes,” ha<br />
tenido un fuerte impacto en los diferentes ámbitos<br />
económico, educativo, social y tecnológico. En especial,<br />
ha traído consigo la oportunidad de una comunicación<br />
y relación de manera virtual entre una gran cantidad de<br />
personas en cualquier lugar. Las comunidades virtuales<br />
se definen como un grupo de personas que interactúan<br />
y se comunican a través de la computadora. Éstas, son<br />
grupos sociales que están en la red y que tienen una población<br />
suficientemente grande para discutir sobre un<br />
tema (Rheingold, <strong>19</strong>96). Las estadísticas muestran que<br />
el 84% de los usuarios de Internet se han contactado o<br />
participado en una comunidad virtual (Porter, 2004).<br />
En la actualidad hay diferentes tipos, que van desde<br />
los listservs, foros de discusión como yahoo, redes sociales<br />
como Facebook, Ning, Hi5, Twitter, Wikis; como<br />
Wikipedia, sistemas de etiquetado colaborativo para<br />
compartir fotos como Flickr, videos como Youtube,<br />
documentos como Scribd, presentaciones como Slideshare,<br />
sitios web como Delicious, entre otras. La mayoría<br />
son parte de las tecnologías web 2.0, concepto acuñado<br />
por Dale Dougherty y Tim O’Reilly para referirse<br />
a herramientas enfocadas a compartir información,<br />
construir y generar conocimiento entre los miembros<br />
de la comunidad para su uso común (O’Reilly, 2005).<br />
Para lo cual cuentan con sistemas que les permiten interactuar,<br />
tener un historial sobre sus discusiones; compartir,<br />
organizar y clasificar información para su futuro<br />
acceso. En las comunidades virtuales se comparte actualmente<br />
información y conocimiento, además de un<br />
entendimiento mutuo. Para su buen funcionamiento es<br />
importante saber qué papel juega cada miembro de esa<br />
comunidad. Se desarrollan sentimientos de membresía,<br />
distribución de roles e identidades, y se establece un<br />
sentido de comunidad virtual (SCV). Cuando no existe<br />
este sentido de comunidad, por lo general éstas tienden<br />
a desaparecer o los miembros dejan de participar.<br />
Nielsen (2006) menciona que sólo un 1% de los miembros<br />
en una comunidad participan, y un 90% sólo está<br />
inscrito pero no tiene ninguna participación. Debido a<br />
lo anterior es importante mantenerlas activas y lograr<br />
que los miembros participen, con el fin de preservar este<br />
conocimiento y para lograrlo, el SCV es vital. Si no existiera<br />
el sentido de comunidad, éstas desaparecerían y<br />
como consecuencia el conocimiento no se preservaría.<br />
Entre los principales factores del sentido de comunidad<br />
virtual se encuentran: membresía, límites, pertenencia,<br />
símbolos grupales, normas de esfuerzo y reto,<br />
apoyo entre miembros, conexión emocional entre los<br />
miembros, entre otros.<br />
Blanchard (2007) fue uno de los pocos investigadores<br />
que estudió este concepto con más detalle.<br />
Desarrolló un instrumento para medirlo, adaptando<br />
los reactivos del Índice de Sentido de Comunidad<br />
(McMillan & Chavis, <strong>19</strong>86) aplicado a comunidades<br />
físicas. Utilizó una muestra de 265 sujetos con tres<br />
listservs y 4 foros (Usenet newsgroups). Concluyó que<br />
existen problemas de validez en dicho índice. Esta investigación<br />
se basó principalmente en listservs y foros,<br />
pero en la actualidad, con la filosofía web 2.0, los sistemas<br />
para la creación de comunidades virtuales han<br />
crecido de manera exponencial.<br />
Algunos estudios (Doolittle & MacDonald, <strong>19</strong>78;<br />
Glynn, <strong>19</strong>81, citado por Kruger, et al., 2001; Obst,<br />
2004; Blanchard & Markus, 2004; Blanchard, 2007;<br />
Moore & Serva, 2007; Yu, Jiang & Chuan, 2007) han<br />
mostrado que existen más y diferentes factores que podrían<br />
medir el sentido de comunidad virtual y que no<br />
han sido incluídos en las anteriores escalas. Debido a<br />
esto, el objetivo de este estudio es identificar y analizar<br />
los conceptos que podrían constituir SCV, aplicado<br />
principalmente a estos nuevos sistemas web 2.0<br />
y después utilizarlos para crear una nueva escala que<br />
permita monitorear estas comunidades para lograr<br />
su permanencia. De esta manera, la información y el<br />
conocimiento compartido no se perderían.<br />
Comunidades Virtuales (CV)<br />
Webster (2010) define “comunidad” como un conjunto<br />
de personas viviendo con intereses comúnes en un área<br />
particular o “un conjunto de personas con intereses<br />
profesionales comunes. El concepto “comunidad virtual”<br />
se usa para describir diferentes formas de comunicación<br />
mediada por computadora, el cuál es usado por<br />
un grupo de personas (Cheon & Ahn, 2009). Wellman<br />
(citado por Obst, 2004) afirma que la “comunidad”<br />
está constituida por las redes de lazos interpersonales<br />
que proveen sociabilidad, apoyo social, información,<br />
sentido de pertenencia e identidad social.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Sentido de Comunidad Virtual: Un Estudio Teórico Empírico | 9
Chavis y Newbrough (<strong>19</strong>86) mencionan que se<br />
trata de cualquier conjunto de relaciones sociales enlazadas<br />
por un sentido de comunidad.<br />
En las CV, las personas forman una red social<br />
donde comparten información y conocimiento socializando<br />
y haciendo diferentes transacciones. Utilizan un<br />
lenguaje común, una comunicación simple, espacio<br />
público, intereses comunes, valores, metas, la persistencia<br />
de un significado común; usan tecnologías de<br />
la información para la interacción, sin barreras de espacio<br />
y tiempo e identidades digitalizadas como substitutos<br />
de seres físicos. Room (citado por Wang &<br />
Chen, 2004) argumenta que las comunidades virtuales<br />
redefinirán las relaciones interpersonales.<br />
Se considera que Rheingold es uno de los investigadores<br />
que ha trabajado más en el campo de las comunidades<br />
virtuales (Rheingold, <strong>19</strong>96 & Tilley, 2006).<br />
Rheingold (<strong>19</strong>96) es el primero que contribuye a la<br />
difusión del término “comunidad virtual” (CV), subrayando<br />
el lado humano en ellas. Definió comunidades<br />
virtuales como agrupaciones culturales que emergen<br />
cuando una gran cantidad de personas se encuentra en<br />
el ciberespacio. Posteriormente, afinó su definición y<br />
las describió como un grupo de gente que podría o no<br />
conocer a otros cara a cara para intercambiar palabras<br />
e ideas a través de la mediación de la computadora y<br />
las redes. Considera que la comunidad virtual emerge<br />
de la red con sentimientos y relaciones personales en el<br />
ciberespacio. Este autor fue un determinista tecnológico<br />
porque concluyó que existe una relación previsible<br />
entre la tecnología y el comportamiento de la gente.<br />
Está convencido de que las comunicaciones mediadas<br />
por computadora (CMC) tienen el potencial de cambiar<br />
vidas de los participantes en varios aspectos: a) el<br />
comportamiento humano individual; b) la interacción<br />
persona-persona y c) el comportamiento político.<br />
En el ciberespacio (Rheingold, <strong>19</strong>96) se tiene la<br />
oportunidad de chatear, argumentar, realizar actividades<br />
de comercio, intercambiar conocimiento, compartir<br />
emociones, hacer planes, enamorarse, chismear, discutir,<br />
encontrar amigos, perderlos, jugar, etcétera. Las<br />
identidades de los participantes convergen e interactuan<br />
electrónicamente sin tomar en cuenta el tiempo<br />
o el lugar. El ciberespacio (Lyman, <strong>19</strong>99) puede evocar<br />
un sentido de lugar y de comunidad intelectual, por lo<br />
que el término “comunidad virtual” incluye sentimientos<br />
de solidaridad social manifestados por medio de un<br />
software interactivo de red. Una comunidad en línea<br />
consta de personas que interactúan socialmente y se esfuerzan<br />
para satisfacer sus propias necesidades o tienen<br />
sus roles especiales; un propósito compartido que provee<br />
una razón para la comunidad, políticas que guían<br />
las interacciones de las personas, y sistemas de computación<br />
para apoyar y mediar la interacción social,<br />
además de facilitar un sentido de fraternidad (Preece,<br />
citado por Garber, 2004).<br />
Las comunidades virtuales han tenido un desarrollo<br />
permanente, sobre todo en Estados Unidos.<br />
Usenet fue una de las primeras comunidades. El chat<br />
fue uno de los sistemas más difundidos. Cerca de <strong>19</strong>96<br />
nacen nuevas herramientas para la participación en<br />
comunidades virtuales, en específico las basadas en la<br />
filosofía web 2.0 como las redes sociales, sistemas de<br />
contenido, Wikis, blogs, entre otras. Éstas permiten a<br />
las personas comunicarse con amigos, compartir actividades<br />
e intereses. Algunas de ellas son Facebook,<br />
MySpace, Delicious, Flickr, Scribd, Wikilearning, entre<br />
otras. Aquí las personas comparten ideas e intereses,<br />
crean relaciones sociales con otros, etc. Cheon y Ahn<br />
(2009), proponen categorías para agrupar estas nuevas<br />
herramientas: a) foros, que son discusiones sobre un<br />
tema; b) bases de conocimiento, proveen y permiten<br />
compartir información digitalizada, c) colaboración<br />
abierta, ambientes para crear y modificar contenidos;<br />
d) páginas personales, como los blogs, los cuales son<br />
mantenidos y creados por un solo individuo y e) los<br />
mundos virtuales, que son ambientes simulados por<br />
computadora donde un avatar es la identidad del usuario.<br />
Estas comunidades han aumentado considerablemente<br />
su número de usuarios. Un ejemplo es Facebook,<br />
que actualmente tiene 400 millones en todo el mundo.<br />
Los usuarios de estas comunidades son principalmente<br />
adolescentes, estudiantes universitarios y jóvenes de 20<br />
años en adelante. Todos estos nuevos sistemas han llevado<br />
a que las personas compartan, colaboren e enriquezcan<br />
en especial información y conocimiento. El<br />
enfoque de todos estos sistemas es dar y obtener información,<br />
pericia, opinión a través de un sentido de<br />
reciprocidad y obligación moral. La sabiduría parece<br />
ser un factor único motivacional para estos sistemas<br />
(Brunold, Merz & Wagner, 2002). Como se ha visto<br />
por muchos años, estas comunidades aparecen y de-<br />
10 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | María del Rocío Méndez Lara • Agris Galvanovskis Kasparane
saparecen. En México, el 64% de los usuarios de los<br />
diferentes sitios de Internet son menores de 25 años y<br />
llegan a invertir más de medio día al entretenimiento<br />
como el uso de redes sociales y otro tipo de comunidades<br />
(Morales, 2010).<br />
Sentido de Comunidad Virtual (SCV)<br />
El sentido de comunidad (SC) cara a cara, en general,<br />
es el sentimiento de conexión y pertenencia a un<br />
grupo social, y conduce a importantes resultados en<br />
comunidades humanas y organizaciones cara a cara<br />
(Blanchard & Markus, 2002).<br />
El trabajo de Sarason (<strong>19</strong>77, citado por Obst &<br />
White, 2004) fue pionero en la psicología del sentido<br />
de comunidad. Posteriormente McMillan y Chavis<br />
(<strong>19</strong>86) propusieron un modelo con cuatro componentes:<br />
a) membresía, constituido por una serie de factores<br />
que interactuán en la comunidad (quién está dentro o<br />
fuera): una historia compartida, símbolos comunes,<br />
seguridad emocional e inversión personal; la membresía<br />
permite sentirse como parte de la comunidad con<br />
derechos y responsabilidades; b) influencia, es un proceso<br />
interno que refleja la importancia que una persona<br />
tiene a través de las decisiones y acciones de la comunidad,<br />
permite al individuo hacer su contribución<br />
y cierto nivel de libertad de expresión; c) integración y<br />
realización de necesidades, es la motivación que los<br />
miembros de la comunidad están recibiendo al cubrir<br />
sus necesidades como status, demostración de competencia<br />
en algún área, valores compartidos, etcétera, lo<br />
cual refuerza la membresía de la comunidad y d) conexión<br />
emocional compartida, enfocada a compartir<br />
en la comunidad eventos significativos y nivel de contacto<br />
entre ellos.<br />
Uno de los instrumentos más usados para medir<br />
el sentido de comunidad virtual es el índice de sentido<br />
de comunidad (ISC), desarrollado por McMillan y<br />
Chavis (<strong>19</strong>86), quienes utilizan los cuatro factores anteriormente<br />
mencionados. Se ha asociado con relaciones<br />
predictivas, a través de diferentes tipos de comunidades,<br />
edades, grupos y culturas. Ha sido una medida útil, validada<br />
y confiable. Sin embargo, las propiedades psicométricas<br />
inconsistentes de las sub-escalas han hecho que<br />
los investigadores tengan que eliminar reactivos para<br />
mejorar éstas. Los análisis factoriales no han mostrado<br />
evidencia empírica para apoyar la visión de los autores<br />
como un constructo multidimensional (Fisher, Sonn &<br />
Bishop, 2002, citado por Blanchard, 2007).<br />
Otras medidas han sido desarrolladas combinando<br />
el ISC con otros reactivos e instrumentos (Allen<br />
& Allen, <strong>19</strong>87; Berger, <strong>19</strong>87, Davison & Cotter, <strong>19</strong>93;<br />
Glynn, <strong>19</strong>81; Royal & Rossy, <strong>19</strong>96). McMillan (citado<br />
por Blanchard & Markus, 2004) ha reconceptualizado<br />
el término incluyendo aspectos espírituales y artísticos<br />
de las comunidades.<br />
Respecto al sentido de comunidad virtual, Blanchard<br />
(2007) lo define como sentimientos de membresía,<br />
identidad, afiliación y vinculación al grupo que interactúa<br />
principalmente a través de una comunicación<br />
electrónica dentro de una comunidad virtual. Son pocos<br />
los estudios que se han realizado sobre SCV. Se ha<br />
encontrado que la seguridad percibida, seguridad verbal<br />
y respeto entre los miembros son factores relacionados<br />
se relacionan con éste (Doolittle & MacDonald,<br />
<strong>19</strong>78; Glynn, <strong>19</strong>8, citado por Kruger, et al., 2001). Otro<br />
concepto es la conexión emocional compartida entre<br />
los participantes (Greer, 2000; Preece, <strong>19</strong>99; Rheingold,<br />
<strong>19</strong>93, citado por Blanchard & Markus, 2004). Existe<br />
evidencia de que una comunidad vrtual puede proveer<br />
apoyo social significativo. Hay influencia en términos<br />
de esfuerzo y normas con reto (Baym, <strong>19</strong>97; Kollock<br />
& Smith, <strong>19</strong>94; Markus, <strong>19</strong>94, McLaughlin, et al.,<br />
<strong>19</strong>95; Pliskin & Romm, <strong>19</strong>97, citados por Blanckard<br />
& Markus, 2004). Varios estudios (Baym, <strong>19</strong>97; Greer,<br />
2000; Preece, <strong>19</strong>99; citados por Blanckard & Markus,<br />
2004) y Rheingold (<strong>19</strong>93) indican que el intercambio<br />
y apoyo entre los miembros son los sentimientos más<br />
importantes en las comunidades virtuales.<br />
Cheon y Ahn (2009) propusieron seis categorías<br />
que motivan a los miembros de una comunidad virtual<br />
a participar como a) valor hedónico, relacionado<br />
con el placer de participar; b) altruismo, sentir la<br />
obligación de ayudar; c) entendimiento, compartir su<br />
conocimiento; d) social, socializar, tener conexiones<br />
emocionales y hacer amigos; e) carrera, aumentar el<br />
conocimiento propio, aumentar el ego por la participación<br />
y mejorar la autoestima, entre otras.<br />
En las comunidades virtuales existe membresía,<br />
límites, pertenencia y símbolos grupales (Baym, <strong>19</strong>95,<br />
<strong>19</strong>97; Curtis, <strong>19</strong>97; Greer, 2000; Herring, <strong>19</strong>96; Kollock<br />
& Smith, <strong>19</strong>94; Markus, et al., 2000, Phillips, <strong>19</strong>96, citados<br />
en Blanchard y Markus, 2004).<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Sentido de Comunidad Virtual: Un Estudio Teórico Empírico | 11
Bingshan (2010) menciona que los factores que influyen<br />
en el sentido de comunidad virtual son: las características<br />
personales como género, carrera, salario y<br />
comportamiento en línea, la conexión de manera física,<br />
la administración de la comunidad como: opinión<br />
del líder, contenidos, reglas, y finalmente los comportamientos<br />
en la comunidad y los factores tecnológicos<br />
como: plataforma, diseño del sitio y navegación.<br />
Koh y Kim (2003) encontraron que el entretenimiento<br />
es importante para obtener una evaluación<br />
positiva, así como afecto de la comunidad virtual; dicha<br />
evaluación se refiere al placer o alegría derivada<br />
de las interacciones con los miembros y contenido<br />
que hay en la comunidad virtual. La emoción, placer<br />
y satisfacción resultan de una experiencia alegre. El<br />
entretenimiento puede ayudar a percibir afiliación a<br />
la comunidad porque los miembros necesitan conocerse<br />
por medio de las interacciones entre ellos o con<br />
el contenido para que en la comunidad se desarrolle<br />
la lealtad. Con este factor, la inmersión y la membresía<br />
incrementan. Koh y Kim (2003) distinguieron tres<br />
dimensiones en el sentido de comunidad virtual: a)<br />
membresía, es el sentimiento de pertenencia, b) la influencia,<br />
permite hacer una diferencia en su comunidad<br />
virtual y c) la inmersión, refleja el grado en el cual<br />
el comportamiento de los miembros de la comunidad<br />
está dominado por el estado de flujo causado por la<br />
interacción humano-computadora. Posteriormente en<br />
otro estudio, Koh y Kim (2007) describieron otras<br />
características de las comunidades virtuales: a) entusiasmo<br />
del líder, que se refiere a ayudar a los miembros<br />
para que sientan que la comunidad virtual está<br />
activa, que hay atención y cuidado por promoverla; b)<br />
actividades fuera de línea, el nivel de la presencia social<br />
en otros ambientes puede influir en el sentido de<br />
comunidad virtual; c) el valor o la utilidad de lo que se<br />
comparte y las d) facilidades físicas, como una adecuada<br />
infraestructura de tecnologías de información para<br />
contar con una fácil interacción e intefases amigables.<br />
En un newsgroup llamado MSN, Blanchard y Markus<br />
(2004) encontraron que para tener sentido de comunidad<br />
virtual los principales aspectos son los siguientes:<br />
a) reconocimiento, el interés en reconocer el trabajo<br />
de los demás y que además sean reconocidos ellos<br />
mismos; b) identificación, que es la identidad del participante<br />
en la comunidad virtual desarrollada por<br />
medio de los mensajes que envían; se puede identificar<br />
en los comentarios recibidos de cada miembro; c)<br />
apoyo, o sea, dar y recibir apoyo informacional y socio-emocional,<br />
porque los miembros consideran que<br />
la comunidad es útil para conocer las necesidades de<br />
los demás; d) relación con otros miembros, se refiere<br />
al desarrollo de amistad entre los miembros a través<br />
de una comunicación privada en línea; e) vínculos<br />
emocionales, se puede experimentar niveles diferentes<br />
de vínculos con la comunidad; y f) obligación, compromiso<br />
con la comunidad virtual. Encontraron que<br />
los que más participan sienten mayor obligación con<br />
la comunidad. Entre los resultados que obtuvieron,<br />
destaca que los miembros del grupo virtual no reportaron<br />
el sentimiento de influencia o bien, fueron influenciados<br />
por otros. El reconocimiento y las relaciones<br />
fueron importantes para el sentido de comunidad<br />
virtual. Al igual que Obst y colegas (2002) encontraron<br />
sentimientos de membresía. Esto incluye sentimientos<br />
individuales de identidad con los miembros de la comunidad.<br />
Blanchard y Markus (2004) proponen que<br />
las diferencias en influencia y la importancia de reconocer<br />
y tener relaciones con individuos podrían ser los<br />
más relevantes para interactuar en ambientes virtuales.<br />
Joinson y Diez Uhler (citados por Blanchard, 2008)<br />
mencionaron que usando las tecnologías de información<br />
y comunicación (TIC), las interacciones son<br />
generalmente anónimas y los miembros podrían tener<br />
preocupación acerca de las verdaderas identidades de<br />
los otros. Determinaron que la identidad y la identificación<br />
juegan un rol importante en el comportamiento<br />
informacional y afectivo en línea para los que reciben<br />
la información, pero para el que quiere compartir, el<br />
anonimato le permite tener una mayor inmersión en<br />
el grupo e incrementar la identidad en la comunidad teniendo<br />
también varios resultados positivos tales como<br />
solidaridad y unidad. La presencia de información que<br />
identifique al individuo: nombre o foto contribuye a<br />
construir la identidad individual dentro de un grupo en<br />
línea. Cuando la identidad de algún participante es sobresaliente,<br />
otros miembros sobre-interpretan e idealizan<br />
los patrones de su coducta (Walther, <strong>19</strong>96 citado<br />
por Blanchard, 2008).<br />
Postmes, Spears, Lee y <strong>No</strong>vak (2005 citados por<br />
Blanchard, 2008) sugirieron que la identidad individual<br />
y de grupo pueden coexistir y que las expresiones<br />
12 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | María del Rocío Méndez Lara • Agris Galvanovskis Kasparane
de individualidad a través de la comunicación de los<br />
miembros podrían fortalecer la identidad y solidaridad<br />
del grupo.<br />
Blanchard (2008) aplicó la teoría del intercambio<br />
social al estudio de las comunidades virtuales, subra<br />
yando que el apoyo recibido y proporcionado es muy<br />
importante en una comunidad virtual. Desde este punto<br />
de vista, el apoyo recibido y proporcionado debe ser<br />
recíproco y equivalente entre sí.<br />
Compranzano & Mitchell (2005; citados por Blanchard,<br />
2008) comentaron que la gente se siente obligada<br />
a ciertas reglas de intercambio, a normas que sirven<br />
como guías para las interacciones con otros. Estas<br />
normas de comportamiento determinan cómo la gente<br />
participa en el intercambio, así mismo, intervienen en<br />
la definición de los límites del grupo.<br />
Para la construcción del instrumento de medición<br />
de sentido de comunidad virtual, se ha usado como<br />
base el instrumento “Índice de Sentido de Comunidad<br />
(ISC), creado por McMillan y Chavis (<strong>19</strong>86). Blanchard<br />
(2007) encontró que éste no posee suficiente validez de<br />
contenido para las comunidades virtuales. De hecho,<br />
varios ítems no son relevantes. Para adaptar ISC a las<br />
comunidades virtuales Blanchard (2007) tomó 22 reactivos<br />
de ISC, los cuales fueron modificados: cambiando<br />
cuadra por grupo y vecinos por miembros. Se<br />
crearon 10 nuevos reactivos para evaluar los componentes<br />
únicos de SCV, mismos que estuvieron relacionados<br />
con la identificación y el intercambio de información<br />
como apoyo. Este cuestionario fue elaborado<br />
principalmente con un enfoque de comunidades virtuales<br />
web 1.0 y tomando como base las dimensiones<br />
de McMillan y Chavis (<strong>19</strong>86), las cuales fueron creadas<br />
para una comunidad física (cara a cara).<br />
Con lo anterior se puede resumir, primero, que la<br />
mayoría de la información que se ha rescatado de las<br />
diferentes investigaciones sobre SCV ha sido descriptiva,<br />
por lo que las interpretaciones son diversas, y<br />
segundo, los modelos de SCV están limitados porque<br />
la mayoría se ha basado en la conceptualización de<br />
McMillan y Chavis (<strong>19</strong>86) en comunidades físicas cara<br />
a cara (Ellonen, Kosonen & Henttonen, 2007). Debido a<br />
lo anterior, se analizarán e identificarán empíricamente<br />
las categorías que se relacionan con sentido de comunidades<br />
virtuales actuales.<br />
Para fines de esta investigación, comunidades virtuales<br />
se definió como “conglomerados sociales que<br />
emergen de la red cuando las personas tienen una diversidad<br />
de discusiones públicas con suficientes sentimientos<br />
humanos para formar redes de relaciones<br />
personales en el ciberespacio (Chin & Chignell, 2006;<br />
Reinghold, 2010), y sentido de comunidad virtual se<br />
define como el reconocimiento, identificación, relación,<br />
membresía, influencia, integración y realización<br />
de necesidades, conexión compartida, apoyo y funcionamiento<br />
de la interfaz dentro de una comunidad<br />
virtual.<br />
MÉTODO<br />
Participantes<br />
Para identificar los conceptos principales relacionados<br />
con SCV se aplicó una encuesta a 150 estudiantes universitarios,<br />
de los cuales 122 la contestaron completamente.<br />
Las 28 excluidas fueron repondidas errónea<br />
o parcialmente. El requisito para que contestaran la<br />
encuesta fue que pertenecieran a diferentes comunidades<br />
virtuales, como foros, redes sociales, sistema<br />
de etiquetado colaborativo, etcétera, y que sus edades<br />
fluctuaran entre 18 y 25 años. Se estableció este rango<br />
de edad ya que la literatura muestra que los usuarios<br />
potenciales de estas comunidades son menores de 25<br />
años (Morales, 2010). Los grupos fueron seleccionados<br />
al azar en cinco diferentes instituciones universitarias.<br />
Instrumento y procedimiento<br />
Para realizar esta investigación se decidió primero realizar<br />
una revisión de la literatura con el objetivo de<br />
identificar los conceptos que podrían estar relacionados<br />
con SCV. Al hacerlo, se identificaron 28 factores<br />
relacionados directa o indirectamente con sentido de<br />
comunidad virtual. Después se procedió a aplicar una<br />
encuesta anónima para identificar de modo empírico<br />
los conceptos que miden SCV. Este instrumento contó<br />
con dos secciones: en la primera, se incluyó la definición<br />
de sentido de comunidad y se les pidió a los encuestados<br />
que marcaran de un listado de 28 conceptos<br />
definidos cuáles consideraban que podrían influir en<br />
el SCV. En la segunda sección, se les hizo una pregunta<br />
abierta para que mencionaran cuáles eran los conceptos<br />
relacionados con esta variable. A los estudiantes se<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Sentido de Comunidad Virtual: Un Estudio Teórico Empírico | 13
les invitó a contestar la encuesta y se les explicó cómo<br />
deberían responderla. Con los resultados de esta encuesta<br />
fue posible identificar los principales conceptos<br />
relacionados con sentido de comunidad virtual, los<br />
cuáles podrán ser la base para crear a futuro un instrumento<br />
que mida mejor SCV.<br />
Resultados<br />
Después de realizar una revisión de la literatura sobre<br />
los diferentes factores que integran el concepto de sentido<br />
de comunidad virtual se identificaron un total 28<br />
factores (Baym, <strong>19</strong>95, <strong>19</strong>97; Blanchard, 2007; Curtis,<br />
<strong>19</strong>97; Doolittle & MacDonald, <strong>19</strong>78; Dunham, et al.,<br />
<strong>19</strong>98; Glynn, <strong>19</strong>81; Greer, 2000; Herring, <strong>19</strong>96; Kollock<br />
& Smith, <strong>19</strong>94; Markus, et al., <strong>19</strong>94, 2000; McLaughlin,<br />
et al., <strong>19</strong>95; Moore & Serva, 2007; Phillips, <strong>19</strong>96;<br />
Pliskin & Romm, <strong>19</strong>97; Preece, <strong>19</strong>99; Rheingold, <strong>19</strong>93;<br />
Yu, Jiang & Chuan, 2007), mismos que se presentan en<br />
la Tabla 1.<br />
Tomando en cuenta estos factores se aplicó la<br />
encuesta, la cual tuvo como objetivos: 1) seleccionar<br />
de los 28 conceptos aquellos que consideraran lo más<br />
relacionados con SCV y 2) por medio de una pregunta<br />
abierta, conocer qué aspectos consideraban más importantes<br />
para tener SCV.<br />
Con los resultados de esta aplicación y un proceso<br />
de categorización se lograron identificar 9 conceptos.<br />
La Tabla 2 los muestra.<br />
Tabla 1. Factores identificados en la literatura sobre sentido de comunidad virtual<br />
1. Valores 8. Reputación 15. Vínculos emocionales 22. Diseño<br />
2. Social 9. Conocimiento 16. Relación 23. Interacción<br />
3. Entendimiento 10. Empatía 17. Identificación 24. Eventos diferentes<br />
4. Carrera 11. Emoción 18. Reconocimiento 25. Efecto de honor<br />
5. Mejora y protección 12. Afiliación <strong>19</strong>. Seguridad<br />
26. Competencias en el<br />
funcionamiento del grupo<br />
6. Apoyo 13. Confianza 20. Cohesión 27. Influencia<br />
7. Autoexpresión 14. Obligación 21. Benevolencia 28. Membresía<br />
Tabla 2. Conceptos sobre SCV identificados por medio de una encuesta a una muestra de estudiantes universitarios<br />
Dimensiones de SCV Definición Autores<br />
1. Reconocimiento<br />
Es el nivel de reconocimiento sobre la información y el<br />
conocimiento que comparte cada miembro por parte del<br />
grupo y de la empresa y/o personas que crearon y administran<br />
la comunidad<br />
Blanchard y Markus (2004).<br />
2. Identificación<br />
Las personas se identifican con el grupo por medio de los<br />
comentarios y la información que comparten. Desarrollan<br />
un entendimiento de las identidades de cada uno de los<br />
miembros. Debe haber un entendimiento de la importancia de<br />
compartir la información con todos y la voluntad para la ayuda<br />
mutua, así como un sentimiento de obligación a participar<br />
compartiendo información<br />
Blanchard y Markus,<br />
(2004), Moore y Serva<br />
(2007).<br />
14 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | María del Rocío Méndez Lara • Agris Galvanovskis Kasparane
Dimensiones de SCV Definición Autores<br />
3. Relación<br />
Vínculos entre los miembros a través de una comunicación<br />
en línea que permite cooperación, buena relación, interacción<br />
constante, conocer a las personas, etc. La confianza entre los<br />
participantes, lleva a una buena disposición para ayudarse. En<br />
una buena relación debe existir credibilidad en la información<br />
que comparte la gente; benevolencia, es decir que los<br />
miembros del grupo realmente estén motivados e interesados<br />
en ayudar a las personas; seguridad verbal, respeto entre los<br />
miembros y expresión de emociones y opiniones<br />
Blanchard (2007); Blanchard<br />
y Markus (2004); Doolitle y<br />
MacDonald (<strong>19</strong>78); Glynn,<br />
<strong>19</strong>81; MacMillan y Chavis<br />
(<strong>19</strong>86); Moore y Serva<br />
(2007); Rovai (2002); Smith<br />
(<strong>19</strong>75).<br />
4. Membresía<br />
Sentimiento de saber que uno ha invertido tiempo en la<br />
comunidad para llegar a ser parte y miembro, además de tener<br />
derecho a pertenecer a ella. Involucra el sentimiento, creencia<br />
y expectativas de que alguien es parte del grupo y que tienen<br />
un lugar ahí, una sensación de aceptación por el grupo y<br />
buena disposición para sacrificarse por él. Los símbolos son<br />
parte de la membresía como logos, frases, cualquier evento<br />
que sea identificado por el exterior<br />
Blanchard (2007); McMillan y<br />
Chavis, (<strong>19</strong>86).<br />
5. Influencia<br />
6. Integración<br />
y realización de<br />
necesidades<br />
7. Conexión emocional<br />
compartida<br />
Los miembros necesitan sentir que ellos tienen influencia en el<br />
grupo, sus ideas son aceptadas y hay un buen nivel de libertad<br />
de expresión. Esta influencia permite cohesión<br />
Beneficios que reciben las personas al ser miembros de la<br />
comunidad. Es una retribución por ser miembro del grupo.<br />
Las personas se atraen unas a otras cuando sus habilidades y<br />
competencias pueden beneficiarlas, creándose un status al ser<br />
miembro<br />
Basada en una historia compartida. La interacción de<br />
los miembros en eventos que comparten y los atributos<br />
específicos de los eventos podrían facilitar o inhibir la fortaleza<br />
de la comunidad.Entre más interactúe la gente más cohesión<br />
existirá. Si la interacción es ambigua y las tareas de la<br />
comunidad no se resuelven, disminuirá la cohesión del grupo<br />
Blanchard (2007); McMillan y<br />
Chavis, (<strong>19</strong>86).<br />
Berkowitz (<strong>19</strong>56); Blanchard<br />
(2007); Hester, Roback,<br />
Weitz, Anchor y McKee<br />
(<strong>19</strong>76); Kelley (<strong>19</strong>51);<br />
MacMillan y Chavis (<strong>19</strong>86);<br />
Peterson y Martens (<strong>19</strong>72);<br />
Sacks (<strong>19</strong>52); Zander y<br />
Havelin (<strong>19</strong>60); Zander y<br />
Cohen (<strong>19</strong>55).<br />
Allan y Allan (<strong>19</strong>71); Cook<br />
(<strong>19</strong>70); Festinger (<strong>19</strong>50);<br />
Hamblin (<strong>19</strong>58); Sherif,<br />
White y Harvey (<strong>19</strong>55);<br />
Mann y Mann (<strong>19</strong>59); Wilson<br />
y Miller (<strong>19</strong>61).<br />
8. Apoyo emocional<br />
entre los miembros<br />
Ayuda mutua altruista entre los miembros para tener un<br />
beneficio individual y grupal. Dar y recibir apoyo informacional<br />
de calidad es muy importante porque se valora la información<br />
compartida y la relación dentro de la comunidad, sintiendo<br />
que se tiene la obligación moral de ayudar<br />
Blanchard y Markus, (2004);<br />
Yu, Jiang y Chuan (2007).<br />
9. Funcionamiento de la<br />
interfaz<br />
Capacidad de una interfaz de ser comprendida, aprendida,<br />
usada y atractiva para el usuario para facilitar una interacción<br />
efectiva. Relacionada con la capacidad de observación del<br />
usuario, de recuperación de información, de sentimientos<br />
relacionados con lo atractivo del sitio. Incluye letra, tamaño,<br />
colores, simplicidad, flexibilidad, etc.<br />
Koh, Kim, Butler y Bock<br />
(2007).<br />
Los conceptos que se proponen son: 1) reconocimiento:<br />
que se refiere a las aportaciones de las personas.<br />
Esperan reconocimiento por parte del grupo y/o de<br />
los creadores de la comunidad. Los encuestados comentaron<br />
que las empresas que crean las interfases deberían<br />
desarrollar un programa de premiación para las<br />
mejores aportaciones, además; mencionaron la importancia<br />
que tiene para ellos sentirse cómodos al expre-<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Sentido de Comunidad Virtual: Un Estudio Teórico Empírico | 15
sarse en la comunidad; 2) identificación: el 70% mencionó<br />
la importancia de este aspecto. Consideraron<br />
necesario contar con un registro de integrantes para<br />
conocer mejor su entorno; 3) relación: el 85% contestó<br />
