El comercio fluvial en la región bauleña durante

Nº 27, 2006, pp. 113-140
EL COMERCIO FLUVIAL EN LA REGIÓN BAULEÑA
DURANTE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS DEL SIGLO XIX
Argenis Agüero
Resumen
El puerto fluvial de El Baúl constituyó el nodo de la región bauleña en la
segunda mitad del siglo XIX, cuyo hinterland fue el puerto de Ciudad
Bolívar en el río Orinoco. Esta nodalidad expresaba la relación existente
entre ese poblado ribereño con los pequeños caseríos de las márgenes
fluviales y con otras comunidades de tierra firme, que le complementaban
la función de puerto habilitado para actividades de comercio exterior a
través del eje Orinoco-Apure. A partir de 1870 su estructura social y
económica empezó a sentir importantes cambios, experimentando un
acelerado crecimiento demográfico que incidió en su conformación urbana.
El auge de la actividad económica, básicamente el comercio, conllevó a la
conformación de una clase dominante, integrada por terratenientes y
comerciantes, fusionados por intereses comunes, que se adueñaron del
poder político local. La estructuración del eje económico El Baúl-San
Fernando de Apure-Ciudad Bolívar facilitó la actuación e instalación de
casas comerciales extranjeras, las cuales fueron el nexo local con el
comercio capitalista mundial, usando como sus representantes a
connotados miembros de la elite local. Esta, afianzó su dominio basada
en la alianza con el capital extranjero y la subordinación al presidente
Guzmán Blanco y sus caudillos regionales.
Palabras clave: El Baúl, comercio, elite, terrateniente, caudillo, puerto.
Summary
The fluvial port of El Baúl constituted the node of the region bauleña in
the second half of the XIX century whose hinterland was the port of Ciudad
Bolívar in the river Orinoco. This nodalidad expressed the existent
relationship among that riverside town with the small villages of the
fluvial riverbanks and with other mainland communities that
supplemented him the port function enabled for activities of external trade
through the axis it Orinoco-Apure. Starting from 1870 their social and
economic structure began to feel important changes, experiencing a quick
demographic growth that impacted in its urban conformation. The peak
of the economic activity, basically the trade, bore to the conformation of a
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dominant class, integrated by landowners and merchants, fused by
common interests that appropriated of the local political power. The
structuring of the economic axis El Baúl-San Fernando of Apure-Ciudad
Bolívar facilitated the performance and installation of houses commercial
foreigners, which were the local nexus with the world capitalist trade,
using as his representatives had connoted members of the local elite. This,
secured their domain based on the alliance with the foreign capital and
the subordination to the president Guzmán Blanco and their regional
commanders.
Key words: The Trunk, trade, elite, landowner, commander, port.
Auge y estructuración del comercio fluvial en la región
bauleña
A partir de la década de 1830 se intensificaron los movimientos
comerciales que utilizaban -desde El Baúl- la vía fluvial
del sistema del río Cojedes (eje Orinoco-Apure), remontando
aguas arriba hasta las tierras pobladas de Portuguesa, y aguas
abajo por diversos cauces fluviales que conducen hasta San Fernando
de Apure y Ciudad Bolívar. Aquí confluían los tráficos
drenados por los ríos San Carlos, Tinaco y Cojedes arriba, además
de los caminos de herradura (tránsito de mulas, caballos y
burros) que unían a El Baúl con Barquisimeto, Acarigua,
Cojedes, Tinaco, El Pao, Valencia y San Carlos.
Este sistema de comercio fluvial fue aumentando paulatinamente
hasta alcanzar niveles importantes en la década de los
años cuarenta de dicho siglo, observándose por ejemplo que entre
febrero y octubre de 1844 fueron registradas 543 embarcaciones
menores (bongos, canoas y curiaras) que entraron al puerto
de El Baúl, según datos expuestos por el Gobernador de
Carabobo, Miguel Herrera, citados por Pedro Cunill Grau (Geografía
del poblamiento venezolano en el siglo XIX, tomo III,
p2.049). Este incremento de actividad fluvial es explicado por
Cunill Grau:
Las vías fluviales llaneras menores son recorridas todo el
año por pequeñas y medianas canoas de poco calado que
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El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
conducen mercancías y que son dirigidas por un patrón
canoero, también incursionan en los ríos mayores. Sin
embargo en este caso se prefieren los bongos, que son grandes
canoas mercantiles especializadas para esta navegación
fluvial. Ellas son conducidas por numerosos bogas que son
dirigidos por un patrón bonguero (1987: 1.959).
El denso flujo de embarcaciones de esa época se comprueba
en la Gaceta de Carabobo Nº 224, del 16 de julio de 1847,
donde aparece publicada una relación del movimiento de embarcaciones
en el puerto de El Baúl durante los últimos diez
días del mes de junio de ese mismo año. En esa relación se indica
que en solo 10 días entraron al puerto de El Baúl 30 embarcaciones
menores, de las cuales 20 eran bongos (con capacidad
para 3 toneladas), de ellos 5 provenían de Apure trasladando
loza, queso, sal y licores. Igualmente lo hicieron otras embarcaciones
menores (Canoas y curiaras) provenientes de caseríos
conectados fluvialmente a El Baúl (Aguasal, Menudito Santa
Cruz, Barraguán, Las Empalizadas, El Oso, Paso Real, Los
Dividives), trasladando productos tales como maíz, verduras,
plátanos, ocumos, casabe, dulce (papelón), mientras que de
Acarigua movilizaron café y cueros, de San Carlos mercancías
y café, y de Cabudare traían café, cacao y ajos. Por otro lado, de
16 embarcaciones que salieron de El Baúl, 11 eran bongos y 5
eran transportes de menor capacidad. Nueve de estas embarcaciones
salieron hacia Apure trasladando maíz, casabe, verduras,
café y cueros, mientras que las que se movilizaron hacia
caseríos conectados a El Baúl trasladaron sal y aguardiente.
