VI Premio de Arquitectura Ascensores Enor

VI Premio de Arquitectura Ascensores Enor
En este momento, ante la necesidad de reivindicar y reforzar la energía y
capacidad propositiva de estas arquitecturas, la convocatoria de un premio
puede no ser una especie de mera formalidad protocolaria sino una ocasión
para generar un espacio de encuentro que aliente el diálogo, el debate y la
reflexión; para examinar qué es lo que realmente está pasando desde una
profunda y libre voluntad de descubrir, entender e interpretar qué es lo que
realmente está pasando, en qué direcciones está buscándose… Y hacerlo
desde unas reglas de juego claras, que no den lugar a las manipulaciones;
reglas que permitan que el logro esencial de esa convocatoria sea examinar
qué es lo que está pasando realmente, más allá de las elucubraciones tendenciosas
e interesadas empeñadas en dictaminar direcciones e ideologías
para la arquitectura.
Personalmente, la experiencia como jurado en la VI edición de los Premios
Enor me ha resultado enriquecedora. En primer lugar, por haber reafirmado
la presencia y vigor de esa otra arquitectura que (a menudo, completamente
ignorada por los focos mediáticos) construyó y está construyendo en
el territorio de la Península Ibérica un panorama arquitectónico libre de los
juegos histéricos que quieren efectuar ciertos sectores de poder. Y también
por haber podido constatar que la importancia esencial de esta convocatoria
de premios no son únicamente los galardones a entregar en sí; sino
el hecho de que, tanto los proyectos premiados como toda la selección de
proyectos y finalistas, son reflejo de un encuentro de diálogo y pensamientos
compartidos: la expresión de una conclusión conjunta sobre un estado
específicamente actual de la arquitectura.
Una conclusión que es esperanzadora porque pone de manifiesto que,
alejada de los postulados de modas, intereses y todos esos persistentes
discursos que quieren seguir degradando a la arquitectura con fastos y
famacracia, sigue habiendo arquitectura nutrida por compromisos honestos
y responsables. Y es esperanzador, y exige una positiva energía combativa
y rigor, tener ante sí la tarea de dotarla de un corpus teórico y crítico
que recupere de manera esencial los significados, valores y fuerza constructiva
de la arquitectura.
33 Preámbulo