que es necesaria una buena relación entre los miembros.<br />
El respeto y la honestidad son dos puntos imprescindibles;<br />
4) membresía: en este punto los sujetos<br />
mencionaron que les interesa que el grupo los acepte<br />
y saber quiénes participan. Un 80% dijo que les gustaría<br />
saber qué piensan los demás miembros del grupo<br />
de ellos; 5) influencia: un 68% comentó que si sus comentarios<br />
influyeran en el pensamiento de los otros se<br />
sentirían más parte del grupo. Un 45% expresó la importancia<br />
de sentir que todos los participantes desean<br />
lo mismo de esa comunidad; 6) integración y realización<br />
de las necesidades: consideran que es necesario<br />
que exista un beneficio individual y grupal al participar,<br />
por lo que es importante saber los objetivos de la<br />
comunidad para conocer de antemano los beneficios<br />
de su participación; 7) conexión emocional compartida:<br />
entre más participaciones acertadas existen, hay una<br />
mayor cohesión. Esto puede desarrollar lazos afectivos<br />
y los miembros disfrutarán más al aportar; 8) apoyo<br />
emocional entre los miembros: en este punto, la calidad<br />
de la información compartida influye en el sentido de<br />
comunidad, y finalmente 9) funcionamiento de la interfaz:<br />
más de un 80% comentaron la importancia de este<br />
punto. Los encuestados mencionaron que la interfaz<br />
debe ser sencilla, atractiva, flexible, fácil de manejar y<br />
actualizada. Los puntos más mencionados se centraron<br />
en que las interfaces fueran fáciles y amigables. Este último<br />
resultado concuerda con los resultados de Koh,<br />
Kim, Butler y Bock (2007) y Bingshan (2010), quienes<br />
mostraron que las interfaces amigables y la confiabilidad<br />
del sistema afectan el acceso y uso del sitio web de<br />
la comunidad.<br />
Discusión<br />
El objetivo de esta investigación fue recuperar y analizar<br />
los estudios que se han realizado sobre sentido de<br />
comunidad virtual, principalmente en comunidades<br />
virtuales basadas en la tecnologías web 2.0, e identificar<br />
los conceptos que están relacionados de manera<br />
directa con este factor. Después de ello, por medio de<br />
la aplicación de una encuesta se pudieron discriminar<br />
algunos, categorizarlos y seleccionar los más significativos.<br />
De esta manera se está contribuyendo al desarrollo<br />
conceptual de SCV. Consideramos que este estudio,<br />
por medio de una exhaustiva revisión de la literatura<br />
y el punto de vista de los encuestados, encontró<br />
las evidencias necesarias para entender mejor cuáles<br />
son los factores relacionados con este concepto, lo cuál<br />
permitirá a futuro crear una escala que se adapte mejor<br />
a las actuales comunidades virtuales. Se sugiere que<br />
después los investigadores en el área puedan analizar<br />
los factores y proponer adiciones o exclusiones.<br />
Como se puede ver, los cuatro conceptos aportados<br />
por McMillan y Chavis (<strong>19</strong>86), como membresía,<br />
influencia, integración y realización de necesidades<br />
y conexión emocional compartida se confirman<br />
en este estudio, así como en la investigación de<br />
Blanchard (2007). Aparecen otros conceptos, como el<br />
“reconocimiento” relacionado con la información que<br />
comparten, el cual concuerda con un trabajo que realizaron<br />
Blanchard y Markus (2004) donde este concepto<br />
se enfoca principalmente al reconocimiento por<br />
los miembros del grupo. En nuestra investigación los<br />
encuestados mencionaron la importancia del reconocimiento<br />
por parte de la empresa que creó el sistema.<br />
Respecto a los conceptos “identificación” y “relación,”<br />
se confirman con la investigación de Blanchard y<br />
Markus (2004) y Moore y Serva (2007). Algo adicional<br />
que se pudo identificar es que para que exista una buena<br />
relación los encuestados consideran importantes<br />
la confianza entre los participantes, la credibilidad en la<br />
información que comparten, la seguridad verbal, enfocada<br />
principalmente al respeto en su expresión de<br />
emociones y opiniones. El “apoyo emocional entre<br />
los miembros”, se confirma con las investigaciones de<br />
Blanchard y Markus (2007) y Yu, Jiang y Chuan (2007).<br />
Algo interesante que se identificó es que la calidad de<br />
la información aumenta el nivel de apoyo. Finalmente,<br />
el funcionamiento de la interfaz fue una de los conceptos<br />
que más mencionaron los sujetos de estudio.<br />
Con respecto al instrumento creado por Blanchard<br />
(2007) es importante mencionar que al comparar los<br />
conceptos medidos sólo coinciden las cuatro dimensiones<br />
de McMillan y Chavis (<strong>19</strong>86), la identificación<br />
y el apoyo emocional entre miembros. De esta última,<br />
no fueron de importancia para los encuestados, la participación<br />
de los miembros de la comunidad a través<br />
del email, seguramente porque en las actuales comuni-<br />
16 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | María del Rocío Méndez Lara • Agris Galvanovskis Kasparane
dades la mayoría de las participaciones son anónimas<br />
y además como lo mencionaron los entrevistados, la<br />
relación dentro de la comunidad es más importante, y<br />
finalmente el concepto “observación sobre cómo otros<br />
comparten información” tampoco fue de relevancia,<br />
debido a que el nivel de apoyo depende principalmente<br />
de la calidad de la información compartida.<br />
Es interesante ver como algunos conceptos dentro<br />
de las anteriores categorías fueron identificados como<br />
prioritarios para los encuestados, por ejemplo, el 97%<br />
consideró el entendimiento como un concepto importante,<br />
el cual se refiere a la oportunidad de aprender,<br />
obtener hablidades y experiencias, el 92% escogieron<br />
el conocimiento, definido como la oportunidad de encontrar<br />
información útil en estas CV, 89% comentaron<br />
que la carrera era importante (la manera para obtener<br />
un mejor desarrollo profesional y una mayor cultura<br />
general) y el 84% mencionó la autoexpresión, como un<br />
medio para expresar emociones y ofrecer opiniones.<br />
Se sugiere estudiar dichos conceptos con mayor profundidad<br />
en investigaciones futuras para confirmar si<br />
influyen en el sentido de comunidad virtual.<br />
Definitivamente el resultado de esta investigación<br />
permitirá crear una escala más confiable, que nos permita<br />
monitorear el sentido de comunidad virtual de la<br />
tal manera que se puedan hacer ajustes y se logre mantenerlas<br />
para preservar la información compartida y la<br />
generación del conocimiento en beneficio de la sociedad.<br />
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18 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | María del Rocío Méndez Lara • Agris Galvanovskis Kasparane
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. <strong>19</strong>-26 ISSN 1405-0943<br />
Cambios en la Orientación Personal Mediante<br />
la Intervención Grupal con Alumnos de Bajo<br />
Rendimiento Escolar<br />
Changes in Personal Orientation of Low Academic Performance Students<br />
by Means of Group Intervention<br />
Gloria Margarita Gurrola Peña<br />
Patricia Balcázar Nava<br />
Martha Patricia Bonilla Muñoz<br />
Enrique Navarrete Sánchez<br />
Ma. Del Carmen Farfán García<br />
Aristeo Santos López*<br />
Facultad de Ciencias de la Conducta<br />
<strong>Universidad</strong> Autónoma del Estado de México, México<br />
RESUMEN<br />
El presente estudio tuvo como objetivo determinar el impacto de un programa de atención a alumnos con problemas<br />
académicos en sus niveles de autoactualización. Se aplicó el Cuestionario de Orientación Personal diseñado<br />
por Shostrom (<strong>19</strong>63) antes y después de un programa de intervención basado en la búsqueda del autoconocimiento<br />
y fortalecimiento de la autoestima a dos grupos de alumnos del sexo masculino a punto de ser dados de baja de una<br />
<strong>Universidad</strong> privada por su bajo rendimiento escolar.<br />
Los resultados indicaron mejoras significativas en seis de las diez escalas clínicas en el primer grupo y en ocho del<br />
segundo. De las escalas que mostraron mejoría, las de Espontaneidad, Autoestima y Capacidad de Contacto Íntimo<br />
alcanzaron la normalidad estadística, además que 38 de los 40 alumnos participantes lograron superar su estatus académico.<br />
Descriptores: autoactualización, orientación personal, programa de atención, bajo rendimiento escolar, autoestima.<br />
ABSTRACT<br />
The purpose of this study was to determine the impact of an attention program to students with academic problems in<br />
their self-updating levels. It was used the Personal Orientation Questionnaire, designed by Everett Shostrom, before and<br />
after of an intervention program based on the search of self-knowledge and self-esteem strengthening in two groups of male<br />
students close to be expelled from the University because of their low school performance.<br />
Results show significant improvements in six of ten clinic scales in the first group and in eight in the second group.<br />
From the scales which showed improvement, the Spontaneity, Self-Esteem, and Close Contact scales reached the statistic<br />
normality, besides that 38 participant students reached to overcome their academic status.<br />
Key words: self-updating, personal orientation, attention program, low school performance, self-esteem<br />
* Para correspondencia con: Profesores-investigadores de la Facultad de Ciencias de la Conducta. <strong>Universidad</strong> Autónoma del Estado de México. Filiberto<br />
Gómez s/n. Col. Guadalupe. C.P. 50010.Toluca, Estado de México. Tel: 722 278720076.<br />
Gloria Margarita Gurrola Peña: mgurrolaunid@hotmail.com, Patricia Balcázar Nava: pbalcazarnava@hotmail.com, Martha Patricia Bonilla Muñoz:<br />
patyb@prodigy.net.mx, Enrique Navarrete Sánchez: navrrete_le@hotmail.com, Ma. Del Carmen Farfán García: mfarfan@itesm.mx, Aristeo Santos<br />
López: arisan3@gmail.com.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Cambios en la Orientación Personal Mediante la Intervención Grupal... | <strong>19</strong>
Fue Maslow (<strong>19</strong>54) quien dentro de la corriente humanista<br />
en psicología introdujo el constructo llamado<br />
autoactualización (orientación personal), derivado de<br />
sus investigaciones con personas que funcionaban<br />
psicológicamente bien, e indicó que una persona que<br />
se autoactualiza es una persona muy competente y<br />
fuerte a la vez, que tiene conciencia de sus debilidades<br />
(Maslow, como se citó en Lafarga y Gómez, <strong>19</strong>89). Por<br />
su parte, Everett Shostrom (<strong>19</strong>63) volvió operacional<br />
el constructo al indicar que las personas autoactualizantes<br />
se experimentan a sí mismas como capaces de<br />
enojarse (aceptación de la agresión), de experimentar<br />
su debilidad (autoaceptación), de ser amorosas con los<br />
demás (capacidad del contacto íntimo) y consigo mismos<br />
(autoestima). Además, son personas que aceptan<br />
los valores de los demás, son flexibles al aplicar sus<br />
propios valores, atienden a sus necesidades y sentimientos,<br />
son sensibles a las necesidades de los demás,<br />
logran encontrar significado a sus experiencias, llevan<br />
a cabo acciones espontáneas, tienen la capacidad de<br />
diferenciar polos opuestos y pueden ver las dificultades<br />
de la vida como retos.<br />
En este sentido, a pesar de que las personas se caracterizan<br />
por tratar de mantener su tendencia actualizante,<br />
estudios realizados por Dubois, Felner, Sherman<br />
y Bull (citados por Filozof, Albertin, Jones & Steme,<br />
<strong>19</strong>98), indican que los eventos negativos de vida, especialmente<br />
en los jóvenes, afectan de forma directa<br />
al factor actualizante de la autoestima y por ende del<br />
autoconcepto. Por otra parte Marsh (<strong>19</strong>84), exponía<br />
que atribuir los éxitos y los fracasos a factores internos<br />
controlables (el trabajo y esfuerzo, por ejemplo),<br />
está relacionado de manera positiva con el autoconcepto<br />
y el rendimiento académico. Adicionalmente,<br />
se ha encontrado también que para los adolescentes la<br />
mayor fuente de estrés negativo proviene de experiencias<br />
problemáticas en las esferas social y académica<br />
(Dubois, <strong>19</strong>92).<br />
Sin poder determinar si los mismos son causa o<br />
efecto de los problemas escolares se ha encontrado que<br />
los alumnos con bajo rendimiento escolar muestran<br />
baja autoestima y un autoconcepto negativo (Hay,<br />
Ashman & Van Kraayenoord, <strong>19</strong>98; Hartocollis, <strong>19</strong>99).<br />
De esta manera, por ser la autoestima un factor importante<br />
en la tendencia actualizante y por lo tanto, en el<br />
ajuste psicológico del adolescente (Pope, <strong>19</strong>88), en la<br />
confianza en sí mismo y en las habilidades en general<br />
(Dumont & Provost, <strong>19</strong>99), a la vez que es un buen<br />
predictor de menos problemas emocionales y conductuales,<br />
así como de altos niveles de desarrollo académico<br />
(Dubois, Bull, Sherman & Roberts, <strong>19</strong>98) se justifica<br />
el uso de programas de apoyo centrados en el trabajo<br />
personal con los alumnos que muestran bajo rendimiento,<br />
entendido en este contexto como una baja<br />
actividad que el alumno desarrolla dentro del ámbito<br />
educativo formal y no solamente considerado como la<br />
obtención de calificaciones escolares, que sería el criterio<br />
social o legal.<br />
Dichos programas tienen su base en hallazgos recientes<br />
(Román & Hernández, 2009; Bausela, 2009), los<br />
cuales indican que existen variables ambientales, entre<br />
las cuales se puede mencionar actividades deportivas,<br />
la situación socioeconómica, tiempo con los amigos,<br />
influencia de los pares, que mediatizan los efectos del<br />
estrés, que como ya se mencionó es producido entre<br />
otras cosas por un bajo rendimiento escolar. En este<br />
sentido los programas centran su atención en objetivos<br />
como elevar la autoestima, búsqueda de soporte social<br />
y lograr una mejora en el tipo de estrategias de afrontamiento<br />
hacia los problemas (Cohen, <strong>19</strong>97).<br />
Dado lo anterior, se empezó a contemplar que las<br />
relaciones con los iguales contribuyen tanto al propio<br />
desarrollo cognitivo como a la socialización (Serrano<br />
y González-Herrero, <strong>19</strong>97), ya que el soporte social es<br />
un concepto multidimensional que incluye el apoyo<br />
recibido (informativo, emocional e instrumental) y las<br />
fuentes de soporte (amigos, familia, maestros, etcétera).<br />
Es así como en los programas de apoyo es contemplada<br />
la capacidad de relacionarse con los otros,<br />
basada en el sentimiento de ser comprendido por<br />
los demás y comprender a los demás, con la meta de<br />
apoyarse juntos para incorporarse a un situación académica<br />
regular.<br />
Por otra parte, las estrategias de afrontamiento se<br />
refieren a los esfuerzos cognitivos y conductuales para<br />
tolerar, minimizar o escapar de los efectos del estrés<br />
(Lazarus & Folkman, <strong>19</strong>84). Estas estrategias pueden<br />
estar centradas en la solución del problema y consistir<br />
en hacer algo para cambiar la situación estresante, o<br />
bien pueden enfocarse en la emoción, donde se persigue<br />
reducir el malestar psicológico mediante la<br />
simple evitación del estímulo nocivo. De estas dos,<br />
20 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Gloria Margarita Gurrola • Patricia Balcázar • Martha Patricia Bonilla • Enrique Navarrete • Ma. Del Carmen Farfán • Aristeo Santos
la primera es funcional mientras que la segunda es disfuncional<br />
para afrontar una condición académica irregular.<br />
De lo anterior se concluye que todo programa de<br />
ayuda a alumnos con bajo rendimiento escolar debe<br />
contemplar el fortalecimiento de la autoestima y el<br />
autoconocimiento, la ampliación de la red de soporte<br />
social y el uso de estrategias funcionales de afrontamiento,<br />
y no sólo darle peso al aspecto académico. Es<br />
indudable que estos requisitos sólo se pueden llevar a<br />
cabo en una experiencia de grupo, con la finalidad de<br />
que sean los otros un punto de referencia que pueda<br />
contribuir en la experiencia personal de cada uno de<br />
los integrantes. Al respecto Guinion y Foulos (<strong>19</strong>80)<br />
reportan que después de una experiencia grupal, los<br />
estudiantes del primer año de universidad investigados<br />
mostraron cambios positivos en cuanto a existencialismo<br />
(flexibilidad al aplicar valores y principios propios),<br />
espontaneidad (habilidad para expresar sentimientos a<br />
través de conductas), autoaceptación (aceptación de<br />
las debilidades propias) y aceptación de la agresividad<br />
(se acepta como natural el enojo), así como en la capacidad<br />
de contactos íntimos (habilidad de desarrollar<br />
relaciones cercanas con otros).<br />
La literatura reporta varios programas aplicados a<br />
los casos de bajo rendimiento escolar y la evaluación<br />
que se hizo de ellos; ejemplo de éstos es lo reportado<br />
por Haney y Durlank (<strong>19</strong>98), quienes realizaron un<br />
meta-análisis de 116 programas y encontraron que<br />
aquellos dirigidos a promover la autoestima fueron<br />
más significativos respecto a los cambios observados<br />
en la conducta, personalidad y funcionamiento escolar,<br />
que aquellos enfocados a otras áreas que incluían<br />
los hábitos de estudio y las habilidades sociales.<br />
Con base en el sustento teórico planteado hasta<br />
aquí y con las experiencias académicas previas de los<br />
autores de esta investigación, el presente trabajo pretende<br />
mostrar los cambios en la tendencia actualizante<br />
de los alumnos de bajo rendimiento académico que<br />
fueron sometidos a un programa de apoyo centrado<br />
en la búsqueda de autoconocimiento y en el fortalecimiento<br />
de la autoestima.<br />
MÉTODO<br />
Participantes<br />
El estudio se integró con 40 alumnos del sexo masculino<br />
(20 del semestre de otoño y 20 del semestre de primavera),<br />
con edades comprendidas entre 18 y <strong>19</strong> años, estudiantes<br />
de las carreras de Ingeniería y Administración,<br />
candidatos a ser dados de baja de la institución por bajo<br />
desempeño académico.<br />
Instrumento<br />
Se utilizó el Cuestionario de Orientación Personal, elaborado<br />
por Everett Shostrom (<strong>19</strong>63) que consta de 147<br />
reactivos dicotómicos donde los sujetos marcan la respuesta<br />
que mejor se ajusta a su manera de pensar y sentir.<br />
La validez reportada por jueces indica que existe una<br />
diferencia marcada entre autoactualizantes y no actualizantes<br />
respecto a los puntajes T. En cuanto a la validez<br />
concurrente, el Cuestionario de Orientación Personal<br />
muestra diferencias estadísticamente significativas respecto<br />
al MMPI en las escalas de depresión, desviación<br />
psicopática, psicastenia, esquizofrenia (p=.01) y en las<br />
de hipocondriasis, histeria y paranoia (p=.05).<br />
El cuestionario consta de dos escalas de sinceridad<br />
que se denominan Tc y Ti, respectivamente. Además de<br />
las de sinceridad, el cuestionario se integra por 10 escalas<br />
clínicas, descritas a continuación: Sav (Valores de<br />
autoactualización, que hace referencia a la aceptación<br />
de los valores de otros); Ex (Existencialismo, definida<br />
como el grado de flexibilidad al aplicar principios y<br />
valores a la vida propia); Fr (Sensibilidad, indicada<br />
como sensibilidad a las necesidades y sentimientos<br />
propios); S (Espontaneidad, que es la habilidad para<br />
expresar sentimientos y llevar a cabo acciones espontáneas);<br />
Sr (Autoestima, que es la habilidad de reconocerse<br />
y agradarse a sí mismo); Sa (Autoaceptación,<br />
que es la capacidad de aceptar las propias debilidades);<br />
Nc (Construción de la naturaleza humana, que indica<br />
que la persona se ve como esencialmente buena y con<br />
capacidad de diferenciar entre polos opuestos: buenomalo,<br />
por ejemplo); Sy (Sinergia, que es la visión de las<br />
dificultades de vida como retos); A (Aceptación de la<br />
agresión, denota la capacidad de aceptar que la ira y el<br />
enojo son naturales en el ser humano); y, C (Capacidad<br />
de contacto íntimo, que es la habilidad para establecer<br />
y mantener relaciones importantes y cercanas con<br />
otros seres humanos).<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Cambios en la Orientación Personal Mediante la Intervención Grupal... | 21
Programa de atención académica<br />
Consistió en sesiones grupales de ejercicios vivenciales<br />
donde se promovía el autoconocimiento y el fortalecimiento<br />
de la autoestima. Se conformó de 15 sesiones<br />
al semestre, de dos horas de duración cada una, una<br />
vez a la semana, que sumaron un total de 30 horas de<br />
trabajo. Los recursos utilizados para el trabajo de cada<br />
sesión fueron diversos, desde hojas de rotafolio, colores,<br />
revistas para recortar, cartulinas, cuestionarios,<br />
etcétera. En cada ejercicio la primera parte fue trabajo<br />
individual y la segunda consistió en socializar para<br />
compartir las experiencias.<br />
Procedimiento<br />
En una primera sesión se aplicó el Cuestionario de<br />
Orientación Personal. Posteriormente se llevaron a<br />
cabo las sesiones del programa de apoyo académico;<br />
en la última sesión grupal se aplicó de nuevo el<br />
Cuestionario de Orientación Personal y después se<br />
hizo la devolución a los alumnos participantes, indicándoles<br />
a cada uno las áreas que fortaleció y aquellas<br />
que debería seguir desarrollando.<br />
RESULTADOS<br />
Como se puede observar en la Tabla 1, el primer grupo<br />
tuvo cambios positivos en las escalas de sinceridad,<br />
además de que se observaron transformaciones significativas<br />
en dos de las 10 escalas clínicas (Construcción<br />
de la Naturaleza Humana y Aceptación de la Agresión),<br />
mientras las de Espontaneidad, Autoaceptación, Autoestima<br />
y Capacidad de Contacto Íntimo, alcanzaron la<br />
normalidad clínica estadística medidas mediante las<br />
calificaciones T propias de las normas de calificación<br />
de la prueba.<br />
Tabla 1. Cambios en las puntuaciones en el test de tendencia actualizante en los alumnos del semestre de otoño<br />
ESCALAS<br />
PUNTUACIÓN T<br />
PRIMERA APLICACIÓN<br />
PUNTUACIÓN T<br />
SEGUNDA APLICACIÓN<br />
Tc 44 47<br />
TI 48 49<br />
Sav 26 26<br />
Ex 45 45<br />
Fr 46 46<br />
S 48 51<br />
Sr 50 54<br />
Sa 52 58<br />
Nc 58 48<br />
Sy 39 39<br />
A 42 46<br />
C 48 51<br />
Sav= Valores de autoactualización: aceptación de los valores de otros<br />
Ex= Existencialismo: Flexibilidad de aplicar principios y valores a la propia vida<br />
Fr= Sensibilidad: Sensibilidad a las necesidades y sentimientos propios<br />
S= Espontaneidad: Habilidad para expresar sentimientos y llevar a cabo acciones espontáneas<br />
Sr= Autoestima: Habilidad de reconocerse y agradarse a sí mismo<br />
SA = Autoaceptación: Capacidad de aceptar las propias debilidades<br />
Nc= Construcción de la naturaleza humana: La persona se vé como esencialmente buena y tiene la capacidad de<br />
diferenciar entre polos opuestos<br />
Sy= Sinergia: Visión de las dificultades de la vida como retos<br />
A= Aceptación de la agresión: Se acepta la ira y el coraje como naturales en el ser humano<br />
C= Capacidad de contacto íntimo: Habilidad para establecer y mantener relaciones importantes y cercanas con otros<br />
seres humanos<br />
22 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Gloria Margarita Gurrola • Patricia Balcázar • Martha Patricia Bonilla • Enrique Navarrete • Ma. Del Carmen Farfán • Aristeo Santos
En cuanto al segundo grupo también se observaron<br />
cambios positivos en las escalas de sinceridad,<br />
además de en cuatro de las 10 escalas clínicas (Valores<br />
de Actualización, Sensibilidad, Construcción de la<br />
Naturaleza Humana y Aceptación de la Agresión)<br />
y otras cuatro alcanzaron la normalidad estadística<br />
(Espontaneidad, Autoaceptación, Autoestima y Capacidad<br />
de Contacto Íntimo). (Ver Tabla 2).<br />
DISCUSIÓN<br />
Los resultados del presente estudio van más allá de lo<br />
encontrado por Hay, et al., (<strong>19</strong>98) y Hartocollis (<strong>19</strong>99),<br />
ya que no sólo se detectó un autoconcepto negativo<br />
y una baja autoestima en los alumnos con bajo rendimiento<br />
escolar antes de iniciar el programa, sino que<br />
en general se observaron problemas en la aceptación<br />
de valores de los otros, baja sensibilidad a las necesidades<br />
y sentimientos propios, poca espontaneidad,<br />
dificultad para ver los problemas como retos, baja tolerancia<br />
a la ira y el enojo, además de poca capacidad de<br />
contacto íntimo.<br />
Los hallazgos, en este sentido, indican que el rendimiento<br />
escolar se ve afectado por factores personales,<br />
entre ellos la autoestima y el autoconocimiento,<br />
mismos que propician en los alumnos la motivación<br />
a desempeñarse de mejor manera en el ámbito escolar,<br />
Tabla 2. Cambios en las puntuaciones en el test de tendencia actualizante en los alumnos del semestre de primavera<br />
ESCALAS<br />
PUNTUACIÓN T<br />
PRIMERA APLICACIÒN<br />
PUNTUACIÓN T<br />
SEGUNDA APLICACIÒN<br />
Tc 44 47<br />
TI 47 48<br />
Sav 24 26<br />
Ex 37 37<br />
Fr 32 34<br />
S 49 51<br />
Sr 52 56<br />
Sa 52 58<br />
Nc 40 48<br />
Sy 38 38<br />
A 43 47<br />
C 50 52<br />
Sav= Valores de autoactualización: eceptación de los valores de otros<br />
Ex= Existencialismo: Flexibilidad de aplicar principios y valores a la propia vida<br />
Fr= Sensibilidad: Sensibilidad a las necesidades y sentimientos propios<br />
S= Espontaneidad: Habilidad para expresar sentimientos y llevar a cabo acciones espontáneas<br />
Sr= Autoestima: Habilidad de reconocerse y agradarse a sí mismo<br />
SA = Autoaceptación: Capacidad de aceptar las propias debilidades<br />
Nc= Construcción de la naturaleza humana: La persona se vé como esencialmente buena y tiene la capacidad de<br />
diferenciar entre polos opuestos<br />
Sy= Sinergia: Visión de las dificultades de la vida como retos<br />
A= Aceptación de la agresión: Se acepta la ira y el coraje como naturales en el ser humano<br />
C= Capacidad de contacto íntimo: Habilidad para establecer y mantener relaciones importantes y cercanas con otros<br />
seres humanos<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Cambios en la Orientación Personal Mediante la Intervención Grupal... | 23
no se sabe si son la causa o la consecuencia del desempeño,<br />
ya que si la autoestima es contingente al éxito,<br />
los estudiantes pueden percibir el fracaso o la crítica<br />
como censura a su valía y sentirse incapaces de desempeñarse<br />
mejor, no obstante dan directrices de hacia<br />
dónde podrían orientarse las medidas de intervención<br />
o de prevención del rendimiento bajo, ya que no<br />
bastaría el trabajo con variables como los hábitos de<br />
estudio, las habilidades mentales o el entrenamiento<br />
en habilidades como autoeficacia escolar, por ejemplo,<br />
sino que tendrían que encaminarse hacia aspectos personales,<br />
familiares y sociales en el tratamiento de este<br />
fenómeno, donde las interacciones personales tanto a<br />
nivel profesor/alumno, entre compañeros, familiares y<br />
amigos, fortalece estos factores.<br />
Lo anterior se fundamenta en el estudio realizado<br />
por Haney y Durlank (<strong>19</strong>98), en el sentido de que los<br />
programas orientados al fortalecimiento de la autoestima<br />
logran resultados significativos satisfactorios en<br />
el funcionamiento escolar.<br />
Además de que se observaron cambios en las escalas<br />
del instrumento aplicado en este trabajo, entre<br />
una y otra evaluación, se encontró que de los 40 alumnos<br />
participantes, 38 lograron volver a su estatus académico<br />
regular, al incrementar sus calificaciones en el<br />
trascurso del semestre en el que cursaron el programa<br />
de atención y en el posterior, con lo que pudieron superar<br />
el riesgo de ser dados de baja y sólo dos de los casos<br />
evaluados fueron dados de baja por no alcanzar los<br />
estándares de calificación requeridos por la institución<br />
educativa en la que estudiaban.<br />
La idea planteada por algunos autores (Dubois,<br />
Bull, Sherman & Roberts, <strong>19</strong>98), de que los altos niveles<br />
de autoestima ayudan a incrementar mejores niveles de<br />
desarrollo académico, se ve apoyada con los hallazgos<br />
en este estudio, ya que se observa que los alumnos incrementaron<br />
sus niveles de autoestima, a la vez que<br />
mejoraron su rendimiento escolar, y por consiguiente<br />
su autoconcepto se elevó, ya que conjuntamente con<br />
los factores internos que se controlaron, lograron en el<br />
alumno una actitud positiva ante las actividades académicas.<br />
Así que las características del programa remedial<br />
al que fueron sometidos los alumnos, que se centró en<br />
el autoconocimiento y en el fortalecimiento de la autoestima,<br />
tuvo un impacto positivo, ya que les ayudó<br />
a desarrollar herramientas para poder hacer frente al<br />
estrés, a buscar estrategias de afrontamiento adecuadas<br />
y a hacer una exploración de su esfera personal. Lo anterior<br />
permite corroborar lo dicho por Cohen (<strong>19</strong>97),<br />
quien indicó que el estrés está presente en personas<br />
con bajo rendimiento escolar y se convierte en una<br />
fuente de dificultades para la persona que lo experimenta,<br />
ya que no le permite avanzar en los diferentes<br />
ámbitos personales en los que se desarrolle. Además,<br />
cabe resaltar que de acuerdo con lo planteado por el<br />
modelo de Maslow (DiCaprio, <strong>19</strong>89), las necesidades<br />
de autoactualización son únicas y cambiantes, dependiendo<br />
del individuo y de sus circunstancias, pero<br />
están ligadas con la necesidad de satisfacer la naturaleza<br />
individual y con el cumplimiento del potencial de<br />
crecimiento y que uno de los medios para satisfacer<br />
esta necesidad de autoactualización es a través de la<br />
realización de actividades laborales o vocacionales,<br />
además de realizarlas con resultados favorables y que<br />
en esta etapa de vida una de las tareas más importantes<br />
de estos jóvenes está centrada en las actividades y los<br />
logros escolares, pero si son deficientes, esto impacta<br />
de forma negativa otras áreas de su vida, y por el contrario,<br />
una mejora en el conocimiento del sí mismo y<br />
una clarificación en esta área personal, tiene efectos en<br />
las esferas escolares, tal y como se refleja en los resultados<br />
del programa aplicado.<br />
Para apoyar los resultados referentes a la autoestima,<br />
misma que observa cambios de una aplicación<br />
a otra en esta investigación, González y Touron (<strong>19</strong>92;<br />
como se citó en Gázquez, Pérez, Ruíz, Miras & Vicente,<br />
2006), indican que la autoestima es la parte valorativa<br />
del autoconcepto que da un modo de orientación hacia<br />
sí mismo y que atribuye un valor a la persona; que<br />
cuando ésta se siente autocompetente se produce un<br />
incremento en su implicación activa en el proceso de<br />
aprendizaje, ya que esto se traduce en mayor nivel<br />
de esfuerzo, más persistencia ante las dificultades,<br />
mayor motivación intrínseca y orientación hacia la<br />
consecución de metas (Zimmerman, Bandura & Martínez-Pons,<br />
<strong>19</strong>92; como se citó en Gázquez, et al., 2006),<br />
además de que se apunta una relación bidireccional<br />
entre la autoestima y el rendimiento académico, pues<br />
lo reportado por Aunola, Stattin & Nurmi, 2000 (como<br />
se citó en Gázquez, et al., 2006) apunta a que cuando<br />
las personas presentan problemas o dificultades en sus<br />
24 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Gloria Margarita Gurrola • Patricia Balcázar • Martha Patricia Bonilla • Enrique Navarrete • Ma. Del Carmen Farfán • Aristeo Santos
aprendizajes también poseerán déficits en su autovaloración.<br />
Es así que para García (<strong>19</strong>82), (como se citó en<br />
Gázquez, et al., 2006), la carencia de estima propia<br />
aparece sistemáticamente relacionada con ansiedad,<br />
depresión, sensación de fracaso, dificultades en la selección<br />
de estrategias de afrontamiento al estrés y una<br />
la no aceptación de la imagen personal, que entre otros<br />
factores, pueden inhibir o entorpecer las tareas relacionadas<br />
con la actividad académica y el reverso de la<br />
moneda es que el logro académico puede verse afectado<br />
de manera positiva al trabajar directamente con la<br />
autoestima.<br />
En este sentido, González-Pienda, Núñez-Pérez,<br />
González-Pumariega y García-García (<strong>19</strong>97), apoyan<br />
la hipótesis de la vertiente personal está contenida<br />
en variables de desempeño académico, sumando así<br />
tres ámbitos de análisis: la cognición, la conación y el<br />
afecto. En el ámbito cognitivo se incluyen dos tipos de<br />
variables: las habilidades y los conocimientos previos;<br />
el ámbito conativo está integrado por aquellas características<br />
de la persona que con el paso del tiempo se<br />
conceptualizan como estilos propios de enfrentarse a<br />
las tareas de aprendizaje (de los que se reconocen dos:<br />
menos dependientes de la tarea específica y más relacionados<br />
con el ámbito de las habilidades cognitivas) y<br />
los estilos de aprendizaje (menos relacionados con el<br />
ámbito cognitivo y más vinculados al ámbito del comportamiento<br />
y de las tareas de aprendizaje); en tercer<br />
lugar, el ámbito afectivo se encuentran dos variables<br />
importantes para el aprendizaje escolar: por una parte,<br />
constructos como la ansiedad y el autoconcepto y por<br />
otra, la motivación académica. De tal forma que en el<br />
ámbito del ambiente de aprendizaje escolar son tres<br />
las variables que en su conjunto permiten predecir el<br />
grado de éxito o fracaso en la tarea: 1) el poder: inteligencia<br />
y aptitudes; 2) el querer, y 3) el modo de ser<br />
(Hernández, <strong>19</strong>91; citado por González-Pienda, et al.,<br />
<strong>19</strong>97), de tal forma que esta investigación reporta un<br />
área de trabajo personal y en el desarrollo de estrategias<br />
de afrontamiento a tareas y a problemas, que de no<br />
atenderse, incrementan la problemática reflejada en el<br />