Dos años más tarde, en 1849, un científico alemán de nombre
Karl Ferdinand Appun, llegó a El Baúl en visita científica, y
allí describe interesantes aspectos que reflejan el nivel de progreso
del poblado:
El pueblo en que me hallaba consistía en muchas casas que
eran pulperías en su mayoría y presentaban un aspecto muy
agradable por la pintura blanca de las paredes de adobe y
por sus rojos techos de tejas. Delante de ellas una gran plaza
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abierta, sombreada en parte por un gigantesco tamarindo,
se extendía hasta el río, en cuya ribera, allí plana, se hallaba
una multitud de bongos, barcas, curiaras o como se llamen
los botes de menor tamaño (...) Bajo el tamarindo había
muchísimo movimiento: vendedores de carne fresca o seca,
de chigüire y pescado, de frutas, de casabe y maíz exponían
allí sus mercancías (...) vendedores de vajilla, loros vivos,
monos y pollos se encontraban allí con el mismo propósito:
todo ofrecía pues el espectáculo de un vivo mercado. Con sus
trajes pintorescos, llaneros y ganaderos, hateros y peones, los
caballos o mulas atadas a las rejas de las pulperías (...) El
comercio del pueblo es activo, tanto con San Fernando de
Apure como con la costa, llevando con ésta el intercambio de
ganado, queso, pescado seco y chigüire. (Appun: 1961: 269)
Con el correr de los años El Baúl se convirtió en uno de los
principales lugares de aprovisionamiento para la ciudad de San
Fernando de Apure, así lo comprueba el testimonio del viajero
Michelena y Rojas en 1867, citado por Cunill Grau:
...de El Baúl, por la Portuguesa, todos los demás víveres,
como plátanos, papelón, casabe, maíz y hasta gran cantidad
de pescado salado. Puede decirse con propiedad, tal es la
abundancia de toda especie de alimentos que vienen de El
Baúl a San Fernando, que aquel pueblo, rico y laborioso,
basta por si solo para alimentar a este último; lo que lo hace
ser el mercado indispensable para sus abastos (Cunill: 1987:
1.980)
El incremento de estas relaciones comerciales, por medio
de la navegación fluvial, fue acelerando el progreso de este sureño
poblado cojedeño, y atrajo la instalación de comerciantes
(entre ellos a representantes de las casas comerciales ubicadas
en los principales puertos y ciudades del país), peones, bogas,
campesinos y ganaderos en sus áreas urbanas y sub-urbanas,
de modo que a partir de la década 1850-60 empezó a adquirir la
fisonomía de una pequeña ciudad, en tanto que sus caseríos
satélites crecieron en población y producción, lo cual se vio beneficiado
con la creación del cantón Girardot, que le otorgó au-
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El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
tonomía territorial, según decreto del Congreso Nacional del 02
de septiembre de 1856.
En ese mismo año 1856 comenzó la navegación de vapores
por el río Cojedes, iniciada el 20 de septiembre con la llegada
a El Baúl del vapor Meta, procedente de Ciudad Bolívar, una
nave de 44 metros de largo por 14 de ancho, capitaneada por
Juan Hammer, iniciando así el transito de vapores entre El Baúl
y la capital guayanesa, extensible a puertos extranjeros. Virgilio
Tosta en su libro “Historia de Barinas”, tomo III, pag, 529, cita
un escrito publicado en el periódico guanareño El Eco de Las
Pampas, contentivo de la comunicación que dirigió el Jefe Político
de El Baúl al Gobernador de Cojedes, Dr Tell Villegas, parte
del cual es el siguiente:
...a las siete de la mañana del veinte del corriente, arribó a
este puerto el vapor Meta, a cargo de su capitán Juan Hammer,
cuyo buque tiene cuarenta y seis pies de latitud y ciento
cuarenta y tres de longitud y cala cinco pies, de toque en La
Florida para Bolívar, cargado de añil, tabaco curaseca,
algodón, cueros, licores y sal; y siguió a las ocho de la mañana
del veintiuno, con gran orquesta y más de doscientas
personas de ambos sexos de paseo a la parroquia Sucre; viró
en la vuelta llamada de Las Tortugas, y regresó a este puerto
a las dos de la tarde del mismo día, y en la noche hubo a
bordo un famoso ambigú; a las ocho de la mañana del
veintidós continuó marcha para Ciudad Bolívar, ofreciendo
al comercio de esa plaza establecer relaciones mercantiles
aquí para el año entrante.
Uno de los personajes que más destacó en la vida política,
económica y social de la región bauleña a fines del siglo XIX fue
Juan Miguel Iturriza, quien ya para esa época empezaba a despuntar
con el auge de la zona; el 03 de junio de 1858 Juan Miguel
Iturriza y Patricio Fernández constituyeron una sociedad
mercantil en El Baúl, que fue asentada en el libro de protocolo
del Departamento Girardot (2º trimestre) donde señalan:
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Hemos establecido en esta plaza una tienda de mercancías
secas, la cual gira bajo la razón social de “Patricio
Fernández”, y será administrada dicha tienda por Patricio
Fernández, siendo su firma la que autorice todos los actos
de esta sociedad, la cual no tiene un capital fijo, pues se ha
establecido con la suma de dos mil quinientos sesenta y siete
pesos, importe de mercancías, prendas, mobiliario, que
hemos comprado al Sr. Carlos Aliaga, y cuatrocientos
noventa y un pesos, importe de las tomadas el dos del
presente del establecimiento del socio Iturriza. La duración
de esta sociedad será de dos años, pero puede disolverse
antes si así lo acordaren sus contratantes. El socio Fernández
tomará anualmente para sus gastos seiscientos pesos,
debiendo abonar el interés del 9% anual por cualquier suma
que tome demás.
Al año siguiente, en 1859, el español José Márquez señalaba
en su testamento que poseía en El Baúl una bodega de 3.000
pesos de capital, y acusa deudas con Real Cª de San Fernando,
y con Eugenio Barrios Cª, Matías Paz y Tomás San Miguel, del
comercio valenciano. Un año después, en 1860, aparece registrado
en el libro de protocolo del Distrito Girardot que un señor
de nombre Leonardo Igarza poseía una casa comercial en El
Baúl y un billar. En 1863 Juan Miguel Iturriza, que ya era un
rico comerciante, construyó la famosa casa de alto (actualmente
en ruinas) para establecer allí una importantísima firma comercial.
En 1865 destaca la actividad económica de Eleuterio
Gutiérrez, un comerciante que se había instalado en El Baúl,
igual que destaca en 1866 Miguel Calafat (español) con su casa
comercial en este poblado, junto a la casa comercial “Hermanos
Garrido”, propiedad de José Jesús y Joaquín Garrido, mientras
que el señor Teodosio Estrada iniciaba la actividad comercial
ambulante en El Baúl y sus alrededores. Otros comerciantes de
la época eran Pedro Celestino Mujica (español), Manuel Ávila,
Olegario Montes, Carlos Villamediana y Antonio Peña.
La instalación y actuación de las casas comerciales en El
Baúl estuvo ligada a la conformación del eje económico El Baúl-
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El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
San Fernando-Ciudad Bolívar, siendo este último el puerto de
embarque para las actividades comerciales vinculadas al comercio
internacional. De esta manera El Baúl se erige en un punto
de convergencia del tránsito comercial, donde son llevados los
productos agrícolas de pueblos y caseríos ubicados en un amplio
perímetro a su alrededor, convirtiéndose en una especie de
centro de acopio y sitio obligado para darle salida a estos productos,
a la vez que era punto de entrada a la importación extranjera,
actividad que era controlada por las casas comerciales
foráneas en alianza con el comercio local.
