dm20140812

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LAS COMISIONES
DE POSTULACIÓN
Y LA SOCIEDAD
TRADICIONAL
Hugo Novales Contrares
@hugonc
Guatemala es hoy, como al momento
de la instalación de la
democracia electoral, en 1985,
una sociedad en transición.
Aceptada internacionalmente
como un país democrático (le
llamamos “democracia defectuosa”),
e inserto en el contexto
del capitalismo global (aunque
muchos afirmen que tiene rasgos
mercantilistas o feudales).
Guatemala aspira a ser moderna,
pero es en realidad muy tradicional,
y esto se refleja en la política,
las políticas y la legislación. Las
comisiones de postulación son
un caso para estudiar.
Su diseño en 1985 asignaba un
rol preponderante a los gremios
profesionales y a la academia,
ambos dominados por vacas
sagradas, que en base a su conocimiento
de la cosa pública
podrían separar el trigo de la
cizaña y postular a los profesionales
más aptos e idóneos para el
ejercicio de la función pública.
Treinta años más tarde, el sistema
es cuestionado y se propone
“modernizarlo”, dotando de apariencia
objetiva a los procesos de
postulación.
Esta superficie objetiva, concretada
en la tabla de gradación
es hoy el centro de una disputa
multipolar entre actores de signo
diverso, algunos más legítimos
que otros. No obstante,
muy poco de lo que ocurre en el
seno de las comisiones de postulación
pasa por la superficie.
Buena parte de los problemas
están relacionados con su carácter
tradicionalista, por naturaleza
propenso a la exclusión y
a la opacidad. Sin embargo, cambiar
este problema, el de fondo,
requiere tiempo y esfuerzo que
nadie parece dispuesto a invertir.
EL RETO DE
ELIMINAR LA
VIOLENCIA EN
CONTRA DE LAS
MUJERES EN EL
PAÍS Y EL MUNDO.
Ángel Eduardo del Valle
@angeldvg
Guatemala es hoy, como al
moTodos los días, cerca de
10 millones de niñas y adolescentes
en todo el mundo están
expuestas a una gama de
abusos que incluyen: incesto,
violación, amenazas sexuales,
explotación, humillación,
violencia doméstica, sexo
forzado, tortura, mutilación
genital femenina, matrimonios
en la niñez, entre otros.
Estos abusos se reportan en
mujeres de todas las edades,
siendo especialmente preocupantes
aquellos que ocurren
en niñas y adolescentes.
En Guatemala cerca del 10
por ciento de las mujeres menores
de 18 años reportan haber
experimentado violencia
doméstica; treinta por ciento
aseguran que el inicio de la
vida sexual ocurrió antes de
los 13 años y un veinte por
ciento afirman haber experimentado
un embarazo no
deseado antes de los 15 años.
Para la mayoría de estas mujeres,
el prevenir estos abusos
a edades tempranas está fuera
de su control, pues muchas de
ellas ya abandonaron la escuela
(o nunca asistieron) y
viven en comunidades donde
la pobreza, la exclusión y
la desinformación de sus derechos
básicos son constantes
históricas.
En luces de la experiencia de
violencia que reportan las
niñas y adolescentes del país,
es un hecho que los esfuerzos
por eliminar todas las formas
de violencia en contra de las
mujeres no son suficientes.
Para acelerar el proceso debemos
priorizar la inversión
sostenida e intencional en
cobertura y permanencia
escolar, en espacios seguros
de formación y capacitación,
en la educación integral en
sexualidad y en servicios de
planificación familiar. En la
medida que la sociedad no
asuma como su responsabilidad
eliminar la violencia de
la vida cotidiana, el riesgo de
experimentar malos resultados
para los millones de niñas
que están creciendo hoy
en el país seguirá en aumento.
¿Qué esperamos para asumir
el compromiso?
*Datos extraídos del “Compendio
estadístico sobre la
situación de las niñas y adolescentes”
(INE, 2013).