ámbito escolar.<br />
Para concluir, los resultados de la presente investigación<br />
apoyan los hallazgos de Pope (<strong>19</strong>88), Dumont<br />
y Provost (<strong>19</strong>99), en lo referente a que la confianza<br />
en sí mismo y en las habilidades personales e intelectuales<br />
en general, contribuyen en lo académico, que<br />
sería el equivalente de un buen nivel de bienestar psicológico,<br />
son buenos predictores del desarrollo académico<br />
exitoso, se reflejan en buenos niveles de dedicación,<br />
de autoeficacia académica y de satisfacción<br />
consigo mismo y con los estudios, así como con bajos<br />
niveles de propensión al abandono (Salanova-Soloria,<br />
Martínez-Martínez, Bresó-Esteve, Llorens-Gumbau &<br />
Grau-Gumbau, 2005), además de que hay una estrecha<br />
relación entre la experimentación de ansiedad o<br />
de estrés con el desempeño académico (Hernández-<br />
Pozo, Coronado-Álvarez, Araujo-Contreras & Cerezo-<br />
Reséndiz, 2008), por lo que la sugerencia es centrar<br />
más la atención en variables personales que impacten<br />
en el ámbito académico.<br />
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Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Cambios en la Orientación Personal Mediante la Intervención Grupal... | 25
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Fecha de recepción: Octubre 2010<br />
Fecha de publicación: Marzo 2011<br />
26 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Gloria Margarita Gurrola • Patricia Balcázar • Martha Patricia Bonilla • Enrique Navarrete • Ma. Del Carmen Farfán • Aristeo Santos
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. 27-38 ISSN 1405-0943<br />
Procedimientos para Disminuir los Bajos Promedios<br />
e Irregularidad Estudiantil en Universitarios<br />
Procedures to Diminish the Student Irregularity as Incipient Element<br />
of the Low Terminal Efficiency<br />
Elvira Ivone González Jaimes<br />
Roberto Sanromán Aranda<br />
Ma. de Lourdes Hernández Prieto*<br />
Centro Universitario Valle de México, Estado de México, México<br />
RESUMEN<br />
Se trata de un estudio comparativo de dos procedimientos, aplicados para disminuir la cantidad de estudiantes universitarios<br />
con bajos promedios e inscripción irregular. El diseño fue cuasiexperimental para dos grupos experimentales:<br />
tratamiento Psicoterapia Breve Espejo 1(PBE) y Estrategia de Aprendizaje de Mapas Conceptuales 2(EAMC); con<br />
cuatro mediciones (pre test, post test, seguimiento de seis y 12 meses). La población estuvo compuesta por 2510 participantes<br />
y fue una muestra condicionada (bajo rendimiento e inscripción irregular) de 483 estudiantes pertenecientes<br />
a 10 carreras universitarias, de ambos géneros, y de entre 18 a 32 años de edad. Los materiales fueron los siguientes:<br />
Inventario multifásico de la personalidad de Minnesota-2 y Cuestionario de estrategias de aprendizaje en universitarios.<br />
Resultados: El factor Impacto por procedimiento, 1(PBE) disminuyo un 20.5% y 2(EAMC) disminuyo un 13%. El<br />
factor Impacto por tiempo, 1(PBE) tiene mayor efecto a largo plazo. El factor Impacto por carrera, 1(PBE), se presenta<br />
91% en la carrera de Ingeniería Industrial con aplicabilidad concreta, y 2(AEMC) se presenta 52% en la Licenciatura<br />
en Administración, con aplicabilidad abstracta.<br />
Descriptores: Bajo rendimiento, irregularidad estudiantil, psicoterapia breve espejo, estrategia de aprendizaje de<br />
mapas conceptuales.<br />
ABSTRACT<br />
Study applies and compares of two procedures for diminish student’s low averages and student university irregularity.<br />
Quasi experimental design and comparative applied for two experimental groups: Brief Psychotherapy Mirror Treatment<br />
1 (BPM) and Learning strategy of Conceptual Maps 2 (LECM); four measurements (pre test, post test, follow-up six and 12<br />
months.). Population of 2510 from ten careers, generate both; 18 to 32 years of age. The sample of 483 students with under<br />
average and with condition irregular inscription. Materials. - Use the Minnesota multiphasic of personality inventory-2<br />
and Learning strategies questionnaire for university students. Results: The factor impact for procedure, 1 (PBE) I diminish<br />
20.5 % and 2 (EAMC) diminish 13 %. The factor impact per time, 1 (PBE) has major long-term effect. The factor impact<br />
for career, 1 (PBE), one presents 91 % in the career of Industrial Engineering with concrete applicability, and 2 (AEMC)<br />
one presents 52 % in the career in Administration, with abstract applicability.<br />
Key words: Low averages, university irregularity, brief psychotherapy mirror, learning strategy of conceptual maps<br />
* Para correspondencia: Centro Universitario Valle de México, <strong>Universidad</strong> Autónoma del Estado de México, Dirección: Bulevar Universitario S/N,<br />
Predio San Javier, Municipio de Atizapán de Zaragoza, Estado de México, C.P. 54500. Elvira Ivone González Jaimes, e-mail: ivonegj@hotmail.com,<br />
Teléfonos: (55) 5379 17 45, (044) 55 13 40 69 50, Fax 58270703. Roberto Sanromán Aranda; email: r_sanroman31@hotmail.com y Ma. de Lourdes<br />
Hernández Prieto, email: ulahp2003@yahoo.com.mx.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Procedimientos para Disminuir los Bajos Promedios... | 27
INTRODUCCIÓN<br />
Entre los problemas más complejos y frecuentes que<br />
enfrentan las instituciones de estudios superiores oficiales,<br />
que ocupan un 58.34% de la población universitaria<br />
en nuestro país, son: el bajo rendimiento y la<br />
irregularidad estudiantil como base en el rezago estudiantil,<br />
lo que incide en la deserción escolar, y afecta<br />
tanto el nivel de calidad educativa, como la eficiencia<br />
terminal (Programas Institucionales de Tutoría, 2002).<br />
En una investigación que proviene de la <strong>Universidad</strong><br />
Veracruzana se indica que 25 de cada 100 estudiantes<br />
que ingresan al nivel universitario abandonan sus estudios.<br />
En una proporción de un 36% los primeros<br />
dos semestres, hasta alcanzar el 46% al término del<br />
periodo de formación (Romo, 2005).<br />
Ante la problemática que viven las universidades<br />
oficiales en México, la <strong>Universidad</strong> Autónoma<br />
del Estado de México, plantel Centro Universitario<br />
Valle de México (CU UAEM, Valle de México), dentro<br />
del Programa de Tutoría Institucional Académica<br />
(ProInsta) ha creado el Módulo de Desarrollo Humano<br />
Integral (MDHI), que contiene proyectos innovadores<br />
que van acorde con los retos que enfrenta el mantenerse<br />
a la vanguardia del conocimiento científico, tecnológico<br />
y humanista.<br />
El Módulo de Desarrollo Humano Integral, en el<br />
periodo (2009-A), se dio a la tarea de hacer un curso<br />
de 40 horas con Tutores Académicos del C.U UAEM<br />
Valle de México para que éstos dieran a conocer sus<br />
vivencias cotidianas sobre los factores que influían sobre<br />
los bajos promedios, 1 aunados a la irregularidad<br />
estudiantil, 2 considerando a estos dos factores como<br />
un bloque que funge como una variable dependiente<br />
multifactorial. Se encontraron principalmente dos<br />
grupos: un grupo de factores emocionales y otro de<br />
factores de aprendizaje.<br />
En el grupo de factores emocionales cotidianos se<br />
encontró: baja autoestima, capacidad de logro, ansiedad<br />
y depresión.<br />
1<br />
Programas Institucionales de Tutoría. (2002), señala: Presentan el bajo<br />
rendimiento escolar todos los estudiantes de tengan un promedio final<br />
semestral registrado entre rango de calificaciones 6 a 7.5 puntos.<br />
2<br />
Reglamento de Facultades y Escuelas Profesionales (2009), Arts. 107-<br />
111, señala: Alumno irregular es: todo alumno que tengan registrado en<br />
actas ante Departamento de Control Escolar calificación menor a 6 puntos,<br />
n/p= <strong>No</strong> presentó, s/d= Sin derecho, por no contar con el mínimo de<br />
asistencias consideradas en el o cuando no presentó alguna evaluación<br />
parcial.<br />
En el de factores de aprendizaje cotidianos se encontró:<br />
falta de técnicas adecuadas para la adquisición,<br />
codificación, integración y recuperación de conocimientos.<br />
Para confirmar dicha percepción realizada por los<br />
Tutores Académicos se realizó una evaluación psicométrica<br />
a 2,842, estudiantes del C.U UAEM Valle de<br />
México en el periodo 2009-A con el Inventario Multifásico<br />
de la Personalidad de Minnesota-2 (MMPI-2)<br />
escalas de contenido, en el que se obtuvo: estudiantes<br />
con nivel alto (T
cológico como estrategia de aprendizaje apropiado, basándose<br />
en la psicometría antes mencionada (periodo<br />
2009-A), para disminuir el bajo rendimiento escolar e<br />
irregularidad estudiantil.<br />
1) Procedimiento psicológico<br />
Según lo encontrado por el MMPI-2 en las escalas de<br />
contenido Ansiedad (ANS), Baja Autoestima (BAE)<br />
y Depresión (DEP), estos instrumentos refieren principalmente<br />
una hipersensibilidad ante la presión ambiental,<br />
actitudes y pensamientos negativos hacia sí<br />
mismo, el miedo a no alcanzar sus creencias, “lo que<br />
deber ser,” así como sentimientos de inutilidad y desesperanza<br />
(Lucio, <strong>19</strong>95).<br />
Con base en lo anterior se encontró que existen<br />
varios estudios que nos informan sobre la relación entre<br />
la estabilidad emocional y el aprendizaje, como lo<br />
mencionan Adlaf, Gliksman, Demers y Newton-Taylor<br />
(2001) del Departamento de Salud Pública de Toronto,<br />
Canadá, en el que hallaron que, en una muestra de 7,800<br />
estudiantes de 16 universidades, el 30% presentaba estrés<br />
psicológico elevado, lo cual afectaba su rendimiento<br />
académico. En seis publicaciones, González-Forteza,<br />
et al., (2008) observaron, en estudiantes mexicanos, que<br />
el 47% de quienes presentaban depresión mayor tenían<br />
bajo aprovechamiento y alto abandono escolar.<br />
Arco, et al., (2005) realizaron un estudio sobre<br />
terapia breve con tres estudiantes universitarios que<br />
tenían problemas de rendimiento académico y ansiedad,<br />
en el que se observó la mejora en su vida general<br />
y en el rendimiento escolar en la evaluación de seguimiento<br />
de nueve meses.<br />
El procedimiento psicológico que se aplica en este<br />
estudio es el de Tratamientos de Psicoterapia Breve<br />
Espejo, el cual disminuye la ansiedad, depresión y baja<br />
autoestima, los cuales afectan en gran medida a los estudiantes<br />
y los llevan a adoptar comportamientos poco<br />
adaptativos que repercuten en su desempeño en general<br />
(González & Turnbull, 2003; 2007).<br />
El Tratamiento Psicoterapia Breve Espejo (PBE),<br />
pretende realizar cambios cognitivos en la adquisición<br />
de conocimientos a través de: 1) enseñar habilidades<br />
para bajar los síntomas ansiosos depresivos ante el<br />
manejo de situaciones novedosas y estresantes; 2) fomentar<br />
el autocontrol de síntomas ansioso depresivos<br />
para mejorar la adquisición y recuperación de conocimientos;<br />
3) mejorar la autoestima y la capacidad de<br />
decisión para la ejecución de actividades (González &<br />
Turnbull, 2003; 2007; González & López, 2008).<br />
Para alcanzar sus objetivos, el tratamiento PBE<br />
utiliza tres tipos de técnicas:<br />
a) Técnica psico-corporal. Promueve el equilibrio<br />
de la energía psico-corporal y la conciencia de<br />
los síntomas ansiosos depresivos ante situaciones<br />
académicas difíciles de manejar (Campos y<br />
Gutiérrez, 2001).<br />
b) Técnica cognitiva-conductual. Ayuda analizar los<br />
pensamientos a conductas asociadas la Adquisición,<br />
Codificación y Recuperación para: aceptación<br />
y manejo de los síntomas ansioso depresivos<br />
que afectan la motivación, autoestima y autocontrol<br />
de situaciones estresantes (Borkowski,<br />
<strong>19</strong>95).<br />
c) Técnica integrativa de autocontrol. Facilita al<br />
estudiante a la autoobservación y la autoevaluación,<br />
lo cual activa los impulsos de auto conservación<br />
y crecimiento integral del yo (González &<br />
Turnbull, 2003; 2007; González & López, 2008).<br />
2) Procedimiento de aprendizaje<br />
De acuerdo con las escalas del CEA-U, encontramos<br />
bajo índice en las escalas de Estrategias Motivacionales<br />
y en las Estrategias Cognitivas; estas escalas se refieren<br />
al deseo intrínsico de realizar las actividades, las cuales<br />
se reflejan en: a) disposición y constancia ante el<br />
aprendizaje y b) sencibilizaciòn y restructuración de la<br />
información (Martín et al., 2007). Los estudiantes del<br />
presente estudio (10 carreras en áreas de ciencias sociales<br />
y exactas) presentan necesidades específicas de<br />
aprendizaje, las cuales son: Adquisición, Codificación<br />
o Almacenamiento y Recuperación base indispensable<br />
para el aprendizaje, como lo señalan Valle, et al.,<br />
(2006).<br />
El procedimiento de aprendizaje que propone<br />
el presente estudio es la Estrategia de Aprendizaje de<br />
Mapas Conceptuales (EAMC), ya que tiene la capacidad<br />
de satisfacer las necesidades de aprendizaje a través<br />
de los pasos para el procesamiento de información requerido,<br />
como exponen los autores Cañas, et al., (2002).<br />
En la Estrategia de Aprendizaje de Mapas Conceptuales<br />
se obtiene el aprendizaje significativo, a través<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Procedimientos para Disminuir los Bajos Promedios... | 29
de aprender a relacionar los nuevos conocimientos de<br />
manera organizada y sustancial, encadenándolos con<br />
aprendizajes previos. Lo que ha demostrado gran utilidad<br />
en las áreas de aprendizaje social y exacto, como lo<br />
requiere nuestro estudio, de acuerdo con la investigación<br />
realizada por Ausubel, <strong>No</strong>vak y Hanesian (<strong>19</strong>97).<br />
La Estrategia de Aprendizaje de Mapas Conceptuales<br />
se origina en la técnica de este tipo de mapa, desarrollado<br />
por <strong>No</strong>vak en <strong>19</strong>91 como estrategia para guiar a<br />
los estudiantes a aprender y a organizar materiales de<br />
aprendizaje, o bien para encontrar los procedimientos<br />
a seguir en la resolución de problemas.<br />
En investigaciones recientes se señala que el mapa<br />
conceptual es la principal herramienta metodológica,<br />
usada por personas de los más variados niveles y áreas<br />
de aprendizaje (Cuevas, 2003).<br />
Los mapas conceptuales contienen tres elementos<br />
fundamentales: a) Los conceptos, que son palabras o<br />
signos con los que se expresan regularidades; b) Las<br />
proposiciones, que son dos o más términos conceptuales<br />
unidos por palabras de enlace para formar una<br />
unidad semántica; c) Las palabras de enlace, que sirven<br />
para relacionar los conceptos verbales y términos<br />
matemáticos (Febles & Estrada, 2002).<br />
De acuerdo con lo anterior podemos concluir que<br />
existen factores emocionales y de aprendizaje negativos<br />
que afectan a los estudiantes, que tienen como consecuencia<br />
la obtención de bajos promedios e inscripción<br />
irregular, por lo que este estudio propone dos<br />
procedimientos que disminuyan dichos factores para<br />
aumentar el rendimiento académico.<br />
MÉTODO<br />
Objetivos<br />
1) Conocer las diferencias significativas entre los<br />
dos procedimientos, en cuanto a la disminución<br />
de estudiantes con bajos promedios e irregulares,<br />
para saber cuál de ellos obtuvo más impacto.<br />
2) Conocer las diferencias significativas entre los<br />
dos procedimientos, en cuanto a la disminución<br />
de factores emocionales y de aprendizaje, para saber<br />
cuál de ellos obtuvo más impacto.<br />
3) Conocer cuál de los dos procedimientos impactó<br />
más a qué carrera, en cuanto a disminución de<br />
estudiantes con bajos promedios e irregulares.<br />
4) Conocer qué carrera aumentó más en su promedio<br />
escolar con ambas intervención.<br />
Diseño. Diseño cuasi-experimental, de campo para<br />
dos grupos experimentales tratamiento Psicoterapia<br />
Breve Espejo 1 (PBE) y Estrategia de Aprendizaje de<br />
Mapas Conceptuales 2 (EAMC), longitudinal con tres<br />
mediciones (pre-test, post-test y seguimiento 6.).<br />
Muestra<br />
Se obtuvieron 2510 estudiantes pertenecientes a 10<br />
carreras (ciencias exactas y humanas) del C.U. UAEM<br />
Valle de México; de ambos géneros y de entre 18 a 32<br />
años de edad.<br />
Se seleccionó al <strong>19</strong> % de la población (483 estudiantes)<br />
porque ellos cumplían con la condición de tener<br />
bajo promedio, menor a 7.6, e inscripción de irregular.<br />
Sus características fueron: edad promedio 21.7<br />
años; géneros masculino 59.8% y femenino 39.2% y<br />
con promedio semestral de 6.83.<br />
Instrumentos<br />
Inventario Muntifásico de la Personalidad<br />
de Minnesota-2<br />
La nueva versión del MMPI-2 fue estandarizada para<br />
habla española por Lucio (<strong>19</strong>95), en población universitaria<br />
mexicana con confiabilidad α=.77 y con altos<br />
niveles de validez interna y externa. El Test MMPI-2<br />
contiene: 10 escalas clínicas, 12 suplementarias, no utilizadas<br />
en esta investigación, y 15 escalas de contenido,<br />
de las cuales utilizamos tres: Ansiedad (ANS), α=.78;<br />
Baja Autoestima (BAE), α=.77 y Depresión (DEP),<br />
α=.79. La prueba de MMPI-2 fue utilizada para hacer<br />
la selección de la muestra. Sólo se seleccionó a estudiantes<br />
que tuvieron puntajes “T” > 65 en las Escalas de<br />
Contenido: ANS, BAE y DEP,<br />
Cuestionario de Estrategias de Aprendizaje para<br />
Universitarios (CEA-U)<br />
El Cuestionario de Estrategias de Aprendizaje para<br />
Universitarios (CEA-U) de Martín, García, Torbay y<br />
Rodríguez (2007) consta de un total de 57 ítems con<br />
escala de respuesta tipo Likert, donde 1 significa nada;<br />
2, poco; 3, algunas veces; 4, a menudo y 5, siempre.<br />
El CEA-U consta de tres subescalas: 1) Estrategias<br />
30 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Elvira Ivone González Jaimes • Roberto Sanromán Aranda • Ma. de Lourdes Hernández Prieto
Motivacionales (27 ítems); coeficiente de fiabilidad<br />
α=.82; rangos de la escala: alto=135-108, medio=107-81,<br />
bajo >81; con cinco sub-escalas: implicación, asociación<br />
en positivo, aplicabilidad, auto-esfuerzo y aproximación<br />
gradual. 2) Estrategias Cognitivas (22 ítems);<br />
coeficiente de fiabilidad α=.73; rangos de la escala:<br />
alto=110-88, medio=87-66, bajo>66; con cuatro subescalas:<br />
organización, elaboración generativa, elaboración<br />
de anclaje y memorización. 3) Estrategias de<br />
Control (ocho ítems); coeficiente de fiabilidad α=.81;<br />
rangos de la escala: =40-32, medio=31-24, bajo>24; con<br />
dos sub-escalas: planificación y revisión.<br />
Procedimiento<br />
1. Se seleccionó sólo a los estudiantes de bajo promedio<br />
(
Plan educativo<br />
Población,<br />
total de<br />
estudiantes<br />
inscritos<br />
Muestra,<br />
estudiantes<br />
irregulares<br />
con promedio<br />
< 7.6<br />
Edad promedio<br />
de la muestra<br />
Género<br />
masculino<br />
Género<br />
Femenino<br />
Promedio de<br />
calificaciones<br />
de la muestra<br />
ISC 296 79 22.01 49 30 6.808<br />
ICO 149 35 21.08 22 13 6.746<br />
LAM 262 49 22.04 28 21 6.806<br />
Total 2510 483 289 <strong>19</strong>4<br />
Promedios 21.799 6.830<br />
Porcentajes <strong>19</strong>.2% 59.8% 40.2%<br />
Donde: LAF, Licenciado en Actuaría Financiera; LEC, Licenciado en Economía; LRI, Licenciado en Relaciones<br />
Internacionales; LCN, Licenciado en Contaduría; LIA, Licenciado en Informática Administrativa; LDE, Licenciado en<br />
Derecho, IIN, Ingeniería Industrial, ISC, Ingeniería en Sistemas Computacionales; ICO, Ingeniería en Computación;<br />
LAM, Licenciado en Administración.<br />
Para saber si la asignación de los estudiantes a los grupos<br />
era semejante se utilizó un análisis intergrupal a<br />
través de la prueba de t de Student (muestras independientes)<br />
donde no se observaron diferencias significativas<br />
en el Pre-test.<br />
2. Prueba t de student y prueba F de Fisher para<br />
dos muestras independientes (grupos de estudiantes).<br />
Observándose sólo en seguimiento durante 12 meses<br />
F(321)=2.45, (ver Tabla 2).<br />
Tabla 2. Diferencias significativas entre ambos procedimientos<br />
Variable<br />
independientes<br />
tratamientos<br />
Variables<br />
dependientes<br />
Evaluación<br />
Prueba t student intragrupal<br />
Prueba F Fisher,<br />
intergrupal<br />
t gl p>0.05 Leven F p
3. Prueba t de student y prueba F de Fisher para dos<br />
muestras independientes, impacto de procedimientos<br />
medidos a través de escalas de Contenido de MMPI-2,<br />
(ver Tabla 3).<br />
4. Prueba t de student y prueba F de Fisher para dos<br />
muestras independientes, impacto de procedimientos<br />
en variable en subescalas del CEA-U (ver Tabla 4).<br />
Tabla 3. Diferencias significativas entre factores emocionales de ambos procedimientos<br />
Variables<br />
independientes<br />
procedimientos<br />
Variable<br />
dependiente<br />
escalas de<br />
Contenido<br />
Evaluación<br />
Prueba t student intragrupal<br />
Prueba F Fisher,<br />
intergrupal<br />
t gl p>0.05 Leven F p0.05 F p
5. Se realizó la comparación de número de estudiantes<br />
irregulares y promedio 7.6 de las 10 carreras (ver Tabla 5).<br />
6. Se realizó un concentrado de número de estudiantes<br />
intervenidos con ambos procedimientos en las<br />
cuatro evaluaciones para observar el aumento de promedios<br />
de las 10 carreras (ver Tabla 6).<br />
Tabla 5. Cantidad de estudiantes con promedios
Tabla 6. Impacto de ambos procedimientos observados en los promedio por carrera en cuatro evaluaciones<br />
Carreras<br />
Promedios<br />
semestral<br />
Evaluación Pretest<br />
Promedio parcial<br />
Evaluación Post<br />
test<br />
Promedio<br />
semestral<br />
Evaluación<br />
Seguimiento a<br />
seis meses<br />
Promedio anual<br />
Evaluación<br />
Seguimiento 12<br />
meses<br />
Impacto de los<br />
procedimientos<br />
LAF 6.71 7.553 7.321 7.55 1.125<br />
LEC 6.84 7.575 6.893 7.45 1.090<br />
LRI 7.18 7.805 7.355 7.64 1.064<br />
LCN 6.74 7.079 7.322 7.63 1.131<br />
LIA 6.87 7.536 7.151 7.75 1.129<br />
LDE 6.83 7.471 7.529 7.54 1.104<br />
IIN 6.82 7.543 7.356 7.39 1.083<br />
ISC 6.81 7.3 7.348 7.40 1.086<br />
ICO 6.75 7.694 7.357 7.31 1.084<br />
LAM 6.81 7.483 7.283 7.52 1.105<br />
Promedio global<br />
de la nuestra<br />
68.35 75.04 72.92 75.<strong>19</strong> 1.100<br />
LAF, Licenciado en Actuaría Financiera; LEC, Licenciado en Economía; LRI, Licenciado en Relaciones Internacionales;<br />
LCN, Licenciado en Contaduría; LIA, Licenciado en Informática Administrativa; LDE, Licenciado en Derecho, IIN,<br />
Ingeniería Industrial, ISC, Ingeniería en Sistemas Computacionales; ICO, Ingeniería en Computación; LAM, Licenciado<br />
en Administración.<br />
DISCUSIÓN<br />
Como ya se ha referido en líneas anteriores, algunos de<br />
los grandes problemas que enfrentan las instituciones<br />
de educación superior oficiales son el bajo rendimiento,<br />
irregularidad, deserción, el rezago estudiantil, que<br />
reflejan el nivel de la eficiencia terminal, lo que de alguna<br />
manera también afecta al C.U UAEM Valle de<br />
México.<br />
Por lo que en este estudio se implementaron dos<br />
procedimientos: Psicoterapia Breve Espejo 1(PBE) y<br />
Estrategia de Aprendizaje de Mapas Conceptuales 2<br />
(EAMC), con los que se impactó a 162 estudiantes con<br />
bajos promedios e irregulares. De la población de 483<br />
se impacto el 20.5% en 1 (PBE) y el 13% en 2 (EAMC).<br />
Para tener una visión más detallada del impacto de los<br />
procedimientos nos dimos a la tarea de analizar las escalas<br />
que los medían. Observamos que:<br />
En el procedimiento 1(PBE) se presenta una disminución<br />
significativa de estudiantes en los trastornos<br />
emocionales de Ansiedad y Baja autoestima. También<br />
se observa un aumento significativo en estrategias motivacionales<br />
de aprendizaje, como en Asociación en<br />
Positivo y Auto-esfuerzo, lo que ayuda a regularizar y<br />
a aumentar el promedio a 97 estudiantes, ocupando el<br />
62% del impacto de intervenciones.<br />
Es oportuno comentar la existencia de diversos estudios<br />
sobre la estabilidad emocional y su repercusión<br />
en el rendimiento académico, como los realizados<br />
por González-Forteza, et al., (2008); Campo-Cabal y<br />
Gutiérrez (2001).<br />
En el procedimiento 2 (EAMC) disminuyó significativamente<br />
el número de estudiantes con trastornos de<br />
ansiedad como elaboración de anclaje y planificación.<br />
Esto es posible porque este procedimiento obtiene<br />
aprendizaje significativo, a través de comprender cómo<br />
relacionar los nuevos conocimientos, de manera organizada<br />
y sustancial, encadenándolos con aprendizajes<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Procedimientos para Disminuir los Bajos Promedios... | 35
previos. Esto le da confianza a los estudiantes para<br />
realizar sus actividades académicas, como lo mencionan<br />
Ausubel, <strong>No</strong>vak y Hanesian en <strong>19</strong>97, lo que ayuda<br />
a conservar el aumento de su rendimiento escolar. En<br />
este procedimiento se reporta el impacto en 60 estudiantes<br />
regulares y regular rendimiento, lo que ocupa<br />
el 38%.<br />
Teniendo presente la anterior aseveración, es lógico<br />
pensar que las estrategias de aprendizaje deben de<br />
tener más impacto en los promedios bajos y en la irregularidad<br />
estudiantil que un tratamiento psicoterapéutico,<br />
pero en este estudio se observó que existe un<br />
avance semejante en evaluaciones pro test y seguimiento<br />
de seis meses en ambos procedimientos, pero que en<br />
el tratamiento psicoterapéutico existe una diferencia<br />
significativa en la evaluación seguimiento de 12 meses;<br />
lo que quiere decir que el Tratamiento Psicoterapia<br />
Breve Espejo tiene mayor impacto a largo plazo. Esto<br />
puede deberse a que los estudiantes en el bloque de<br />
integración realizan diálogos con su propia imagen,<br />
confrontándose consigo mismos, dándose cuenta de<br />
la sintonía que existe entre mente y cuerpo (Campos<br />
& Gutiérrez, 2001; González & Turmbull, 2003, 2007;<br />
González & López, 2009:). En el bloque 2 se interviene<br />
en los procesos mentales asociados a la Adquisición,<br />
Codificación y Recuperación, lo que le va contribuir<br />
a mejorar su rendimiento escolar (Borkowski, <strong>19</strong>95;<br />
Campos y Gutiérrez, 2001). Ahora es importante hacer<br />
un análisis por carrera y actividades académicas, como<br />
lo ejecutan Amézquita, González y Zuluaga (2000) con<br />
ambas estrategias, y en el cual se observó: la estrategia<br />
1(PNE) obtiene un efecto en 10 estudiantes de 11, o<br />
sea que 91% en la Carrera de Ingeniería Industrial son<br />
recuperados.<br />
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Fecha de publicación: Marzo 2011<br />
38 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Elvira Ivone González Jaimes • Roberto Sanromán Aranda • Ma. de Lourdes Hernández Prieto
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. 39-46 ISSN 1405-0943<br />
Percepción de Tareas de Crianza en Niños con<br />
Discapacidad Intelectual<br />
Perception of Rearing Tasks in Children with Intellectual Disabilities<br />
Luis Antonio Hernández Hernández<br />
Hans Oudhof Van Barneveld<br />
<strong>No</strong>rma Ivonne González Arratia López Fuentes<br />
Erika Robles Estrada<br />
Susana Silvia Zarza Villegas*<br />
Facultad de Ciencias de la Conducta, <strong>Universidad</strong> Autónoma del Estado de México, México<br />
RESUMEN<br />
Este estudio aborda la percepción que tienen los niños con discapacidad intelectual acerca de las tareas de crianza que<br />
realizan sus padres. Se trabajó con un grupo de participantes de seis niños, compuesto por hombres y mujeres de entre<br />
nueve y 12 años de edad inscritos de cuarto a sexto grado de primaria. La técnica de recolección de datos utilizada fue<br />
la entrevista semi-estructurada. De acuerdo con los resultados por categorías, las tareas de crianza percibidas por los<br />
niños se caracterizan de la siguiente manera: 1) En comunicación ambos padres participan con igual incidencia en<br />
actividades de contacto físico y emocional; 2) Los niños generalmente se perciben aceptados por sus padres, pero no<br />
así al ser agredidos físicamente; 3) La provisión de recursos atiende necesidades materiales y biológicas; 4) La figura<br />
paterna tiene el control de la conducta del niño; 5) La salud física y mental se enlaza hacia lo biológico y emocional; y<br />
6) Las expectativas de comportamiento se relacionan a conductas de ajuste social. La conclusión es que los niños con<br />
discapacidad intelectual perciben las tareas de crianza enmarcadas en el proceso de socialización, donde juegan un<br />
papel primordial los afectos, la disciplina y el control.<br />
Descriptores: tareas de crianza; percepción; niños; discapacidad intelectual; familia.<br />
ABSTRACT<br />
This study addresses the perception that children with intellectual disabilities have about the rearing tasks carried out by<br />
their parents. The research group consisted of 6 participants, all of them children aged 9 to 12 years enrolled in fourth<br />
to sixth grade of elementary school. The semi-structured interview was employed for data recollection. According to the<br />
results by category, the parents’ rearing tasks as perceived by the children can be characterized as follows: 1) In the communication<br />
with the child both parents participate equally in activities involving physical and emotional contact; 2) The<br />
children generally perceive being accepted by their parents, but not when they suffer physical aggression; 3) The provision<br />
of material resources attends economic and biological needs; 4) The father figure exercises control over the child’s behavior;<br />
5) Taking care of physical and mental health is associated with biological and emotional aspects; and 6) The expectations<br />
regarding behavior are related to social adjustment. It is concluded that the children with behavioral disabilities perceive<br />
parental rearing as embedded in the socialization process in which affections, discipline and control play an essential role.<br />
Keywords: rearing tasks; perception; children; intellectual disability; family<br />
* Para correspondencia: Lic. en Psic. Luis Antonio Hernández Hernández, Dr. Hans Oudhof Van Barneveld, Dra. <strong>No</strong>rma Ivonne González Arratia<br />
López Fuentes, Mtra. Erika Robles Estrada, Dra. Susana Silvia Zarza Villegas. Facultad de Ciencias de la Conducta de la <strong>Universidad</strong> Autónoma del Estado<br />
de México, Carretera Toluca-Naucalpan km. 1.5 s/n, Toluca México. y/o Lomas Estrella <strong>No</strong>. 103-A La Loma II, C.p. 51355 Zinacantepec, México.<br />
Tel. Cel.: 044 722 1020239, luiscp_crn@yahoo.com.mx, hansovb@hotmail.com, nigalf@yahoo.com.mx, erikarobles@yahoo.com, zavss@hotmail.com.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Percepción de Tareas de Crianza en Niños con Discapacidad Intelectual | 39
Insertarse en el tema de tareas de crianza remite necesariamente<br />
abordarlas desde la familia, grupo que<br />
resulta difícil definir cuanto mejor se conoce la realidad<br />
contemporánea de formas familiares alternativas<br />
o acuerdos de vida domésticos (Musitu & Cava,<br />
2001). A este respecto Estrada (2009) considera a la<br />
familia como una célula social. Mientras que Palacios<br />
y Rodrigo (2001) refieren que es la unión de personas<br />
que comparten un proyecto de vida de existencia<br />
común que pretende ser duradero, en el que se establecen<br />
relaciones intensas de intimidad, reciprocidad y<br />
dependencia. Estas relaciones se dan de forma bidireccional,<br />
al ser los integrantes de la familia socializadores<br />
y socializandos (Coloma, <strong>19</strong>93). Dicho de otra manera,<br />
las relaciones entre padres tienen consecuencias sobre<br />
los hijos, pero también los hijos influyen sobre los<br />
padres de modo decisivo (Ceballos & Rodrigo, 2001).<br />
El grupo familiar cumple con cuatro funciones, las<br />
cuales son, de acuerdo con Urbano y Yuni (2008): de<br />
humanización (transformación del individuo humano<br />
en sujeto), de crianza (provisión de elementos satisfactores<br />
de necesidades biológicas y soporte de recursos<br />
psicológicos, emocionales y sociales), de ejercicio de la<br />
autoridad (responsabilidad compartida entre padres)<br />
y la de transmisión de la cultura (influencia recíproca<br />
entre la familia y la sociedad). Es así que la crianza de<br />
los hijos es una actividad que se lleva a cabo en las familias<br />
como parte de sus funciones para crear un espacio<br />
de desarrollo y proveer de elementos satisfactores<br />
de necesidades biológicas y soporte de recursos psicológicos,<br />
emocionales y sociales (Cano 2005; Urbano<br />
& Yuni 2008).<br />
La palabra crianza, según la Real Academia<br />
Española (2006), deriva de creare, que significa nutrir,<br />
alimentar, orientar, instruir y dirigir. Mientras<br />
que para Figueroa, Jiménez y Tena (2006), la crianza<br />
consiste tanto en informar como en formar y más que<br />
repetir y dar conceptos e instrucciones, es ir formando<br />
actitudes, valores, conductas en una persona. Es un intercambio<br />
en donde una persona convive con otra y<br />
con su ejemplo la va formando y se va formando a sí<br />
misma; es compartir y retroalimentar.<br />
Rink (2008) considera que la crianza se desarrolla<br />
dentro de un sistema educativo que implica una situación<br />
que incluye a niños y adultos que actúan interlateralmente,<br />
resultando como producto la educación.<br />
Este sistema tiene cuatro factores: el niño, el adulto<br />
como educador, los tipos situacionales (acontecimientos<br />
que se repiten con frecuencia en la educación diaria<br />
y que se reconocen por la identidad constante de<br />
su ordenamiento) y el contexto situacional (circunstancias<br />
sociales y materiales en las que la educación<br />
obtiene forma). En este proceso educativo existen tres<br />
facetas en el actuar del educador: la actitud del criador,<br />
el estilo básico y las tareas de crianza. Estas tareas se<br />
refieren al conjunto de actividades que implican acciones<br />
realizadas por el adulto en su función de educador,<br />
encaminadas a lograr el desarrollo sano del niño. En<br />
el contexto mexicano, de acuerdo con la validación de<br />
un cuestionario de tareas de crianza en mujeres mexicanas<br />