Esas filiales de casas matrices que se establecieron en El
Baúl, constituyeron el nexo inicial de la región bauleña con el
comercio capitalista mundial, las cuales no solo actuaron como
simples casas comerciales, sino también como órganos financieros
para los productores locales a través de préstamos usurarios,
manteniendo estrecha relación con los sectores dominantes locales
(terratenientes y comerciantes), muchos de los cuales
actuaban como sus agentes, siendo estos personajes quienes conformaron
las elites de poder que actuaron en el control del ámbito
político, económico y social, a lo largo de más de medio
siglo.
Una clara ilustración del auge alcanzado por El Baúl a
comienzos de la segunda mitad del siglo XIX lo ofrece el viajero
Michelena y Rojas en 1867, citado por Cunill Grau:
Desde luego me encontré con una gran población de más de
6 mil almas, y como 15 contando sus campos inmediatos:
muy buenas casas, buenas tiendas de ropas y comestibles,
todo el mundo muy bien vestido, y no vi ni un solo mendigo...
(1987: 2.049)
La abundosa población descrita por este viajero tuvo su
génesis en el comercio de víveres que desde allí se sacaba a otros
lugares, entre otros el ganado vacuno y sus derivados (cueros,
quesos, sebo, carne salada), el abundante pescado salado que
salía hacia otros mercados, abundante papelón (había muchos
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Argenis Agüero
trapiches en su entorno), buena provisión de cazabe, aguardiente,
manteca de cerdos, y cueros de venados. Igualmente señala
Cunill (1987: 2.050) que sus embarcaciones traficaban también
los productos que descendían en arreos de mulas del estado Lara,
particularmente café, sacos y mochilas de henequén, que eran
llevados a Ciudad Bolívar, desde donde retornaban con mercancías
importadas, además que desde El Baúl salían a diario
media docena de bongos hacia San Fernando de Apure con
aprovisionamientos, a cuyo regreso traían las mercancías importadas
que a ese puerto llegaban también desde Ciudad Bolívar.
En poco tiempo se produjo un acelerado crecimiento
poblacional en zonas adyacentes o conectadas a El Baúl. Un
caserío como Menudito, luego denominado Sucre, superaba los
3.000 habitantes en 1873 y se mantiene casi igual en 1881 (pese
al efecto mortal del paludismo en esa época); en límites con tierras
de Portuguesa -río Cojedes arriba- se localizaban los poblados
de El Amparo (convertido en puerto subsidiario de El Baúl),
Libertad (también llamada Lagunita) y Cojedes, todos conectados
económicamente a El Baúl; del lado de Portuguesa se encontraba
Píritu y once caseríos dependientes “que por el caño
Guamal mantienen fluida comunicación con el río Portuguesa, por
donde exportan sus producciones artesanales y de algodón, café, legumbres,
cacao, hasta el puerto de El Baúl” (Cunill: 1987: 2.040).
Igualmente se localizaba el puerto de Santa Cruz y ocho caseríos
satélites, los cuales también se conectaban con El Baúl para
drenar su producción de maíz, algodón, almidón, café, pescado
seco; en áreas ubicadas más allá de las riberas fluviales se asentaban
numerosos caseríos como El Manire, Cerrillos, La Quesera,
Ave María, La Culebra, Guayabo, Los Caños, La Peñita,
Merecure, Samancito, Santa Rita, Zanja de Lira, Totumo y Guayabo,
Campo Alegre, Cogeborra, El Oso, El Eneal, y El Socorro,
todos ellos en el Departamento o Distrito Girardot, además de
numerosos caseríos también satelizados a El Baúl, que se hallaban
en territorio de los Departamentos Pao, San Carlos, Tinaco,
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El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
y la zona adyacente de Barinas (los poblados de Arismendi y
Guadarrama).
El pueblo de El Baúl se convirtió entonces en lugar de enlace
de la extensa zona cojedeña-barinesa-portugueseña-larense,
y se transformó en un importante centro de comercio por el cual
entraban y salían frutos, mercancías y víveres, gracias a su privilegiada
ubicación al lado del entonces caudaloso río Cojedes.
Marco Aurelio Vila al referirse al Departamento Girardot en
1873, señala: “Enviaba a Barquisimeto queso, carne y algunas mercancías
procedentes de Ciudad Bolívar. El queso provenía de Apure.
Entraban en el Departamento café, menestras, mochilas de jenequén
y conservas” (1970:243).
En 1870 el presidente Guzmán Blanco estuvo en El Baúl,
procedente de Apure, donde había estado en campaña. Esa ocasión
sirvió para establecer importantes nexos políticos con las
elites locales, estableciendo alianzas estratégicas con los terratenientes
y comerciantes, que en lo sucesivo le serían incondicionales
y esenciales para el efectivo control político de esta región.
Precisamente es en la década del setenta cuando la dinámica
comercial se intensifica, estimulada por las nuevas políticas
emprendidas por el presidente Guzmán Blanco, entre las
cuales destacan: La creación de la Compañía de Crédito presidida
por acaudalados comerciantes, que actuaba como agente
fiscal del gobierno, en estricto control sobre las aduanas del país;
la eliminación total de los derechos de peaje; la creación de la
Tesorería Nacional de Fomento; la administración de la renta
por el gobierno nacional, así como el desarrollo de obras de infraestructura,
las cuales contribuyeron en gran medida al ingreso
de capitales extranjeros, lo que se tradujo en un incremento
de las actividades económicas y en el surgimiento de un
número importante de firmas comerciales.
El Baúl experimentó en esos años (posteriores a 1870) un
considerable crecimiento de su actividad comercial, que se tra-
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Argenis Agüero
dujo en el establecimiento de nuevas firmas comerciales y la
consolidación de las ya establecidas. Estas firmas realizaron diferentes
funciones, desde agentes de crédito mercantil, hasta
bancos, siendo el comercio de importación y exportación el eje
alrededor del cual giraban la mayoría de las actividades de las
firmas extranjeras. En cuanto a la función que desempeñaban
éstas como agente de crédito mercantil, la misma comprendía
la concesión de préstamos a los productores y a otras casas de
comercio o mercaderes de menor envergadura. La onerosidad
de estas condiciones estaba vinculada a la escasez de la oferta
de capital, a las exigencias de los medios de pago e intercambio
que operaba con los comerciantes en el exterior, y al riesgo que
corrían los capitales invertidos en estas actividades. Los acuerdos
comerciales y los agentes suministradores del crédito eran
en general respaldados por garantías sustentadas en hipotecas
de bienes pertenecientes a los usuarios del crédito. Otra forma
jurídica usada con frecuencia eran los pactos de retracto, acuerdos
de compra-venta donde el vendedor tenía el derecho a recuperar
en el futuro el bien enajenado.
