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Editorial
S
in duda nos toca vivir un milenio convulsionado.
Pero la meta es que vayamos al
fondo del asunto. Que no nos quedemos en la
superficie, intentando acallar nuestra lucha
interior con la globalización y el calentamiento
global o con las actitudes y conductas de
los líderes del mundo.
Como tenemos la información mundial al alcance
de un clic, es más fácil y simple permitir
que todo lo de fuera se apodere de nuestra
mente y de nuestra voluntad, a que
heroicamente dediquemos tiempo a la reflexión
y al análisis de nuestro mundo pequeño.
Y pasan los días o mejor aún los días nos
pasan y continuamos con el mismo vacío, las
mismas insatisfacciones y circunstancias aplazadas
y sin resolver.
Qué diferente sería la vida de cada persona si
pudiera definir su proyecto de vida, si estableciera
metas claras, si fuera más importante el
ser que el tener. Esto supone mucha introspección,
conocimiento personal e inversión en
tiempo y formación para ejercer libremente
la decisión de escoger siempre lo mejor para
su vida en función de sus valores y lo apropiado
para cada momento.
Todo esto tiene que ver con educar. Educar la
mente, el cuerpo, el alma y la voluntad. Educar
para las decisiones más importantes de la
vida: con quién voy a vivir y de qué voy a vivir,
matrimonio y profesión.
Este es el gran reto de cada ser humano, aprender
a ser, aprender a construir su felicidad,
aprender a compartir y a convivir en armonía.
¿Podremos llegar a estos niveles de conciencia
humana con aproximadamente seis horas de
televisión e internet en promedio por día, de
seis a ocho horas de trabajo diarias y las otras
ocho repartidas entre el tráfico y los quehaceres
rutinarios? Definitivamente, no. Quizá debamos
plantearnos la pregunta de manera distinta.
¿Podremos conocernos y saber lo que
queremos y hacia dónde vamos si no usamos
nuestra mente y todo nuestro potencial psicológico
y espiritual?. La respuesta es la misma:
definitivamente, no.
Se requiere tiempo para la reflexión, para el
planteamiento y la revisión de metas, para el
análisis de lo que hayamos obtenido por el
camino, bueno o malo. ¿Podríamos imaginar
alguna empresa exitosa que no dedique tiempo
para hacer inventario, para revisar metas,
estrategias y objetivos?. ¿Y cuál es su mayor
empresa?. Creo que estaremos de acuerdo, en
que es SU VIDA. Su vida personal, familiar,
laboral y ciudadana.
Para eso existe esta revista, para ayudar a pensar
en lo importante, para educar en lo que no
perece ante las crisis, para resaltar en todo momento
y circunstancia que lo más importante
es la persona, ese ser de carne y hueso, con
dignidad por su origen y esencia, que luchando
cada día su propia batalla quiere tener el
señorío sobre las criaturas, tal como fue concebido
para la especie humana, aunque la publicidad
y el materialismo le griten sórdidamente
que la felicidad está en poseer cosas y
hasta personas.
Revista Educación en Valores. Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2008 - Vol. 2. Nº 10

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Si ha logrado leer hasta aquí, maravilloso.
Quizá lo reten muchas preguntas. Eso es una
buena señal; cuestionarse es vital para el desarrollo
humano. Lamentablemente las respuestas
en su inmensa mayoría están dentro
de cada quien. Claro que a veces acudir a expertos
es una especie de comodín que ayuda,
pero siempre es la persona, la que tiene la última
palabra. Por ello, en vez de respuestas,
aquí tiene una serie de preguntas que podrán
ayudarle a ser y a convivir con mayor felicidad:
¿pude dedicar menos tiempo a la televisión
y al Internet, para usarlo en leer libros de
crecimiento personal, conversar con personas
interesantes empezando por su familia, hacer
un poco más de ejercicio?, ¿tiene metas claras
para su vida a corto, mediano y largo plazo?,
¿desde cuándo no hace lo que más le agrada
hacer? ¿por qué se siente insatisfecho después
de haber adquirido ese bien material que
tanto anhelaba?, si tiene hijos ¿cuáles son los
valores en los que los está educando? ¿le agrada
la convivencia en su familia?, … Obviamente
no son preguntas de verdadero y falso, cada
una amerita su reflexión. Intente encontrar sus
mejores respuestas, le aseguro que se sentirá
mucho mejor.
Prof. Ramona de Febres
Directora-Editora