llevado a cabo por Robles y Oudhof (2010), se<br />
reconocieron siete tareas: comunicación mutua entre<br />
educador y niño, aceptación del hijo como persona,<br />
recursos materiales suficientes, control sobre las acciones<br />
del hijo, cuidado de la salud física y mental, límites<br />
y expectativas, y ambiente y vivienda. Estas tareas han<br />
sido investigadas en diversos grupos, sin embargo, se<br />
ha indagado poco en familias donde hay un hijo con<br />
discapacidad.<br />
En este tipo de familias se consideran diversos factores<br />
como los que conllevan la distinción con aquellas<br />
en donde no hay discapacitados, tal como lo señala<br />
Sterm (2005) al manifestar que la presencia de personas<br />
con discapacidad no sólo distingue a una familia<br />
de otras, sino que además estas familias se visualizan<br />
como un engranaje de capacitados y no capacitados.<br />
Los estudios realizados en las décadas de los sesenta<br />
y setenta eran predominantemente unidireccionales<br />
y negativistas, puesto que consideraban que tener un<br />
hijo con algún tipo de deficiencia repercutía de forma<br />
negativa en la familia y como consecuencia se daban<br />
familias incapacitadas. Esta situación se puede apreciar<br />
en lo puntualizado por Freixa (2000), donde se<br />
menciona que los padres, al saber que tenían un hijo<br />
con retraso mental, experimentaban una sensación de<br />
desconcierto que desembocaba en un sentimiento<br />
de culpa, el cual, cuanto más fuerte fuese, mayor era la<br />
tendencia a considerar la situación del niño como castigo.<br />
Ante esto, dicho autor precisa que se sabe relativamente<br />
poco sobre el funcionamiento de las familias con<br />
hijos disminuidos mentales, siendo los estudios sobre<br />
la persona disminuida, sus características, su compor-<br />
40 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Luis Antonio Hernández • Hans Oudhof • <strong>No</strong>rma Ivonne González Arratia • Erika Robles • Susana Silvia Zarza
tamiento, el tipo de cognición, su educación, más numerosos<br />
que los que se centran en la dinámica familiar.<br />
Sin embargo, cabe mencionar que ante este hecho en<br />
la actualidad ha crecido el interés por estudiar más a<br />
fondo la temática de la familia del niño con discapacidad<br />
intelectual, mostrando resultados diferentes a<br />
lo expuesto en décadas anteriores, como puede observarse<br />
en el párrafo siguiente.<br />
Recientemente, un estudio llevado a cabo en<br />
Aguascalientes por Solis-Cámara, Díaz, Bolívar y<br />
García (2003) muestra que las expectativas y prácticas<br />
disciplinarias y de crianza de parejas de mamás y<br />
papás que tienen un hijo con desarrollo promedio normal<br />
entre la población normativa de la ECMP (Escala<br />
de comportamientos para madres y padres de niños<br />
pequeños), y aquellos que tenían un hijo con necesidades<br />
especiales son semejantes, y que las expectativas<br />
y la disciplina se incrementan del primer año de<br />
edad del niño al siguiente. Las familias normativas<br />
esperan que sus hijos dominen las habilidades mucho<br />
más pronto y los disciplinan con mayor severidad que<br />
las familias con niños con necesidades especiales, y<br />
la única diferencia encontrada por género fue que las<br />
madres mostraron tener más prácticas de crianza que<br />
sus esposos. Ortega (2006) señala que en las familias<br />
que tienen hijos con discapacidad las relaciones entre<br />
el padre y el hijo se pueden polarizar en dos sentidos:<br />
por un lado habrá varones que decidan hacerse a un<br />
lado y no preocuparse por su crianza, y por el otro los<br />
que desean intervenir o que pretenden tener presencia<br />
en el cuidado de ellos. Asimismo, Ortega, Torres,<br />
Reyes y Garrido (2010), en los resultados de su investigación<br />
realizada en la Ciudad de México con 10<br />
varones que viven con sus hijos y sus parejas, con un<br />
rango de edad de 25 a 55 años de edad, con una escolaridad<br />
de secundaria, bachillerato, carera técnica o<br />
licenciatura, con un nivel socioeconómico alto y bajo,<br />
encontraron que para los padres, la educación y la preparación,<br />
así como la alimentación son parte de las<br />
responsabilidades de ellos con sus hijos, y más aún con<br />
aquellos que tienen niños con discapacidad, manifestando<br />
así que se interesan cada vez más en la crianza<br />
y desarrollo de estos niños. Por lo que la paternidad<br />
implicaría la ayuda con las cuentas, participación en<br />
atender al bebé, bañarlo, darle de comer, establecer<br />
reglas de disciplina, participar en los deberes escolares,<br />
llevarlo y traerlo de la escuela, conocer a los amigos,<br />
entre otros.<br />
De esta manera, puede mencionarse que los estudios<br />
abordados hasta el momento sobre la temática de<br />
crianza de niños con discapacidad permiten observar<br />
que se ha indagado por un lado las características del<br />
niño, mientras que por el otro, se ha tomado en cuenta<br />
a la familia, empero, se torna relevante considerar<br />
también el punto de vista que tienen los mismos niños<br />
sobre la crianza paterna desde su experiencia personal.<br />
Por tal motivo, el objetivo de la presente investigación<br />
fue identificar estas tareas percibidas por niños con<br />
discapacidad intelectual a fin de observar las actividades<br />
de este tipo que son consideradas importantes<br />
para ellos en este proceso.<br />
Asimismo es importante mencionar como limitantes<br />
del estudio que los resultados obtenidos deben<br />
analizarse con precaución, esto es así, puesto que al<br />
ser una investigación cualitativa los resultados pueden<br />
considerarse como no generalizables, sin embargo,<br />
acorde con el criterio de interpretación de datos de los<br />
estudios cualitativos que menciona Pocovi (<strong>19</strong>99), las<br />
generalizaciones son especulativas o simplemente no<br />
se dan. Además, el interés fundamental es aproximarse<br />
a un conocimiento más profundo de una situación en<br />
concreto describiendo el fenómeno en palabras propias<br />
del informante (Heath, <strong>19</strong>97), En este caso, identificar<br />
de manera específica la percepción que tienen los<br />
niños con discapacidad intelectual entre 9 y 12 años<br />
de edad que cursan de 4º a 6º grado de primaria en el<br />
Valle de Toluca de acuerdo con siete categorías que implican<br />
actividades de crianza realizadas por sus padres.<br />
MÉTODO<br />
Participantes<br />
El grupo de participantes seleccionados para este estudio<br />
fue de seis niños, compuesto por tres varones y tres<br />
mujeres, con las siguientes características: 1) niños con<br />
discapacidad intelectual; 2) tener un rango de edad de<br />
nueve a 12 años; 3) estar inscritos en 4°, 5° y 6° de primaria;<br />
4) contar con apoyo de las Unidades de Servicio<br />
y Apoyo a la Escuela Regular (USAER) en el Valle de<br />
Toluca.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Percepción de Tareas de Crianza en Niños con Discapacidad Intelectual | 41
Instrumento<br />
Se utilizó una entrevista semi-estructurada de tipo<br />
cualitativo, permitiendo así acceder a la percepción<br />
de las tareas de crianza de niños con discapacidad intelectual.<br />
Para este estudio, se diseñó un guión de entrevista<br />
conformado por un listado de siete tareas de<br />
crianza validadas por Robles y Oudhof (2010) como<br />
áreas generales a cubrir con cada informante, articulándose<br />
con preguntas abiertas de tipo experiencia/<br />
conducta, opinión, sentimientos y sensoriales, y preguntas<br />
cerradas, a fin de conducir la conversación con<br />
cada uno de los entrevistados. La guía de entrevista se<br />
estructuró de la siguiente manera: 1) comunicación<br />
entre padres e hijos, donde se abordaron los hábitos<br />
de contacto fijo y contestar preguntas, jugar juntos<br />
y tener contacto físico, atención a las reacciones del<br />
niño, solución de problemas de contacto y mostrar los<br />
sentimientos y pensamientos por parte del educador;<br />
2) aceptación del hijo como persona, en donde las<br />
preguntas se dirigen al tema de aceptar y apoyar las capacidades<br />
y carencias individuales; 3) provisión de<br />
recursos materiales, donde se pregunta acerca de la<br />
oferta de objetos de uso corriente que estimulan el desarrollo<br />
del niño; 4) control sobre las acciones del hijo,<br />
en donde se indaga sobre los premios, consecuencias<br />
y acuerdos sobre su conducta; 5) salud física y mental,<br />
rubro en el que se investiga la alimentación correcta,<br />
la condición física, la información auditiva y visual,<br />
así como la salud mental; 6) límites materiales/físicos<br />
y expectativas del educador, y 7) ambiente y vivienda,<br />
área en la que se indaga sobre el cuidado del hogar y el<br />
entorno de vida. Subsiguientemente la primera versión<br />
de la guía se sometió a un proceso de validación por<br />
jueces con un grupo de cinco expertos en la materia.<br />
Después, la guía permitió organizar la información<br />
de forma clara y específica para comenzar el análisis de<br />
dicha información.<br />
Procedimiento<br />
Partiendo de la estadística de los alumnos que son atendidos<br />
por los profesionales de las USAER en el ciclo escolar<br />
2009-2010 se seleccionaron de cada escuela primaria<br />
a dos alumnos con diagnóstico de discapacidad<br />
intelectual que estuviesen cursando de 4° a 6°. Se contactó<br />
con los directores de cada USAER y de cada primaria<br />
para explicarles el objetivo del estudio, solicitar<br />
su colaboración y obtener los permisos oportunos. Un<br />
equipo de campo integrado por dos personas acudió<br />
a las primarias en fechas y horas previamente acordadas;<br />
uno de ellos llevó a cabo las entrevistas semiestructuradas,<br />
mientras que el otro las videograbó.<br />
Las entrevistas se realizaron de forma individual a los<br />
alumnos con discapacidad intelectual en los salones de<br />
las USAER de las escuelas primarias donde asisten, a<br />
quienes se contextualizó antes y después de la interacción,<br />
describiéndoles la situación y el propósito de<br />
la investigación. El tiempo promedio de duración<br />
de las entrevistas fue de 40 a 60 minutos. En el procesamiento<br />
de la información se realizaron transcripciones<br />
escritas y enseguida se rescataron algunos significados<br />
en el ámbito de la experiencia personal de los niños<br />
para obtener la percepción sobre las tareas de crianza<br />
que realizan sus padres desde su propio punto de vista.<br />
RESULTADOS<br />
Los resultados obtenidos se presentan a continuación,<br />
de acuerdo con cada una de las categorías de análisis<br />
indicadas anteriormente.<br />
Comunicación entre padres e hijos<br />
En la presente categoría de análisis los niños con discapacidad<br />
intelectual perciben que la comunicación<br />
que mantienen sus padres con ellos se lleva a cabo por<br />
tres actividades de crianza. La primera se refiere a los<br />
hábitos de contacto fijos y contestar preguntas a través<br />
de gritos y/o golpes, instrucciones sin supervisar y<br />
asertividad:<br />
“Me da patadas en la pierna, me grita feo, siento<br />
feo, pero me regaña por mi bien.”<br />
“Haz eso, haz lo otro; por ejemplo, hago la tarea<br />
mientras mi pa juega nintendo.”<br />
“Por favor pon tus juguetes, cuida a tus hermanos,<br />
les digo sí y gracias de decirme por favor, me dicen<br />
gracias porque has ayudado y siento que me quieren<br />
mucho.”<br />
La segunda actividad que perciben los niños se refiere<br />
a jugar juntos y tener contacto físico, donde la participación<br />
de ambos padres se da con igual incidencia,<br />
manifestándose con diversidad de juegos que les<br />
provocan respuestas de afecto positivas, lo que implica<br />
42 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Luis Antonio Hernández • Hans Oudhof • <strong>No</strong>rma Ivonne González Arratia • Erika Robles • Susana Silvia Zarza
contacto físico, y muestra que los niños con discapacidad<br />
intelectual perciben que sus padres toman en<br />
cuenta su diversión y lo afectivo como actividades<br />
de su crianza. Lo anterior puede observarse en los<br />
siguientes discursos:<br />
“Jugamos fútbol en el patio de la casa o en el<br />
parque.”<br />
“Jugamos escondidas, la traes, basta, listones, agua<br />
clara, a los bebés, pelota; siento que me quieren<br />
mucho.”<br />
“Cuando jugamos me abrazan y me agarran las<br />
manos.”<br />
En lo que respecta a la tercera actividad de crianza los<br />
infantes perciben que sus padres ponen atención a sus<br />
reacciones puesto que conocen sus gustos, les enseñan<br />
a identificar sentimientos y saben cuando se cansan al<br />
jugar:<br />
“Ella sabe que a mí me gustan todas las novelas.”<br />
“Me gustan las maquinitas, las computadoras.”<br />
“Me gustan matemáticas, geografía, historia, español<br />
y todas las materias.”<br />
“Me enseñan cuando estoy triste y cuando tengo<br />
risa.”<br />
“Me dicen mis pas: ¿ya te cansaste?, y les digo sí.”<br />
Aceptación del hijo como persona<br />
Los comentarios de los participantes tienen una tendencia<br />
manifiesta a percibir que sus papás los aceptan<br />
con sus características propias, aceptación que refieren<br />
no sentir cuando existe agresión física de sus padres<br />
hacia ellos. Además, los niños consideran que les reconocen<br />
sus habilidades y los motivan en sus limitaciones,<br />
aspectos que se ejemplificaron en los discursos de<br />
los participantes:<br />
“Mis papás me quieren mucho, mucho.”<br />
“Saben que puedo ir a comprar tortillas, que se<br />
bailar.”<br />
“Saben que puedo jugar maquinitas.”<br />
“<strong>No</strong> me quieren porque me pegan.”<br />
Recursos materiales suficientes<br />
Los discursos del grupo de participantes coinciden en<br />
que la provisión de bienes tangibles que proporcionan<br />
los padres atienden necesidades de orden material y<br />
biológico, siendo acordes con el género, tanto en comprar<br />
juguetes, procurar el arreglo personal, alimentarlos<br />
y facilitar dinero.<br />
“Me compran muñecas, cocinetas.”<br />
“Me dan carros, pelotas para jugar.”<br />
“Me compran ropa, pero a veces yo le digo no<br />
mamá no me gusta; me dice: póntela por tu bien, y<br />
ya me la pongo.”<br />
“Me dan guisado, galletas, Sabritas, tortas, refresco.”<br />
“Me dan dinero y me lo gasto en chucherías; en bofos,<br />
en chicles, en refrescos, en agua.”<br />
Control sobre las acciones del hijo<br />
Los niños con discapacidad intelectual perciben que<br />
el control que tienen sus padres sobre las actividades<br />
que tienden a realizar es dirigido principalmente por la<br />
figura masculina, considerando, además, que cuando<br />
no obedecen a sus padres la consecuencia será recibir<br />
golpes y/o regaños. Muestra de ello se observó en los<br />
comentarios dados por los participantes:<br />
“Me regañan porque no hago nada, no ayudo a mi<br />
mamá por flojera, nomás me gritan, haz eso, haz lo<br />
otro; estás castigada, me dicen.”<br />
“Me pega, me pellizca la pierna, el hombro, a veces<br />
en la oreja.”<br />
“Me pega con el cinturón en todas partes.”<br />
“Quien manda es el esposo de mi mamá, él me dice<br />
que haga las cosas; él me regaña, pero él no me puede<br />
pegar, pero mi mamá sí.”<br />
Cuidado de la salud física y mental<br />
Los niños con discapacidad intelectual perciben el cuidado<br />
de la salud física y mental que les proporcionan<br />
sus padres en cuatro actividades de crianza: alimentación,<br />
información auditiva y visual, salud mental, y<br />
condición física:<br />
“Me dan de comer pan, sopa, arroz, frijolitos, verduras,<br />
frutas, refresco, galletas.”<br />
“Me limpiaron el oído, tenía borusitas.”<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Percepción de Tareas de Crianza en Niños con Discapacidad Intelectual | 43
“Me revisaron el oído y se siente como agua caliente<br />
y como me muevo me duele mucho.”<br />
“Me dicen: inténtalo, inténtalo, inténtalo.”<br />
“Me cuidan”<br />
“Hago ejercicio en el CREE (Centro de rehabilitación<br />
de Educación Especial).”<br />
Límites y expectativas<br />
La existencia de reglas impuestas por los adultos que<br />
perciben los niños con discapacidad intelectual en su<br />
medio ambiente aluden a que no hay horarios fijos<br />
para hacer la tarea ni para dormir. Mientras que consideran<br />
que las expectativas que tienen sus padres se<br />
enfocan a mantener un buen comportamiento, tanto<br />
en casa como en la escuela.<br />
“La tarea la hago de cuatro a cinco, de tres a cuatro,<br />
o en la noche.”<br />
“Que me porte bien, me dicen, échale ganas a la<br />
escuela.”<br />
Ambiente y vivienda<br />
En la presente categoría es importante mencionar que<br />
la información proporcionada a través de los discursos<br />
del grupo de participantes produjo un reporte de entrevista<br />
sin relevancia.<br />
DISCUSIÓN<br />
Los niños con discapacidad intelectual que viven en el<br />
Valle de Toluca y que se encuentran cursando la primaria<br />
perciben seis tareas de crianza de un total de siete<br />
que han sido validadas por Robles y Oudhof (2010).<br />
Esta tarea es la concerniente al ambiente y vivienda,<br />
posiblemente no la reconocen debido a que consideran<br />
que la estructura física de la casa donde se desarrollan<br />
no es la adecuada, y que sus padres no les facilitan las<br />
circunstancias o condiciones sociales y culturales que<br />
necesitarían, elementos considerados en la definición<br />
de dicha tarea (Rink, 2008). De las seis actividades de<br />
crianza que reconocen es importante mencionar la<br />
percepción que manifestaron, en líneas siguientes:<br />
De manera general puede señalarse que la percepción<br />
de las tareas de crianza de los niños con discapacidad<br />
intelectual parece estarse vinculando directamente<br />
con las dimensiones generales del proceso de socialización<br />
paterna, en el cual los padres dan afectividad,<br />
responden a las necesidades de los hijos, ejercen control<br />
y disciplinan la conducta, tal y como lo precisan<br />
Palacios y Moreno (<strong>19</strong>99).<br />
Un segundo hallazgo del presente estudio revela<br />
que los niños tienen la percepción generalizada de que<br />
en las actividades de crianza relacionadas con la comunicación<br />
entre padres e hijos, la aceptación del hijo<br />
como persona y el control sobre las acciones del<br />
hijo prevalece como una opción el mantenimiento de<br />
una comunicación directa y un control de la conducta<br />
bajo la tendencia de ser castigados y/o golpeados si<br />
no cumplen con las expectativas, como es ajustarse a<br />
las reglas. Esto podría explicarse a partir del punto de<br />
vista de las relaciones de poder, puesto que tomando<br />
como referencia las puntualizaciones de Torres, et al.<br />
(2008), es usual que padres y madres se impongan con<br />
sus hijos e hijas y como en toda interacción de imposición<br />
frecuentemente se presenta violencia, ya sea<br />
física o psicológica. Cabe hacer notar que dicha información<br />
surgió en el reporte de las entrevistas llevadas<br />
a cabo con el grupo de participantes con los que se trabajó,<br />
y por tanto debe ser analizada con precaución y<br />
sin intención de ser generalizada a todas las familias<br />
con niños con discapacidad intelectual.<br />
En tanto, un tercer hallazgo general podría indicar<br />
que los niños perciben en las tareas de crianza una<br />
de las funciones primordiales que precisan Palacios y<br />
Rodrigo (2001), relacionada a la provisión de un clima<br />
de afecto y apoyo, puesto que manifiestan sentirse cuidados<br />
y elogiados.<br />
Por otra parte, en relación a la comunicación entre<br />
padres e hijos pueden mencionarse dos puntos; en el<br />
primero, quizá exista una relación entre la idea que<br />
tienen los padres sobre la educación con lo expuesto<br />
por los niños al percibirla como un bien, sin importar<br />
la actividad de preferencia para llevarlo a cabo, tal y<br />
como lo apunta Diez (<strong>19</strong>92), quien alude que los padres<br />
suponen que deben educar a los hijos, traduciendo esta<br />
educación como corregir, disciplinar, aconsejar, guiar,<br />
enseñar, etc. El segundo punto se refiere a la importancia<br />
que tiene el juego en la dinámica familiar, debido<br />
a que en los resultados se encontró como una actividad<br />
que realizan ambos padres y genera afecto a los niños<br />
y que se relaciona con lo expuesto por Parke (<strong>19</strong>86),<br />
aludiendo a que los padres ejercen un papel primordial<br />
en el desarrollo de sus hijos al jugar con ellos, acari-<br />
44 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Luis Antonio Hernández • Hans Oudhof • <strong>No</strong>rma Ivonne González Arratia • Erika Robles • Susana Silvia Zarza
ciarlos, hablarles, representando así diversos modos<br />
de influencia sobre ellos. Por lo demás, Losada (2006)<br />
indica que el juego es un medio placentero, en el cual<br />
el niño expresa diferentes pensamientos y emociones.<br />
En cuanto a la percepción que tienen sobre la<br />
oferta de artículos para su desarrollo, la tendencia<br />
generalizada en poseer juguetes acordes al sexo puede<br />
explicarse a partir de la influencia cultural transmitida<br />
en los grupos familiares, puesto que Martínez y Vélez<br />
(2009) precisan que el claro predominio de los efectos<br />
tradicionales y de género que los niños adquieren en el<br />
seno familiar marca su aptitud ante los juguetes.<br />
Asimismo, es importante aludir que la percepción<br />
que muestran los niños al ubicar a la figura paterna<br />
como el principal educador que manda en casa<br />
puede indicar los efectos del contexto sociocultural en<br />
el que se desenvuelven los menores, como lo señala<br />
Nava (<strong>19</strong>99), quien manifiesta que el padre debe ser el<br />
jefe de su familia, la autoridad y poseer la representatividad<br />
social, ser el principal proveedor económico y<br />
el protector de su cónyuge e hijos. Asimismo, podría<br />
entenderse desde el punto de vista que manifiesta que<br />
en la familia cada uno de los integrantes tiene un papel<br />
especial y los conflictos se dan cuando alguno de<br />
los integrantes no cumple con la función asignada y<br />
asume que el poder lo tiene el padre, por ser el jefe de<br />
familia y el proveedor (Torres, et al., 2008).<br />
De esta forma, los resultados obtenidos en el presente<br />
estudio permiten concluir que los niños con<br />
discapacidad intelectual reconocen las actividades de<br />
crianza que realizan sus padres en la interacción con<br />
ellos, con base en tres aspectos importantes: 1) la relevancia<br />
que tienen los afectos cuando se es educado,<br />
privilegiando la existencia del contacto físico y emocional;<br />
2) el comportamiento se disciplina a través de<br />
diversas actividades de crianza como las asertivas y; 3)<br />
el control al que se debe estar sujeto está guiado, en<br />
primer instancia, por el padre de familia.<br />
Por último, cabe mencionar que se sugiere continuar<br />
con diversos estudios que permitan tener una<br />
comprensión integral acerca de la crianza de los niños<br />
con discapacidad intelectual, indagando tópicos como<br />
las tareas de crianza que realizan sus madres, el papel<br />
que tiene ésta en la educación de la sexualidad, en la<br />
relación con los hermanos, en la edad escolar y en<br />
el ciclo vital de la familia.<br />
Referencias<br />
Cano, G. (2005). Escuela de orientación a padres. Nuevos<br />
enfoques. Toluca: DIF Estado de México.<br />
Ceballos, E. & Rodrigo, M. (2001). Las metas y estrategias<br />
de socialización entre padres e hijos. En M. Rodrigo<br />
y J. Palacios (Eds.), Familia y desarrollo humano (pp.<br />
225-243). Madrid: Alianza.<br />
Coloma, J. (<strong>19</strong>93). La familia como ámbito de socialización<br />
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46 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Luis Antonio Hernández • Hans Oudhof • <strong>No</strong>rma Ivonne González Arratia • Erika Robles • Susana Silvia Zarza
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. 47-57 ISSN 1405-0943<br />
Análisis Comparativo de las Repercusiones<br />
de la Migración Paterna en un Grupo de<br />
Estudiantes de Quito<br />
Comparative Analysis of the Impact of Parental Migration in a Group of Students<br />
from Quito<br />
Natalio Carrasco García*<br />
Programa de Educación, UNICEF – Ecuador<br />
RESUMEN<br />
Aunque el fenómeno de la migración en Ecuador no es nuevo, existe una reciente preocupación por la situación de los<br />
hijos e hijas de emigrantes que se quedan en el país mientras uno o ambos progenitores han emigrado. En este estudio<br />
ex post facto prospectivo se presentan algunas de las posibles repercusiones psicosociales y educativas que pueden<br />
presentar los menores. Para ello se han comparado las respuestas de un cuestionario diseñado para tal fin, de un grupo<br />
de hijos/as de migrantes con las de otro cuyos padres no habían migrado. Sólo se han hallado diferencias significativas<br />
en cuatro de los 28 ítems de la encuesta. También se ha llevado a cabo un análisis comparativo dentro del grupo<br />
de hijos/as de migrantes sobre cómo viven el proceso migratorio paterno (valoración general, influencia personal y<br />
frecuencia de contacto). Se han hallado mejores valoraciones cuando quienes migran son ambos progenitores y existe<br />
comunicación en la familia. Finalmente se alerta sobre la presencia de discursos estigmatizantes hacia este colectivo.<br />
Descriptores: menores, migración, cuestionario, factores psicosociales.<br />
ABSTRACT<br />
Although the phenomenon of migration in Ecuador is not new, there is a recent concern about the situation of children of<br />
migrants who stay at home while one or both parents have migrated. In this prospective study ex post facto we have discussed<br />
some of the psychosocial and educational potential impacts that may occur in children. To do this we compared the<br />
responses of a questionnaire designed for this purpose in a group of children of migrants with another group whose parents<br />
had not migrated. Only significant differences were found in 4 of the 28 survey items. We have also carried out a comparative<br />
analysis within the group of children of migrants about how they live their parent’s migration process (overall assessment,<br />
personal influence and frequency of contact). Best ratings were found when those who migrate are both parents and<br />
there is communication within the family. Finally warns about the presence of stigmatizing speeches against this group.<br />
Keywords: children, migration, questionnaire, psychosocial factors<br />
*Para correspondencia: Natalio Carrasco García. Doctorando de la <strong>Universidad</strong> de Almería (España) del programa Psicología Jurídica y Criminología.<br />
E-Mail: ncarrasco@cop.es.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Análisis Comparativo de las Repercusiones de la Migración Paterna... | 47
Ecuador experimentó entre los años <strong>19</strong>95 y 2000 uno<br />
de los empobrecimientos más acelerados en la historia<br />
de América Latina, que vino acompañado de una<br />
mayor concentración de la riqueza, lo que se tradujo<br />
en un aumento masivo del desempleo, reducción de<br />
inversiones sociales, inseguridad ciudadana, deterioro<br />
de la calidad de vida y desconfianza en las oportunidades<br />
que brinda el país (Acosta, López y Villamar,<br />
2006). Las causas de este desastre hay que buscarlas en<br />
factores económicos (caída de los precios del petróleo,<br />
deuda externa) y políticos (entre los años <strong>19</strong>96 al 2005<br />
ecuador tuvo siete gobiernos diferentes).<br />
Una de las consecuencias más destacables de esta<br />
situación fue la masiva migración de personas ecuatorianas<br />
hacia Estados Unidos y España, principalmente,<br />
e Italia, en menor medida (Acosta, et al., 2006). Entre<br />
los motivos principales de la emigración ecuatoriana<br />
contemporánea destacan los factores económicos,<br />
ya que la migración es utilizada como una estrategia<br />
económica familiar (especialmente cuando quien emigra<br />
es la mujer o la pareja, Camacho y Hernández,<br />
2005), aunque no deben dejarse de lado otros factores<br />
que explican el fenómeno, como los psicológicos (percepciones<br />
y expectativas positivas respecto a la vida<br />
en el país de acogida y la formación de imaginarios<br />
sociales, el “sueño americano” o el “sueño europeo”),<br />
la formación de redes sociales o familiares y la exclusión<br />
social, unida a discriminación racial y de género<br />
(Camacho & Hernández, 2008; García, Ordóñez,<br />
& Santiago, 2009; Ramírez, 2009; Rodas, 2002; Ruiz,<br />
2002; Sánchez, 2004). El perfil socioeconómico de las<br />
personas que emigran correspondería al tipo “vulnerable”<br />
o “solvente”, seguido del perfil “pobre” y en menor<br />
medida “indigente” (Larrea & Farrow, 2004), ya que<br />
como señala Acosta, et al., (2006), quienes migran no<br />
son los más pobres, sino los sectores más empobrecidos.<br />
Por otro lado, se ha producido una creciente feminización<br />
en los procesos migratorios acaecidos en<br />
Ecuador (Moreno, 2006; Valenzuela & Bastidas, 2006).<br />
Como ejemplo de medida indirecta de las mujeres que<br />
están migrando, el Instituto Nacional de Estadística<br />
Ecuatoriano sitúa en el 47.5 % la salida de mujeres del<br />
país durante el 2008 (a nivel mundial entre el año 2000<br />
y 2005 el 49.6 % de las personas migrantes eran mujeres,<br />
Organización de la Naciones Unidas, 2006).<br />
Según Camacho y Hernández (2005), se está<br />
dando un creciente aumento de mujeres que están<br />
migrando solas por motivos de subsistencia familiar,<br />
dejando a su familia en el país de origen. Este dato es<br />
importante, ya que cuando quien emigra es la madre,<br />
los impactos psicosociales en los hijos e hijas que se<br />
quedan suelen ser más agudos. Se estima que alrededor<br />
de 284,027 niños, niñas y adolescentes (NNA) hijos/as<br />
de migrantes ecuatorianos han permanecido en<br />
Ecuador separados de sus progenitores. Los datos señalan<br />
que el 39.5 % de hombres y el 35.7 % de mujeres<br />
que emigraron antes del año 2005 dejaron en Ecuador<br />
un promedio de dos hijos/as. Cabe señalar que se da<br />
una menor aceptación a la salida del padre por parte<br />
de los varones y de la madre por parte de las mujeres<br />
(Morales y López, 2009).<br />
La emigración ha incidido en la creación de nuevas<br />
estructuras familiares, donde tanto la familia extensa<br />
como la red de amigos y vecinos han cobrado un<br />
rol importante en la crianza de los descendientes de las<br />
personas migrantes (Herrera, 2004). En muchos casos<br />
se siguen manteniendo las relaciones familiares a distancia,<br />
principalmente a través del contacto telefónico<br />
e Internet, dando lugar a la creación de un nuevo<br />
vínculo denominado familias transnacionales (Bryceson<br />
& Vuorela, 2001), formado por familias separadas<br />
pero que mantienen lazos afectivos, económicos, informativos<br />
y de poder.<br />
Resaltando este último aspecto, un hecho poco<br />
investigado ha sido la situación de los miles de niños,<br />
niñas y adolescentes (NNA), que han permanecido<br />
en Ecuador mientras que sus progenitores (al menos<br />
uno) han emigrado a otros países. Además, como destaca<br />
el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia<br />
(UNICEF, 2006), existen numerosos datos contradictorios<br />
en las investigaciones internacionales llevadas a<br />
cabo sobre las consecuencias psicosociales y educativas<br />
de los hijos/as de migrantes que se han quedado en el<br />
país de origen, debido a dificultades metodológicas,<br />
como son: problemas de calidad de las fuentes de información;<br />
problemas de confiabilidad y validez de los<br />
instrumentos de medición; ausencia de grupos de comparación<br />
en los estudios (incluir a hijos/as de personas<br />
que no han migrado).<br />
Entre las principales conclusiones apuntadas<br />
en estos estudios realizados desde varias perspec-<br />
48 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Natalio Carrasco García
tivas (Psicología, Sociología y Antropología), y metodologías<br />
diferentes (observación directa, uso de<br />
cuestionarios y test, entrevistas, etc.), destacan las<br />
siguientes: creación de pandillas juveniles, embarazos<br />
precoces y dificultades escolares (Fabara, 2007); efectos<br />
emocionales negativos y trastornos de conducta en<br />
los miembros de las familias de los migrantes (Vargas-<br />
Mendoza, Aguilar-Morales, García-Cortes & Romero-<br />
García, 2008; Vargas-Mendoza, Aguilar-Morales, Vásquez<br />
& Aguilar-Morales, 2004); sentimientos negativos<br />
que pueden contribuir a la merma de la autoestima<br />
(Zárate, León & Rivera, 2007); cambios en el comportamiento<br />
y el rendimiento escolar de los hijos (en el<br />
caso de ausencia materna) y maltrato físico y psicológico,<br />
que repercute en desequilibrios de tipo emocional<br />
y conductual (Ferrufino, Ferrufino & Pereira, 2007);<br />
tristeza, depresión y suicidio en casos extremos (Pinos<br />
& Ochoa, <strong>19</strong>99; Pribilsky, 2001); conducta agresiva,<br />
timidez, enuresis, tartamudeo, problemas de identidad<br />
de género (Hurtado, n.d.; Ochoa, <strong>19</strong>98; Pinos y Ochoa,<br />
<strong>19</strong>99); síntomas culturalmente similares a la depresión<br />
reactiva, como melancolía y rabia (Pribilsky, 2001);<br />
tener que asumir responsabilidades y roles maternos<br />
y paternos de forma prematura (González & Pesantez,<br />
2005; Herrera y Carrillo, 2005). Por otro lado, en un estudio<br />
realizado en Estados Unidos (Guarnaccia, <strong>19</strong>97),<br />
se sostiene que las repercusiones psicológicas en NNA<br />
migrantes (que residen en el país de acogida) se traducen<br />
en problemas de conducta en la infancia y en<br />
conflictos de identidad en la adolescencia, lo que conduce<br />
a dificultades escolares. Desde una perspectiva<br />
general, Camacho y Hernández (2005) señalan que la<br />
migración produce una desintegración familiar.<br />
Respecto a aspectos positivos de la emigración,<br />
destacan el logro por parte de los descendientes de<br />
migrantes de un mayor autocontrol y madurez, una<br />
mayor estabilidad económica y beneficios educativos<br />
y de salud (Pribilsky, 2001). En este sentido se señala<br />
que si el proceso migratorio de los padres se realiza informando<br />