La figura del poderhabiente también fue común en los documentos
de cobro e hipotecas, a través de ellas el comisionista
o representante de la firma ejecutaba cualquier transacción comercial
o evento mercantil, facilitando así las gestiones de las
casas comerciales en los sitios lejanos a la ciudad donde se hallaba
la firma involucrada, ofreciendo esta modalidad la movilidad
económica requerida, especialmente en la zona de Los Llanos,
donde muchos de los usuarios del crédito eran propietarios
de tierras cuya residencia se encontraba alejada del puerto de
El Baúl o de San Fernando. Un ejemplo se observa en 1882 en El
Baúl, cuando Eliseo A. Borjas actúa como apoderado (según
poder otorgado en San Fernando el 22/10/1881) de Minch Kraft
y Cª, Vinnner Winter y Cª, Hahn Soch y Cª, Blohn Krohn y Cª
en liquidación, Blohm y Cª, Plessman y Cª, y de Andrés Montes,
vecinos y del comercio de Ciudad Bolívar, para vender a la Sra.
Ana Blanco una casa de bahareque cubierta de teja con su correspondiente
solar, ubicada en El Baúl, propiedad de los
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El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
poderdantes (protocolo del Dtto. Girardot, 2º trimestre 1882,
folios 2 al 6).
En tanto, la navegación fluvial se hacía más fuerte e impulsaba
el comercio con el incremento del uso de vapores para
la movilización de grandes cantidades de productos hacia los
centros de consumo internacionales. Un ejemplo lo constituye
el vapor “Nutrias”, un buque de origen norteamericano, de 142
toneladas y 131 pies de largo, que en 1875 realizaba viajes a El
Baúl para sacar sus productos a Ciudad Bolívar y puertos extranjeros.
Por otro lado, la navegación a través de embarcaciones
menores (bongos y canoas) era cada vez más intensa, debido
básicamente a que este transporte era el utilizado para movilizar
las cargas desde y hacia los caseríos y poblados menores,
donde se generaban los productos que iban y venían de los mercados
principales. Por tal razón era frecuente la constitución o
liquidación de empresas de navegación dedicadas a explotar
este tipo de embarcaciones menores. Uno de estos casos ocurrió
en agosto de 1882, cuando Serafín Liscano y Ana Félix Torreyes
liquidaron su sociedad comercial en “el negocio de la navegación”,
instalado en el puerto de El Amparo al nor-oeste de El Baúl (Dtto.
Ricaurte), cuyo capital y utilidades, montante a Bs. 16.000, fue
distribuido en partes iguales, además de un bongo que Liscano
obsequió a la señora Torreyes, según quedó asentado en el libro
de protocolo del Distrito Ricaurte del año 1882.
Pese a que, desde mediados de la década de 1870, El Baúl
había sentido la mortífera presencia del paludismo, ocasionando
una incidencia negativa en la salud de sus pobladores, los
datos censales de 1873 dicen que para esa fecha el Departamento
Girardot tenía 1.973 casas y 13.389 habitantes. La parroquia
El Baúl tenía 10.015 habitantes distribuidos en 1.442 viviendas,
y la parroquia Sucre tenía 3.374 personas distribuidas
en 531 casas. Tres años más tarde, en 1876, según datos publicados
por Fausto Teodoro de Aldrey en “Apuntes Estadísticos
del estado Cojedes”, se reseña que el puerto fluvial El Amparo,
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poblado satelizado a El Baúl, en el Distrito Ricaurte (ubicado río
Cojedes arriba, a poco más de 10 leguas de El Baúl), contaba
con 299 casas y 1.199 habitantes.
La navegación a vapor por el Orinoco y sus afluentes
La navegación a vapor en el Orinoco se inició en 1847, a
través de un contrato concedido por el gobierno venezolano al
norteamericano Vespasiano Ellis. En 1849 ese contrato fue derogado
y le otorgaron otro a los norteamericanos Turpin y Beelen,
siendo este el verdadero comienzo de la navegación, con el uso
de dos vapores de una empresa que constituyeron en Nueva
York, denominada “The Orinoco Steam Navegatión
Company”, también conocida como “Vapores Orinoco”. Dicha
Compañía operó hasta 1866 con los vapores Venezuela,
Barinas, Apure, Guayana y Meta, los cuales navegaron los ríos
Apure, Arauca, Portuguesa y Cojedes. Sin embargo desde ese
año hasta 1869, cuando se formó una nueva Compañía, la navegación
a vapor quedó casi paralizada, manteniéndose el movimiento
comercial a través de embarcaciones tradicionales como
bongos, veleros, piraguas, canoas y curiaras. Ese año 1869 el
presidente del estado Guayana solicitó la libre navegación en el
Orinoco y sus afluentes, lo cual tuvo eco en el gobierno nacional
que decretó la libre navegación para los buques mercantes extranjeros
que se ocuparan del comercio interior, quedando exceptuados
del pago del derecho de importación para máquinas
y combustibles de sus vapores. No obstante, al poco tiempo se
volvió a conceder el monopolio a una empresa norteamericana
constituida en Nueva York bajo el nombre “The Venezuelan
Steam Transpotatión Company”, con una flota de tres vapores:
Héroe, Nutrias y San Fernando. Sin embargo esta empresa
solo se mantuvo hasta 1871.
En la década de 1870 se hicieron nuevos intentos por mantener
la navegación de vapores en el Orinoco y sus afluentes,
quedando encargada de ello otra compañía norteamericana de
nombre “The Orinoco Navegatión Company”, sin embargo esta
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El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
no logró su cometido. Viene a ser en la década de los ochenta
cuando la actividad toma impulso, coincidiendo con la explotación
minera de El Callao, la explotación del balatá y el comercio
de la pluma de garzas. Al respecto la profesora Tarcila Briceño
de Bermúdez en su trabajo titulado “Contratos de navegación
por el Orinoco”, señala:
Es muy significativo el interés que se desarrolló en la década
de 1880 de solicitar permisos al Ejecutivo para establecer
vapores que hicieran el recorrido en el Orinoco, en el Apure
y sus afluentes; así como entre Ciudad Bolívar y Trinidad y
entre esa ciudad y La Guaira (1998: 52).
Al hacer un breve recuento de la navegación a partir de
1880, se constata que en mayo de 1881 llegó a Ciudad Bolívar el
vapor Bolívar, de 190 pies de largo y 50 de ancho, de 200 toneladas
de peso y capacidad de carga de 581 toneladas, pudiendo
transportar hasta 360 reses y 40 bestias, todo un monstruo para
la época; el buque era propiedad de la empresa “Vapores del
Orinoco”. Durante el resto del año siguieron llegando mas vapores
a Ciudad Bolívar y desde allí realizaban travesías por diferentes
ríos. En junio de 1882 llegaron los vapores Apure y
Libertad, para navegar en el río Apure y en ríos del estado
Zamora, respectivamente. En ese momento estaban navegando
en aguas del Orinoco los vapores Reivindicador, Bermúdez,
Bolívar, Jazmín, Carona, y el francés Jean Amirail. En julio llegó
el vapor inglés Craighill, un gigantesco buque de 709 toneladas y
250 pies de eslora. Demostrativa de ese denso trafico fluvial es la
consideración expuesta por Luis Roncayolo: “Era animado el movimiento
comercial de la región hacia esta época, pues además de los
vapores en constantes viajes, habían veleros americanos, franceses, ingleses,
alemanes y de otras nacionalidades que viajaban con mercancías
de importación y frutos de exportación” (1933: 55).
