Tomo III. Luis Vitale C - Archivo Chile
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costos a un plazo relativamente largo, debido a las innovaciones tecnológicas y a la reducción del período de<br />
vida útil del capital fijo, que le permiten hacer cálculos precisos de depreciación y obsolescencia de la<br />
maquinaria.<br />
Según Mandel "la tercera revolución industrial, al igual que las dos anteriores, implica un enorme<br />
incremento en el volumen de la producción industrial, y existe una nueva y aguda contradicción entre las<br />
capacidades productivas, aparentemente ilimitadas, y los límites de la demada efectiva del "mercado". Las<br />
crecientes dificultades para la realización de la plusvalía conducen a un constante incremento de los costos de<br />
venta y al desarrollo de la mercadotecnia, y a los cálculos de la elasticidad de la demanda (...) La solución<br />
económica implica un cambio en la naturaleza de la inversión que pone fin a la inversión "extensiva" u<br />
horizontal (es decir la creación de nuevas plantas y empresas) y se concentra en inversiones "intensivas" o<br />
verticales, es decir en medios que reducen la utilización de la fuerza de trabajo. Esto explica el desarrollo<br />
masivo de la automatización, cuyo fin es reconstruir el ejército de reserva del trabajo, que tenderá a<br />
producirse cuando el crecimiento en la productividad supere el crecimiento anual de la producción. Esta es la<br />
fuerza económica que ayuda a hacer permanente la innovación tecnológica". 7<br />
Demás esta decir que este reajuste del capitalismo mundial ha sido incapaz de evitar la crisis, la<br />
desocupación masiva, la inflación galopante y otras lacras del sistema. Más aún, ese tipo de desarrollo ha<br />
provocado la crisis ecológica más grave de la historia.<br />
A principios de la década de 1950, con el inicio de la guerra de Corea y del conato de conflicto<br />
militar de los Estados Unidos contra la revolución China, el imperialismo estaba en la línea de declarar la<br />
tercera guerra mundial. Para ello necesitaba aplastar al proletariado mundial y al movimiento anticolonial y<br />
nacionalista e instaurar regímenes fascistas en Europa y en el mismo centro imperial. Pero no pudo lograrlo,<br />
en ese entonces, y la relación de fuerzas se le fue haciendo cada vez más desfavorable con los avances de la<br />
revolución anticolonial y socialista. Paralelamente, la Unión Soviética lograba igualar e incluso superar en<br />
algunos aspectos el poderío militar de los Estados Unidos.<br />
Antes, la carrera armentista se daba entre países capitalistas y terminaba en guerras mundiales<br />
cuando uno de los imperialismos -como fue el caso del alemán- se creía en mejores condiciones de triunfar. A<br />
partir de los años 50, la carrera armamentista se entabló entre el imperialismo y un Estado no capitalista.<br />
Contradictoriamente, se daba también el fenómeno de que el principal Estado en transición al socialismo<br />
sufría profundas deformaciones burocráticas.<br />
Uno de los hechos más destacados de la segunda posguerra mundial fue la lucha de los pueblos<br />
asiáticos y africanos por su liberación nacional y, en algunos países, también social. Hechos coyunturales<br />
aceleraron este proceso a partir de los años 50: la experiencia de los pueblos durante la guerra mundial y la<br />
crisis de posguerra de los viejos imperios.<br />
El ascenso revolucionario de los países coloniales y semicoloniales cambió la relación de fuerzas a<br />
escala mundial, colocando al imperialismo en una situación totalmente distinta a la de los primeros años de<br />
posguerra. En esta lucha de los pueblos coloniales y semicoloniales es necesario distinguir dos tipos de<br />
procesos: uno, en el cual la revolución obrera y campesina, nacional y social, alcanzó el triunfo (China, Corea<br />
del Norte e Indochina, además de Cuba), y otro, en el que el movimiento de liberación nacional fue<br />
canalizado por la burguesía nativa. Esta distinción es fundamental para poner al desnudo la falacia de que el<br />
llamado Tercer Mundo es un bloque homogéneo y con aspiraciones comunes.<br />
7 ERNEST MANDEL: Ensayos sobre el neocapitalismo, Ed. ERA, México, 1971, pp. 17 y 19.<br />
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