previamente a los hijos/as desde un entorno<br />
no conflictivo se genera un sentimiento de confianza<br />
en ellos/as, ya que los impactos más fuertes, como los<br />
de abandono, depresión o incomprensión, se producen<br />
al inicio de la experiencia migratoria de uno u ambos<br />
progenitores (Herrera & Carrillo, 2005). Además se<br />
pueden paliar los posibles efectos negativos provocados<br />
por la ausencia de progenitores si los hijos/as de<br />
migrantes reconocen los esfuerzos de sus padres y<br />
además viven en un entorno saludable donde reciben<br />
atención y cuidados adecuados por parte de otros cuidadores<br />
y mantienen un contacto frecuente (telefónico,<br />
visitas, etc.) (Salazar, 2002).<br />
En cuanto al rendimiento académico, los estudios<br />
señalan que tiende a disminuir en los primeros momentos<br />
del proceso migratorio de los progenitores,<br />
para pasar a una fase de estabilización e incluso mejora<br />
(Herrera & Carrillo, 2005). Las remesas enviadas por<br />
los emigrantes pueden ayudar a mejorar el acceso a la<br />
educación de sus hijos/as y también permitir que estudien<br />
en un institución educativa privada (Calero, Bedi<br />
& Sparrow, 2009). Sin embargo, otro estudio apunta a<br />
que la migración paterna o materna aumenta la deserción<br />
y el abandono escolar (Macías & Reyes, 2004).<br />
Es interesante señalar las conclusiones de otro estudio<br />
(Aguilera, Carreño & Juárez, 2004a) respecto a<br />
la sintomatología depresiva, ya que en este caso no se<br />
encontraron diferencias entre adolescentes cuyos padres<br />
eran migrantes y aquellos que no lo eran, donde<br />
además se señala que es posible que la “cultura de la<br />
migración” presente en comunidades con un elevado<br />
índice de migración limite su influencia negativa.<br />
Por otro lado, Pedone (2006), Herrera y Carrillo<br />
(2005) señalan la existencia de discursos estigmatizantes<br />
hacia las familias migrantes por parte de los actores<br />
que interactúan con los NNA, como son los<br />
educadores y profesores, haciendo hincapié en una<br />
concepción moralista y psicológica sobre una visión<br />
social, económica o política. En relación a estas conclusiones<br />
Meñaca (2006) señala que existe una fuerte<br />
imagen negativa en la opinión pública de Ecuador<br />
(también presente en los discursos de los medios de<br />
comunicación) sobre las consecuencias familiares de la<br />
emigración (familias rotas, niños abandonados, entre<br />
otros) que contrasta con los beneficios económicos de<br />
las remesas. Este hecho se compara a su vez con las<br />
representaciones y testimonios de los menores que<br />
combinan costes afectivos y emocionales con ganancias<br />
y beneficios personales y familiares (Herrera &<br />
Carrillo, 2005).<br />
Carrillo (2005) señala que en ciudades pequeñas<br />
pueden darse en mayor medida efectos estigmatizantes<br />
o descripciones positivas sobre los hijos e hijas<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Análisis Comparativo de las Repercusiones de la Migración Paterna... | 49
de migrantes (se polariza más según la clase social);<br />
en cambio, en zonas rurales con elevados índices de<br />
migración no se producen estos efectos por ser éste un<br />
fenómeno más habitual.<br />
Dada la gran dispersión de datos, realidades verificables,<br />
lagunas y contradicciones sobre los efectos<br />
psicosociales experimentados por los NNA que se<br />
han quedado en Ecuador mientras que al menos alguno<br />
de sus progenitores ha emigrado (Paiewonsky,<br />
2007), y las pocas investigaciones que existen sobre<br />
este asunto (Camacho & Hernández, 2005) el presente<br />
artículo se plantea evaluar algunas de las posibles<br />
consecuencias psicológicas, sociales y educativas que<br />
la literatura especializada (a nivel internacional) ha<br />
sugerido que los hijos/as de emigrantes pueden presentar.<br />
Concretamente el objetivo general de este estudio<br />
ex post facto prospectivo (Montero & León, 2007)<br />
es comparar las respuestas de dos muestras de estudiantes<br />
(hijos/as de migrantes e hijos/as de padres que<br />
no han migrado) en un cuestionario diseñado para tal<br />
fin, para establecer si existen diferencias significativas.<br />
El objetivo secundario es describir algunas variables de<br />
cómo los hijos/as de migrantes viven el proceso migratorio<br />
paterno con respecto a: valoración general, influencia<br />
personal y frecuencia de contacto. El trabajo se<br />
realizó en Quito (Ecuador). La hipótesis es la siguiente:<br />
debido a que la muestra se recoge en un lugar donde<br />
existe un elevado índice migratorio (la denominada<br />
cultura de la migración), no hay diferencias significativas<br />
en las respuestas de uno y otro grupo (hijos de<br />
migrantes e hijos de no migrantes).<br />
MÉTODO<br />
Participantes<br />
Se han seleccionado dos muestras, una de NNA hijos/as<br />
de emigrantes, grupo 1 (G1) y otra muestra de<br />
NNA cuyos progenitores no habían emigrado, grupo<br />
2 (G2). Los participantes pertenecen a tres colegios de<br />
Quito seleccionados al azar, cuyos directores dieron el<br />
consentimiento para pasar los cuestionarios. Una vez<br />
descartados los que no habían superado la escala de<br />
sinceridad, la muestra final quedó compuesta por 126<br />
estudiantes (42 % chicas y 58 % chicos) con edades<br />
comprendidas entre los 12 y los 18 años, con una media<br />
de 15.3 años. Se han divididos en dos grupos similares<br />
en cuanto a características demográficas e idénticos<br />
en cuanto a número (63 estudiantes cada uno).<br />
Instrumentos<br />
Se elaboró un cuestionario piloto que fue evaluado y<br />
mejorado por un grupo de expertos. A continuación<br />
se administró en un colegio para evaluar su idoneidad.<br />
De esta primera versión preliminar se vio la necesidad<br />
de modificar el lenguaje y hacerlo más coloquial. En el<br />
cuestionario final se recogen datos de identificación y<br />
las preguntas a evaluar, diferenciadas en tres bloques:<br />
A y B; en las que se van valorar posibles diferencias<br />
significativas en las respuestas de uno y otro grupo<br />
referidas a la relación que mantienen con los padres,<br />
que se corresponden con las repercusiones psicosociales<br />
que la literatura señala como consecuencias de la<br />
migración paterna. En el bloque C se hacen preguntas<br />
en las que se van evaluar posibles diferencias en las respuestas<br />
dadas, dentro del grupo de hijos de migrantes:<br />
Bloque A: 1. ¿Qué tipo de relación mantienes con<br />
tu padre?, 2. ¿Qué tipo de relación mantienes con tu<br />
madre?, 3. ¿Has recibido atención y cuidados adecuados<br />
por parte de otras personas?, 4. ¿Cada cuánto<br />
hablas con tus padres de los problemas que te afectan?,<br />
5. ¿Te preguntan o tienen en cuenta tu opinión en decisiones<br />
familiares importantes?, 6. ¿Mantienes una<br />
buena comunicación con ellos?, 7. ¿Reconoces y valoras<br />
positivamente sus esfuerzos por darte una buena<br />
educación y salud?, 8. ¿Consideras que has recibido<br />
atención y cuidados adecuados de tus padres?<br />
Bloque B. Consecuencias que han tenido las experiencias<br />
familiares (siendo las posibles respuestas<br />
verdadero, falso o estoy en duda): 1. Me he sentido<br />
triste, 2. He mejorado mi rendimiento en la escuela,<br />
3. Ha empeorado mi autoestima, 4. He tenido que recibir<br />
ayuda por parte de profesores, 5. Siento que soy<br />
una persona más madura y responsable 6. He tenido<br />
que asumir responsabilidades en mi hogar de forma<br />
prematura, 7. He tenido algún tipo de problema psicológico<br />
o emocional, 8. Alguna persona me ha pegado<br />
o maltratado físicamente, 9. He recibido maltrato psicológico,<br />
10. He tenido que recibir algún tipo de ayuda<br />
médica, 11. He tenido que recibir algún tipo de<br />
ayuda psicológica, 12. Me he sentido discriminado por<br />
cosas que dicen en la televisión, periódicos, etc., 13.<br />
Me he sentido rechazado por mis vecinos o comuni-<br />
50 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Natalio Carrasco García
dad, 14. Ha mejorado mi situación económica, 15. La<br />
relación dentro de mi familia ha mejorado, 16. Me he<br />
vuelto más agresivo, 17. Me he vuelto más tímido, 18.<br />
Me he unido a una pandilla con la que comparto cosas<br />
en común, <strong>19</strong>. He sentido ira, rabia.<br />
Las preguntas 2, 3 y 6 han sido también formuladas<br />
en forma distinta para evaluar la veracidad de la<br />
respuesta de los/las participantes. Aquellos cuestionarios<br />
donde las respuestas a estas preguntas no eran respondidas<br />
de forma contraria (preguntas 2 y 3) o igual<br />
(pregunta 6) no han sido incluidos en el estudio.<br />
Bloque C: 1. Valoración general de la migración paterna,<br />
2. Consecuencias personales de la migración<br />
paterna, 3. ¿Te preguntaron que te parecía o pudiste<br />
dar tu opinión?, 4. ¿Mantenéis algún tipo de contacto?,<br />
5. ¿Cada cuánto tiempo os comunicáis?<br />
Procedimiento<br />
En primer lugar se solicitó al jefe de estudios de cada<br />
colegio adecuar una clase para pasar los cuestionarios<br />
a los dos grupos. Se dio las instrucciones a cada grupo<br />
indicando el anonimato del cuestionario y la no existencia<br />
de respuestas correctas o incorrectas, y se fueron<br />
disipando individualmente las dudas que surgían. Para<br />
determinar las características de la muestra (datos de<br />
identificación) se han utilizado análisis estadísticos<br />
de carácter descriptivo. Para analizar los resultados<br />
(respuestas a los bloques A y B) se ha utilizado el paquete<br />
estadístico SPSS para Windows (versión 16). La<br />
comparación entre los grupos se ha llevado a cabo mediante<br />
la prueba de Chi cuadrado en el caso de las variables<br />
categóricas, y la t de Student en el de las variables<br />
cuantitativas con un nivel de confianza del 95 %.<br />
Resultados<br />
En las respuestas al bloque A se han hallado diferencias<br />
significativas (p
Bloque B: En la pregunta referida a las consecuencias<br />
que ha tenido la relación familiar, se han hallado diferencias<br />
significativas en dos de los <strong>19</strong> ítems analizados:<br />
“me he sentido triste” (ítem 1) (χ2 (2, 126) = 8.860,<br />
p
En el bloque C se ha llevado a cabo un análisis descriptivo<br />
en el que se ha realizado una comparación de<br />
las respuestas solamente del G1 (hijos/as de migrantes).<br />
Los principales resultados son los siguientes: en<br />
el 52.38 % de los casos (n= 33) sólo había migrado el<br />
padre, el 22.22 % (n= 14) sólo la madre y en el 25.40<br />
% habían migrado ambos (n= 16). Dependiendo de<br />
quien migre existen diferencias tanto en la valoración<br />
general que hacen los NNA sobre los costes y beneficios<br />
de la migración paterna (véase Tabla 3), como en<br />
la valoración sobre como les ha afectado la migración<br />
paterna (véase Tabla 4). En ambos casos la valoración<br />
de la respuesta podía ser: “positiva”, “negativa” o “no lo sé”.<br />
Existen diferencias en la valoración general y en las<br />
consecuencias personales que los participantes otorgan<br />
a la migración paterna en función de si pudieron<br />
o no opinar en la decisión tomada por uno o ambos<br />
padres. El 33.33 % (n=21) afirma que pudo dar su opinión<br />
mientras que el 66.77 % (n= 42) dice lo contrario.<br />
En ambos casos la valoración de la respuesta podía<br />
ser: “positiva”, “negativa” o “no lo tengo claro” (véase<br />
Tabla 5).<br />
Tabla 3. Valoración general que hacen los NNA de la migración paterna dependiendo de si quien migra es el padre,<br />
la madre o ambos<br />
Padre Madre Ambos<br />
Positiva Negativa <strong>No</strong> lo se Positiva Negativa <strong>No</strong> lo se Positiva Negativa <strong>No</strong> lo se<br />
14<br />
42.42%<br />
10<br />
30.30%<br />
9<br />
27.27%<br />
6<br />
42.86%<br />
1<br />
7.14%<br />
7<br />
50.00%<br />
9<br />
56.25%<br />
2<br />
12.50%<br />
5<br />
31.25%<br />
Tabla 4. Valoración de los NNA de las consecuencias personales que la migración del padre, de la madre o de ambos<br />
tiene en sus vidas<br />
Padre Madre Ambos<br />
Positiva Negativa <strong>No</strong> lo se Positiva Negativa <strong>No</strong> lo se Positiva Negativa <strong>No</strong> lo se<br />
12<br />
35.36%<br />
10<br />
30.30%<br />
11<br />
33.33%<br />
6<br />
42,86%<br />
5<br />
35.71%<br />
3<br />
21,43%<br />
10<br />
62.50%<br />
4<br />
25.00%<br />
2<br />
12.50%<br />
Tabla 5. Valoración general y consecuencias personales que los NNA hacen de la migración paterna en función de si<br />
pudieron o no opinar ante la decisión de migrar de sus padres<br />
Positiva Negativa <strong>No</strong> lo se<br />
Posibilidad<br />
de opinar<br />
Valoración general<br />
Consecuencias<br />
personales<br />
10<br />
47.62 %<br />
7<br />
33.33 %<br />
4<br />
<strong>19</strong>.04 %<br />
8<br />
38.10 %<br />
7<br />
33.33 %<br />
6<br />
28.57 %<br />
Sin posibilidad<br />
de opinar<br />
Valoración general<br />
Consecuencias<br />
personales<br />
16<br />
38.10 %<br />
17<br />
40.48 %<br />
20<br />
47.62 %<br />
15<br />
35.71 %<br />
6<br />
14.28 %<br />
10<br />
23.81 %<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Análisis Comparativo de las Repercusiones de la Migración Paterna... | 53
Tabla 6. Valoración general y consecuencias personales que dan los NNA a la migración paterna en función de la<br />
frecuencia de comunicación con sus padres<br />
Positiva Negativa <strong>No</strong> lo se<br />
Mayor comunicación<br />
(Varias veces por semana)<br />
Valoración<br />
general<br />
Consecuencias<br />
personales<br />
20<br />
71.43%<br />
18<br />
64.29 %<br />
1<br />
3.57 %<br />
4<br />
14.29 %<br />
7<br />
25.00 %<br />
6<br />
21.43 %<br />
Menor comunicación<br />
(Varias veces al mes)<br />
Valoración<br />
general<br />
Consecuencias<br />
personales<br />
8<br />
24.24 %<br />
9<br />
27.27 %<br />
14<br />
42.42 %<br />
15<br />
45.45 %<br />
11<br />
33.33 %<br />
9<br />
27.27 %<br />
Existen diferencias notables en la valoración general y<br />
en la de las consecuencias personales de la migración<br />
paterna en función de las veces que padres e hijos se<br />
comunican; la valoración de la respuesta podía ser:<br />
“positiva”, “negativa” o “no lo tengo claro” (véase Tabla<br />
6). El 44.44 % (n= 28) afirma comunicarse varias veces<br />
por semana y el 52.38 (n= 33) lo hace varias veces al<br />
mes (dos personas aseguraban no tener ningún tipo de<br />
contacto).<br />
DISCUSIÓN<br />
En general se ha observado una gran paridad en las<br />
respuestas de ambos grupos, lo que sugiere dos posibles<br />
conclusiones acerca de la migración paterna: la<br />
primera, que no tiene necesariamente que ser perjudicial<br />
en el desarrollo psicológico, social y educativo<br />
de los menores que se han quedado en Ecuador al<br />
cuidado de alguno de los padres o de otros familiares,<br />
especialmente si el proceso migratorio de los padres<br />
se realiza informando con anticipación a los hijos/as<br />
desde un entorno no conflictivo (Herrera y Carrillo,<br />
2005), y además viven en un entorno saludable donde<br />
reciben atención y cuidados adecuados, y mantienen<br />
un contacto frecuente (telefónico, visitas, etc.) con sus<br />
progenitores (Salazar, 2002).<br />
La segunda conclusión sugiere que la migración<br />
paterna influye en una medida similar a la de otro<br />
tipo de situaciones conflictivas que afectan a los NNA,<br />
como pueden ser la separación de los padres, enfermedad<br />
de algún familiar cercano, problemas económicos,<br />
etc. Este hecho estaría más acorde con las representaciones<br />
y testimonios de los menores, que combinan<br />
costes afectivos y emocionales con ganancias y beneficios<br />
personales y familiares (Herrera & Carrillo, 2005).<br />
Por lo tanto, más que el proceso migratorio per se,<br />
es necesario establecer las condiciones por las cuales<br />
la migración de los padres repercute en beneficios en<br />
los NNA, o no interfiere en un desarrollo normalizado.<br />
Podemos aceptar, por tanto, la hipótesis de trabajo<br />
planteada y sugerir que en posteriores investigaciones<br />
que ahonden en el fenómeno se tenga en cuenta el factor<br />
que juega la denominada “cultura de la migración”<br />
(Aguilera, Carreño & Juárez, 2004a). A pesar de esto,<br />
se han encontrado cuatro preguntas en las que hijos/as<br />
de migrantes han respondido de forma significativamente<br />
diferente. Las conclusiones son las siguientes:<br />
1. El proceso migratorio paterno puede redundar<br />
en una mala relación con el padre. Esto puede ser debido<br />
a que el padre cuando emigra deja de tener lazos<br />
de unión con sus hijos/as, o que cuando es el que se<br />
queda no atiende las necesidades básicas de éstos.<br />
2. Como era de esperar, la frecuencia de comunicación<br />
entre padres e hijos sobre los problemas que<br />
afectan a los NNA es mayor entre las familias no migrantes,<br />
presumiblemente por la mayor cercanía física.<br />
Aunque este hecho no significa que exista una mala comunicación<br />
entre las familias migrantes, ya que como<br />
se ve en otra de las preguntas, la mayoría de ambos grupos<br />
sostienen que, en este sentido, es positiva.<br />
54 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Natalio Carrasco García
3. Respecto a los sentimientos que producen las<br />
principales consecuencias de la relación familiar, los hijos/as<br />
de migrantes viven el proceso migratorio de los<br />
padres con tristeza. En este sentido, la migración paterna<br />
es vivida por los NNA como un episodio triste<br />
pero no como un hecho traumático.<br />
4. A pesar de que los hijos/as de migrantes han<br />
respondido en mayor medida que las principales consecuencias<br />
de la relación familiar han supuesto un<br />
empeoramiento de su autoestima, el porcentaje de los<br />
NNA que han respondido en esa dirección es bastante<br />
bajo.<br />
Por otro lado, no se han hallado diferencias significativas,<br />
pero merecen un comentario los ítems “he<br />
tenido que asumir responsabilidades en mi hogar de<br />
forma prematura”, y “he tenido algún tipo de problema<br />
psicológico o emocional”. En el primero, aunque es<br />
el grupo de los hijos de migrantes quien obtiene una<br />
mayor puntuación, destaca que la mitad de los participantes<br />
han respondido negativamente a esta pregunta.<br />
Una posible explicación podría ser que son los familiares<br />
con los que se han quedado a cargo en quienes sigue<br />
cayendo la responsabilidad del hogar, o que los NNA se<br />
sienten capacitados para asumir cierto tipo de responsabilidades.<br />
En la pregunta relativa a sufrir algún tipo<br />
de problema psicológico destaca que ha sido el grupo de<br />
hijos de padres que no habían migrado quien obtiene<br />
una mayor puntuación, lo que podría indicar qué otro<br />
tipo de episodios relativos a separación familiar, problemas<br />
económicos, violencia doméstica, etc. son los<br />
más graves a los que se tienen que enfrentar estos NNA,<br />
sean hijos de migrantes o no. En el último análisis efectuado<br />
llama la atención qué tanto la valoración general<br />
como las consecuencias personales que los NNA hacen<br />
de la migración paterna, dependiendo de quien migre,<br />
es valorada positivamente en mayor medida cuando<br />
quienes migran son ambos progenitores. Este hecho sugiere<br />
que si el proceso migratorio es el resultado de una<br />
estrategia familiar más que la decisión de uno de los<br />
miembros de la pareja, los impactos en los NNA que<br />
se quedan podrían ser más positivos. Por otro lado, es<br />
de destacar que sólo un tercio de los NNA encuestados<br />
ha respondido que pudo dar su opinión antes de que<br />
alguno de sus padres migrara.<br />
En la presente investigación ha quedado reflejada<br />
la existencia de una correlación positiva ente la frecuencia<br />
de comunicación de padres e hijos y una descripción<br />
favorable de la valoración del proceso migratorio<br />
por parte de los NNA que se quedan, no siendo<br />
tan clara la relación que existe con respecto a la posibilidad<br />
de opinar antes de que los padres migraran.<br />
Por último queda señalar las repercusiones que<br />
se derivan de la presente investigación; siendo conscientes<br />
de las limitaciones en cuanto a la capacidad de<br />
generalización de la muestra seleccionada, podríamos<br />
señalar, en primer lugar, la necesidad de seguir analizando<br />
el fenómeno de la migración desde diferentes<br />
enfoques, teniendo especialmente en cuenta la escasa<br />
investigación que existe sobre el fenómeno (Camacho<br />
& Hernández, 2005). Segundo, es necesario desterrar<br />
ciertos discursos estigmatizantes referentes a las familias<br />
migrantes presentes en los medios de comunicación<br />
y en los discursos de profesores y educadores<br />
que interactúan con los NNA (hecho también referido<br />
en otras investigaciones, como las de Herrera y<br />
Carrillo, 2005; Pedone, 2006). Tercero, el trabajo de las<br />
autoridades, instituciones y organismos con competencia<br />
en el tema debe estar centrado en la supervisión<br />
de estos NNA bajo una óptica de normalización del<br />
fenómeno de la migración y en cualquier caso disponiendo<br />
en la medida de lo posible de cuantos recursos<br />
sean necesarios para facilitar el asesoramiento (a nivel<br />
económico, social, educativo, psicológico, etcétera),<br />
tanto a los emigrantes como a sus familias.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Análisis Comparativo de las Repercusiones de la Migración Paterna... | 55
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Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Análisis Comparativo de las Repercusiones de la Migración Paterna... | 57
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. 58-71 ISSN 1405-0943<br />
Bullying entre Pares y el Escalamiento de Agresión<br />
en la Relación Profesor-Alumno<br />
Peer Bullying and Aggressive Escalations in the Student-Teacher Relationship<br />
Brenda Mendoza González*<br />
Secretaría de Educación Pública, México<br />
RESUMEN<br />
El trabajo explora la relación entre el bullying entre pares, y entre alumnado y profesorado, ambos medidos<br />
desde la percepción del alumnado. Participaron 757 estudiantes de secundaria de escuelas públicas de Madrid.<br />
Se describen los tipos de adolescentes que participan en episodios de bullying entre pares (bullies, víctimas y no<br />
involucrados), y bullying entre profesorado (desafección, acoso, neutro). La relación identificada demuestra otra<br />
cara de la violencia y el bullying, demostrándose que el 51% de los estudiantes relacionados con escalamiento<br />
agresivo con el profesorado, también se involucra en situaciones de bullying en la relación con sus compañeros;<br />
detectándose que los estudiantes perciben un proceso de reciprocidad entre maltrato que reciben y ejercen hacia<br />
los profesores, proceso que facilita la escalamiento de agresión entre éstos y los alumnos.<br />
Descriptores: bullying, agresión, reciprocidad coercitiva, escalamiento, maltrato profesorado-alumnado.<br />
ABSTRACT<br />
This work explores the relationship between bullying among students and problems with teachers, both assessed from<br />
the students’ point of view. Participants were 757 adolescents from public secondary schools in Madrid, Spain. We<br />
detected two problems with teachers differing in their extent and seriousness. In both cases the adolescents perceive<br />
reciprocity between the aversive treatment they receive from teachers and the way they themselves treat them. The<br />
most widespread problem consists in a lack of opportunities, demotivation and disruptive behaviour. The most serious<br />
problem appears to involve an aggressive escalation. We found a relationship between these two faces of school<br />
violence, reflected in the fact that 51% of students involved in aggressive escalations with teachers also acknowledge<br />
bullying their schoolmates.<br />
Key words: bullying, aggression, students, problems with teachers, disruption<br />
*Para correspondencia: Dra. Brenda Mendoza González (Asesora Técnico Pedagógica en Subdirección de Operación), Dirección de Educación Especial.<br />
e-mail: brenmx@yahoo.com.mx.<br />
58 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Brenda Mendoza González
INTRODUCCIÓN<br />
La violencia y acoso escolar son fenómenos viejos;<br />
ambos son subtipos de agresión, por lo tanto, el bullying<br />
es violencia; sin embargo, la violencia escolar<br />
no se considera bullying, ya que existen características<br />
definitorias e éste, que al identificarlas permiten guiar<br />
las estrategias de atención.<br />
El estudio del bullying comenzó en la década de<br />
los setenta, convirtiéndose en objeto de investigación<br />
en <strong>No</strong>ruega; Dan Olweus fue el primero en describirlo,<br />
determinar su incidencia y crear programas de intervención<br />
(Olweus, <strong>19</strong>78). El bullying o su traducción en<br />
castellano como acoso escolar (Olweus, 2005) es un<br />
tipo de agresión que incluye conductas de maltrato físico,<br />
emocional, sexual, que se repite y prolonga a lo largo<br />
del tiempo; existiendo una relación de desequilibrio de<br />
poder entre el acosador y la víctima.<br />
Las investigaciones internacionales señalan que el<br />
tipo de bullying que con mayor frecuencia se presenta<br />
es la exclusión (no dejar participar a los compañeros<br />
en grupos de trabajo o lúdicos), escalando a agresión<br />
verbal, a la física, y en algunos casos puede llegar a niveles<br />
extremos, como abuso sexual, y uso de armas.<br />
Por lo que pueden desarrollarse estrategias de detección<br />
temprana comenzando por identificar a alumnos<br />
que son ignorados, que reciben burlas constantemente<br />
de los compañeros al participar en clase, así como al<br />
alumnado que solicita con frecuencia al profesorado<br />
trabajar solo (por alguna razón no trabaja en equipo).<br />
Conviene destacar que el bullying no es una conducta<br />
que “surge azarosamente”, ya que el agresor ha<br />
aprendido que maltratar a un compañero “le trae ganancias”<br />
a bajo costo, es decir, ocasionalmente recibe<br />
consecuencias negativas y generalmente obtiene lo que<br />
desea; el alumno agresor aprovecha las ocasiones en las<br />
que el profesorado confunde al bullying como conductas<br />
normales o que son parte de un juego (i.e. llamarse<br />
por apodos, “jugar a darse zapes”, esconder las propiedades<br />
de otros, entre muchas otras).<br />
El comportamiento de bullying no es una conducta<br />
que se consolida “de un día para otro”, ya que el alumno<br />
durante algún tiempo y en diversos escenarios (i.e.<br />
escuela, familia) aprende a usarla en el día a día para<br />
lograr lo que desea (i.e. poder, control, dinero, etc.),<br />
y en este proceso de aprendizaje se presentan eventos<br />
ambientales que facilitan que el alumno la use, es decir<br />
se le refuerza el uso de la conducta de bullying, debido<br />
a que generalmente su comportamiento no tiene consecuencias<br />
(i.e. el profesorado no lo castiga, e incluso<br />
en algunos casos sí lo hace con la víctima), y con el<br />
paso del tiempo los niños, adolescentes, jóvenes aprenden<br />
el valor funcional del comportamiento de bullying,<br />
por lo que extienden su uso a lo largo del tiempo (i.e.<br />
primaria, secundaria, bachiller) (Mendoza & Santoyo,<br />
2010).<br />
Tipos de alumnos que participan en bullying<br />
Tradicionalmente en las investigaciones de acoso escolar,<br />
los escolares se han clasificado como agresores,<br />
víctimas y espectadores. El análisis de Salmivalli, Lagerspetz,<br />
Bjórkqvist, Österman y Kaukiainen (<strong>19</strong>96),<br />
ofrece una muestra clara de esta tipología, identificando,<br />
a través del estudio, que no sólo los acosadores y<br />
sus víctimas influyen en el acoso escolar, sino también<br />
otros compañeros de la clase debido a sus acciones o<br />
ausencia de ellas. De acuerdo con este estudio, el 87%<br />
de los escolares ha asumido uno de los diferentes roles<br />
que existen en el acoso escolar, ya que existen los que<br />
establecen alianza con los agresores y se convierten en<br />
sus asistentes o secuaces, hay otros que se alinean con<br />
las víctimas y tratan de defenderlas, y por último están<br />
los testigos o mirones. Sin embargo, la evidencia<br />
empírica de otras investigaciones ha demostrado que<br />
los papeles de agresor, víctima y espectador permanecen<br />
uno o dos años (Boulton & Smith, <strong>19</strong>94; Salmivalli,<br />
Lappalainen & Lagerspetz, <strong>19</strong>98).<br />
Actualmente existe evidencia empírica que señala<br />
que los tipos de estudiantes involucrados en la violencia<br />
escolar son: agresor puro, víctima pura, espectador<br />
y otro tipo de estudiante que participa con un doble<br />
rol: víctima/bully (Austin & Joseph, <strong>19</strong>96; Boulton &<br />
Smith, <strong>19</strong>94; Salmivalli, et al., <strong>19</strong>96; Slee & Rigby, <strong>19</strong>93;<br />
Unnever, 2005). Por su parte, Eslea, Menesini, Morita,<br />
O´Moore, Mora-Merchán, Pereira, Smith y Zhang<br />
(2003), identifican a un estudiante más: el alumno<br />
neutral, definido como el que no se involucra en situaciones<br />
de acoso escolar o bullying.<br />
Ireland y Power (2004), definen a la víctima escolar<br />
como aquellos estudiantes que únicamente expresan<br />
recibir conductas agresivas de otros; al agresor escolar<br />
como aquellos que únicamente ejercen conductas de<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Bullying entre Pares y el Escalamiento de Agresión en la Relación Profesor-Alumno | 59
agresión hacia otros; a la víctima/agresor como los que<br />
reportan conductas indicativas de acosar a otros y de<br />
ser acosados por otros, y finalmente, definen a los “no<br />
involucrados” como estudiantes que no participan ni<br />
como víctimas, ni como agresores.<br />
En una reunión internacional organizada por el<br />
Centro Reina Sofía para estudios de violencia, Olweus<br />
(2005) presentó los roles de los participantes en el<br />
ciclo del bullying, expresando que existen ocho participantes:<br />
bully o bullies; seguidor o secuaz; seguidor<br />
(bully pasivo), seguidor pasivo (probable bully), testigo<br />
no implicado, posible defensor, víctima y defensor de<br />
víctima.<br />
Muchos han sido los esfuerzos para identificar<br />
las características del alumnado participante en este<br />
tipo de situaciones. Con respecto al bully, se ha identificado<br />
que es un estudiante que abusa de su fuerza<br />
para dominar a otros (suelen ser físicamente más<br />
fuertes que los demás), tiene dificultad para ponerse<br />
en el lugar de los otros (empatía) (Olweus, <strong>19</strong>93), exhibe<br />
actitudes intolerantes y elevada justificación de la<br />
violencia (Mendoza, 2006), así como comportamiento<br />
impulsivo, baja tolerancia a la frustración; dificultad<br />
para cumplir normas y comportamiento disruptivo<br />
(Kokkinos & Panayitou, 2004), interactúa negativamente<br />
con el profesorado y presenta problemas académicos<br />
(Natvig, Albrektsen & Qvarnstrom, 2001; Ma,<br />
2002). Este tipo de estudiantes son percibidos por sus<br />
compañeros como intolerantes y arrogantes, y al mismo<br />
como que se sienten fracasados. La mayoría de los<br />
estudios encuentra que entre los bullies hay más hombres<br />
que mujeres (Defensor del Pueblo, 2007), identificándose<br />
que una de las principales condiciones que<br />
lleva a ejercer la violencia es la identificación con el<br />
dominio de los demás, asociada al estereotipo masculino<br />
tradicional: “machismo” (Young & Sweeting, 2004).<br />
Los bullies tienen una fuerte orientación a dominar<br />
a los demás, cuyo comportamiento les funciona para<br />
obtener poder, comunicación y protagonismo, que<br />
no obtienen al exhibir un comportamiento distinto.<br />
Cabe plantear como hipótesis que estos problemas podrían<br />
llevarles también a establecer una relación coercitiva,<br />
de confrontación de poder, con determinados<br />
profesores, aunque esto ha sido muy poco investigado.<br />
Con respecto al alumnado víctima, se ha identificado<br />
que se encuentra en mayor riesgo de serlo cuan-<br />
do tiene escasas o nulas relaciones sociales; son tímidos,<br />
tienen alguna incapacidad o sobreprotección maternal<br />
(Hawker & Boulton, 2000; Monks & Smith, 2000), presentan<br />
déficits en habilidades asertivas (Kokkinos &<br />
Panayouotu, 2004), exhiben una conducta muy pasiva<br />
ante situaciones violentas, elevada inseguridad y baja<br />
autoestima (Olweus, 2001); la víctima es un estudiante<br />
hombre o mujer que se identifica con el estereotipo femenino<br />
tradicional (Mendoza, 2006).<br />
El alumnado que desempeña doble rol: víctimabully,<br />
es un tipo de víctima más reactiva, impulsiva, que<br />
exhibe incluso comportamiento antisocial (Olweus,<br />
2001). Se distingue por tener muy baja aceptación<br />
social y pocas habilidades para solucionar problemas<br />
(Andreou, 2001); son escolares que se encuentran en<br />
circunstancias de riesgo sociales y familiares (Monks<br />
& Smith, 2000).<br />
El alumnado que no se involucra en situaciones<br />
de bullying se caracteriza por ser un estudiante que no<br />
justifica el uso de la violencia, acepta la diversidad que<br />
exhiben sus compañeros de clase y exhibe tolerancia<br />
ante ellas, no es racista, sexista, y al parecer ha superado<br />
la dicotomía sexista, es decir, no se identifica con el<br />
estereotipo femenino o masculino tradicional, ya que<br />
incorpora la totalidad de los valores y comportamientos,<br />
tanto masculinos como femeninos inmersos en la<br />
sociedad (Mendoza, 2006).<br />
Maltrato en la interacción profesoradoalumnado<br />
Wilson y Herrnestein (<strong>19</strong>85) predicen que los niños<br />
coercitivos en el contexto escolar, muestran una baja<br />
preferencia por la conducta académica, ya que el valor<br />
relativo motivacional de la conducta agresiva exhibida<br />
es mayor al de su conducta académica. Dicho planteamiento<br />
ha sido comprobado empíricamente en estudios<br />
en los que se ha identificado que los niños que exhiben<br />
comportamiento agresivo se encuentran menos<br />
motivados para desarrollar tareas escolares (Santoyo,<br />
Colmenares, Figueroa, Cruz, & López, 2008). Esta<br />
predicción ha sido comprobada también con estudios<br />
de bullying (Mendoza & Santoyo, 2008), dicho riesgo<br />