Durante 1887 y 1888 nuevos vapores iniciaron la navegación,
entre ellos Arturo, Meta, Macareo, Odin, Maipures y
Victoire. En 1889 llegó el vapor inglés Elgiva, y en junio lo hizo
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el buque Progreso. En agosto llegaron dos nuevos vapores procedentes
de Trinidad: Guanare y El Socorro, traídos especialmente
para navegar por los ríos Apure, Portuguesa y Masparro,
pertenecientes a la “Compañía de Navegación por Vapores de
Apure y Zamora”, la cual pasaría luego a llamarse “Estrella
Roja del Orinoco”. Esta última tenía un contrato que le daba
derecho exclusivo de navegación por los ríos Guanare, Cojedes,
Portuguesa y Masparro, y también lo tenía para efectuar la limpieza
de los mismos y establecer una línea de vapores desde
Libertad, Guanarito, El Baúl, La Florida, hasta Ciudad Bolívar.
Durante el invierno los buques hacían tres viajes al mes y en
verano solo dos viajes al mes. Dada la intensidad del tráfico de
vapores por el Orinoco y sus afluentes, el gobierno a través del
Ministerio de Guerra y Marina, se vio obligado a dictar unas
reglas para evitar colisiones entre buques.
Durante los siguientes años la navegación a vapor se mantuvo
estable, participando en ella varias empresas que, pese a
tener rivalidades, sabían compartir los espacios, hasta que en
1898 estas se fusionaron en un consorcio angloamericano y constituyeron
la “Orinoco Shipping Company”, quien asumió el
control total de la actividad de navegación comercial en el
Orinoco y sus afluentes, así como en la ruta de Ciudad Bolívar a
Trinidad.
En el período comprendido entre 1856 y 1899 navegaron
por el Orinoco y sus afluentes un total de 85 vapores comerciales,
de los cuales 48 eran de bandera venezolana, 15 ingleses, 11
americanos, 4 franceses, 3 alemanes, 2 noruegos, 1 holandés y 1
colombiano, según los datos aportados por Luis Roncayolo
(1933: 177-179).
Elite, comercio y relaciones de poder en El Baúl entre 1880 y
1899
Entre 1863 y 1899 la estructura social del Distrito Girardot,
con su capital El Baúl, sufrió importantes cambios derivados de
126

El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
la dinámica económica vivida en esa región, cuyo flujo comercial
sustentado en la red fluvial de su contexto circundante experimentó
un acelerado crecimiento demográfico y urbano, que
convirtió a este poblado en el centro nodal de una región o subregión
histórica importante: La región bauleña.
El censo de 1881 dio a conocer que el Departamento
Girardot tenía 1.763 casas y 10.767 habitantes, de los cuales la
parroquia El Baúl contaba con 4.216 personas asentadas en 664
casas, la parroquia Sucre tenía 2.965 personas en 505 viviendas,
y la parroquia San José poseía 594 casas con 3.586 habitantes.
En la nueva Constitución sancionada ese año el Departamento
Girardot aparecía integrado por tres parroquias, dos urbanas
y una foránea, ellas eran El Baúl y San José, en el primer
caso, y Sucre en el segundo. La parroquia El Baúl estaba integrada
por los vecindarios Charco Azul, Cordero, Quita calzón,
Carrao, Dividivi, La Quesera, San Miguel, El Socorro, Zanja de
Lira y Cerrillos. La parroquia San José la integraban los caseríos
Guanarito Arriba, Guanarito Abajo, El Oso, El Cerro, El Guayabo,
El Frasco, Coje Borra, Caño de la Pica, El Rebote, Samancito,
Santa Bárbara, San Miguel del otro lado del río, y Las Empalizadas.
La parroquia Sucre se componía de los caseríos Bejuquero,
Portuguesa, Las Matas, Paso Real de Cojedes, Costa del río Tinaco,
Santa Rita (Mata Oscura), Arrecifal, y La Culebra.
El auge económico durante las últimas décadas del siglo
XIX facilitó la consolidación de una clase dirigente local, centrada
en el pueblo de El Baúl. La mayoría de los integrantes de esta
elite eran venezolanos, a los cuales se agregó un cierto número
de inmigrantes italianos y españoles que habían llegado a este
pueblo atraídos por las oportunidades económicas que ofrecía
esta zona. Dicha elite estuvo conformada por comerciantes y
ganaderos que, a la vez que poseían casas comerciales también
eran propietarios de fundos pecuarios o grandes hatos. Estos se
hicieron del poder político local e igualmente controlaron la prensa,
desde donde ejercieron gran influencia en el poder político
127

Argenis Agüero
regional; este proceso se sustentó en los estrechos nexos que
muchos de ellos mantuvieron con el General Guzmán Blanco, a
quien garantizaban su incondicionalidad y el mantenimiento
de la paz política, acción que además beneficiaba económicamente
a esta elite. Josefina Ríos y Gastón Carvallo ofrecen una
interpretación de este fenómeno:
La formación de grupos dominantes locales con diferente
poder económico está en la base de la dinámica política que
caracterizó a la región de los llanos y, en particular, del
carácter de sus relaciones con los sectores dominantes que
operaban en otras zonas (2000: 85).
Personajes como Juan Miguel Iturriza y Patricio Fernández
iniciaron la estructuración de esa elite criolla bauleña, a la cual
se incorporaron luego nombres como Antonio Peña, los hermanos
Estrada (Teodosio, Genaro, Carlos, Juan y Miguel),
Wenceslao y Salustiano Sánchez, Carlos Villamediana, Basilio
Moreno y Basilio Moreno Iturriza, los Borjas (Pablo, Pablo María,
Serapio, Eliseo, Félix, José Antonio y Ramón), Juan Bautista
Gutiérrez, José Ángel Muñoz, Juan Nepomuceno Nieves,
Edimundo Mercado, Bernardino Torres, Manuel Olivo y los Dres
Carlos Manuel Cárdenas y Juan Aponte; junto a ellos figuraron
también comerciantes extranjeros como Simón Levinson, Miguel
Calafat, Francisco Lavieri y Máximo Trestini, y final de siglo
se agregaron otros apellidos como De Palma, Cavalcanti,
De Bona y Lleras Codazzi. Estos personajes, dueños de los medios
de producción local, tuvieron el control político de la región
bauleña a lo largo de varias décadas, a la vez que se insertaron
en las estructuras políticas que tenían decisión en la región
cojedeña. Así por ejemplo, destaca que Juan Bautista
Gutiérrez y Teodosio Estrada fueron los Diputados principales
por el Departamento Girardot en la Asamblea Legislativa del
estado Cojedes en 1876, mientras que Edimundo Mercado era
el Juez Departamental y Bernardino Torres desempeñaba la
Secretaría del Juzgado; en 1878-79 Salustiano Sánchez desempeñó
la Jefatura Civil y Militar en el marco de la Revolución
128

El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
Reivindicadora; en 1881 Eliseo A. Borjas fue Diputado al Congreso
Nacional y el Dr Pablo Borjas fue miembro de la Corte de
Casación, mientras que Marcos Antonio Figueredo era el Jefe
Departamental; en 1883 Basilio Moreno fue presidente del Concejo
Municipal, Manuel Olivo 2º vicepresidente y Salustiano
Sánchez era Concejal; en 1884 Ramón Borjas Escobar fue Juez
del Distrito Girardot y Salustiano Sánchez fue presidente del
Concejo; en 1887 Juan Estrada ocupó la presidencia del Concejo,
acompañado de los Concejales Carlos M. Cárdenas, José
Ángel Muñoz, Carlos Villamediana, Miguel Estrada, y como
Secretario figuró Teodosio Estrada; en 1888 Carlos Villamediana,
Carlos M. Cárdenas y Manuel Olivo desempeñaron
(alternadamente) la jefatura Civil del Distrito Girardot; en 1890
Teodosio Estrada fue Diputado al Congreso Nacional por el estado
Zamora.
