Sistema institucional de evaluación de los estudiantes - Corsaje

INTRODUCCION
Para el fundador de la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, San Juan Bautista
de la Salle, fue centro de preocupación e interés, la atención educativa a los necesitados desde la
perspectiva de la vivencia vocacional y carismática; su visión llega al punto de considerar que ésta
se desprende de la voluntad de Dios. Al respecto la Meditación No. 1, punto I. para el tiempo de
retiro señala que “es Dios tan bueno que quiere que todos los hombres lleguen al conocimiento de
la verdad”, indica que la tarea del Hermano, del maestro, es de tal delicadeza e importancia que se
convierten en “Ministros de Dios y dispensadores de sus ministerios” (Med.No.1, T.R.2).
Esta idea central de la educación, especialmente para los más necesitados, ha hecho posible que a
lo largo de muchos siglos la escuela Lasallista tome identidad y se perfile como un espacio desde el
cual se promueve una formación humana, cristiana y académica a sus protagonistas. En otros
términos, hacer del espacio escolar un lugar para la salvación de sus miembros, no solo desde la
instrucción catequística del mensaje de Dios, sino a través incluso del saber profano.
Todas estas realidades juntas permiten identificar en la Escuela Lasallista un espacio propicio para
que el estudiante crezca y madure, se forme como persona en la responsabilidad, practique y viva
valores como la fe, la justicia, la fraternidad, el servicio y el compromiso. El Señor de la Salle y por
lo tanto la escuela Lasallista, ha centrado toda su atención en la persona del Educando; por ello el
aprendizaje, la adquisición y desarrollo de habilidades y destrezas, se localiza básicamente desde
la promoción de las potencialidades del estudiante, en la consideración fundamental de su
capacidad y sus posibilidades, mas que en sus fallas y limitaciones.
Atento al deber de promover y procurar todo tipo de recursos para alcanzar la salvación de los
jóvenes, la perspectiva Lasallista asume desde sus orígenes unas directrices claras con relación al
acto pedagógico y a sus implicaciones.
En torno a la Evaluación Escolar el Santo Fundador hace referencias explicitas, especialmente
centradas en situaciones como la corrección y sus tipos, así como al castigo y la represión; pero al
mismo tiempo hace una mención exclusiva y particular, que precede a la concepción de los
castigos, sobre la base de la acción formativa del Educador; incluso, como uno de los datos que
puede marcar hito en la historia de la pedagogía, tal vez la alusión mas explicita al proceso
evaluativo está determinada en las ideas sobre el seguimiento y manejo mínimo de datos y
conductas del estudiante, plasmadas en un catalogo de seguimiento.
En este sentido el Modelo Educativo del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, asume desde los
procesos de Aprendizaje (o de la construcción del conocimiento), el abordaje evaluador de las
áreas de Desarrollo Humano. De hecho los diferentes desarrollos y respectivas valoraciones, (En lo
corporal, cognitivo, comunicativo, ético, espiritual y estético) en la escuela tienen un contexto
específico: el evento educativo generado en el aula. Esto nos permite concluir que toda la
instrumentación, las estrategias y procedimientos evaluativos del crecimiento en dichas áreas y
dimensiones, están supeditados a los procesos de aprendizaje en el aula.
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