VI Premio de Arquitectura Ascensores Enor

Autocrítica. Resistencia
Deben surgir acciones, que debemos afirmar como críticas, tanto desde el
campo del pensamiento como de la construcción, que lleven a romper con el
respeto y la dependencia a esos poderes. Y debemos convencernos de que
los argumentos y la capacidad para hacerlo están ya ahí presentes —y no
tienen nada que ver con esos deseos nostálgicos de una vieja crítica de la
que, creo, algunos no anhelan tanto recuperar su vigor intelectual como el
poder dirigista que albergaba su autocomplaciente endogamia; en cualquier
caso, como apuntaba al comienzo del escrito, seguramente aunque se
deseara recuperar esa antigua crítica, ninguno de sus modelos, que fueron
coherentes y útiles en su contexto, serían válidos hoy porque, para bien y
para mal, nuestra sociedad es hoy mucho más dinámica, compleja y difícil
de acotar y precisamos de otras formas de crítica que sepan diseccionar e
interpretar este tiempo.
Esta acción crítica podrá mirar adelante comprometiéndose en la construcción
de un proyecto conjunto y plural desde la seriedad y la ética (que ha
sido tan malversada), dejando en primer lugar de acatar obedientemente
su relegación a un impuesto anonimato, a la falsa acusación de inanidad o
mediocridad que tácitamente impuso sobre ella esa fanfarria de estrellatos
e íconos. Factor a favor de estas acciones es seguramente su mayor conocimiento
real del tiempo en que vivimos, de sus herramientas para la difusión,
comunicación e intercambio de ideas y opiniones, y de un espíritu más desprejuiciado,
no limitado por las convenciones sobre lo que debe considerarse
autoridad y jerarquía, capaz de diseccionar y articular reflexión, opinión y
debate desde recursos y cauces más independientes y estimulantes.
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La arquitectura está ahora mismo dejando atrás un periodo de ficciones,
espejismos y falaces narrativas las que todavía muchos se empeñan en
seguir aferrados, mediante nuevas invenciones si es preciso. Para llevar a un
fin estas malas ficciones la crítica debe despertar a dudas, a otras inquietudes,
poner en valor formas de hacer pero no más ni a estilos ni personajes.
Al margen de este campo estéril existe realismo, existen otras arquitecturas.
Arquitecturas comprometidas con construir un entorno social
genuino y democrático y reconstruir con esa misma labor un sentido honesto
para la Arquitectura, nutriéndose de la realidad, sin necesitar ficciones.
Arquitecturas con la preocupación de trabajar con su tiempo y en su tiempo,
de afianzar un uso humano y sostenible de la tecnología y la fundación de
caminos críticos que aporten y creen entornos fértiles de pensamiento y
diálogo, y de cuyo valor forma parte sobre todo la lucidez que les ha permitido
tener capacidad de resistencia contra estas sinergías y contextos antes
descritos, sin plegarse a ellos, sin dejarse acomplejar por ellos.
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Fredy Massad