07.11.2014 Views

virología - Severo Ochoa

virología - Severo Ochoa

virología - Severo Ochoa

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Artículos Originales<br />

MITOLOGÍA Y EPIDEMIAS. SAN JORGE Y EL DRAGÓN<br />

Rafael Nájera Morrondo<br />

rafael.najera@isciii.es<br />

Escuela Nacional de Sanidad<br />

Instituto de Salud Carlos III<br />

Madrid<br />

La enfermedad pestilencial, la epidemia, se asocia al<br />

viaje, al desplazamiento, tanto de personas, como<br />

de la misma enfermedad, ya que la epidemia viene<br />

de fuera; de fuera geográficamente hablando, o de fuera<br />

del ambiente social, esclavos, judíos, intocables, dependiendo<br />

de la sociedad de que tratemos y de los estamentos<br />

sociales afectados, con un componente clasista de<br />

enorme trascendencia.<br />

La dinámica patogénica, la morbilidad y la mortalidad<br />

asociadas a la particular dolencia, junto a una serie de factores<br />

epidemiológicos asociados, van a configurar el escenario<br />

de la representación social de la epidemia. Así, podemos<br />

imaginar el distinto grado de consideración y de<br />

generación de ansiedad y aun de pánico que una enfermedad<br />

va a inducir, dependiendo de la rapidez, extensión,<br />

gravedad, sufrimiento y mortalidad que produzca. Todo<br />

ello tiende a generar rechazo, miedo y deseos de separarse<br />

del foco infeccioso. Si, además, una serie de factores epidemiológicos<br />

contribuyen al rechazo, como afectar a poblaciones<br />

o grupos sociales ya marginados por la sociedad,<br />

el resultado va a ser de discriminación total, culpabilizando<br />

a minorías y a los propios afectados por prácticas<br />

que el grupo social no admite, al menos abiertamente.<br />

Todo esto ha configurado, a lo largo de la historia, la actitud<br />

que las poblaciones han tenido frente a las epidemias,<br />

y que podemos esquematizar siguiendo al malogrado<br />

Jonathan Mann [5] en sus comentarios inspirados en el<br />

libro de Ranger y Slack sobre Epidemics and ideas [7] , de la<br />

siguiente forma:<br />

1.– La dinámica de la epidemia con sus características<br />

de movilidad, viene de algún sitio y, por tanto, se<br />

puede identificar un «culpable», en general algunas<br />

minorías.<br />

2.– Conduce a un sentimiento de purificación de la sociedad,<br />

eliminando o luchando contra las costumbres<br />

que la sociedad rechaza.<br />

3.– Se originan actitudes de miedo y piedad hacia los<br />

pobres y marginados.<br />

4.– El debate sobre la epidemia sustituye al debate social.<br />

5.– Entre los afectados se origina la creencia y el recelo<br />

de que la epidemia ha sido urdida por los poderosos.<br />

6.– Se desarrolla un resentimiento hacia los profesionales<br />

de la Medicina y miedos de las autoridades para<br />

informar a la población, con el pretexto de no inducir<br />

pánico.<br />

En general, estas actitudes se han repetido a lo largo de la<br />

historia cada vez que ha aparecido una epidemia nueva, la<br />

cual siempre va a tener un elemento común, cual es, al<br />

menos al principio, el desconocimiento en torno a ella, tanto<br />

de las causas, como de las vías de transmisión y de su morbilidad<br />

y letalidad. El tiempo que ha durado este desconocimiento<br />

ha variado a lo largo de la historia, acortándose a medida<br />

que los avances en la investigación han permitido, cada<br />

vez, resolver esos enigmas con mayor celeridad [Figura 1].<br />

Hasta muy recientemente, bien entrado el siglo XIX, en<br />

que comienzan a estudiarse y descubrirse los agentes etiológicos<br />

de las enfermedades infecciosas, el hombre se ha<br />

visto enfrentado a epidemias que surgían sin ninguna explicación<br />

aparente y que, por tanto, se han achacado a<br />

causas sobrenaturales. Así, la primera teoría etiológica<br />

fue «la ira de Dios», como se aprecia en el segundo libro<br />

de la Biblia, el Éxodo (9:14) «ahora, extendiendo mi mano,<br />

puedo extender la pestilencia sobre ti y sobre tu pueblo». A<br />

partir del pecado original y la subsiguiente expulsión del<br />

Paraíso, Adán y Eva llevaron la enfermedad y la muerte<br />

a sus descendientes, como castigo por su desobediencia.<br />

Virología | Volumen 14 - Número 2/2011<br />

<br />

2

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!