Es frecuente la realización de numerosas transacciones a
lo largo de la década de los ochenta y los noventa, donde se
refleja la dinámica económica local y sus protagonistas, los cuales
conformaban importantes redes familiares y sociales entrelazadas
por el vínculo del capital. Como ejemplo de este comportamiento
social (estructuración de redes) en ocasiones se ejecutaban
actos jurídicos destinados a dar cuerpo legal a estas
uniones por compromiso de clase, tal caso ocurrió el 10 de octubre
de 1898, cuando se produjo un matrimonio por poder entre
Félix León Borjas, viudo de Rosa Borjas, y la Sra Candelaria
Borjas (asentado en el folio 1, 4º trimestre, protocolo 1898, Distrito
Girardot):
He dado mi palabra de matrimonio a la Sra Candelaria Borjas
(...) y no pudiendo concurrir a contraerla personalmente, por
la distancia del campo donde resido, y además mis muchas
ocupaciones (...) otorgo y confiero poder especial y tan
bastante como es necesario al Dr Juan Aponte, también de
esta vecindad, para que en mi nombre y representand0 a mi
persona, contraiga matrimonio con la referida Sra candelaria
Borjas...
129

Argenis Agüero
Luego en el folio 2 del mismo libro, se asienta un poder
idéntico al anterior, otorgado por la Sra. (viuda) Candelaria
Borjas a la Sra Socorro Rojas de Aponte, para que contrajese
matrimonio en su nombre con el señor Félix León Borjas. El contenido
de estos documentos constituye una prueba palpable de
las redes familiares y sociales que caracterizaron a las clases
dominantes en esta región de los llanos, y en este caso, evidencian
la estructura endogámica presente en el grupo de los Borjas,
una importante red familiar que tuvo preponderancia en la región
bauleña desde mediados del siglo XIX hasta la tercera década
del siglo XX.
En tanto, la sociedad campesina fue desarrollándose sin
mayores conflictos, en el marco del proceso de auge y consolidación
de la elite local. En esta región, además de la producción
generada en hatos y fincas de la elite, la familia campesina conformó
una importante unidad productiva que a través del trabajo
agrícola, la caza y la pesca, contribuyó a generar buena
parte del producto que sustentó la dinámica comercial del período
en estudio. Estos campesinos dependían de los comerciantes
para obtener los créditos que le permitían subsistir mientras
obtenían sus frutos cultivados, o para adquirir los pertrechos,
alimentos y otros materiales, necesarios para la pesca y/o la
cacería de especies silvestres cuyos productos eran apetecidos
en los mercados de gran consumo, tales como el pescado salado,
los cueros de venado y la pluma de garzas. Mientras que
por otro lado estaban los peones de los hatos, los arrieros y los
bogas de las embarcaciones menores, que constituían la mano
de obra asalariada que -pese al régimen de explotación en que
vivían- se veían beneficiados por el incremento de actividades
que les proporcionaban su sustento, a la vez que formaban parte
de la masa de consumidores de los productos manufacturados
que llegaban de afuera.
Esta relación mutua entre la elite, el campesino productor
y los asalariados, cuya contradicción de clase fue subsumida
130

El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
por la abundancia económica predominante -gracias al comercio
alimentado por la navegación fluvial- proporcionó a su vez
estabilidad política y social en la región, lo cual incidió directamente
en los niveles de prosperidad alcanzados por todos.
Posterior a los sucesos de la Revolución Reivindicadora
(1878-79), cuya repercusión negativa muy poco se hizo sentir
en la zona, la región de El Baúl vivió un clima de tranquilidad
política y militar durante mas de una década, solamente interrumpida
por los acontecimientos de la Revolución Legalista de
1892, cuyos efectos -a pesar de todo- no causaron mayores males
locales, siendo luego resanados por la estabilidad vivida el
resto de esa década en los predios bauleños. Esa paz es alabada
por el periódico bauleño El Regenerador, en su edición del 16 de
enero de 1887 (citado por Tosta en “Historia de Barinas”, tomo
III, p 516):
se vanagloriaba de poseer una tranquilidad perfecta, porque
tenía gobernantes respetuosos de la ley y de las garantías de
los ciudadanos; autoridades que no decretaban
persecuciones, no se extralimitaban en sus facultades, ni
dilapidaban las rentas públicas, sino que la invertían con
sensatez en obras para satisfacer del pueblo, por tal motivo
la gente se sentía satisfecha, respirando el aura apacible de
la libertad, que refresca la sangre de sus venas y llena el
corazón de contento y regocijo.
No obstante la paz social reinante en la zona, al interior de
la elite dominante si se produjeron fricciones y enfrentamientos
derivados del roce en las relaciones de poder entre los dirigentes
locales, los cuales sin embargo no llegaron a interferir en la dinámica
económica y social que daba soporte al éxito logrado por la
elite en su conjunto. Ríos y Carvallo sostienen:
El caudillismo en los llanos tenía una base eminentemente
local y tendía a organizarse como pequeñas pirámides, de
limitado alcance geográfico, que competían entre sí. En la
medida en que el caudillo buscaba legitimar y fortalecer su
poder participando directamente en funciones de gobierno,
131

Argenis Agüero
se creaba una situación de efervescencia político-militar y
de enfrentamientos continuos que impidieron la emergencia
de caudillos regionales que contasen con el apoyo masivo
de las pirámides caudillistas locales (2000: 86)
Una de esas fricciones tuvo lugar en octubre de 1881 cuando,
en el marco del proceso eleccionario de ese momento, el
General Juan Bautista Gutiérrez lideró una facción política contraria
a los intereses políticos que la mayoría de los integrantes
de la elite local y regional -identificada con Guzmán Blancoestaban
apoyando. Esa acción disidente por parte de este integrante
del sector dominante en la región bauleña, causó preocupación
y encendió la alarma en las autoridades regionales.