disminuye cuando el alumnado tiene la percepción de<br />
recibir un apoyo por parte del profesorado (Natvig, et<br />
al., 2001). También se ha observado que los bullies y<br />
los bullies-víctima tienen más problemas de compor-<br />
60 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Brenda Mendoza González
tamiento disruptivo que sus compañeros (Kokkinos<br />
& Panayiotou, 2004); de hecho se ha encontrado que<br />
cuando el profesorado mantiene expectativas positivas<br />
sobre el rendimiento del alumnado se relaciona con<br />
menores tasas de bullying en la adolescencia, mientras<br />
que en edades anteriores las variables más relevantes,<br />
en este sentido, son la participación escolar de las familias<br />
y la calidad de la disciplina (Ma, 2002).<br />
Los estudios realizados sobre el comportamiento<br />
disruptivo reflejan que el profesorado dirige hacia el<br />
alumnado más críticas y menos comentarios positivos<br />
(Reynard & Sonuga-Barke, 2005), conductas que<br />
suelen reducir la motivación de los alumnos por el<br />
aprendizaje y el rendimiento (Wentzel, 2002). Cuando<br />
se pregunta a los alumnos tienden a atribuir su propio<br />
comportamiento disruptivo a falta de apoyo y de<br />
reconocimiento por parte del profesor (Bru, Stephens<br />
& Tosheim, 2002); por su parte, el profesorado identifica<br />
que emplea prácticas de disciplina coercitivas ante<br />
el comportamiento disruptivo del alumnado (Lewis,<br />
2001). La reacción coercitiva del profesor y la disrupción<br />
de los alumnos podrían así formar parte de una<br />
escalada coercitiva similar a la observada en contextos<br />
familiares (Patterson, <strong>19</strong>82) que podría, en determinadas<br />
condiciones, ser el origen de conductas instrumentales<br />
de características similares al acoso, tanto<br />
por parte del profesor como por parte de los alumnos.<br />
Con respecto al acoso en la relación profesoradoalumnado,<br />
hace más de 10 años Olweus (<strong>19</strong>93), identificó<br />
que el 2% del alumnado encuestado informaba<br />
recibir malos tratos por parte del profesorado, señalándose<br />
con ello a la primer investigación sensible al tema<br />
del maltrato del profesor hacia el alumno. Años más<br />
tarde este autor desarrolló otra investigación con una<br />
muestra de 5 100 profesores noruegos en escuelas elementales<br />
y bachillerato, detectando que el 10% exhibía<br />
maltrato hacia uno o más alumnos (Olweus, <strong>19</strong>99).<br />
En este sentido, Benbeneshty, Zeira y Astor (2002),<br />
han encontrado que la cuarta parte de los estudiantes<br />
de 7º a 11º curso evaluados a través del auto-informe<br />
en una muestra representativa de Israel declaran haber<br />
sido maltratados emocionalmente por algún miembro<br />
del equipo educativo; y el 18.7% dice haber sufrido<br />
alguna forma de maltrato físico. El hecho de ser<br />
maltratados por parte del profesor puede originar<br />
desanimo y pasividad, como se había descrito hace<br />
tiempo (Brophy, <strong>19</strong>85), o comportamiento disruptivo<br />
e incluso violencia en quienes lo padecen (Hyman &<br />
Perone, <strong>19</strong>98),; violencia que podrían dirigir hacia los<br />
profesores o hacia los compañeros.<br />
Son escasos los estudios científicos realizados sobre<br />
el bullying entre profesores y alumnos, en el Reino Unido<br />
Terry (<strong>19</strong>98) encontró que el 9.9% de los profesores de<br />
secundaria evaluados afirmó haber sufrido bullying por<br />
parte de sus alumnos, confirmándose la hipótesis según<br />
la cual los profesores novatos padecen dicha situación<br />
con mayor frecuencia que los otros, sin embargo, no se<br />
identificaron diferencias en el género del profesorado en<br />
su posición de víctimas. El 9.9% profesorado afirmó que<br />
conocen a profesores que reciben bullying de sus alumnos,<br />
y el 51.4% reconocer que por lo menos uno de sus<br />
compañeros lo dirige hacia sus alumnos.<br />
En Australia, Delfabbro, Winefield, Trainor, Dollard,<br />
Anderson, Metzer y Hammarstrom (2006), realizaron<br />
una investigación para conocer la relación de bullying<br />
entre profesorado y alumnado. Sus resultados reflejan<br />
que el alumnado victimizado por sus pares muestran<br />
un funcionamiento psicológico pobre, baja auto estima<br />
y baja auto imagen, mientras que los estudiantes víctimas<br />
de bullying del profesorado tienen menor capacidad<br />
académica (evaluada a través de las expectativas<br />
de los profesores), más probabilidad de implicarse en<br />
conductas de riesgo (i.e. uso de drogas) y una menor<br />
intención de acabar la escuela (condición que incrementa<br />
en cinco veces la probabilidad de ser víctima<br />
del bullying del profesor). Estos resultados reflejan que<br />
existe una clara relación entre falta de identificación<br />
con lo académico y riesgo de victimización por parte<br />
del profesor, pero no permiten conocer cuál es el punto<br />
de vista de estos alumnos sobre su comportamiento<br />
disruptivo, y hasta qué limite lo llevan, ni si lo reconocen<br />
de naturaleza diferente o similar al maltrato que<br />
afirman recibir. Para responder a estos interrogantes<br />
es preciso estudiar el punto de vista de los estudiantes<br />
sobre su participación en los papeles del acoso escolar<br />
–agresor, víctima, espectador y víctima-bully, y<br />
en las dos relaciones que se producen en el aula –entre<br />
compañeros y con profesores–. El objetivo general del<br />
trabajo que aquí se presenta está basado en el punto<br />
de vista de los estudiantes, que pretende de forma específica:<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Bullying entre Pares y el Escalamiento de Agresión en la Relación Profesor-Alumno | 61
1) Delimitar las principales situaciones respecto a la<br />
participación en bullying entre iguales, considerando<br />
tanto el papel de víctima como el de acosador<br />
(bully), e incluyendo conductas de distinta<br />
naturaleza: exclusión, agresiones de gravedad<br />
media y de gravedad extrema.<br />
2) Delimitar las principales situaciones respecto a<br />
la participación en los problemas de interacción<br />
que surgen con los profesores, en las que la víctima<br />
pueda ser el alumno y en las que pueda serlo<br />
el profesor, e incluyendo problemas de falta de<br />
vinculación, rechazo, discriminación y agresiones<br />
de distinto nivel de gravedad.<br />
3) Comprender qué relación existe entre el trato que<br />
declaran recibir y ejercer en su interacción con<br />
los profesores, en las situaciones mencionadas en<br />
el objetivo anterior.<br />
4) Conocer qué relación existe entre el papel que los<br />
adolescentes reconocen desempeñar en situaciones<br />
de bullying entre iguales y en los problemas<br />
de interacción con los profesores que se detecten<br />
al emplear una metodología similar.<br />
En esta investigación se busca ofrecer información<br />
que no se limite a describir e identificar variables que<br />
influyen en el proceso de aprendizaje del bullying entre<br />
pares, si no que desde una perspectiva integral se<br />
explorará el proceso de reciprocidad coercitiva entre<br />
profesorado y alumnado, así como su relación con la<br />
participación de este último como bully o víctima en<br />
episodios de bullying entre compañeros, episodios que<br />
innegablemente afectan la calidad educativa.<br />
MÉTODO<br />
Participantes<br />
Participaron 757 sujetos (54% varones y 46% mujeres),<br />
con edades comprendidas entre 12 y 18 años de edad,<br />
75% españoles y 25% extranjeros. Los sujetos estaban<br />
inscritos en tres institutos de educación secundaria obligatoria<br />
(ESO) de Madrid (zona norte, centro, y sur).<br />
Instrumentos<br />
En esta investigación se han utilizado dos instrumentos<br />
de evaluación:<br />
1. Cuestionario sobre la violencia entre iguales en la<br />
escuela (Díaz-Aguado, Martínez Arias y Martín<br />
Seoane, 2004)), derivado del utilizado en el estudio<br />
sobre la violencia escolar del Defensor del<br />
Pueblo (2007), que sigue la misma metodología<br />
utilizada desde Olweus (<strong>19</strong>78) para la evaluación<br />
del bullying en iguales. Consiste en preguntar por<br />
la frecuencia (nunca, alguna vez, a veces, a menudo)<br />
con la que se han sufrido como víctima o<br />
ejercido como agresor una serie de 15 situaciones,<br />
que van desde el aislamiento hasta las agresiones<br />
con armas. El coeficiente alpha de crombach,<br />
para el total de la prueba, es de .75 Consta de dos<br />
escalas en función del papel desempeñado en el<br />
bullying. La escala de victimización incluye tres<br />
factores: exclusión (“Mis compañeros me ignoran,”<br />
“hablan mal de mí”...); 2) víctimizacion de<br />
gravedad media (“me roban cosas,” “me pegan,”<br />
“me llaman por motes que me ofenden”); 3) victimización<br />
de gravedad extrema (“me amenazan<br />
con armas,” “me obligan con amenazas a situaciones<br />
de carácter sexual,” “me obligan a hacer<br />
cosas que no quiero con amenazas”...). La escala<br />
de agresión consta de dos factores: 1) exclusión<br />
y agresión de gravedad media “rechazar”, insultar,<br />
“llamar por motes que ofenden”, “esconder cosas”;<br />
2) y agresión grave (obligándole a hacer cosas que<br />
no quiere con amenazas, robándole cosas, amenazándole<br />
con armas, pegándole, amenazándole<br />
para meterle miedo”...).<br />
2. Cuestionario de Maltrato en la Interacción profesor-alumno<br />
(Mendoza, 2006), que se ha elaborado<br />
adaptando la metodología empleada en los estudios<br />
sobre bullying a la peculiaridad de los problemas<br />
que se producen en las relaciones entre<br />
alumnos y profesores. Incluye dos escalas: sobre<br />
la victimización que sufre el alumno y la que<br />
ejerce sobre el profesor. La primera escala consta<br />
de 16 situaciones que, según el análisis factorial,<br />
se agrupan en cuatro factores: 1) trato discriminatorio<br />
(“el profesor me tiene manía”, “me regaña<br />
más que a otros aún cuando mi comportamiento<br />
es parecido”; “me amenaza”, “me interrumpe cuando<br />
hablo”, “me grita”); 2) agresión (“me ha agredido<br />
físicamente”, “ha roto alguna de mis cosas”,<br />
me tira objetos”, “me insulta”); 3) exclusión (“me<br />
62 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Brenda Mendoza González
ignora”, “me impide participar”, “me rechaza”; 4)<br />
maltrato emocional, (“me ridiculiza”, “se burla<br />
de mí”; “me llama por motes que me ofenden”.<br />
El coeficiente alpha de crombach para el total<br />
de la prueba es de 0.92 La escala de maltrato del<br />
alumno al profesor consta de 15 elementos, que<br />
según el análisis factorial se distribuyen en cuatro<br />
factores: 1) rechazo-comportamiento disruptivo<br />
(“con mi mal comportamiento le impido dar<br />
clase”, “me desentiendo de lo que dice en clase”,<br />
“le hablo con malos modales”, “le rechazo”, le<br />
ignoro”; 2) agresión “le agredo físicamente”; “he<br />
amenazado a mi profesor”, “he roto alguna de sus<br />
cosas”, “le ridiculizo”; 3) antipatía (“algún profesor<br />
me resulta antipático”, “he pensado que algún<br />
profesor no debería estar en este instituto”); 4)<br />
maltrato emocional: “me burlo del profesor”, “le<br />
grito”, “le insulto”, “le interrumpo cuando habla”).<br />
El coeficiente alpha de crombach para el total de<br />
la prueba es de .89.<br />
Procedimiento<br />
El proceso de evaluación se realizó en dos sesiones,<br />
mediante una aplicación colectiva, en la que estuvo<br />
presente un solo evaluador. Se especificó que la participación<br />
era voluntaria, garantizándose la confidencialidad<br />
de la información. Los padres firmaron una<br />
carta para autorizar la participación de sus hijos en el<br />
estudio.<br />
RESULTADOS<br />
Con el objetivo de conocer los distintos tipos de adolescentes<br />
respecto a la participación en situaciones de<br />
bullying entre compañeros y maltrato con el profesorado,<br />
se realizaron análisis de conglomerados mediante<br />
el procedimiento de K-Medias. Las tipologías se realizaron<br />
para los casos de víctimas y bullies en dos circunstancias:<br />
en la interacción alumno-alumno y en la<br />
interacción profesor-alumno. Se examinaron diversas<br />
soluciones, pero en todos los casos se eligió la de tres<br />
conglomerados, ya que aportaba mayor información<br />
sobre el tipo de adolescentes identificados para cada<br />
tipología.<br />
Tipos de adolescentes en bullying entre iguales<br />
(Cluster 1)<br />
En la Tabla 1 se incluyen las medias de los conglomerados<br />
del análisis de cluster sobre la participación como<br />
víctima y agresor del bullying entre iguales.<br />
Tabla 1. Medias de los conglomerados (tipología) en las situaciones de bullying entre compañeros<br />
Conglomerado<br />
Bullies<br />
(1)<br />
Víctima<br />
(2)<br />
<strong>No</strong> involucrado<br />
(3)<br />
Víctima de compañeros<br />
Víctima de exclusión 6.80 11.05 6.16<br />
Víctima de agresión media 7.38 10.44 6.81<br />
Víctima de agresión extrema 4.13 5.35 4.08<br />
Agresor hacia compañeros<br />
Agresor de exclusión y gravedad media 14.42 10.95 8.59<br />
Agresión grave 9.02 8.86 8.10<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Bullying entre Pares y el Escalamiento de Agresión en la Relación Profesor-Alumno | 63
La solución adoptada permite diferenciar tres tipos de<br />
adolescentes respecto a la participación en el bullying<br />
entre iguales:<br />
Grupo 1. Bullies. La principal diferencia de este<br />
grupo con los otros dos es la mayor frecuencia con la<br />
que participan excluyendo a sus compañeros y agrediéndolos<br />
en situaciones de gravedad media (con<br />
agresiones de tipo psicológico), también puntúan más<br />
alto que los otros dos, sobre todo que el grupo tres, en:<br />
agresiones graves, y en ser víctimas tanto de agresiones<br />
de gravedad media como extrema. Es decir que lo<br />
distintivo en ellos es su participación como agresores,<br />
aunque esta situación parece ir acompañada de un<br />
poco más de riesgo de ser víctimas que el que sufre el<br />
grupo 3, no involucrado. Este grupo está conformado<br />
por 123 adolescentes, representa el 16.3% del total de<br />
participantes, de ellos 80 son hombres, 10.6% del total<br />
(representan el 65% de este grupo y el <strong>19</strong>.6% del total de<br />
hombres), y 43 son mujeres, que conforman el 5.7%<br />
del total de participantes (representan el 35% de este<br />
grupo y el 12.4% de las mujeres).<br />
Grupo 2. Víctimas. Este grupo está compuesto<br />
por alumnado que se diferencia de los otros dos por<br />
ser, sobre todo, víctima tanto de exclusiones como de<br />
agresiones de gravedad media y extrema por parte<br />
de los compañeros. Conviene tener en cuenta que la<br />
frecuencia con la que los miembros de este grupo participan<br />
en exclusiones y agresiones de gravedad media<br />
es mayor que la del grupo tres, no involucrado, aunque<br />
mucho menor que la del grupo uno, de agresores.<br />
Diferencias similares pero de menor magnitud se observan<br />
respecto a la agresión extrema. Este grupo está<br />
formado por 64 adolescentes, representa el 8.5% del<br />
total de participantes; 36 de ellos son hombres, 4.8%<br />
del total de adolescentes participantes (representan el<br />
56.3% de este grupo y el 8.8% del total de hombres), y<br />
28 son mujeres, conforman el 3.7% del total de participantes<br />
(representan el 43.8% de este grupo y el 8.1%<br />
del total de mujeres).<br />
Grupo 3. <strong>No</strong> involucrados. Este grupo está formado<br />
por 567 adolescentes que no participan apenas en<br />
situaciones de violencia escolar, ni como víctimas ni<br />
como agresores. Representa el 75.2% del total de adolescentes<br />
participantes, de ellos, 292 son hombres, y<br />
conforman el 38.7% del total de (representan el 51.5%<br />
de este grupo y el 71.6% del total de hombres participantes),<br />
y 275 son mujeres, el 36.5% del total (representa<br />
el 48.5% de este grupo y el 79.5 % del total de las<br />
mujeres participantes).<br />
El análisis de varianza puso de relieve que todas las<br />
situaciones de violencia escolar entre iguales (víctima,<br />
agresor y no involucrado), contribuyen significativamente<br />
a la tipología (p
En la figura 1 (página anterior) se observan gráficamente<br />
los tres grupos identificados en la tipología de<br />
adolescentes que participan en situaciones de bullying<br />
en la relación con sus compañeros. Los grupos identificados<br />
son: 1: agresores; 2: víctimas; y 3: no involucrados.<br />
Tipos de adolescentes respecto a la interacción<br />
profesores-alumnos (Cluster 2)<br />
En la Tabla 2 se incluyen los resultados del análisis de las<br />
medias de los conglomerados para definir la tipología<br />
de participación de los estudiantes en el maltrato en la<br />
interacción con los profesores, contemplando tanto las<br />
situaciones en las que el alumno es la víctima, como<br />
aquellas en las lo es el profesor.<br />
La solución adoptada con respecto a la tipología<br />
de situaciones de maltrato en la interacción alumnoprofesor<br />
permite diferenciar los tres grupos siguientes.<br />
Grupo 1.Desafección. Este grupo está compuesto<br />
por alumnado que afirma recibir trato discriminatorio<br />
y exclusión por parte del profesorado, y expresar antipatía,<br />
rechazo y comportamiento disruptivo hacia éste.<br />
El grupo está formado por 178 adolescentes que representan<br />
el 23.7% del total de participantes; de ellos, 106<br />
son hombres, conforman el 14% del total de participantes<br />
(representan el 59.6% de este grupo y el 26% del<br />
total de hombres participantes), y 72 son mujeres, el<br />
9.6% del total de participantes (representan el 40.4%<br />
de este grupo y el 20.9% de las mujeres participantes).<br />
Grupo 2. Acoso. Este grupo está compuesto por<br />
alumnado que afirma recibir del profesor trato discriminatorio,<br />
agresión, exclusión y maltrato emocional)<br />
y expresarle (a éste) antipatía, rechazo, agresión<br />
y maltrato emocional. Este grupo está formado por 45<br />
adolescentes, el 6% del total de participantes, 26 son<br />
hombres, (3.5% del total de adolescentes participantes,<br />
representan el 57.8% de este grupo y el 6.4% del total<br />
de hombres participantes), y <strong>19</strong> son mujeres (2.5%<br />
del total de participantes, representan el 42.2% de este<br />
grupo y el 5.5% del total de mujeres participantes).<br />
Grupo 3. Neutro. Este grupo está formado por<br />
alumnado que no se involucra en situaciones de disrupción<br />
ni acoso en la interacción con el profesorado.<br />
Tabla 2. Medias de los conglomerados en las situaciones de maltrato en la interacción con el profesorado<br />
Conglomerado<br />
Desafección Acoso Neutro<br />
PERCEPCIÓN DE SER VÍCTIMA DEL PROFESOR<br />
Trato discriminatorio 10.75 14.53 6.51<br />
Agresión 4.79 7.18 4.15<br />
Exclusión 6.36 11.18 4.57<br />
Maltrato emocional 4.23 6.80 3.27<br />
Percepción de VICTIMIZAR AL PROFESOR<br />
Rechazo y comportamiento disruptivo 8.14 12.20 5.79<br />
Agresión 4.46 6.49 4.07<br />
Antipatía 5.70 7.13 3.49<br />
Maltrato emocional 5.91 8.93 4.50<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Bullying entre Pares y el Escalamiento de Agresión en la Relación Profesor-Alumno | 65
Son 530 adolescentes, que representan el 70.3% del total<br />
de participantes; 275 son hombres (el 36.6% del<br />
total de participantes, representan el 52% de este grupo<br />
y el 67.6% de los hombres), y 254 son mujeres (el 33.8%<br />
del total de participantes, que representa el 48% de este<br />
grupo y el 73.6% del total de las mujeres participantes).<br />
El análisis de varianza puso de relieve que los tres tipos<br />
de adolescentes en la situación de maltrato en la interacción<br />
profesorado-alumnado, contribuyen significativamente<br />
a la definición de la tipología (p < .001).<br />
En la figura 2 se observan gráficamente los tres<br />
grupos identificados en la tipología de adolescentes<br />
respecto al maltrato profesor-alumno. Éstos son: grupo<br />
1, desafección; grupo 2, acoso; grupo 3, sin problemas.<br />
Relación entre el acoso entre escolares<br />
y los problemas en la interacción con los<br />
profesores<br />
Para conocer si existe una conexión entre el bullying<br />
entre compañeros (Cluster 1) y los problemas en la interacción<br />
alumno-profesor (Cluster 2), se calcularon<br />
los residuos corregidos y el estadístico X ². El cálculo<br />
de residuos corregidos reflejó que el tipo de adolescentes<br />
denominado bullies (en la interacción con sus<br />
iguales, Cluster 1 está sobre representado en el grupo<br />
que tiene problemas de desafección y rechazo en la relación<br />
con los profesores, (residuo corregido 3.0), y en<br />
el grupo que tienen problemas de acoso y maltrato, con<br />
un valor estadístico de 65,590 (p
Figura 3. Tipología de la situación de bullying entre iguales y su relación con el maltrato que reciben del profesor<br />
9<br />
0<br />
8<br />
0<br />
7<br />
Porcentaje<br />
0<br />
jeee<br />
6<br />
0<br />
5<br />
0<br />
4<br />
0<br />
3<br />
0<br />
2<br />
0<br />
1<br />
0<br />
0<br />
23.<br />
6<br />
10.<br />
7<br />
65.<br />
7<br />
51.<br />
1<br />
35.<br />
6<br />
13.<br />
10.<br />
3<br />
9<br />
7.<br />
5<br />
Desafección Acoso Neutro<br />
81.<br />
5<br />
Bullies bullies<br />
Víctima víctima<br />
<strong>No</strong> no involucrado<br />
DISCUSIÓN<br />
La investigación sobre el bullying entre escolares realizada<br />
durante los últimos años ha contribuido a superar<br />
el tabú que impedía reconocerlo y tratar de erradicarlo.<br />
Los resultados obtenidos en esta investigación<br />
reflejan la posibilidad y conveniencia de extender la<br />
metodología utilizada para detectar dicho bullying<br />
al estudio de los problemas existentes con los profesores,<br />
reconociendo que el maltrato puede producirse<br />
no sólo desde el profesor al alumno, como encuentran<br />
Benbenisthy, et al., (2002) en Israel, y Delfabbro, et al.,<br />
(2006) en Australia, sino también desde el alumno al<br />
profesor, como se observa en el estudio de Terry (<strong>19</strong>98)<br />
realizado en el Reino Unido.<br />
Los resultados de este estudio permiten sugerir<br />
la integración de otro participante al ciclo de bullying<br />
presentado por Olweus (2005); éste sería el noveno<br />
participante: el profesorado, que sin duda interviene en<br />
este ciclo, ya sea como un agente de cambio que puede<br />
detener los episodios de bullying entre pares, como<br />
víctima (Terry, <strong>19</strong>98) o como agresor (Delfabbro, et al.,<br />
2006; Mendoza, 2006, 2009).<br />
El análisis de cluster sobre el bullying entre iguales<br />
llevado a cabo en este estudio ha permitido detectar, en<br />
la dirección de lo obtenido en investigaciones anteriores,<br />
tres situaciones diferentes: la de los que no participan<br />
(el 75.2%); la de quienes participan predominantemente<br />
como agresores (un 16.3%), entre quienes quizá<br />
están los que dirigen la agresión y los que les siguen,<br />
y la de quienes intervienen sobre todo como víctimas<br />
(el 8.5%). A diferencia de lo obtenido en algunos trabajos<br />
anteriores (Pelligrini, Bartini, & Brooks, <strong>19</strong>99;<br />
Schwartz, Procto & Chien, 2001; Solberg & Olweus,<br />
2003), en esta investigación no aparece diferenciado<br />
un cuatro grupo específico de agresores-victimas, sino<br />
cierta tendencia de los bullies a reconocer que reciben<br />
agresiones, relacionada quizá con su orientación a justificar<br />
el acoso que ejercen en función de las reales o<br />
supuestas ofensas que sufren, y cierta tendencia en las<br />
víctimas a ignorar y agredir, que cabe atribuir a la tendencia<br />
a reaccionar con hostilidad ante las agresiones<br />
recibidas. Parece que el contexto influye sobre todo en<br />
la forma en la que se combinan los dos papeles de víctima<br />
y agresor en determinados alumnos, puesto que<br />
en la mayoría de los trabajos anteriores se había detectado<br />
dentro del grupo de víctimas (Schwartz, et al.,<br />
2001), en algunos con características más parecidas a<br />
los bullies (Unnover, 2005), y aquí en ambos papeles,<br />
pero sin impedir que aparezca claramente uno como<br />
predominante. El análisis sobre los problemas de interacción<br />
con los profesores desde el punto de vista del<br />
alumno ha permitido detectar dos tipos de problemas<br />
de extensión, naturaleza y gravedad claramente diferentes.<br />
En ambos parece existir una estrecha relación<br />
entre el trato que el alumno recibe de los profesores y<br />
su conducta hacia ellos. El problema más extendido,<br />
que afecta a un 23.7% de estudiantes, gira en torno<br />
a lo que perciben como falta de oportunidades para<br />
vincularse académicamente con sus profesores, desmotivación<br />
y comportamiento disruptivo (que llega<br />
incluso a impedir dar clase). Problema que parece de<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Bullying entre Pares y el Escalamiento de Agresión en la Relación Profesor-Alumno | 67
naturaleza reactiva y que no cabe considerar maltrato<br />
ni acoso. La comparación de estos resultados con los<br />
obtenidos en España cuando se pregunta a los profesores<br />
de Educación Secundaria (Defensor del Pueblo,<br />
2007) refleja que también destacan como el problema<br />
más frecuente “el hecho de que el alumno no deje dar<br />
clase”. Aunque tal como concluyen Miller, Fergusson<br />
y Byrne (2000), las atribuciones de dicho comportamiento<br />
por profesores y estudiantes suelen ser muy<br />
diferentes. Y como observan Reynard y Sonuga-Barke,<br />
(2005), también los estudiantes evaluados aquí lo relacionan<br />
con la falta de apoyo por parte del profesor.<br />
Apoyo que convendría mejorar en las intervenciones<br />
destinadas a erradicar dicho problema, favoreciendo<br />
un vínculo de calidad basado en la percepción de la<br />
disponibilidad del profesor para conseguir objetivos<br />
deseados por los alumnos y ayudarles a obtener protagonismo<br />
positivo en el aula.<br />
Teniendo en cuenta el punto de vista de los alumnos,<br />
los problemas más graves de interacción con profesores,<br />
que afectan al 6% de los estudiantes, sí podrían<br />
ser conceptualizados como maltrato y en algunos casos<br />
como bullying. En función de la estrecha relación<br />
que se observa aquí entre el trato coercitivo que estos<br />
alumnos perciben recibir y dar a sus profesores (con<br />
insultos, humillaciones, amenazas), cabe plantear<br />
como hipótesis que probablemente se inicien de forma<br />
reactiva y se agraven como una conducta instrumental<br />
destinada a demostrar el propio poder a la otra parte,<br />
que el profesor justificaría aludiendo a la necesidad de<br />
disciplina y los alumnos como una defensa ante los<br />
abusos que perciben recibir del profesor. Conviene<br />
tener en cuenta que la mayoría de los alumnos que<br />
participan de estas situaciones también acosan a sus<br />
compañeros.<br />
Por otra parte, la fuerte orientación al dominio y<br />
al acoso observada en el perfil de este tipo de alumnos<br />
con anterioridad (Olweus, <strong>19</strong>93) lleva a pensar en<br />
la posibilidad de que los episodios coercitivos con sus<br />
profesores puedan tener también una función instrumental<br />
de demostración del poder, aunque quizá se<br />
inicien de forma reactiva, como las escaladas de maltrato<br />
detectadas en otros contextos entre adolescentes<br />
y adultos (Patterson, <strong>19</strong>82). Para poder definir estas<br />
situaciones como acoso es necesaria más información<br />
de la disponible en este estudio, sobre la naturaleza de<br />
los episodios de maltrato recibidos y ejercidos, y la distribución<br />
del poder existente en ellos, conociendo, por<br />
ejemplo, si el maltrato lo dirigen y lo sufren con los<br />
mismos o con diferentes profesores, y por su puesto<br />
tomando en cuenta el punto de vista del profesorado.<br />
La comparación de los problemas con los compañeros<br />
y con los profesores confirman la existencia<br />
de una estrecha relación, que se refleja en el hecho de<br />
que el 75% de los que agreden a compañeros describan<br />
problemas con profesores, que en el 51% de los casos<br />
implican maltrato y en el 23.6% desafección y comportamiento<br />
disruptivo. Este resultado pone de manifiesto<br />
la necesidad de plantear el estudio y la prevención de la<br />
violencia y acoso escolar desde una perspectiva integral<br />
que incluya también, como proponen diversos<br />
autores (Hyman & Perone, <strong>19</strong>98; Benbenisthy, et al.,<br />
2002; Delfabbro, et al., 2006) la victimización que algunos<br />
profesores ejercen sobre algunos alumnos; así<br />
como la que éstos ejercen contra los profesores, tema<br />
mucho menos estudiado (Terry, <strong>19</strong>98). Cabe esperar<br />
que al ver recogidas sus principales preocupaciones,<br />
este tipo de programas venzan las resistencias detectadas<br />
en los profesores para participar en la programas<br />
de prevención de la violencia cuando se dirigen sólo al<br />
bullying entre iguales (Cowie, 2000), relacionada con<br />
la tendencia a creer que no es su problema sobre todo<br />
en educación secundaria (Behre, Astor & Meyer, 2001).<br />
Conviene tener en cuenta que en el complejo fenómeno<br />
de bullying debe de estudiarse desde una forma<br />
más integral en la que no se limite al estudio de las<br />
variables que influyen en el proceso de bullying entre<br />
pares, sino también el estudio de las variables que producen,<br />
mantienen o inhiben el proceso de reciprocidad<br />
coercitiva con el profesorado, como el evidenciado<br />
en el presente estudio.<br />
En otras investigaciones que se han aproximado al<br />
estudio de bullying en la interacción profesor-alumno,<br />
se ha identificado que el alumnado expresa que el comportamiento<br />
injusto del profesor (Miller, et al., 2000),<br />
los elevados niveles de crítica que reciben del profesorado<br />
(Daley, Renyard & Sonuga-Barke, 2005), la rigidez<br />
de la clase, e incluso la presión que reciben del grupo de<br />
amigos para unirse a la pandilla (Miller, et al., 2000),<br />
influyen para que se incremente la conducta negativa<br />
en el aula escolar. En contraste, la conducta disruptiva<br />
del alumnado es una de las principales fuentes de es-<br />
68 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Brenda Mendoza González
trés para los profesores en el aula, aunado a ello que<br />
las características del niño, como género, grupo étnico,<br />
edad, nivel de competencia, características conductuales,<br />
guían el estilo de instrucción del profesorado,<br />
que en ocasiones se caracteriza por niveles elevados de<br />
crítica y conflicto (Daley, Renyard & Sonuga-Barke,<br />
2005); de esta manera parece originarse un círculo<br />
negativo que peligrosamente puede conducir a escaladas<br />
de comportamiento coercitivo entre alumnado<br />
y profesorado. Sin duda alguna, el profesorado es un<br />
agente de cambio para el alumnado, cuyas estrategias<br />
didácticas y de control conductual en el aula escolar<br />
influyen notablemente en la calidad del aprendizaje de<br />
éste, por lo que en educación, la agresión por parte del<br />
profesorado es un comportamiento inaceptable, como<br />
lo señala la Ley General de Educación en México. Por<br />
otra parte, la agresión que ejercen algunos alumnos<br />
hacia los profesores es un comportamiento que no se<br />
debe permitir; hoy día existen intervenciones probadas<br />
científicamente para ayudar a niños y adolescentes<br />
a controlar su enojo, enseñándoles a resolver situaciones<br />
conflictivas sin agresión (Mendoza, 2010).<br />
Finalmente, los resultados aquí demostrados<br />
aportan evidencia sobre el proceso de reciprocidad<br />
que existe en los intercambios coercitivos en la relación<br />
profesorado-alumnado, que funcionan como un<br />
facilitador de escalamiento de agresión.<br />
Se hace necesario que en futuros trabajos de investigación<br />
se recoja también la percepción del profesorado,<br />
con la finalidad de tener una visión integral<br />
que permitea conocer la incidencia del bullying en la<br />
interacción profesorado-alumnado desde la opinión<br />
de uno de los agentes de cambio más importantes en la<br />
comunidad educativa: el profesorado.<br />
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Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Bullying entre Pares y el Escalamiento de Agresión en la Relación Profesor-Alumno | 71
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. 72-79 ISSN 1405-0943<br />
Locus de Control y Tradicionalismo en el Estado<br />
de Guanajuato, México<br />
Locus of Control and Traditionalism in the State<br />
of Guanajuato, México<br />
Tonatiuh García-Campos<br />
Luis Felipe García-y-Barragán*<br />
<strong>Universidad</strong> de Guanajuato, Guanajuato, México<br />
Resumen<br />
Las atribuciones que podamos realizar sobre las causas de los eventos que nos suceden cotidianamente, nos llevan a<br />
definir si tenemos algún control sobre ellas o no. Considerando que las normas, creencias, valores y actitudes, reflejan<br />
la cultura subjetiva del grupo de pertenencia (Matsumoto, <strong>19</strong>96), las atribuciones de control que puedan hacer las personas,<br />
estarán mediadas por el entorno sociocultural al que pertenecen, así como por la interiorización de las normas,<br />
valores y creencias del mismo (Díaz-Guerrero, 2003; García 2003). En esta investigación participaron 848 personas de<br />
cinco municipios del estado de Guanajuato, con una media de 28.58 años, siendo el 47.2% de ellos hombres. Los resultados<br />
muestran que la interiorización de la cultura tradicional afecta en el proceso de atribución del control; proceso<br />
que está asociado con la baja autoestima, motivación al logro, adherencias a tratamientos, entre otras.<br />
Descriptores: Locus de control, Atribuciones, Tradicionalismo, Premisas Histórico-Socio-Culturales.<br />
Abstract<br />
Attributions about the causes of the events in the everyday life give us the ability to define the extent of control about them.<br />
Considering that the norms, believes, values and attitudes are the reflex of the subjective culture from the group membership<br />
(Matsumoto, <strong>19</strong>96), the control attributions that people can made are mediated by the interiorized norms, values and<br />
beliefs from the sociocultural context to which belongs (Díaz-Guerrero, 2003; García 2003). The sample was conformed<br />
