El Castillo del Dr. Perujo - Uruguay Educa
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ealización de un viejo anhelo. En 1894, gracias a una envidiable determinación, espíritu de<br />
empresa e intuición para moverse en los espacios más convenientes (sin olvidar la dote de<br />
Carmen Olivera), el <strong>Dr</strong>. <strong>Perujo</strong> prosperaba. Desde un punto de vista psicológico, la vivienda<br />
calmaba el ansia de seguridad de quien había vivido la traumática experiencia <strong>del</strong> desarraigo en la<br />
emigración; de ahí que fuera un sueño a alcanzar. Beretta Curi notó además que los nuevos ricos<br />
que habían logrado un capital gracias a su empeño exponían, paradójicamente, una “austera<br />
ostentación” 11 ; esta es observable en la casona <strong>del</strong> abogado (para quien hay que dejar de lado el<br />
calificativo de “rico”, por exagerado), de sobrio despliegue que relucía por su imponencia y fina<br />
sobriedad en lugar de lujo o exceso (al cual, por otra parte, el <strong>Dr</strong>. <strong>Perujo</strong> se oponía 12 ).<br />
País en transición<br />
<strong>El</strong> conjunto seguramente recordaba una pequeña fortaleza, con mirador, ventanas enrejadas,<br />
acceso posterior a través de un portón de arcada y patio central para comunicar las<br />
“dependencias” en un ámbito seguro. Sin embargo, los tiempos de salteadores y guerras civiles<br />
constantes iban quedando atrás en un país que admiraba la Europa de la Belle Époque 13 y se<br />
esforzaba por refinarse y olvidar los tiempos de barbarie. Las medidas protectoras se<br />
atemperaron: en el castillo coexistían ventanas enrejadas y puertas vulnerables, el mirador<br />
ornamental (e incompleto: probablemente hubiera lucido -como los elegantes de Montevideo- una<br />
baranda de hierro labrado y un techo de vidrios sobre armazón de pétalos) se usaba para<br />
identificar visitantes y no bandidos, las funciones de moderador climático y lugar donde pasar<br />
ratos de ocio se impusieron para el patio y bajo la arcada probablemente no había otro cierre que<br />
una portera de madera, obstáculo más para los animales domésticos que para los intrusos.<br />
La casona de los <strong>Perujo</strong> Olivera reflejaba así un país en transición de un pasado tumultuoso a<br />
un futuro estable. Las guerras civiles terminarían oficialmente apenas diez años después.<br />
11<br />
Los hacedores de milagros: familias de inmigrantes italianos y empresariado industrial, p. 278.<br />
12<br />
Cfr. infra la cita de una carta a Lita y su crítica al “lujo chillón”.<br />
13 Período histórico occidental que se extendió aproximadamente entre la última década <strong>del</strong> siglo XIX y la<br />
Primera Guerra Mundial. <strong>El</strong> nombre refleja, por contraste, el trauma que significó la “Gran Guerra”, no<br />
sólo por los hechos bélicos sino por la destrucción de una época idílica e idealizada.<br />
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