El 28 de agosto de 1881 el Presidente del estado Cojedes, General
Félix Barreto, envió la siguiente comunicación al Presidente
Guzmán Blanco:
el Secretario de la Jefatura Departamental del Baúl es amigo
y decidido partidario de Gutiérrez, y a pesar de todo Gutiérrez
seguirá forjando persecuciones que nunca han existido. Él
no se contentará sino con el mando absoluto del Baúl. De los
hombres mejores de aquel pueblo se han nombrado ya cuatro
Jefes Departamentales y ninguno agrada a Gutiérrez, que es
generalmente detestado en aquella localidad.
El Gral. Juan Bautista Gutiérrez es agente eleccionario del
Dr. Ezequiel María González, cuyas cartas ha mostrado a
varias personas. Estuvo en el Pao y en esta ciudad de donde
salió para Ospino, no a buscar garantías sino a recibir
instrucciones del Dr. González, para las próximas elecciones,
para las cuales el chisme y la calumnia suplen con ventajas
la falta de opinión.
En esta ciudad ha alarmado mucho que un hombre de los
antecedentes de Gutiérrez sea agente eleccionario del Dr.
González quien no ha dejado adversario mío sin azuzármelo.
Pocos días después, el 4 de septiembre, el General Barreto
vuelve a oficiar a Guzmán para exponerle lo siguiente:
132

El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
Hoy se halla en esta ciudad una respetable comisión del
Baúl, presidida por el Sr. Salustiano Sánchez, comerciante
muy calificado de aquella localidad, y que desempeñó la
Jefatura Civil y Militar del Baúl, desde el principio hasta el
completo triunfo de la revolución reivindicadora. Esa
comisión puso en mis manos la renuncia que hace el General
Figueredo de la Jefatura departamental de Giraldot, para
tomar parte activa en las próximas elecciones. Juzgue U. por
este acto si Figueredo ha perseguido a Gutiérrez con
propósitos eleccionarios.
También la Comisión baulista a que me refiero me entregó el
acta de instalación de la Sociedad eleccionaria de que forma
parte, suscrita por 63 ciudadanos de lo más escogido del
Baúl. La comisión a que aludo me dijo: que no reemplazara
al general Figueredo en la Jefatura departamental con
ninguno de los firmantes pues todos eran los iniciadores de
la oposición que hacen al general Gutiérrez, a quien para
vencerlo no necesitan del apoyo de la autoridad, sino de
garantías: que todos los hombres honrados del Baúl de todas
las condiciones sociales, contrarían a Gutiérrez por sus
antecedentes.
Hago a U. esta reseña para decirle con fundamentos, que es
imposible de toda imposibilidad que Gutiérrez domine al
Baúl, a menos que lo imponga el Gobierno y lo sostenga con
fuerza armada. No tiene opinión ninguna.
Dos meses después, el 28 de octubre, el temporal político
había amainado y el General Barreto le escribió a Guzmán en
los siguientes términos:
Oficialmente me ha informado el Jefe civil del Baúl que resultó
falso el alzamiento de Gutiérrez. Tranquilo se halla en San
Bartolo según informes.
Por otro conducto sabía ya lo sucedido. Gutiérrez reunió
unos peones a pie y a caballo para mudar un ganado; pero
sus colindantes propietarios creyeron que se iba a alzar por
lo mucho que habla de guerra y lo denunciaron a la autoridad
del Baúl.
133

Argenis Agüero
Este incidente me ha proporcionado ocasión para ratificar
mis opiniones respecto al espíritu de paz que domina en
Cojedes, pues los criadores del Baúl como los comerciantes
y demás personas acomodadas se pusieron en armas para
defender al Gobierno. En pocas horas reunieron ochenta
hombres de infantería y setenta de caballería, estos últimos
criadores e interesados como el que más en sostener el actual
orden de cosas que tanta garantía brinda a los gremios
industriales.
Otro de esos enfrentamientos -esta vez entre miembros de
la familia Borjas y de la familia Estrada- se hizo presente a mediados
del año 1884. El conflicto tuvo amplia divulgación debido
al dominio que tenía Teodosio Estrada en el periódico EL
TRIBUNO, desde el cual atacaba fuertemente a Ramón Borjas
Escobar, Juez del Distrito Girardot, por una presunta arbitrariedad
cometida por este funcionario en contra de una finca ganadera
propiedad de su hermano Carlos Estrada. La polémica
pública, a través de EL TRIBUNO, se inició en mayo de ese año
y se prolongó hasta octubre, ya que el Juez Borjas también publicó
algunos escritos defendiéndose de las acusaciones difundidas
por los Estrada.
EL TRIBUNO era un órgano de comunicación social que
se hizo famoso porque llegaba a muchas poblaciones fuera del
estado, aunque solo publicó 53 números; en este medio impreso
se hacía publicidad a los comercios locales y también se escribían
obras literarias y crónicas que reflejan el esplendor de ese
momento en El Baúl. Era un quincenario dirigido por Antonio
Peña (comerciante), que empezó a circular en febrero de 1884;
se editaba en la imprenta municipal, en una maquina marca
Washington que había sido donada por Guzmán Blanco al Concejo
Municipal del Distrito Girardot en 1883.
Una nota de este quincenario bauleño en la edición del 07
de septiembre, reseña el matrimonio de Serapio Borjas y la señorita
Ezequiel Levinson (ambos vinculados al comercio local).
134

El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
En otra nota publicada en la edición del 24 de agosto, aparece
un listado de contribuyentes que hicieron aportes para la adquisición
de una capa para la imagen de San Juan en la iglesia
del pueblo, entre ellos figuran con las mayores cantidades los
siguientes nombres (todos miembros de la elite): Antonio Peña,
Edimundo Mercado, Temistocles Peña, Miguel Estrada, Juan A.
Díaz, Juan A. Estrada, Delida Estrada, Eliseo A. Borjas, Marcos
A. Figueredo, Trinidad Iturriza de Moreno, Hermanos León,
Carlos M. Cárdenas, Patricio Fernández, Basilio Moreno, Adela
de Estrada, Ramón Borjas (hijo), Cornelia de Villamediana y
Pedro Juan Estrada.