by 848 participants from five municipalities of the State of Guanajuato in Mexico (Age mean = 25.58 years), 47.2% of<br />
the sample were males. The result shows that the internalization of the traditional culture, affects the attribution process<br />
of control; process associated with the low self-esteem, achievement motivation, adhesions to treatments, among others.<br />
Key Words: Locus of control, Attributions, Traditionalism, Historic-Socio-Cultural Premises<br />
* Para correspondencia: Departamento de Psicología, <strong>Universidad</strong> de Guanajuato, Campus León Blvd. Puente Milenio # 1001, Fracción del Predio<br />
San Carlos, Léon, Gto. CP 37670. Tonatiuh García Campos, tonatiuh@leon.ugto.mx. Tel: 01 477 2674900 ext3644. Luis Felipe García y Barragán,<br />
psicosoc@hotmail.com. Tel: 01 477 2674900, ext. 3611.<br />
72 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Tonatiuh García-Campos • Luis Felipe García-y-Barragán
Las atribuciones que se pueden realizar sobre las causas<br />
de lo que nos sucede cotidianamente, nos llevan<br />
a definir si tenemos algún control sobre ellas o no.<br />
Esto es a lo que Rotter (<strong>19</strong>66) ha denominado Locus<br />
de Control, el cual puede estructurarse en dos grandes<br />
factores: interno, cuando percibimos que tenemos la<br />
posibilidad de controlar lo que nos sucede (ej. habilidad<br />
de la persona) y; externo, cuando el control está<br />
depositado fuera de la persona, como podría ser la<br />
suerte o alguna deidad. Así, el Locus de Control (LC)<br />
se define como la creencia que uno tiene respecto a<br />
quién o qué factores controlan la vida (La Rosa, <strong>19</strong>86;<br />
Lefcourt, <strong>19</strong>91).<br />
Al respecto, Lefcourt, Von Baeyer, Ware y Cox<br />
(<strong>19</strong>79, en Lefcourt, <strong>19</strong>91) plantean un modelo de estudio<br />
del LC, multidimensional y multiatribucional de<br />
causalidad, en el que, basados en el control interno y<br />
externo, se desprenden dos áreas de aplicabilidad: el<br />
logro y la afiliación. También mencionan la importancia<br />
que puede tener si dentro de estas dos áreas se tiene<br />
éxito o fracaso en lo que se va a atribuir.<br />
De esta forma, la creencia en la influencia de las<br />
capacidades y del esfuerzo de la persona en el mantenimiento<br />
de sus relaciones interpersonales, se considera<br />
como de control interno; por otro lado, quien<br />
considera el contexto y la suerte como responsable en<br />
la formación y mantenimiento de este tipo de relaciones,<br />
se le cataloga externo, en el ámbito de la afiliación.<br />
La importancia de esta característica de personalidad<br />
la podemos encontrar en las publicaciones que se<br />
han hecho respecto al constructo en diferentes áreas<br />
de la salud y sociales. Por ejemplo, Alvarado (2003)<br />
reporta una relación del Locus de Control interno con<br />
una vida más satisfactoria, reducción de la mortalidad<br />
y una vejez satisfactoria. De igual forma, se ha relacionado<br />
el Locus de Control con la autoeficacia política y<br />
con las creencias sobre el control (Darmofal, 2010), con<br />
la satisfacción profesional; con efectos directos y como<br />
mediador parcial en madres de familia que trabajan<br />
(<strong>No</strong>or, 2002). Laborin y Vega (2000) encontraron que<br />
las personas que se perciben como más satisfechas con<br />
su vida, poseen un Locus de Control interno; mientras<br />
que Zdanowicz, Janne y Reynaert (2004) encontraron<br />
al comparar adolescentes sanos con enfermos que los<br />
primeros presentan mayor puntaje de locus de control<br />
interno de la salud.<br />
Asimismo, las mujeres presentan una tendencia<br />
hacia la desesperanza aprendida (Manger & Eikeland,<br />
2000), y a un Locus de Control externo (Cairns,<br />
McWhirter, Duffy & Barry, <strong>19</strong>90). Por otra parte, hay<br />
estudios (Adame, Jonson & Cole, <strong>19</strong>89; Chubb, Fertman<br />
& Ross, <strong>19</strong>97; Sorlie & Sexton, 2003) que sostienen que<br />
no hay diferencias significativas entre los sexos.<br />
En esta búsqueda del efecto de diferentes variables<br />
en países, se ha encontrado (Berry, Poortinga, Segal &<br />
Dasen, <strong>19</strong>95; Matsumoto, <strong>19</strong>96) que los estadounidenses<br />
y otros europeos tienden a tener un mayor Locus<br />
de Control interno, y los asiáticos (principalmente los<br />
japoneses) son más propensos a uno externo. Así, las<br />
personas que viven en países industrializados aparecen<br />
con más Locus de Control interno, que quienes viven en<br />
países en vías de desarrollo. Lester (<strong>19</strong>92) plantea que<br />
las diferencias socioeconómicas afectan al tipo de LC<br />
predominantemente en los individuos, donde un nivel<br />
más bajo tiende a estar más relacionado con un LC<br />
externo.<br />
En estudios realizados en México, Díaz-Guerrero<br />
(<strong>19</strong>97) reportó que tanto el paso del tiempo dentro<br />
de las etapas del desarrollo, como el nivel educativo,<br />
afectan el LC de las personas, mostrándose más internas.<br />
Aunque García (2003) plantea que la internalidad<br />
del Locus de Control aumenta con la edad, estabilizándose<br />
en la adolescencia.<br />
García y Reyes (2000), partiendo en la propuesta<br />
de Lefcourt (<strong>19</strong>91) reportan que la estructura del LC<br />
para los mexicanos se compone de cinco factores; el<br />
primero denominado externo, se refiere a aquellas<br />
situaciones tanto de logro como de afiliación, cuyas<br />
atribuciones se hacen a factores externos. El segundo<br />
factor, logro interno, redacta situaciones de logro cuyas<br />
causas provienen de acciones directas o atribuciones<br />
propias de la persona. El tercero, el cual fue llamado<br />
social afectivo, se refiere a la obtención de metas, gracias<br />
a las relaciones afectivas de la persona. El cuarto<br />
factor, llamado afiliación con locus interno, menciona<br />
situaciones en las que el individuo se atribuye a sí<br />
mismo las razones por las cuales tiene buenas relaciones<br />
interpersonales, y por último, el factor statu quo<br />
familiar, que se refiere principalmente a situaciones de<br />
integración familiar causadas por la persona.<br />
Con esta idea, diferentes investigaciones (García<br />
& Corral-Verdugo, 2010; García & Reyes, 2000) han<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Locus de Control y Tradicionalismo en el Estado de Guanajuato, México | 73
eflejado el cambio de la tendencia a atribuir el control<br />
de manera interna. Esta característica no se presenta<br />
ba de dicha manera, en estudios anteriores, como el de<br />
La Rosa (<strong>19</strong>86), quien refleja a un mexicano que atribuye<br />
principalmente, de manera externa.<br />
De acuerdo con Heine (2010), la forma en que los<br />
individuos manejan sus necesidades y deseos se encuentra<br />
moldeada por las teorías y concepciones que<br />
tienen del funcionamiento del mundo, y en específico<br />
de sus ideas, sobre el control que puedan tener sobre<br />
el ambiente que les rodea. Es así, que al considerar que<br />
las normas, creencias, valores y actitudes que se tienen,<br />
reflejan la cultura subjetiva del grupo de pertenencia<br />
(Matsumoto, <strong>19</strong>96), las atribuciones de control que<br />
puedan hacer las personas, estarán mediadas por el entorno<br />
sociocultural al que pertenecen (Díaz-Guerrero,<br />
2003; García 2003), así como a la interiorización de las<br />
normas, valores y creencias del mismo. Por ejemplo,<br />
García-Campos (2008) reporta el efecto del tradicionalismo<br />
en la personalidad, en específico en la instrumentalidad-expresividad.<br />
Ahora, se considera que una sociocultura es el<br />
conjunto de afirmaciones utilizadas y aprobadas consistentemente<br />
por la mayoría de sus integrantes; en<br />
ese sentido, las Premisas Histórico-Socio-Culturales<br />
(PHSC´s) de Díaz Guerrero (<strong>19</strong>97) se presentan como<br />
una buena estrategia para evaluar la internalización de<br />
la cultura y su efecto en el LC.<br />
Considerando los constructos asociados con el<br />
LC y sus implicaciones, surgen diferentes incógnitas<br />
al respecto. De inicio, es conocer si esta tendencia interna<br />
que se reporta en los mexicanos, continúa y se<br />
presenta en muestras que no han sido consideradas en<br />
estudios previos. Adicionalmente, si la sociocultura<br />
de las personas afecta en los comportamientos de las<br />
mismas, incluso en la personalidad de los que han sido<br />
socializados dentro de ella, es de esperarse que la interiorización<br />
de las normas culturales o el alejamiento de<br />
ellas tenga un efecto en la percepción del control de lo<br />
que nos sucede.<br />
MÉTODO<br />
Participantes<br />
Se eligieron 848 personas de cinco municipios del estado<br />
de Guanajuato, cuya edad fluctuó entre 15 y 58<br />
años, con una media de 28.58 años y una desviación<br />
estándar de 11.22. La moda de escolaridad refleja<br />
bachillerato incompleto. El 47.2% de la muestra fueron<br />
hombres.<br />
Instrumento<br />
Se utilizó la versión corta de la “escala multifactorial<br />
de Locus de Control” propuesta por García y Reyes<br />
(García 2003), que consta de 40 reactivos tipo Likert<br />
pictórica de siete opciones; se estructura de cinco factores<br />
(consistencia interna de α= .88).<br />
A continuación se presentan los factores en los<br />
que consiste el instrumento con el número de reactivos<br />
que se miden y su consistencia interna:<br />
Externo. Factor que refiere atribuciones a elementos<br />
externos como causantes de nuestros resultados<br />
(Dios, la suerte, el destino, etcétera). Se mide con 16<br />
reactivos y su consistencia interna es de alfa= .85.<br />
Logro interno. Habla de los logros principalmente<br />
laborales y escolares; las atribuciones se deben a elementos<br />
internos de la persona (capacidades, inteligencia,<br />
esfuerzo, etc.). Consta de ocho reactivos, la consistencia<br />
es α= .91.<br />
Afiliación con locus interno. Referente a elementos<br />
internos como el esfuerzo que el individuo atribuye<br />
para lograr tener buenas relaciones interpersonales.<br />
Tres reactivos con alfa= .65.<br />
Adicionalmente se contemplan dos indicadores,<br />
debido a su importancia teórica:<br />
Social afectivo. Se refiere a atribuciones de logro,<br />
gracias a simpatía o lo agradable que sea la persona. Le<br />
corresponde dos reactivos α= .79.<br />
Statu Quo familiar. Se relaciona con que la familia<br />
de la persona se mantiene unida, gracias a deseos y esfuerzos<br />
que el individuo realiza. Dos reactivos con una<br />
consistencia interna de .73.<br />
También se aplicó la versión corta de la escala<br />
de Premisas Histórico Socioculturales (PHSC´s) de<br />
García y Reyes (2003), la cual es autoaplicable, consta<br />
de 42 reactivos tipo Likert con seis opciones de respuesta<br />
que van de totalmente de acuerdo a totalmente<br />
en desacuerdo. Los siete factores de la escala para población<br />
guanajuatense explican el 50.59% de la varianza<br />
y tiene un índice de confiabilidad de .86. Los factores<br />
son los siguientes:<br />
74 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Tonatiuh García-Campos • Luis Felipe García-y-Barragán
Machismo. Se refiere a la superioridad del hombre<br />
(nueve reactivos con .77 de consistencia interna).<br />
Respeto sobre amor. Se refiere a la mayor importancia<br />
que se le da al respeto a los padres, sobre el amor<br />
a los mismos (cuatro reactivos con .87 de consistencia<br />
interna).<br />
Virginidad. Habla sobre la importancia de la virginidad<br />
prematrimonial de las mujeres (cinco reactivos<br />
con .71 de consistencia interna).<br />
Obediencia afiliativa. La obediencia que debe de<br />
haber hacia los padres por ser padres (cuatro reactivos<br />
con .71 de consistencia interna).<br />
Temor a la autoridad. Temor que los hijos sienten<br />
hacia sus padres (tres reactivos con .62 de consistencia<br />
interna).<br />
Adicionalmente, se consideraron dos indicadores,<br />
debido a su relevancia teórica:<br />
Dinámica cultural. Se refiere al cambio en donde<br />
los hijos no siempre deben obedecer a sus padres (dos<br />
reactivos con .68 de consistencia interna).<br />
Reproducción social. Los hijos quieren ser como sus<br />
padres (dos reactivos con .64 de consistencia interna).<br />
Procedimiento<br />
Se aplicaron los instrumentos en áreas de trabajo, escuelas<br />
y espacios públicos, bajo el consentimiento informado<br />
de las autoridades (en su caso) y de los participantes.<br />
Las aplicaciones se hicieron de manera grupal<br />
e individual.<br />
Para tener el índice de tradicionalismo de las<br />
personas, se hizo una sumatoria de los factores de<br />
las PHSC´s que reflejan este factor (todos menos<br />
dinámica cultural); de esa sumatoria, se dividió en tres<br />
la muestra, arrojando tres grupos de tradicionalismo<br />
(bajo, medio y alto).<br />
RESULTADOS<br />
Para poder identificar si en el estado de Guanajuato, la<br />
tendencia hacia el control interno también se presenta,<br />
nos dimos a la tarea de identificar su perfil. Como se<br />
puede observar en la Figura 1, todos los factores (excepto<br />
Externo) tienen valores superiores a la media<br />
teórica (4). Lo anterior indica que efectivamente la<br />
tendencia interna en las atribuciones, se presenta en<br />
esta muestra y en este periodo histórico. Sin embargo,<br />
no hay que dejar de mencionar que el factor Social<br />
afectivo tiene una naturaleza externa y también obtiene<br />
valores relativamente elevados.<br />
Figura 1. Perfil del locus de control de la muestra total<br />
Como se ha mencionado en la literatura, los años de<br />
estudio afectan el tipo de atribución que puedan hacer<br />
las personas. Con base a estos hallazgos, nos dimos<br />
a la tarea de ver si este factor afecta el locus de control.<br />
Para ello, se dividió la muestra en cuatro grupos,<br />
aquellos que no habían cursado ningún año de estudios,<br />
hasta los que concluyeron ocho años; el siguiente<br />
grupo abarcó entre nueve y 11 años de estudio; el tercero,<br />
de 12 a 14 años y la última agrupación quedó<br />
conformada por las personas que tenían al menos 15<br />
años de estudio. Lo anterior responde a niveles mínimos<br />
de primaria, secundaria, medio superior y superior,<br />
respectivamente.<br />
Basados en estas agrupaciones, se puede observar<br />
(Tabla 1) que los puntajes responden de alguna manera<br />
al perfil antes presentado, sin embargo, podemos notar<br />
que a mayor número de años estudiados decrecen las<br />
atribuciones externas, internas en la afiliación y sociales<br />
afectivas.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Locus de Control y Tradicionalismo en el Estado de Guanajuato, México | 75
Tabla 1. Medias y diferencias en el Locus de Control por años cursados<br />
Escolaridad<br />
en años<br />
Media DE F gl Prob.<br />
0<br />
3.7<strong>19</strong><br />
1.448<br />
Externo<br />
9-11<br />
12-14<br />
2.699<br />
2.606<br />
1.226<br />
1.279<br />
34.135<br />
3,706 .000<br />
15<br />
2.181<br />
1.045<br />
Total<br />
2.690<br />
1.331<br />
0<br />
6.148<br />
.916<br />
9-11<br />
6.036<br />
.908<br />
Logro Interno<br />
12-14<br />
6.087<br />
.897<br />
1.107 3,778 .345<br />
15<br />
6.<strong>19</strong>8<br />
.723<br />
Total<br />
6.112<br />
.867<br />
0<br />
5.606<br />
1.336<br />
Afiliación<br />
Interna<br />
9-11<br />
12-14<br />
15<br />
5.368<br />
5.099<br />
5.084<br />
1.357<br />
1.362<br />
1.326<br />
5.522 3,782 .001<br />
Total<br />
5.227<br />
1.361<br />
0<br />
5.<strong>19</strong>8<br />
1.525<br />
9-11<br />
4.554<br />
1.581<br />
Social<br />
12-14<br />
4.209<br />
1.615<br />
<strong>19</strong>.72 3,823 .000<br />
15<br />
3.877<br />
1.634<br />
Total<br />
4.365<br />
1.652<br />
0<br />
5.996<br />
1.433<br />
Statu Quo<br />
9-11<br />
12-14<br />
5.500<br />
4.814<br />
1.604<br />
1.768<br />
<strong>19</strong>.70 3,811 .000<br />
15<br />
5.362<br />
1.401<br />
Total<br />
5.250<br />
1.660<br />
Las diferencias que se presentan en los factores respecto<br />
a los años de estudio, están dadas en el factor<br />
Externo, por el primer grupo en comparación con el<br />
resto; de igual manera el grupo de mayor escolaridad<br />
con todos los demás. En la Afiliación interna es el grupo<br />
1 (0-ocho años) el que presenta diferencias con los<br />
grupos 3 y 4 (mayores estudios).<br />
En lo que respecta al factor Social afectivo, de<br />
nuevo el primer grupo se diferencia de los demás, así<br />
como el de mayores estudios con los dos con menor<br />
educación. Finalmente, en el factor Statu Quo familiar,<br />
el grupo equivalente al nivel medio superior (12-14<br />
años de estudio), es diferente al resto de los grupos, así<br />
como el grupo 1 se distingue también de las personas<br />
con 12 o más años de estudio.<br />
De acuerdo con las inquietudes que originaron la<br />
presente investigación, restaría conocer si el nivel de<br />
tradicionalismo sociocultural de las personas afecta su<br />
manera de atribuir el control de las cosas que les suceden.<br />
Para ello, como se mencionó anteriormente, se<br />
clasificó a la muestra de acuerdo a su nivel de tradicionalismo,<br />
generando tres grupos (Bajo, Medio y Alto).<br />
76 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Tonatiuh García-Campos • Luis Felipe García-y-Barragán
Tabla 2. Medias y diferencias en el Locus de Control tradicionalismo<br />
LC / Tradicionalismo Media DE F gl Prob.<br />
Bajo 2.15 1.06 66.62 2 , 646 .000<br />
Externo<br />
Logro<br />
Interno<br />
Afiliación<br />
Interna<br />
Social<br />
Afectivo<br />
Statu Quo<br />
Familiar<br />
Medio 2.44 1.14<br />
Alto 3.44 1.40<br />
Bajo 6.14 .776 N.S.<br />
Medio 6.12 .863<br />
Alto 6.05 .937<br />
Bajo 5.03 1.35 10.68 2 , 714 .000<br />
Medio 5.10 1.40<br />
Alto 5.55 1.21<br />
Bajo 3.99 1.61 18.45 2 , 743 .000<br />
Medio 4.<strong>19</strong> 1.61<br />
Alto 4.82 1.56<br />
Bajo 4.89 1.59 14.41 2 , 729 .000<br />
Medio 5.16 1.66<br />
Alto 5.67 1.62<br />
Los resultados nos muestran que la interiorización de<br />
la cultura tradicional afecta en el proceso de atribución<br />
del control. Como se muestra en la Tabla 2, quitando<br />
el caso del Logro interno, a mayor tradicionalismo se<br />
hacen atribuciones más externas (Externo y Social afectivo),<br />
aunque también se observa que las personas se<br />
atribuyen cierto control para mantener sus relaciones<br />
afiliativas y familiares. En el caso de las atribuciones externas<br />
(Externo y Social afectivo), las diferencias se presentan<br />
entre todos los grupos; caso contrario, en los<br />
factores Afiliación interna y Statu Quo familiar, éstas<br />
las produce el grupo más tradicional, en contraste con<br />
los dos restantes.<br />
DISCUSIÓN<br />
Como se pudo observar en los datos antes presentados,<br />
la tendencia del LC de esta muestra se mantiene en la<br />
misma dirección que los datos reportados por García<br />
y Reyes (2000) y por Góngora y Reyes (2000), en contraposición<br />
a lo reportado por La Rosa (<strong>19</strong>86) hace<br />
más de dos décadas. Lo anterior refleja que al pasar del<br />
tiempo y sin importar las latitudes, el Locus de Control<br />
interno es lo que caracteriza a los mexicanos, incluyendo<br />
a los guanajuatenses.<br />
Sin embargo, hay que reconocer que el factor<br />
Social afectivo tiene un carácter externo y obtiene valores<br />
superiores a la media teórica, lo que refleja un aspecto<br />
cultural muy importante, como lo es la simpatía<br />
y la cohesión grupal que el colectivismo denota. Así,<br />
si trato de ser agradable (exigencia cultural), podré<br />
lograr las cosas que me propongo.<br />
Como lo mencionó Díaz-Guerrero (<strong>19</strong>97), la educación<br />
es un agente de cambio, lo que implica que al<br />
tener mayores años de estudio ha demostrado que afecta<br />
en el tipo de atribuciones que se realizan. De igual<br />
manera, nuestros datos reflejan el impacto que tiene la<br />
educación formal en el LC. Apoyando la tesis de que a<br />
mayor número de años de estudio, el control interno<br />
se incrementa y, el externo presenta un decremento. Lo<br />
anterior refleja que la educación formal ayuda en responsabilizar,<br />
y por ende, a que el individuo se atribuya<br />
la responsabilidad de sus actos.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Locus de Control y Tradicionalismo en el Estado de Guanajuato, México | 77
Partiendo de que la cultura tradicional mexicana,<br />
ésta socializa a sus integrantes de tal manera que sean<br />
obedientes (para que el control esté fuera de ellos),<br />
que le den un peso considerable a las opiniones externas,<br />
que quieran ser como sus padres han sido, entre<br />
otras; es que se consideró que tales características podrían<br />
afectar el LC. Como lo muestran los datos, las<br />
personas más tradicionales atribuyen externamente,<br />
con mayor frecuencia, que aquellas personas alejadas<br />
de la tradición cultural. Estos datos coinciden con los<br />
presentados por García Campos (García, 2003; García-<br />
Campos, 2008). Sin embargo, podemos notar que las<br />
atribuciones internas asociadas a las relaciones afiliativas<br />
son mayores mientras el tradicionalismo se incrementa.<br />
Lo anterior concuerda con estudios (Díaz-<br />
Guerrero, 2003; Flores, Cortés, Góngora y Reyes, 2002;<br />
Triandis, 2001), donde queda claro que este tipo de<br />
relaciones son muy importantes para la cultura.<br />
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Fecha de recepción: Septiembre 2010<br />
Fecha de publicación: Marzo 2011<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Locus de Control y Tradicionalismo en el Estado de Guanajuato, México | 79
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> (Enero-Junio, 2011), Vol. <strong>19</strong>, <strong>No</strong>. 1, pp. 80-88 ISSN 1405-0943<br />
Validación de la Escala Mexicana de Homofobia<br />
EHF-6<br />
Validation of the Mexican Homophobia Scale EFH-6<br />
José Moral de la Rubia<br />
Facultad de Psicología, <strong>Universidad</strong> Autónoma de Nuevo León, México<br />
Adrián Valle de la O*<br />
Departamento de Ciencias Básicas de la División de Ciencias de la Salud.<br />
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (itesm), México<br />
RESUMEN<br />
Este artículo tiene como objetivos contrastar la estructura unidimensional con seis indicadores de la escala de homofobia<br />
(EHF), propuesta por Moral y Martínez (2010), calcular la consistencia interna de la escala, describir su distribución<br />
y estimar su validez convergente. Se levantó una muestra incidental de 356 estudiantes. La escala reducida a seis<br />
ítems tuvo una consistencia interna adecuada (α = .69). La estructura unidimensional mostró buen ajuste a los datos e<br />
invarianza entre hombres y mujeres por Máxima Verosimilitud. Su distribución fue asimétrica positiva. Su correlación<br />
con la Escala de Actitudes hacia Lesbianas y Hombres homosexuales (ATLG; Herek, <strong>19</strong>84) fue .76. Se recomienda su<br />
uso en México.<br />
Descriptores: homofobia, actitud, homosexualidad, psicometría, México.<br />
ABSTRACT<br />
The aims of this paper were to contrast the one-factor structure with six indicators of the Homophobia Scale (EHF),<br />
proposal by Moral and Martinez (2010), to calculate the internal consistency of the scale, to describe its distribution<br />
and to estimate its convergent validity. An incidental sample of 356 students was collected. The scale reduced to six<br />
items showed adequate internal consistency (α = .69). The one-factor structure had a good fit to the data and invariance<br />
between men and women by Maximum Likelihood. Its distribution was a positive skew. Its correlation with<br />
the Attitudes Toward Lesbians and Gays scale (ATLG; Herek, <strong>19</strong>84) was .76. It recommended its use in Mexico.<br />
Key words: Homophobia, attitude, homosexuality, psychometrics, Mexico<br />
* Para correspondencia: José Moral de la Rubia, Dr. Carlos Canseco 110. Col. Mitras Centro. C.P. 64460. Monterrey, Nuevo León, México.Teléfono:<br />
(81) 8333 8233. Ext. 423. Fax. Ext. 103. e-mail: jose_moral@hotmail.com.<br />
Adrián Valle de la O, Departamento de Ciencias Básicas de la División de Ciencias de la Salud, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de<br />
Monterrey (ITESM). Eugenio Garza Sada 2501 Sur, Col. Tecnológico C.P. 64849. Monterrey, Nuevo León, México. Teléfono: (81) 83582000. Ext. 5302.<br />
e-mail: adrianvalle@usa.net.<br />
80 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | José Moral de la Rubia • Adrián Valle de la O.
Introducción<br />
La homofobia se define como la intolerancia, aversión,<br />
rechazo o temor hacia las personas que no cumplen<br />
con el rol de género y la orientación de la conducta<br />
sexual establecidos culturalmente para hombres y<br />
mujeres; a su vez, incluye el miedo a la intimidad con<br />
personas del mismo sexo o al homoerotismo. Se manifiesta<br />
de diversas maneras, que van desde las sutiles,<br />
como la omisión, silencio, burla, desprecio o exclusión,<br />
hasta la violación de las garantías legales y civiles de<br />
hombres homosexuales y lesbianas (Herek, 2000).<br />
Desde la perspectiva psicoanalítica tradicional<br />
habría una homofobia presente en la mayoría de las<br />
personas, procedente de la represión de la libido homosexual<br />
al asumirse una identidad heterosexual, y una<br />
homofobia patológica de carácter paranoide, que es<br />
consecuencia de la proyección del deseo homosexual<br />
y conlleva evitación y ataque ante la amenaza del deseo<br />
proyectado (Adams, Wright & Lohr, <strong>19</strong>96; Gómez,<br />
2007). Desde la perspectiva social, la homofobia es una<br />
actitud aprendida en la familia y grupos primarios de<br />
pertenencia e identidad, la cual puede cambiar con la<br />
experiencia e inclusión en grupales posteriores (Barra-<br />
Almagiá, 2002; Herek & González, 2006). Desde los<br />
estudios de herencia se señala que existe un componente<br />
heredado en la homofobia que explica hasta el<br />
40% de la varianza en los estudios con gemelos (Kirk,<br />
Bailey, Dunne & Martin, 2000; Verweij, Shekar, Zietsch,<br />
Eaves, Bailey, Boomsma & Martin, 2008), aunque<br />
probablemente lo que se herede sea más una rigidez o<br />
radicalismo actitudinal que un contenido de actitud específico<br />
(Moral, 2010).<br />
Desde hace tiempo, en México y los países occidentales,<br />
la homosexualidad no es un delito, por el contrario,<br />
sí lo son los actos de discriminación y violencia<br />
que se puedan derivar de la homofobia, sobre todo considerando<br />
que se registran en promedio unos 96 asesinatos<br />
al año y ocho al mes por esta causa desde <strong>19</strong>95<br />
en México (Comisión Ciudadana contra Crímenes de<br />
Odio por Homofobia, 2005). Así, conforme se ha ido<br />
reconociendo cada vez más el prejuicio existente hacia<br />
hombres homosexuales y lesbianas como un tópico<br />
de interés e importancia social, su evaluación se ha<br />
hecho más importante para los investigadores sociales<br />
(Herek, 2000).<br />
En México existen dos medidas de actitud en relación<br />
con la orientación sexual hacia personas del mismo<br />
sexo: la Escala de Homofobia (EHF-10) y Escala<br />
de Actitud hacia la Homosexualidad (EAH-10; Moral<br />
& Ortega, 2008, 2009; Moral & Martínez-Sulvarán, en<br />
prensa).<br />
La Escala de Homofobia (EHF-10) fue desarrollada<br />
durante la Primera Jornada Mundial de Lucha<br />
contra la Homofobia en mayo de 2005 en México, por<br />
expertos de dos organizaciones no gubernamentales:<br />
Democracia y Sexualidad, y Letra S, en conjunción<br />
con expertos del Consejo Nacional para Prevenir la<br />
Discriminación (CONAPRED). Esta escala breve (de<br />
10 reactivos) se inspiró en el estudio de Wright, Adams<br />
& Bernat (<strong>19</strong>99).<br />
Las propiedades psicométricas de esta escala EHF<br />
fueron estudiadas por Moral & Martínez-Sulvarán<br />
(2010) en una muestra aleatoria de 561 estudiantes<br />
(361 mujeres y 200 hombres) de una universidad pública<br />
de Tamaulipas. En esta investigación se aconseja reducir<br />
la escala a seis ítems (3, 5, 6, 8, 9 y 10) con una<br />
consistencia interna adecuada (α = .66), una estructura<br />
unidimensional con un ajuste a los datos de bueno<br />
(RMSSR = .03, GFI = .98, AGFI = .96) a adecuado (χ2/<br />
gl = 2.93, RMSEA = .06) por Máxima Verosimilitud,<br />
siendo esta solución invariante por género (χ2/gl =<br />
2.04, RMSSR = .05, RMSEA = .06, GPI = .99 y AGPI<br />
= .97). La distribución de la Escala de Homofobia de<br />
seis reactivos con una media de 1.51 y desviación estándar<br />
de 1.50 fue asimétrica positiva, no ajustándose<br />
a una curva normal. Presentó diferencia significativa<br />
de sexo y su correlación con la Escala de Actitud hacia<br />
la Homosexualidad (EAH; Moral &Ortega, 2008) fue<br />
moderada-alta (r = .68, p < .01).<br />
La Escala de Homofobia (EHF), con la ventaja de<br />
ser muy breve y fácil de aplicar, posee unas propiedades<br />
métricas prometedoras que requieren confirmación en<br />
muestras independientes y nuevas evidencias de validez.<br />
El presente estudio tiene como objetivos contrastar<br />
la estructura unidimensional con seis indicadores propuesta<br />
por Moral y Martínez (2010), mostrar su invarianza<br />
por sexo, calcular la consistencia interna de la<br />
escala, describir su distribución y estimar su validez<br />
convergente en relación con la Escala de Actitudes hacia<br />
Lesbianas y Hombres Homosexuales (ATLG; Herek,<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Validación de la Escala Mexicana de Homofobia EHF-6 | 81
<strong>19</strong>84). Esta última es uno de los instrumentos de medida<br />
más ampliamente empleados en el estudio de la<br />
discriminación hacia homosexuales tanto en Estados<br />
Unidos de América, donde se creó la escala, como en<br />
otros países, incluyendo México (Aguirre & Rendón,<br />
2008; Moral & Valle, 2011); de ahí que se elija como<br />
criterio de validez convergente.<br />
Método<br />
Participantes<br />
Se emplea una muestra incidental de 356 estudiantes<br />
de ciencias de la salud de una universidad privada de<br />
Monterrey. El 62% (221 de 356) está integrada por mujeres<br />
y el 38% (135 de 356) por hombres. La frecuencia<br />
de mujeres es significativamente mayor por la prueba<br />
binomial (p < .01). La media, mediana y moda de edad<br />
corresponden a <strong>19</strong> años. El 86% (306 de 356) de los<br />
participantes se declara de religión católica, 4% (15 de<br />
356) protestante y 10% (35 de 356) pertenece a otra<br />
religión. Ninguno se reconoce ateo. Todos son solteros.<br />
El 96% (342 de 356) de los participantes se define<br />
heterosexual, 2% (7 de 356) homosexual y otro 2% (6<br />
de 356) bisexual.<br />
Instrumentos<br />
Escala de Actitudes hacia Lesbianas y Hombres Homosexuales<br />
(ATLG; Herek, <strong>19</strong>84). Se compone de 20<br />
ítems, 10 para medir la actitud hacia las lesbianas y 10<br />
para medir la actitud hacia los hombres homosexuales.<br />
Los ítems directos de aceptación de la homosexualidad<br />
masculina (cuatro) y del lesbianismo (tres) son evaluados<br />
en una escala de desacuerdo (de 1 totalmente de<br />
acuerdo, a 9 definitivamente en desacuerdo) con cinco<br />
puntos de rango (1, 3, 5, 7 y 9). La suma de éstos con<br />
los restantes 13 ítems inversos proporciona un puntaje<br />
que a mayor valor refleja más rechazo. Se compone de<br />
dos factores o subescalas: actitud hacia la homosexualidad<br />
masculina (del 1 al 10) y actitud hacia el lesbianismo<br />
(del 11 al 20) (Herek, <strong>19</strong>84, <strong>19</strong>94). Se emplea<br />
la traducción al español de Cárdenas y Barrientos<br />
(2008a).<br />
En la presente muestra, los 20 ítems son consistentes<br />
(α = .94). Se define un factor de actitud hacia<br />
las lesbianas (ítems del 11 al 20) (α = .91), y dos de<br />
rechazo abierto (2, 3, 4, 6 y 10) (α = .85) y sutil (1, 5,<br />
7, 8 y 9) (α = .78) hacia los hombres homosexuales,<br />
explicando estos tres el 59% de la varianza total por<br />
Componentes Principales. La estructura de tres factores<br />
correlacionados tiene un ajuste adecuado a los datos<br />
(χ2/gl = 2.11, RMSEA = .06, GFI = .90 y AGFI = .88)<br />
y resulta invariante por género (χ2/gl = 1.71, RMSEA =<br />
.04, GFI = .85 y AGFI = .80) por Mínimos Cuadrados<br />
Generalizados (Moral & Valle, 2011).<br />
Escala de Homofobia (EHF) contiene 10 preguntas<br />
cerradas de tipo dicotómicas: sí/no (véase Tabla 1).<br />
La calificación del cuestionario consiste en asignar un<br />
punto a cada respuesta afirmativa de la pregunta 1 a la<br />
6, asignar uno a cada respuesta negativa de la pregunta<br />
7-10 y sumar los puntos acumulados. Una puntuación<br />
de 0 a 2 indica actitud respetuosa, de 3 a 5 prejuicios<br />
y de 6 a 10 homofobia.<br />
Procedimiento<br />
Las escalas son aplicadas en los salones de clases tras<br />
pedir permiso a las autoridades de la universidad,<br />
maestros, y solicitar el consentimiento informado de<br />
los participantes, explicándose en la primera hoja el<br />
propósito del estudio e identificando a sus responsables.<br />
La respuesta al cuestionario es anónima, garantizándose<br />
aparte la confidencialidad en el tratamiento<br />
de los resultados individuales. En el diseño e implementación<br />
de la investigación se observan las normas<br />
éticas de la Asociación Psicológica Americana (APA,<br />
2002).<br />
Análisis estadísticos<br />
Se realiza una primera estimación de la estructura factorial<br />
por análisis factorial exploratorio. La extracción<br />
se ejecuta por el método de Compontes Principales<br />
y la rotación de la matriz de componentes factoriales<br />
por el método Oblimín. A continuación se acude al<br />
análisis factorial confirmatorio. Se emplea el método<br />
de Máxima Verosimilitud (ML) para determinar la<br />
función de discrepancia, al ser la curtosis multivariada<br />
de Mardia menor a 70 (Rodríguez & Ruiz, 2008). Para<br />
interpretar el ajuste a los datos se eligen nueve índices,<br />
cuyos rangos de interpretación (ajuste bueno, malo o<br />
adecuado) se pueden ver en la Tabla 2 (Moral, 2006).<br />
La consistencia interna se estima por el coeficiente<br />
alfa de Cronbach. El ajuste a una curva normal de las<br />
distribuciones de la escala y factores se contrasta por<br />
82 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | José Moral de la Rubia • Adrián Valle de la O.
