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Por<br />
Ricardo Luis Sabattini<br />
Instructor Náutico.<br />
Club de Regatas Rosario<br />
E<br />
l relato es de una travesía, una aventura<br />
soñada en compañía de mis hermanos y<br />
amigos, a bordo de un velero, uniendo Rosario<br />
con la ciudad de Split en Croacia. La embarcación<br />
fue construida en el año 1963 en madera,<br />
diseñada por Frers, Clase Dorado B de 11<br />
metros de eslora, y lleva por nombre “Jonense”.<br />
La misma noche en que surgió la propuesta<br />
del viaje, tranquilo, con un atlas y las cartas<br />
meteorológicas, comencé a idear la ruta posible,<br />
a calcular las millas y estudiar a fondo lo<br />
más importarte, la meteorología, ya que cada etapa tiene su momento<br />
favorable en el año. Había que partir en enero o febrero para evitar la<br />
época de huracanes en el cruce atlántico, de acuerdo a mi experiencia<br />
en navegaciones anteriores.<br />
Preparé el barco para una travesía oceánica, vital para el éxito<br />
de un proyecto de estas características y para evitar sorpresas en<br />
alta mar. En primera instancia tendríamos que llegar hasta el sur de<br />
Brasil, luego al Caribe huracanado, y finalmente cruzar el Atlántico.<br />
No fui con la idea de llegar; el desafío siempre fue intentarlo.<br />
Travesía en alta mar<br />
Llegó el día de la partida, el 6 de febrero de 2007. La primera etapa<br />
fue hasta La Paloma, último puerto uruguayo, donde esperamos<br />
un frente frío para remontar el sur de Brasil. La navegación por el Río<br />
de la Plata fue bastante exigente y nos sirvió para ir reconociendo el<br />
barco.<br />
Tras llegar a Río Grande do Sul, primer puerto brasilero, nos tomamos<br />
15 días para realizar todos los arreglos necesarios antes de seguir<br />
rumbo a Angra dos Reis. Ya aquí habíamos sorteado el sur de Brasil,<br />
.26 | Doquier Un estilo de vida
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