Una nota de singular importancia para comprender el
proceso de inserción de la elite bauleña en el moderno capitalismo
de esa época, es la que aparece publicada en la edición de
EL TRIBUNO el 08 de agosto de 1884, en la cual se difunde una
propuesta expresada en una carta enviada por Wenceslao
Sánchez (integrante de la elite bauleña, residenciado en Valencia
para ese momento) a Juan Bautista Palencia en El Baúl. En
ella hace referencia a que estaba por constituirse una Sociedad
Pecuaria en la población de Obispos, en Barinas, con capital de
Bs 40.000, dividido en 100 acciones, y al respecto reflexiona:
¿y no podremos hacer lo mismo aquí? Yo creo que a
semejanza de obispos, puede organizarse en ese pueblo (El
Baúl) una empresa con 40.000 Bs de capital dividido en
acciones de Bs 400, pagaderas en dividendos de 100 con
plazos determinados de acuerdo con las exigencias del
negocio. Recordemos que Cojedes está mas cerca que Obispos
de los grandes mercados de ganadería o sea de los grandes
centros de consumidores, y que por consiguiente serán
mayores los rendimientos que produzca cualquiera empresa
pecuaria que se establezca aquí, y justifica las bondades de
la empresa y el beneficio a los accionistas por solo Bs 400.
Por lo que hace a las acciones creo que con la mayor facilidad
se colocarán tan luego como se constituya la junta Directiva
o Promotora, compuesta de hombres probos y entendidos, y
135

Argenis Agüero
sean conocidos los Estatutos que hayan de dirigir la empresa.
en tal sentido yo le prestare a la industria de que me ocupo
mi franca y decidida cooperación, y desde ahora te ofrezco
colocar algunas acciones en esta plaza (Valencia) además
de las que yo tome para mi. Y me expreso en tales términos
porque dadas las condiciones de paz y normalidad que ha
alcanzado el país, a nadie se ocultarán las ventajas de un
negocio que a la vuelta de 4 o 5 años haya cuadruplicado el
capital invertido, que equivale a un rendimiento de 10 pesos
mensual.
El contenido del texto es elocuente, la elite bauleña quería
asumir un pensamiento cónsono con las propuestas del capitalismo
internacional, siendo que dicha propuesta conllevaba a la
organización de ganaderos y comerciantes locales -asociados a
los valencianos- que les permitiría competir con mayores ventajas
en el mercado nacional e internacional y lograr mayores ganancias.
No se sabe si realmente la propuesta tuvo acogida y
éxito, ya que no se ha encontrado ningún documento constitutivo
de la mencionada empresa pecuaria en El Baúl.
En junio de 1885, al desaparecer EL TRIBUNO, empezó a
circular otro periódico que llevaba por nombre EL
REGENERADOR; este órgano de prensa era dirigido por
Teodosio Estrada y duró 4 años en circulación. En julio de 1886
EL REGENERADOR publicó un escrito relacionado con la navegación
fluvial en el entorno bauleño, esta nota es citada por
Virgilio Tosta en su libro “Historia de Barinas”, tomo III:
Sensibles son las pérdidas que experimentan los que navegan
por el río Tirarigua. Por lo regular se pierden las
embarcaciones que por él hacen el comercio; acaba de
naufragar una del señor Juan Rafael Sánchez, comerciante
establecido en el Distrito Ricaurte. Estos acontecimientos
debieran llamar la atención de los vecinos que forman esa
parte importante de los Distritos Girardot y Ricaurte; para
emprender siquiera fuera el desmonte del cauce, y dar libre
paso a los negocios. (1989: 494)
136

El comercio fluvial en la región bauleña durante las últimas décadas del siglo XIX
En junio de 1890 se editaron dos nuevos medios impresos
en El Baúl: EL ZAMORANO, redactado por el mismo Teodosio
Estrada, y EL HUMILDE (manuscrito) -de circulación mensualredactado
por Bernardino Torres. Al año siguiente otro nuevo
periódico salió en El Baúl: EL GIRALDEÑO, dirigido también
por Teodosio Estrada.
En 1891 la parroquia El Baúl tenía 6.571 habitantes distribuidos
en 1.193 casas; Sucre contaba con 2.537 personas y 443
viviendas. El casco urbano de El Baúl tenía 2.306 personas distribuidas
en 421 casas, una población superior a la que tenía la
ciudad de Barinas (2.247 hab.), Araure (1.477), y El Pao (1.397)
en esa misma época. Refiere Virgilio Tosta (1989: 603) que a
comienzos de ese mismo año se firmó un contrato entre el Ministerio
de Fomento y Eusebio Lazo (comerciante bauleño) para
construir la línea telegráfica entre Tinaco y El Baúl, con una
longitud de 127 Kms y 163 metros, atravesando seis ríos (de los
cuales 4 eran navegables en invierno), varios caños, el monte de
Yagua a Samancito (de 15 Kms) que se mantenía anegado en
invierno, y el paso real de Ave María (navegable 600 metros).
Esta línea y su estación telegráfica fueron inauguradas a mediados
de agosto de ese mismo año. No cabe duda que la importancia
económica, demográfica y social de El Baúl incidió en la decisión
del gobierno nacional para acometer esta obra, que contribuyó
enormemente al empuje de esa región al facilitar la comunicación
electromagnética con el resto del país.
En los dos últimos años del siglo XIX la intensidad del comercio
en El Baúl se mantuvo en proporciones similares al resto
de la década que estaba finalizando, y atrajo a nuevos
inmigrantes que se dedicaron también a esta actividad, entre
ellos algunos de origen árabe (apellidos como Turbay, Cecilio,
Latuff, Toche), así como también se dio la penetración de nuevas
firmas, establecidas en Valencia, Puerto Cabello y Caracas,
tales como Gornes Zoghbi & Cª, Santana Hnos y Cª sucesores,
Boccardo y Cª, Estayeg Hnos Cª, Salomón Yaber & Cª, Kumerón
137

Argenis Agüero
& Cª, Baasch Römer sucesores, R. O. Kolster, P. Prospei y Cª,
cerrando el siglo XIX con una abundante actividad económica
que contribuyó a reforzar a El Baúl como nodo principal de la
región bauleña.
Una conclusión que pudo ser la introducción
La nodalidad de El Baúl fue un proceso que se estructuró
y consolidó en la segunda mitad del siglo XIX. Ella expresaba la
relación que, en ese contexto sociohistórico, se daba entre ese
puerto regional y los pequeños puertos locales y las comunidades
de tierra firme que complementaban sus funciones de puerto
habilitado para comercio exterior a través de su conexión al
eje fluvial Orinoco-Apure, con su empalme al puerto de Ciudad
Bolívar. Tal relación respondía al hecho de que en ese momento
histórico las vías acuáticas constituían el eje principal de circulación
del hinterland de Ciudad Bolívar. La función de puerto
regional o sub-regional, desempeñada por El Baúl, era el resultado
de la correlación entre la ventajosa situación geográfica de
ese poblado y sus actividades comerciales y agrícolas, hecho que
lo convertía en un centro de acopio y de redistribución de los
productos y mercancías que, en ese caso especifico, se movilizaban
tanto en función del comercio exterior como del comercio
interior.
Lo expuesto en los capítulos anteriores permite concluir
que el puerto fluvial de El Baúl constituyó el nodo de la región
(o subregión) histórica bauleña, conformada y desarrollada en
la segunda mitad del siglo XIX, la cual tuvo como hinterland el
puerto de Ciudad Bolívar, en el río Orinoco.
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