la prueba de Kolmogorov-Smirnov (Z K-S<br />
). Los cálculos<br />
estadísticos se realizaron con el programa SPSS16,<br />
salvo el análisis factorial confirmatorio que se ejecuta<br />
por AMOS 7.<br />
Resultados<br />
Estructura factorial y consistencia interna<br />
Con base en el criterio de Kaiser (autovalores iniciales<br />
mayores a 1) se definen dos componentes factoriales<br />
que explican el 38% de la varianza total. Tras rotar<br />
la matriz de componentes por un método no ortogonal<br />
(Oblimín), se define un primer componente integrado<br />
por seis ítems (3, 5, 6, 8, 9 y 10), que incluye contenidos<br />
actitudinales y presenta consistencia interna adecuada<br />
(α = .69), y un segundo formado por cuatro (1, 2, 4 y<br />
7), que refleja contenidos de deseo y exclusión, siendo<br />
su consistencia interna baja (α = .35) (véase Tabla 1).<br />
Si se excluyen los ítems 2 y 4 (ambos de exclusión), la<br />
consistencia interna sube .45, pero sigue siendo baja.<br />
La correlación entre los dos componentes factoriales<br />
es de .23.<br />
Por el criterio de Cattell, al considerar autovalores<br />
por encima del punto de inflexión de la curva de sedimentación,<br />
se podría definir un único componente<br />
factorial que explica el 27.83% de la varianza total.<br />
Sólo dos ítems tienen saturaciones menores a .40, pero<br />
mayores a .30 (4 y 2). Los seis ítems con mayores saturaciones<br />
corresponden al primer componente factorial<br />
de la solución bidimensional y los dos con consistencia<br />
interna más baja pertenecen al segundo componente<br />
factorial de consistencia interna baja, la cual se incrementa<br />
al eliminar los mismos (de .35 a .45) (véase<br />
Tabla 1). La consistencia interna de los 10 ítems es .70,<br />
si se elimina el ítem 2 se incrementa a .71, pero si se<br />
eliminan 2 y 4 queda en .70.<br />
Tabla 1. Matriz de patrones de la solución de dos componentes y de uno<br />
Ítems<br />
Dos*<br />
Uno<br />
C1 C2 C1<br />
9. Si un amigo o amiga me dijera que es homosexual le daría todo mi apoyo -.764 -.160 .511<br />
3. Me avergonzaría tener un hermano homosexual o hermana lesbiana .618 .228 .679<br />
6. Agrediría físicamente a una persona del mismo sexo si intentara “ligarme” .556 .082 .520<br />
10. Las parejas homosexuales tienen derecho a adoptar o criar hijos o hijas -.443 .357 .630<br />
5. Una cosa es la homosexualidad, pero vestirse de mujer o cambiarse de sexo está<br />
en contra de la naturaleza<br />
.431 .299 .567<br />
8. Acepto ver a una pareja del mismo sexo besándose -.423 .320 .660<br />
7. Puedo reconocer que he tenido sueños o fantasías eróticas con personas del<br />
mismo sexo<br />
1. La sola idea de sentirme atraído/a físicamente por personas de mi propio sexo me<br />
saca de onda<br />
-.078 -.688 .446<br />
-.031 .660 .464<br />
4. Respeto a los gays, siempre y cuando no se exhiban -.063 .554 .359<br />
2. Los gays y las lesbianas no deberían convivir con todas las personas .<strong>19</strong>6 .544 .304<br />
Suma de las saturaciones al cuadrado por columna 1.885 1.915 2.783<br />
Número de ítems con saturaciones mayores a .40 6 4 10<br />
Alfa de Cronbach .691 .351 .705<br />
Método de extracción: Componentes Principales. *Rotación: Oblimín.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Validación de la Escala Mexicana de Homofobia EHF-6 | 83
Por análisis factorial confirmatorio se contrastan tres<br />
modelos: de un factor actitudinal con seis indicadores<br />
(3, 5, 6, 8, 9 y 10), otro unidimensional de actituddeseo<br />
con ocho indicadores (1, 3, 5, 6, 7, 8, 9 y 10) y de<br />
dos factores correlacionados, uno actitudinal con seis<br />
indicadores (3, 5, 6, 8, 9 y 10) y otro de deseo con dos<br />
(1 y 7). Los modelos se estiman por el método de<br />
Máxima Verosimilitud, ya que el valor de Curtosis<br />
multivariada de Mardia es menor a 70 (3.28), incluso el<br />
valor de la kappa de Mardia se aproxima a .05 (κ =0.07)<br />
con seis ítems, siendo estos índices aún menores con<br />
ocho (1.98 y 0.02, respectivamente).<br />
El modelo con mejor ajuste es el de un factor con<br />
seis indicadores, como se esperaba, siendo sus valores<br />
de ajuste en general buenos. La hipótesis nula de<br />
ajuste se mantiene con una p > .01 (χ2 (9, N = 357)<br />
= 20.20,<br />
p = .02). El error cuadrático medio de aproximación<br />
menor a .08 (RMS EA = .06), la función de discrepancia<br />
y el parámetro de no centralidad poblacional son<br />
próximos a cero (FD = 0.06 y PNCP = 0.03), los valores<br />
de GFI, AGFI y CFI son mayores a .95 y el índice de<br />
normado de ajuste de Bentler-Bonnett es mayor a .90<br />
(NFI = .93) (véanse Tabla 2 y Figura 1). <strong>No</strong> obstante, la<br />
diferencia de ajuste no resulta significativa con el modelo<br />
de dos factores por la prueba de la diferencia de<br />
la chi-cuadrada (dχ2 (<strong>19</strong> – 10 = 9)<br />
= 37.43 – 20.20 = 17.22,<br />
p = .07). Aunque el modelo de dos factores se rechaza<br />
por la prueba chi-cuadrada (χ2 (<strong>19</strong>, N = 357)<br />
= 37.42, p <<br />
.01), los restantes índices toman valores de ajuste de<br />
buenos (FD = 0.10, RMS EA = .05, PNCP = 0.05, GFI =<br />
.97, AGFI = .95 y CFI = .95) a adecuados (NFI = .90). El<br />
ajuste del modelo unidimensional con seis indicadores<br />
sí es diferencial frente al modelo de un factor con 8 indicadores<br />
(dχ2 (20 – 9 = 11)<br />
= 55.33 – 20.20 = 35.13, p < .01)<br />
(véanse Tabla 2 y Figura 2). Por el hecho de contar el<br />
factor de deseo del modelo bidimensional sólo con dos<br />
indicadores con baja consistencia se opta por el modelo<br />
unidimensional de seis indicadores.<br />
Tabla 2. Índice de ajuste (modelos estimados por Máxima Verosimilitud)<br />
Índices de<br />
ajuste<br />
Interpretación Unigrupo Multigrupo<br />
Bueno Malo 1F-6 2F-8 1F-8 1F-6 2F-8<br />
FD < 2 > 3 0.057 0.105 0.156 0.116 0.181<br />
2 20.201 37.426 55.330 40.939 64.151<br />
gl 9 <strong>19</strong> 20 18 38<br />
p < .05 > .09 .017 .007 .000 .002 .005<br />
2/gl < 2 > 3 2.245 1.970 2.766 2.274 1.688<br />
PNCP < 1 > 2 0.033 0.051 0.101 0.065 0.074<br />
RMS EA < .05 > .08 .059 .052 .071 .060 .044<br />
GFI > .95 < .85 .981 .974 .962 .964 .958<br />
AGFI > .90 < .80 .955 .952 .932 .915 .920<br />
NFI > .90 < .80 .931 .903 .857 .862 .839<br />
CFI > .95 < .85 .959 .949 .901 .914 .924<br />
Índices de ajuste: FD = Función de discrepancia, χ2/gl = Cociente del estadístico chi-cuadrado y sus grados de libertad, p =<br />
Probabilidad de la prueba chi-cuadrada, PNCP = Parámetro de no centralidad poblacional (estimación media), RMS EA = Error<br />
cuadrático medio de aproximación, GFI = Índice de bondad de ajuste de Joreskog-Sorbom y AGFI = Índice ajustado de bondad<br />
de ajuste de Joreskog-Sorbom, NFI = Índice normado de ajuste de Bentler-Bonnett, CFI = Índice comparativo de ajuste de<br />
Bentler. Modelos: 1F-6: De un factor actitudinal: 3, 5, 6, 8, 9 y 10. 2F-8: De dos factores correlacionados de actitud (3, 5, 6, 8,<br />
9 y 10) y deseo (1 y 7). 1F-8: De un factor de actitud-deseo: 1, 3, 5, 6, 7, 8, 9 y 10.<br />
84 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | José Moral de la Rubia • Adrián Valle de la O.
tanto en hombres (.48) como en mujeres (.43), por lo<br />
que nuevamente la balanza se inclina a favor del modelo<br />
unidimensional con seis indicadores.<br />
Figura 1. Modelo de un factor con seis indicadores<br />
Figura 2. Modelo de dos factores, el primero con seis<br />
indicadores y el segundo con dos<br />
El ajuste del modelo de un factor con seis indicadores<br />
se mantiene en las muestras de hombres y mujeres, al<br />
ser contrastado por el método multigrupo. El ajuste es<br />
de bueno (GFI = .96, AGFI = .91, FD = 0.12 y PNCP =<br />
0.06) a adecuado (χ2/gl = 2.27, CFI = .91, RMSEA =<br />
.06 y NFI = .84), aunque se rechaza por la prueba chicuadrada<br />
(χ2 (18) = 40.94, p < .01). Todos sus parámetros<br />
son significativos en ambas muestras. <strong>No</strong> obstante,<br />
el ajuste es equivalente al modelo de dos factores correlacionados<br />
(dχ2 (38 – 18 = 20) = 64.15 – 40.94 =<br />
23.21, p = .28), el cual arroja también valores de buenos<br />
(GFI = .96, AGFI = .92, FD = 0.18, PNCP = 0.07<br />
y RMSEA = .04) a adecuado (CFI = .92 y NFI = .86),<br />
aún cuando se rechaza por la prueba chi-cuadrada (χ2<br />
(38) = 64.15, p < .01) (véase Tabla 2). La consistencia<br />
del factor general o primer factor de seis indicadores<br />
es alta en hombres (.72) y adecuada en mujeres (.64),<br />
pero la consistencia interna del segundo factor es baja<br />
<br />
<br />
Distribución de la escala reducida a seis ítems<br />
La media de la escala de actitud homofóbica de seis<br />
ítems es 2.53, con una desviación estándar de 1.67 y<br />
un error estándar de la media de 0.08, por lo que la<br />
estimación intervalar con un margen de confianza del<br />
95% la ubicaría entre 2.35 y 2.70. La mediana y moda<br />
coinciden en 2. La distribución es ligeramente asimétrica<br />
positiva (Sk = 0.27, EE = 0.13) y platicúrtica (K<br />
= -0.75, EE = 0.26), no ajustándose a una curva normal<br />
(Z K-S<br />
= 2.66, p < .01), es decir, se inclina hacia los<br />
valores bajos con mayor dispersión de lo esperado. La<br />
media es mayor en hombres (M = 3.05, DE = 1.76) que<br />
en mujeres (M = 2.21, DE = 1.53) (t(354) = -4.77, p<br />
< .01), manteniéndose la igualdad de varianzas entre<br />
ambas muestras por la prueba de Levene (F(221, 135)<br />
= 2.92, p = .09).<br />
Debe señalarse que en una muestra de 561 estudiantes<br />
de una universidad pública de Tamaulipas,<br />
integrada por 200 hombres (35.7%) y 361 mujeres<br />
(64.3%), la media de la escala EHF-6 fue de 1.51, con<br />
una desviación estándar de 1.50 y una mediana de 1<br />
(Moral & Martínez-Sulvarán, 2010), lo que es claramente<br />
diferencial con los actuales promedios (t(695.46)<br />
= 9.382, p
hacia la homosexualidad masculina (G-Abierto) es el<br />
más correlacionado con la escala EHF-6 (.71), seguido<br />
del factor de rechazo sutil hacia los hombres homosexuales<br />
(G-Sutil) (.69). La correlación con el factor de<br />
rechazo hacia las lesbianas es de .68.<br />
Discusión<br />
La Escala de Homofobia (EHF) se muestra consistente<br />
y de nuevo se recomienda su reducción a un único factor<br />
actitudinal con seis indicadores. El factor de deseo<br />
no sólo es inconsistente, sino que cuenta con un número<br />
insuficiente de indicadores. La escala EHF debe ser<br />
baremada por medio de percentiles, al no ajustarse a<br />
una curva normal, y también con normas diferentes<br />
para hombres y mujeres. Así estos resultados confirman<br />
los encontrados por Moral y Martínez-Sulvarán<br />
(2010) en una muestra de 561 estudiantes de una universidad<br />
pública de Tamaulipas.<br />
A pesar del rango limitado de la escala EHF en su<br />
versión de seis ítems, los valores de validez son altos<br />
para los ítems, factores y la puntuación total de la escala<br />
ATLG, incluso mejores que con la escala de actitud<br />
hacia la homosexualidad (EAH-10) de Moral y Ortega<br />
(2008), donde la correlación es menor a .70, como<br />
revela el estudio de Moral y Martínez (en prensa). Por<br />
lo tanto el presente estudio aporta nuevas evidencias<br />
de validez.<br />
Cárdenas y Barrientos (2008a), en una muestra<br />
de 142 estudiantes chilenos de psicología y economía,<br />
hallan diferencia estadísticamente significativa entre<br />
ambos grupos en la escala ATLG (reducida a un rango<br />
de cinco puntos); los 105 estudiantes de psicología promediaban<br />
más bajo (M = 2.<strong>19</strong>, SD = 0.80) que los 37 de<br />
economía (M = 2.85, SD = 1.08). Así la actitud de los<br />
estudiantes chilenos de psicología era de aceptación y<br />
la de los estudiantes de economía de indiferencia. En la<br />
presente muestra de 356 estudiantes mexicanos de<br />
ciencias de la salud la actitud, desde la escala ATLG<br />
reducida al rango de los ítems,es semejante a los estudiantes<br />
de economía chilenos (M = 4.43 en un rango<br />
de 9 puntos). Al considerar la escala de homofobia en<br />
su versión de seis ítems (EHF-6), la actitud de los estudiantes<br />
regiomontanos es de neutralidad, siendo claramente<br />
diferencial de la de aceptación de una muestra<br />
de estudiantes tamaulipecos de las facultades de ciencias<br />
sociales y humanidades (psicología, derecho, comunicación,<br />
turismo, lengua inglesa y economía). Esta<br />
diferencia en estudiantes mexicanos puede atribuirse<br />
a la influencia de aspectos religiosos e ideológicos.<br />
Diversos trabajos señalan que las actitudes negativas<br />
hacia la homosexualidad tienen una alta correlación<br />
con conservadurismo en valores (Morrison &<br />
Morrison, 2002), conservadurismo político (ideologías<br />
de derecha) (Hayes, <strong>19</strong>95; Steffens & Wagner, 2004) y<br />
religiosidad (Herek, <strong>19</strong>87). Debe destacarse que en la<br />
muestra de estudiantes de la salud de una universidad<br />
privada no hubo ninguno que se declarase sin religión,<br />
por el contrario, el porcentaje es del 13% entre los estudiantes<br />
de la universidad pública. Asimismo la adscripción<br />
a ideologías de derecha es más frecuente en<br />
la universidad privada frente a las ideologías de izquierda<br />
en la pública; de ahí que se atribuya a influencias<br />
ideológicas internalizadas en la familia y centros<br />
educativos ya desde la enseñanza pre-escolar.<br />
Como limitaciones del presente estudio debe mencionarse<br />
el carácter incidental de la muestra. Los datos<br />
sólo deben generarse a jóvenes universitarios que residen<br />
que ciudades del norte de México sin poderlos<br />
considerar estimaciones poblacionales, sino hipótesis;<br />
asimismo, la extrapolación de los resultados a jóvenes<br />
que trabajan, residentes de ámbitos urbanos y universitarios<br />
de otros estados o países hispanoparlantes<br />
requiere su contraste. Por otra parte, los datos tienen<br />
una naturaleza de autoinforme. Los resultados de validez<br />
pueden diferir con instrumentos de naturaleza<br />
proyectiva (Hegarty, 2003), de respuestas automáticas<br />
vegetativas (Adams, et al., <strong>19</strong>96) y tiempos de reacción<br />
en situaciones de coherencia semántica (Cárdenas &<br />
Barrientos, 2008b).<br />
Se recomienda el uso de la escala EHF en México,<br />
su estudio en relación con la deseabilidad social, a tal<br />
fin se pueden emplear el Inventario de Respuesta socialmente<br />
deseable de Paulhus (<strong>19</strong>98), que distingue<br />
dos factores: manejo de la impresión y autoengaño;<br />
asimismo, su investigación en muestras de otras poblaciones<br />
(por ejemplo, parejas casadas) y su estandarización<br />
por medio de percentiles desde un estudio<br />
de población general en México.<br />
86 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | José Moral de la Rubia • Adrián Valle de la O.
Referencias<br />
Adams, H. E., Wright, L. W. & Lohr, B. A. (<strong>19</strong>96). Is homophobia<br />
associated with homosexual arousal?<br />
Journal of Abnormal Psychology, 105 (3), 440-445.<br />
Aguirre, J. J. & Rendón, A. E. (2008). Aproximación a una<br />
masculinidad estigmatizada: hombres que tienen sexo<br />
con otros hombres. México: Consejo Nacional para<br />
Prevenir la Discriminación.<br />
American Psychological Association (2002). Ethical<br />
principles of psychologists and code of conduct.<br />
American Psychologist, 57 (12), 1060-1073.<br />
Barra-Almagiá, E. (2002). Influencia del sexo y de la<br />
tipificación del rol sexual sobre las actitudes hacia<br />
la homosexualidad masculina y femenina. Revista<br />
Latinoamericana de Psicología, 34 (3), 275-284.<br />
Cárdenas, M. & Barrientos, J. (2008a). The Attitudes<br />
Toward Lesbians and Gay Men Scale (ATLG):<br />
Adaptation and testing the reliability and validity in<br />
Chile. Journal of Sex Research, 45 (2), 140-149.<br />
Cárdenas, M. & Barrientos, J. (2008b). Actitudes explícitas<br />
e implícitas hacia los hombres homosexuales en<br />
una muestra de estudiantes universitarios en Chile.<br />
Psykhe, 17 (2), 17-25.<br />
Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por<br />
Homofobia (2005). Reporte de crímenes. México:<br />
Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por<br />
Homofobia.<br />
Gómez, M. M. (2007). Violencia, homofobia y psicoanálisis:<br />
entre lo secreto y lo público. Revista de Estudios<br />
Sociales, 28, 72-85.<br />
Hayes, B. (<strong>19</strong>95). Religious identification and moral attitudes:<br />
the British case. British Journal of Sociology, 46<br />
(3), 457-474.<br />
Hegarty, P. (2003). Homosexual signs and heterosexual<br />
silences: Rorschach research on male homosexuality<br />
from <strong>19</strong>21 to <strong>19</strong>69. Journal of the History of Sexuality,<br />
12 (3), 400-423.<br />
Herek, G. M. (<strong>19</strong>84). Attitudes toward lesbians and gay<br />
men: A factor analytic study. Journal of Homosexuality,<br />
10 (1/2), 39-51.<br />
Herek, G. M. (<strong>19</strong>87). Religious orientation and prejudice:<br />
A comparison of racial and sexual attitudes. Personality<br />
and Social Psychology Bulletin, 13 (1), 34-44.<br />
Herek, G. M. (<strong>19</strong>94). Assessing heterosexuals’ attitudes<br />
toward lesbians and gay men: A review of empirical<br />
research with the ATLG scale. En B. Greene y G.M.<br />
Herek (Eds.), Lesbian and gay psychology: Theory,<br />
research, and clinical applications (pp. 206-228).<br />
Thousand Oaks, CA: Sage Publications.<br />
Herek, G. M. (2000). The psychology of sexual prejudice.<br />
Current Directions in Psychological Sciences, 9 (1),<br />
<strong>19</strong>-22.<br />
Herek, G. & González, M. (2006) “Attitudes towards homosexuality<br />
among U.S. residents of Mexican descent”,<br />
The Journal of Sex Research, 43, 122-135.<br />
Kirk, K., Bailey, J., Dunne, M. & Martin, N. (2000).<br />
Measurement models for sexual orientation in a<br />
community twin sample. Behavior Genetics, 30 (4),<br />
345-356.<br />
Moral, J. (2010). Una propuesta explicativa integradora<br />
de la conducta homosexual. Revista Electrónica de<br />
Motivación y Emoción, 13 (34), 1-15. Recuperado el<br />
<strong>19</strong> de octubre de 2010, de http://reme.uji.es/articulos/numero34/article9/texto.html<br />
Moral, J. & Martínez-Sulvarán, J. O. (2010). Validación de<br />
una Escala de Homofobia creada en México. Revista<br />
Latinoamericana de Medicina Conductual, 1 (1), 99-<br />
108.<br />
Moral, J. & Martínez-Sulvarán, J. O. (en prensa). Validación<br />
de la Escala de Actitud hacia la Homosexualidad<br />
(EAH-10). Revista de Psicología Social, 26 (2).<br />
Moral, J. & Ortega, M. E. (2008). Diferencias de género<br />
en representación social de la sexualidad, así como<br />
en actitudes y conductas sexuales. Estudios sobre las<br />
Culturas Contemporáneas, 14 (28), 97-1<strong>19</strong>.<br />
Moral, J. & Ortega, M. E. (2009). Representación social<br />
de la sexualidad y actitudes en estudiantes universitarios<br />
mexicanos. Revista de Psicología Social, 24 (1),<br />
65-79.<br />
Moral, J. & Valle, A. (2011). De lo sutil y lo manifiesto en la<br />
Escala de Actitudes hacia Lesbianas y Homosexuales<br />
(ATLG) de Herek. Revista Electrónica <strong>No</strong>va Scientia,<br />
3 (2).<br />
Morrison, M. & Morrison, T. (2002). Development and<br />
validation of a scale measuring modern prejudice<br />
toward gay men and lesbian women. Journal of<br />
Homosexuality, 43 (2), 15-37.<br />
Paulhus, D. L. (<strong>19</strong>98). Manual for Balanced Inventory of<br />
Desirable Responding: version 7. (BIDR-7). Toronto,<br />
ON: Multi-Health Systems.<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | Validación de la Escala Mexicana de Homofobia EHF-6 | 87
Steffens, M. & Wagner, C. (2004). Attitudes towards lesbians,<br />
gay men, bisexual women, and bisexual men<br />
in Germany. Journal of Sex Research, 41 (2), 137-149.<br />
Verweij, K. J. H., Shekar, S. N., Zietsch, B. P., Eaves, L. J.,<br />
Bailey, J. M., Boomsma, D. I. & Martin, N. G. (2008).<br />
Genetic and environmental influences on individual<br />
differences in attitudes toward homosexuality: an<br />
Australian twin study. Behavior Genetics, 38 (3), 257-<br />
265.<br />
Fecha de recepción: Diciembre 2010<br />
Fecha de publicación: Marzo 2011<br />
88 | Psicología <strong>Iberoamericana</strong> | José Moral de la Rubia • Adrián Valle de la O.
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Ante las exigencias y problemas del siglo XXI la actualización<br />
del plan de estudios de la Maestría en Desarrollo Humano de<br />
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16 materias, responde formando graduados altamente<br />
capaces de integrar en su labor profesional, social y familiar,<br />
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para resolver los retos que estos tiempos reclaman.<br />
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Formar profesionales con calidad humana y académica que,<br />
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internos y externos con los que se enfrentan.<br />
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la Psicología como ciencia en áreas de investigación<br />
contemporánea que respondan a las necesidades relevantes<br />
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conocimiento de las bases conceptuales y metodológicas de<br />
la disciplina, capaces de realizar investigación original, de alta<br />
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Psicológica<br />
La Maestría en Orientación Psicológica es un programa de<br />
posgrado profesionalizante diseñado para proporcionar una<br />
formación teórico-práctica en la orientación psicológica. El<br />
plan de estudios de dos años busca dar a los alumnos un<br />
entrenamiento en habilidades clínicas por medio de lecturas,<br />
discusión, prácticas e internado.<br />
Es una maestría que responde a las necesidades contemporáneas<br />
de actualización de los profesionistas dedicados<br />
al área de salud mental, que requieren de una preparación de<br />
alto nivel en las áreas de prevención, evaluación e intervención.<br />
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Programa con acreditación nacional (SEP-RVOE) e internacional<br />
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social de vincular la generación de conocimientos a favor<br />
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Instrucciones para Autores<br />
La revista Psicología <strong>Iberoamericana</strong> del Departamento de Psicología<br />
de la <strong>Universidad</strong> <strong>Iberoamericana</strong>, comienza una nueva etapa la cual<br />
pretende llevar a cabo un análisis crítico así como sostener una postura<br />
inter y transdisciplinaria de las temáticas que se aborden.<br />
Con este motivo, se convoca a los profesionales de la Psicología<br />
y de áreas afines, investigadores, profesores y estudiantes, a enviar resultados<br />
de investigación, artículos de reflexión, de revisión temática<br />
y/o estudios de caso, que brinden una visión crítica, de aplicación y<br />
práctica de campos de estudio de interés para la Psicología.<br />
Los trabajos susceptibles de ser publicados deberán corresponder a<br />
alguna de las líneas editoriales de la revista:<br />
1. Aportaciones de investigación, docencia y práctica profesional.<br />
2. Análisis críticos de metodologías y teorías.<br />
3. Reflexión sobre el contenido e historia de la psicología y campos<br />
afines.<br />
Los textos deberán ser inéditos y no podrán ser considerados simultáneamente<br />
para publicación en ninguna otra revista y otro medio impreso.<br />
El Consejo Editorial los someterá a dictamen Doble Ciego por<br />
Pares ante dos miembros del Comité Arbitral y, para su publicación,<br />
los dos dictámenes deberán ser aprobatorios. En caso de empate, el<br />
artículo a evaluar se someterá a un tercer dictaminador.<br />
El estilo y condiciones de las contribuciones deberán ceñirse a<br />
las normas aprobadas por el Consejo Nacional para la Enseñanza<br />
e Investigación en Psicología de México, señaladas en American<br />
Psychological Association (APA, 2001/2002). Manual de estilo de publicaciones<br />
de la American Psychological Association (3ª Ed. en<br />
Español, de la 6ª Ed. en Inglés). México: Manual Moderno.<br />
Las contribuciones deberán incluir (en español y en inglés) el<br />
título del trabajo (no mayor a 15 palabras), un resumen de entre 120<br />
y 150 palabras y cinco descriptores, elegidos con base en American<br />
Psychological Association. (2001). Thesaurus of psychological index<br />
terms (9th ed.). Washington, DC: Autor.<br />
El texto de los trabajos (a la exclusión de título, resumen y descriptores<br />
y sus respectivas traducciones, referencias, tablas y gráficas) deberá<br />
tener una extensión máxima de 15 cuartillas tamaño carta, a doble<br />
espacio, con márgenes uniformes de 2.5 cm, en procesador de palabras,<br />
formato Word, letra Arial tamaño 11.<br />
Al mismo tiempo, el autor o autores, deberán incluir su nombre<br />
completo sin nombramiento o grado académico, nombre la institución<br />
adscrita, con sus datos personales, correo electrónico y teléfonos a una<br />
nota al pié de la primera pág. Es responsabilidad del autor mantener<br />
actualizados sus datos.<br />
Las referencias no deben exceder en un 40% a ser información obtenida<br />
de Internet; así como éstas deberán pertenecer a bases de datos,<br />
revistas electrónicas o blogs informativos permanentes, no de libros o<br />
información directa de la red.<br />
Los trabajos deberán ser enviados por correo electrónico a:<br />
psicología.iberoamericana@uia.mx<br />
El esquema que se presenta a continuación pretende informarles de<br />
las distintas etapas del proceso de edición y publicación.<br />
FASES ACTIVIDADES TIEMPO<br />
RECEPCIÓN DE TEXTOS<br />
REVISIÓN DE TEXTOS POR EL EDITOR<br />
a) El editor reenvía al autor su artículo junto con los<br />
requerimientos necesarios respecto al texto.<br />
Todo el año<br />
Se manda respuesta de recibido a la semana<br />
después de haber recibido el artículo<br />
1ª CORRECCIÓN a) El autor envía el texto corregido Se espera artículo corregido.<br />
ARBITRAJE<br />
a) El artículo se somete a la revisión de dos miembros del<br />
Comité de Arbitraje<br />
Dos meses<br />
2ª CORRECCIÓN a) El autor envía el texto corregido por segunda vez 15 días<br />
CARTAS DE ACEPTACIÓN,<br />
CORRECCIÓN O RECHAZO<br />
RECEPCIÓN DE MANUSCRITOS<br />
CORREGIDOS (2ª CORRECCIÓN)<br />
ACEPTACIÓN DE PUBLICACIÓN<br />
Y CESIÓN DE DERCHOS<br />
PUBLICACIÓN<br />
a) El editor envía al autor una carta de aceptación, corrección<br />
o rechazo. En caso de que sean necesarias correcciones, se le<br />
informa al autor para que las lleve a cabo.<br />
a) El editor recibe los manuscritos y si es necesario los manda a<br />
una segunda revisión con el Comité Arbitral<br />
a) Una vez aceptado el artículo para publicación, se le solicitan<br />
al autor tres cartas de cesión de derechos en original por triplicado<br />
con firma por todos los autores.<br />
b) El editor recibe las cartas.<br />
a) Los trabajos aprobados son sometidos a una corrección final<br />
de estilo.<br />
b) Impresión y producción.<br />
c) Información por e-mail de la presentación pública y se le<br />
solicita al autor pasar por un ejemplar de cortesía.<br />
Un mes<br />
Un mes<br />
Un mes.<br />
Un mes<br />
El autor recibirá notificación sobre la decisión del Consejo Editorial y en ningún caso se devolverán los manuscritos recibidos. <strong>No</strong> existirá compromiso<br />
de publicación.<br />
La presentación de una contribución a dictamen para su publicación será considerada como cesión de los derechos de autor a la revista de<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong>.
Instructions to Authors<br />
Psicología <strong>Iberoamericana</strong>, diffusion journal of the Psychology Department<br />
at the <strong>Universidad</strong> <strong>Iberoamericana</strong> - Mexico City, addresses professionals,<br />
students and researchers in the health area. Is a published<br />
biannually and it s committed to provide the fortification of research,<br />
teaching and professional practice of psychology in it’s different approaches,<br />
by disseminating the work of scholars, practitioners and<br />
graduate students, with special emphasis on the Education System<br />
UIA-ITESO and the Iberoamerican region.<br />
The work likely to be published must pertain to any of the editorial<br />
guidelines of the journal:<br />
1. Contrubutions including qualitative or quantitative reaserch,<br />
teaching and profesional practice.<br />
2. Critical analysis of methodologies and theories.<br />
3. Reflection on the content and history of psychology and related<br />
fields.<br />
Manuscripts must be unpublished and must not have been published<br />
or submitted for publication elsewhere before appearance in this journal.<br />
The Editorial Board will submit the articles to a peer review, double<br />
blind, at least from two members of the Arbitration Committee. Both<br />
opinions should be of approval for publication, if contrary, the article<br />
would be submitted to a third reviewer.<br />
The Editorial Board will submit the articles to a peer review, double<br />
blind, at least from two members of the Arbitration Committee, 1 internal,<br />
1 external, and/or another collaborator, although he is not listed<br />
in the directory, recommended for his experience in a particular topic.<br />
The Editorial Council will submit a report by double blind pair, of<br />
at least two members of the Arbitrary Committee, one internal and one<br />
external, otherwise a third or external will be submitted to the directory<br />
from the arbitrary committee, by recommendation and experience<br />
with the particular subject.<br />
The style, conditions, and above all, the citation within the text<br />
and reference list of the submissions, are requested to adhere to the<br />
standards approved by the Consejo Nacional para la Enseñanza e<br />
Investigación en Psicología de México, mentioned in the American<br />
Psychological Association (APA, 2001/2002). Publication Style Manual<br />
of the American Psychological Association (3 rd . Ed. in Spanish; 6 th Ed.<br />
in English). Mexico: Manual Moderno.<br />
Specifically, contributions should include the article title (no more<br />
than 15 words), an abstract of 120 and 150 words and 5 key words,<br />
chosen based on the American Psychological Association, (2001).<br />
Thesaurus of Psychological Index Terms (9th ed.). Washington, DC,<br />
(In both Spanish and English). The text of the manuscript (including<br />
theoretical framework, method, results, discussion, conclusions<br />
and references) must be submitted double - spaced (excluding from<br />
this format: title, resumen, descriptores, abstract, key words, tables<br />
and/or graphics). The maximum length of the manuscript should be 15<br />
letter-size pages, with uniform margins of 2.5 cm, composed in Word,<br />
Arial font size 11 pts.<br />
References should not exceed 40% to be information obtained from<br />
the Internet, and these will belong to databases, electronic journals or<br />
blogs permanent information, not books or information directly from<br />
the web.<br />
At the same time, the author or authors, should incluye: full name<br />
without appointment or academic degree, institution of allegiance and/<br />
or department or faculty membership, mailing address, email, phone<br />
and/or fax including area code at the bottom of the first page of the<br />
document.<br />
It is the author’s responsibility to keep an updated data the editing<br />
process.<br />
Papers should be emailed to: psicología.iberoamericana@uia.mx.<br />
The author will receive notification on the decision of the<br />
Arbitration Board and the manuscripts received will not be returned<br />
under any circumstance. There will be no publishing commitment.<br />
The diagram that is presented, has the single propose of informing<br />
about the approximated times and of the different phases of the<br />
process of editing/publication.<br />
PHASES ACTIVITIES TIME<br />
TEXT RECEPTION All the year round<br />
1º REVISION OF TEXTS BY THE EDITOR a) The editor will re-send his/her article<br />
Weekly answers are send of “received”,<br />
after receiving the article<br />
1º CORRECTION a) The author forwards the corrected text One waits for the article corrected<br />
ARBITRARY<br />
ACCEPTANCE LETTERS, CORRECTED<br />
OR DECLINED<br />
MANUSCRIPT RECEPTION<br />
(2º CORRECTION)<br />
PUBLISHING ACCEPTANCE AND<br />
RELEASE FORM.<br />
Publication<br />
a) The article will be submitted to revision by two members of<br />
the Arbitrary Council<br />
a) The editor sends the author an acceptance letter, correction or<br />
declination. In case of it corrections being necessary, the author<br />
is informed so he can make them possible<br />
a) The editor receives the manuscripts, and of being<br />
necessary he sends them to a second revision with the<br />
Arbitrary Committee<br />
a) Once accepted the article for publication, its requested that<br />
the author gives three “publication release forms”, original,<br />
triplicated with signature by all authors<br />
b) The editor receives the letters<br />
a) The works that have been approved with be submitted to a<br />
final correction of style.<br />
b) Printing and Production.<br />
c) Information will be send by email about the public presentation<br />
and a request to the author to come for a free sample.<br />
Two Months<br />
15 Days<br />
1 Month<br />
1 Month<br />
1 Month<br />
The presentation of a contribution subject to evaluation for its publication will be considered as transfer of copyright to revista de Psicología <strong>Iberoamericana</strong>, for<br />
its reproduction, publication, editing, co-publishing, translation, distribution, dissemination and/or marketing for any print and/or electronic media.